Capítulo 35:

Bianca no habia alcanzado a llegar al baño cuando escucho las palabras de Alexander.

Todos allí las habían escuchando en realidad, no habia modo alguno de escapar de aquella voz que resonaba feroz como un trueno en medio de la noche.

La bella prostituta se quedo rigida, mientras volvía la mirada ligeramente hacia el lugar donde podía observar al millonario en la lejania. Alexander estaba rigido, con su rostro como la piedra y su mirada verde clavada en su madre.

>>Mierda<< pensó ella mientras tragaba duro. Ahora si se habían jodido las cosas.

—¿Qué dijiste?—escupio a todo pulmón la madre de Alexander, clavando la mirada verde gemela a la de su hijo en el rostro del hombre.

Simon, muy sabiamente, se mantuvo al margen de la situación, tan sorprendido como lo estaba Bianca en ese preciso instante.

Con pasos lentos y pesados, la bella prostituta comenzó a avanzar hacia el millonario, sintiendo como el peso de todas las miradas recaían en ella de manera brutal.

>>Respira, tranquilízate Bia
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