Capítulo 30

Estar embarazada le gustaba. Un punto a favor era que no le había dado aún los vómitos matutinos y ella no se iba a quejar. Arrojar todo lo que comía no tenía ningún atractivo. Prefería disfrutar de un delicioso plato de comida sin tener que devolverlo después.

En los últimos días después de la noticia del embarazo Matteo casi había vuelto a ser el mismo de antes. Hablar del embarazo todavía lo ponía un poco tenso, pero cada vez parecía más receptivo. Además era como un perro guardián siempre asegurándose de que ella cumpliera con las recomendaciones de la doctora.

Como habían acordado, aún no le habían contado a nadie sobre el embarazo. Pero ella se moría por decírselo a sus padres. Aunque primero que nada debía decirle que estaba saliendo con alguien.

Creyó que ese sería un

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