Luego de un año saliendo, nos casamos. Fue tan romántico, recuerdo verme en el espejo y no poder creerlo, el vestido de encaje y corte de princesa era bellísimo, me hice un tratamiento en mi piel color crema y se veía radiante, mi cabello oscuro, lacio, recogido en un moño con una hermosa tiara desde la que caía el velo, mis ojos castaños se veían más claros por un brillo de felicidad. Una boda muy íntima en un jardín de flores, fue todo perfecto.
El nombre de mi esposo es Liam Miller, un contador que viene de una buena familia norteamericana. Él era… Era…. Tierno, romántico, comprensivo, amable, trabajador y honesto, guapo, sexi, todo lo que una mujer puede desear.Y yo no podía estar más feliz, porque después de tres años de casados, me enteré de que esperaba nuestro primer retoño. Hacía una semana que me lo confirmó mi doctor, pero no se lo había dicho a mi esposo porque él estaba de viaje y decidí organizarle una sorpresa.*Iba conduciendo hacia el consultorio médico, debía entregar los resultados de unos exámenes cuando recibí una llamada de un número desconocido. Me extrañó y por curiosidad conteste.Tuve que detener el auto, sentí como mi pecho se comprimía, comencé a sudar frío, hiperventile, no lo podía creer. Me avisaron que mi querido primo hermano, Roberto, había fallecido.Luego de colgar, lo primero que hice, fue llamar a mi esposo, sentí la necesidad de desahogarme, así que tuve que confesarle toda la verdad, que no estaba tan sola como le había dicho en un principio, tenía un familiar en el país y me habían avisado de su fallecimiento. Él no dijo nada, pensé que se enojaría o sorprendería porque no le había dicho nada de su existencia, pero de hecho, parecía muy relajado con todo lo que le conté.Me pareció muy extraña la reacción de mi esposo, aunque no me lo tomé muy a pecho, sabía que de cualquier forma él no podría acompañarme en este difícil momento, pues estaba de viaje.Fui al funeral sola, siguiendo las indicaciones que me enviaron a mi teléfono, fue todo muy íntimo, con los atemorizantes hombres de confianza de mi primo Roberto y con ataúd cerrado. Le di muchas veces las gracias a Dios, porque ahora por lo menos tenía a Liam, si no, ahora sí que estaría completamente sola en el mundo.Los siguientes días fueron muy duros. Sola en mi casa, me la pasé recordando y llorando a mi querido primo. Hasta había olvidado la felicidad de estar en estado.Un par de semanas después, mi esposo finalmente llegaría de su viaje de trabajo y decidí seguir con la sorpresa que tenía planeada, recibir a mi esposo con la fantástica noticia de que seriamos padres. Dejé la casa decorada con globos y adornos, y me fui a buscarlo en el aeropuerto.Me extrañó mucho que no lo encontré en el aeropuerto, su vuelo ya había llegado y no lo vi bajar, espere por mucho tiempo, caminé y revise todo el lugar, intenté llamarlo muchas veces sin éxito. Ya estaba asustada, temía lo peor.Volví a casa con la esperanza de encontrar a mi esposo. Quizás había tomado otro vuelo, quizás había llegado antes o quizás se tuvo que quedar por más tiempo y no me pudo avisar. Eso era lo que me decía a mí misma para no ponerme más nerviosa.Cuando llegué a la casa, me volvió el alma al cuerpo al verlo de pie en medio de la sala, sonriendo y con una copa en su mano, supuse que de alguna forma se había enterado de la noticia que yo tenía y se puso a celebrar. Me sorprendió ver a mi mejor amiga Julieta junto a él, ¿Se encontrarían en la casa? ¿Julieta se lo encontró al venir a visitarme?.— Hola Juli, ¿Cómo estás? No sabía que venías a verme. — Pregunté mientras me acercaba a mi esposo.— Quería darte la sorpresa. — Se encoge de hombros mientras se acomoda en el sofá.— Cariño, estaba muy preocupada por ti, fui a buscarte al aeropuerto, no me respondías las llamadas.— Es que también quería darte una sorpresa. — Sonríe.Tuve la sensación de que algo andaba mal, Julieta tenía una expresión burlona y Liam se mostró muy serio al responderme. Pero igual me acerqué para abrazar a mi esposo y darle un beso, sin embargo, él me empujó, no con mucha fuerza, simplemente me apartó de él y frunció el entrecejo.— ¿Ocurre algo?. — Pregunté seria, confundida, no dejo de pasear mi mirada entre ambos.Julieta también tenía una copa en su mano, la cual meneaba sin mirarme, ignorándome, mientras se sonreía para sí misma. Liam tomó un largo trago.— Sí, finalmente, esto se acabó. — Respondió luego de un pequeño silencio.— ¿Qué? ¿Pero de qué hablas?. — Yo estaba completamente confundida.— ¡De esto!. — Nos señala a ambos mientras grita, yo me estremecí. — ¡De nosotros! ¡Esto se acabó! ¡POR FIN!.— ¿Qué? ¿Pero qué…? Cariño… — Mi corazón se acelera, no sé qué hacer o que pensar.— ¡No me llames así! ¡En la vida vuelvas a llamarme así! ¡Esto se acabó! ¡¿No entendiste?!. — Continúa gritando.— Pero… Nuestro matrimonio, eres mi esposo… Te amo y tú me… — Insisto, esto se debe tratar de una broma, de una mala broma.— ¡No te amo! ¡Nunca te ame! ¡¿Nuestro matrimonio?! ¡No fue más que una farsa! ¡Nunca quise casarme contigo, tuve que hacerlo, unos tipos mafiosos me amenazaron! ¡Me matarían si no te hacía feliz! ¡Yo solo quería acostarme contigo! ¡El polvo más caro de mi vida! ¡Era tu primo o tu hermano! ¡No sé quién carajos! ¡Pero ya no está aquí!. — Comenzó a reírse como loco.Mis lágrimas empezaron a correr. Entonces fue eso, Roberto seguía en mi vida sin que lo supiera, amenazó a Liam y él ni siquiera me amaba, nada más simuló por miedo, ahora que Liam se había enterado de la muerte de Roberto, se sentía libre, supongo que eso tenía sentido; no obstante, ¿Qué hacía Julieta aquí, contemplado todo el show, son una sonrisa en los labios?.Recordé porque estaba aquí en primer lugar, porque había organizado esta sorpresa, pose mi mano en mi vientre nerviosamente y comencé a mirar a mi alrededor, los globos habían sido reventados, solo quedaban pedazos regados por el suelo ¿Qué? ¿Por qué?. Tomé valor y hablé con el tono más serio que pude.— Liam… Estoy en cinta.— ¡Estás en cinta!. — Gritó, haciéndose el sorprendido con sarcasmo. Fue muy dolorosa esa reacción. — ¡¿Crees que me importa?! ¡Es más, te haré un último favor, yo pagaré la clínica para que te deshagas de eso! ¡No pienso atarme a ti de ninguna forma más en la vida!.— ¡¿Cómo puedes ser tan cruel?!. — Grité con rabia mientras lloraba.— ¡¿Cruel yo?! ¡Fui yo el que tuvo que vivir atado por años a ti con miedo a morir!. — Me acusó, ¡Por Dios! Todavía no podía creer lo que sucedía.En ese momento, se le escapó un gruñido a Julieta, ella intentaba contener la risa. Eso me llenó aún más de rabia, no podía creer que mi mejor amiga estaba allí, viendo esta humillante situación y le daba risa.— ¡¿Y QUÉ HACES TÚ AQUÍ?! ¡¿VINISTE A BURLARTE?! ¡YA VETE DE UNA BUENA VEZ!. — Frustrada, le grité a Julieta.— ¡NO!. — Respondió Liam. Julieta se levantó del sofá de forma sensual, con su estúpido vestido ajustado y se posa a su lado de forma cariñosa. — ¡ELLA ESTÁ CONMIGO!. — Afirmó él.— ¿Qué?. — La mandíbula se me cayó al piso.— ¡Sí! ¡Ella es mi amante desde hace muchos años! — Liam aprieta a Julieta a su cuerpo. — ¡¿Por qué piensas que viajaba tanto?! ¡¿En serio pensabas que mi profesión amerita viajar por tanto tiempo?!.— No, yo… — Balbucee. No lo podía creer, ¿Era en serio? ¿Era está la cereza del pastel o había más? ¿Es esto real? Tenía que ser un sueño, o mejor dicho, una pesadilla.— ¡Tenía que irme de viaje para poder acostarme con ella sin el miedo de que me descubrieran los mafiosos esos y me asesinaran!. ¡Así de frustrante era mi vida contigo!. — Continuó Liam.Comencé a hiperventilar. Desesperada, sin saber por qué, intenté acercarme a Liam. Él me abofeteo con tanta fuerza que caí al piso.— ¡No vuelvas a acercarte a mí, menos a tocarme!. — Gritó sin rastro de remordimiento. Yo estaba mareada, la cabeza me daba vueltas, sentí un líquido cálido y son sabor hierroso en mis labios, estaba sangrando.— ¡LIAM, NUESTRO HIJO!. — Grité, apenas me recompuse.— ¡¿A quién le interesa eso!? ¡Es más, no necesito pagar ninguna clínica! ¡Yo te ayudaré a deshacerte de ese problema en este momento!.Definitivamente, no conocía al hombre con el que me había casado, ni a mi mejor amiga. Por primera vez, vi como la cara de Liam cambió, vi una expresión de psicópata mientras me golpeaba y pateaba sin cesar, con todas sus fuerzas, mientras que Julieta tranquilamente sonreía y tomaba de su copa, mientras observaba.Caí inconsciente.Desperté con una fuerte luz blanca alumbrándome la cara. Me dolía todo, no quería abrir los ojos, pero alguien me llamaba, una voz familiar.Luché con todas mis fuerzas por despertar y cuando lo hice, vi a mi primo Roberto parado a mi lado, tomando mi mano.—Estoy muerta. — Murmuré. Estoy feliz de poder volver a verlo.—No cariño, estás viva. — Respondió él, apretando mi mano.—Pero tú estás muerto. — Los parpados se me caían. ¿Era esto un sueño?.—No es así, fue todo un montaje, un engaño. Estamos en el hospital, ambos estamos vivos y de verdad estoy a tu lado. — Lo escuchaba como si estuviera muy lejos, aunque estaba a mi lado.—Qué bueno, me alegro. — A duras penas sonreí, me dolió, me estremecí.—Tranquila, vuelve a dormir. — Sentí cómo deslizó su mano con suavidad por mi rostro, sentí un suave roce en mis labios, ¿Un beso?. — Tienes que recuperarte pronto, tendrás tu dulce venganza.No sé si esta última parte me la imaginé o si era real, aunque el dolor que sentía en cada e
Llevamos un par de días viajando por carretera, aunque la lujosa camioneta en la que andamos es bastante cómoda, igual el cansancio me mata, sobre todo porque acabo de salir del hospital.Sí, me había recuperado, pero todavía no me sentía al cien por ciento de mis capacidades. Aún sufría de muchos espasmos y dolores musculares, así como migrañas, para lo que me recetaron analgésicos y llevar un control bastante estricto.No entendía por qué no viajamos en avión, fue una tortura viajar de esta manera en mi condición, sin embargo, según Hugo e Iván, es más seguro para todos nosotros viajar por carrera.Luego de ver diferentes tipos de paisajes y pasar por distintos pueblos muy pintorescos, llegamos a una zona bastante rural y campestre. Estaba ansiosa, Hugo e Iván me habían dicho que ya estábamos por llegar a nuestro destino y tenían una sorpresa preparada para mí. Eso me animó bastante.Llegamos a una bellísima finca, un lugar de ensueño, pasamos por un portal con un letrero que decía
Tenía una nueva vida, de nuevo. No sabía cuántas veces tenía que iniciar, empezar desde cero, pero lo haría, las veces que sea necesario. No estaba dispuesta a dejarme vencer, me sentía tan llena de fuerzas, tan renovada, ahora ya no pensaba en ¿Por qué no morí? Ahora reflexionaba en lo afortunada que era en vivir, en sobrevivir.Quizás esta nueva mentalidad, se debía a qué ya no me sentía tan sola, tenía a Roberto conmigo, en este momento, él era mi roca, mi apoyo.Vivíamos en esta hermosa finca, todo un paraíso. Un médico se mudó para monitorear mi estado de salud a diario y recibía consultas psicológicas online también. Supongo que eso también ayudo a darle un cambio de perspectiva a mi mentalidad.En la casa contábamos con todas las comodidades que cualquiera podría desear, un personal de servicio bastante eficiente, internet y TV satelital, incluso gimnasio y piscina. Además, parte de mi terapia consistía en salir todas las tardes a cabalgar, para mí, esa no era una obligación,
Necesitaba entrenar de inmediato, sin embargo, Roberto insistió en que me tomara las cosas con calma, para él, la venganza sabe mejor en un plato frío, ¿Qué sé yo? A mí me gusta comer calentito.Además, me pidió ahondar este tema con mi psicólogo, al parecer le preocupa mucho más mi salud mental que física, yo también estoy preocupada, aunque no precisamente por el motivo de la venganza, sino por el insano deseo que comenzaba a crecer en mí hacia mi primo.De pronto, lo veo con otros ojos, ya no lo veo como mi familia, sino como un hombre sexi, atractivo, salvaje, dominante. Con solo pensar en él, me humedezco. Y ¿Para qué mencionar la barbaridad de sueños eróticos que tengo con Roberto? Nada más empeoran mi ansiedad y deseo.—Muy bien Mayra, ¿De qué quieres hablar el día de hoy?. — Comienza mi sesión del día con mi psicólogo por videollamada.—Hay… — Todavía dudo si debo mencionar el asunto, pero me da mucha curiosidad. — Hay un nuevo tema del que me gustaría hablar.Comienzo a de
Estaba en el polígono de tiro con Iván, este no era mi día, quizás el cansancio ya se apoderaba de mi cuerpo porque no había podido atinar ninguna bala y eso que la última vez había avanzado bastante.Iván me gritaba tan frustrado como yo, después de tanto avance parecía haber retrocedido como si esté fuera mi primer día, mi primera práctica. Yo escuchaba los gritos de Iván, pero era un eco en el fondo de mi mente, pues estaba más concentrada en algo más, en darme ánimo.“Tú puedes” Fallé. “Vamos, tú puedes” Fallé. “Vamos, concéntrate, esfuérzate” sentía los pinchazos de dolor en mis hombros al levantar el arma, definitivamente el cansancio comenzaba a pasarme factura y fallé.Suspiré abatida.Me doy cuenta de algo, los gritos de Iván ya no se escuchan en el fondo.Volteó para ver si él se dio por vencido y se retiró del lugar.En efecto, Iván no está. En cambio, está mi primo Roberto. Él está de pie en la entrada, observándome fijamente, recostado a la pared con las manos en los bol
En los siguientes días no pude ver a Roberto, o estaba muy ocupado, o no se encontraba en casa. Eran las nueve y media, Roberto no aparecía, las velas se consumían, llevaba mi cuarta copa de champán y mis esperanzas de que llegara se habían acabado, todavía no podía creer que lo haya esperado por tanto tiempo.Él ya no vendría, ¿Quién llega tarde a una cena en su propia casa?. Seguro seguía molesto conmigo. Suspiré abatida.Escuché un ruido, imaginé que se trataba de alguien del personal que venía nuevamente a verificar si la cena ya comenzaría o no. Me levanté de la mesa dispuesta a retirarme a mi habitación, no había nada más que hacer.Al levantarme y dar unos pasos, quedó sorprendida. Es Roberto quien está parado frente a mí, lleva un elegante traje oscuro y me sonríe con prepotencia.—Lamento la demora. — Se acercó, puso su mano en mi espalda y me dio un beso en la mejilla. — Pasar una tarjeta por el piso, no es una buena manera para dejar un recado a alguien. — Sonríe. — Estab
Ya estaba cansada de esto, es decir, mi relación con Roberto era un, tira y encoge. Nos gustábamos, lo sabía, yo estaba dispuesta a todo con él, pero parecía que él se sentía más culpable que yo por iniciar algo entre nosotros, aunque todavía no sabía qué.De nuevo, me quedaba con las ganas y comencé a pensar que quizás no sé trataba de Roberto, quizás se trataba de que necesitaba sexo, hacía mucho que no drenaba mi energía sexual y posiblemente, como Roberto era por mucho, el hombre más atractivo que tenía cerca, entonces por eso mis hormonas se alborotaban con él.No iba a seguir insistiendo con mi primo Roberto, era lo más sano, después de todo, era mi familia y yo andaba como una loca pervertida con mis hormonas. Parecía que él tenía más sentido común que yo. ¿Qué opinaría Nana de mí ahora?.Tenía que hacer algo al respecto, quizás complacerme yo misma, aunque lo he intentado y no es igual. Tenía que encontrar un amante, alguien que me ayudara a drenar mis perversiones, una relaci
Me acerqué rápidamente al ring, agarrándome con fuerza de las cuerdas.—¡BASTA!. — Grité con todas mis fuerzas.Roberto se detuvo en el acto, me observó con su cara llena de furia, entrecerrando los ojos, me asustó, sin embargo, no me detuve, subí al ring, me acerqué a ellos, con cautela me agaché y sostuve la cabeza de Scott, él sangraba por todos lados, lo revisé bien, ninguna de las heridas eran graves, todas eran superficiales.Gracias a Dios también había recibido clases de primeros auxilios y meditación, eso me ayudó a no perder la calma y comprobar con cuidado las heridas.Roberto se levantó, se quedó observándonos con una mueca llena de desprecio.—¡Hugo!. — Gritó todavía en el ring. Hugo corrió para acercarse.—¡Sí, señor!. — Respondió esté, apresurado.—¡¿Quién lo contrató?!. — Habló con fuerza, señalando a Scott. Hugo tragó grueso.—Yo señor. — Musitó nervioso.—¡Bien! Cancélalo. — Roberto ordenó y Hugo asintió.—¡NO!. Grité lo más fuerte que pude, con mi garganta a