Necesitaba entrenar de inmediato, sin embargo, Roberto insistió en que me tomara las cosas con calma, para él, la venganza sabe mejor en un plato frío, ¿Qué sé yo? A mí me gusta comer calentito.Además, me pidió ahondar este tema con mi psicólogo, al parecer le preocupa mucho más mi salud mental que física, yo también estoy preocupada, aunque no precisamente por el motivo de la venganza, sino por el insano deseo que comenzaba a crecer en mí hacia mi primo.De pronto, lo veo con otros ojos, ya no lo veo como mi familia, sino como un hombre sexi, atractivo, salvaje, dominante. Con solo pensar en él, me humedezco. Y ¿Para qué mencionar la barbaridad de sueños eróticos que tengo con Roberto? Nada más empeoran mi ansiedad y deseo.—Muy bien Mayra, ¿De qué quieres hablar el día de hoy?. — Comienza mi sesión del día con mi psicólogo por videollamada.—Hay… — Todavía dudo si debo mencionar el asunto, pero me da mucha curiosidad. — Hay un nuevo tema del que me gustaría hablar.Comienzo a de
Estaba en el polígono de tiro con Iván, este no era mi día, quizás el cansancio ya se apoderaba de mi cuerpo porque no había podido atinar ninguna bala y eso que la última vez había avanzado bastante.Iván me gritaba tan frustrado como yo, después de tanto avance parecía haber retrocedido como si esté fuera mi primer día, mi primera práctica. Yo escuchaba los gritos de Iván, pero era un eco en el fondo de mi mente, pues estaba más concentrada en algo más, en darme ánimo.“Tú puedes” Fallé. “Vamos, tú puedes” Fallé. “Vamos, concéntrate, esfuérzate” sentía los pinchazos de dolor en mis hombros al levantar el arma, definitivamente el cansancio comenzaba a pasarme factura y fallé.Suspiré abatida.Me doy cuenta de algo, los gritos de Iván ya no se escuchan en el fondo.Volteó para ver si él se dio por vencido y se retiró del lugar.En efecto, Iván no está. En cambio, está mi primo Roberto. Él está de pie en la entrada, observándome fijamente, recostado a la pared con las manos en los bol
En los siguientes días no pude ver a Roberto, o estaba muy ocupado, o no se encontraba en casa. Eran las nueve y media, Roberto no aparecía, las velas se consumían, llevaba mi cuarta copa de champán y mis esperanzas de que llegara se habían acabado, todavía no podía creer que lo haya esperado por tanto tiempo.Él ya no vendría, ¿Quién llega tarde a una cena en su propia casa?. Seguro seguía molesto conmigo. Suspiré abatida.Escuché un ruido, imaginé que se trataba de alguien del personal que venía nuevamente a verificar si la cena ya comenzaría o no. Me levanté de la mesa dispuesta a retirarme a mi habitación, no había nada más que hacer.Al levantarme y dar unos pasos, quedó sorprendida. Es Roberto quien está parado frente a mí, lleva un elegante traje oscuro y me sonríe con prepotencia.—Lamento la demora. — Se acercó, puso su mano en mi espalda y me dio un beso en la mejilla. — Pasar una tarjeta por el piso, no es una buena manera para dejar un recado a alguien. — Sonríe. — Estab
Ya estaba cansada de esto, es decir, mi relación con Roberto era un, tira y encoge. Nos gustábamos, lo sabía, yo estaba dispuesta a todo con él, pero parecía que él se sentía más culpable que yo por iniciar algo entre nosotros, aunque todavía no sabía qué.De nuevo, me quedaba con las ganas y comencé a pensar que quizás no sé trataba de Roberto, quizás se trataba de que necesitaba sexo, hacía mucho que no drenaba mi energía sexual y posiblemente, como Roberto era por mucho, el hombre más atractivo que tenía cerca, entonces por eso mis hormonas se alborotaban con él.No iba a seguir insistiendo con mi primo Roberto, era lo más sano, después de todo, era mi familia y yo andaba como una loca pervertida con mis hormonas. Parecía que él tenía más sentido común que yo. ¿Qué opinaría Nana de mí ahora?.Tenía que hacer algo al respecto, quizás complacerme yo misma, aunque lo he intentado y no es igual. Tenía que encontrar un amante, alguien que me ayudara a drenar mis perversiones, una relaci
Me acerqué rápidamente al ring, agarrándome con fuerza de las cuerdas.—¡BASTA!. — Grité con todas mis fuerzas.Roberto se detuvo en el acto, me observó con su cara llena de furia, entrecerrando los ojos, me asustó, sin embargo, no me detuve, subí al ring, me acerqué a ellos, con cautela me agaché y sostuve la cabeza de Scott, él sangraba por todos lados, lo revisé bien, ninguna de las heridas eran graves, todas eran superficiales.Gracias a Dios también había recibido clases de primeros auxilios y meditación, eso me ayudó a no perder la calma y comprobar con cuidado las heridas.Roberto se levantó, se quedó observándonos con una mueca llena de desprecio.—¡Hugo!. — Gritó todavía en el ring. Hugo corrió para acercarse.—¡Sí, señor!. — Respondió esté, apresurado.—¡¿Quién lo contrató?!. — Habló con fuerza, señalando a Scott. Hugo tragó grueso.—Yo señor. — Musitó nervioso.—¡Bien! Cancélalo. — Roberto ordenó y Hugo asintió.—¡NO!. Grité lo más fuerte que pude, con mi garganta a
Roberto entró al jacuzzi conmigo en sus brazos, una vez dentro, me bajó de sus brazos con suavidad y antes de que pudiera acomodarme, se lanzó sobre mí y tomó mis labios nuevamente.Quedé allí, arrinconada, entre las burbujas y el hombre que deseaba, comiéndome, no podía ser más feliz.Roberto comenzó a bajar nuevamente, besando y lamiendo mi oreja, cuello, pecho, con algunos pequeños mordiscos con los que yo automáticamente me retorcía, abriendo las piernas para su comodidad, tirando la cabeza hacia atrás, incluso volteando los ojos algunas veces, parecía poseída.Estaba tan excitada que mis nenas estaban de punta y él las estimuló todavía más jugando con ellas, usando sus labios y una de sus manos, con pellizcos y succión, él me hacía gemir con fuerza. Esos sonidos lo estimulaban todavía más a él mismo, parecía dedicarse con más entusiasmo y fuerza cuando los escuchaba.Al mismo tiempo, Roberto, deslizó una de sus manos bajo mis pantis y utilizando sus dedos acariciaba mi centro mi
Desperté en la cama buscando a Roberto, él ya no estaba, supuse que se levantó bastante temprano. Me estiré un poco para desperezarme, sentí varios aguijonazos en mi vientre y algunas partes de mi cuerpo, recordatorio de la noche que pasé.Suspiré pensando y recordando, parecía estar en un sueño hecho realidad.Mi estómago gruñó, aclamaba por comida. Voltee hacia la mesita de noche en la que había un reloj para ver la hora, eran las 9:30 am. “¡Que! No puede ser”. Me levanté trastabillando, a la carrera.Con la mayor velocidad que pude, corrí hacia mi habitación para tomar una ducha rápida y cambiarme de ropa. Bajé dispuesta a desayunar y empezar con mis actividades, en las que ya iba bastante atrasada, rogando mentalmente que este atraso, no me traiga tantos problemas. Mientras que no cancelen mi entrenamiento, cumpliría con todos mis castigos de ser necesario.Desayuné ligero, en todo momento, pensando en Roberto, observando los alrededores para ver si por casualidad pasaba por allí
Los siguientes días al lado de Roberto fueron un sueño, él era un amante voraz y complaciente, un hombre respetuoso, comprometido y dulce.Mis sentimientos por él, cambiaban cada día que pasaba, ya no se trataba de un enfermizo deseo, podía decir, con total certeza, que realmente me estaba enamorando de él, sin importar nuestro parentesco o lo que el mundo dirá.De hecho, a pesar de las heridas que yo llevaba en mi alma y a pesar de que Roberto era un jefe de la mafia, llevábamos una relación bastante normal. Hacíamos actividades como si fuésemos una pareja común, veíamos películas juntos, salíamos a montar caballo, nos escabullíamos a un río cercano para bañarnos desnudos.Pero, no todo podía ser color de rosa, muchas veces no veía a Roberto en días, él simplemente desaparecía sin decir palabra, cosa que me mortificaba y enojaba. Claro, era por cuestiones de trabajo, no obstante, aun así, no podía evitar sentirme descartada.Además, había que agregarle, que comenzaba a sentirme frust