POV Irene:
La cabeza me daba vueltas, apenas había logrado dormir algo, toda la información de la noche anterior aún me daba vueltas en la cabeza, con pereza estiré la mano a mi mesa de noche para revisar mi teléfono donde tenía un mensaje de Marie alias mi esposa de mentiras, ya que nuestra amistad según todos parece un matrimonio.
[Esposa:
¿Realmente saliste a una cita ayer? Como tu muy falsa esposa, me siento traicionada de no enterarme antes que nadie y aparte que fuera Samantha la que me dijera. Tenemos que hablar jovencita. ]
Al terminar de leer el mensaje no pude evitar reír de manera suave, comprobando la hora, me levanté lentamente, entre tanto tipeaba la respuesta.
[Lil— Nene:
No fue una cita, dios te tengo que contar, pero tengo una consulta en media hora, después de eso pasó por tu oficina para contarte. Ten café para mi pobre alma desdichada, no he dormido nada.]
Dejando el teléfono en la cama corrí a arreglarme para ver a mi único paciente del día, después de eso iría con Marie para preguntarle que pensaba de todo esto que estaba sucediendo antes de ir hasta la oficina del señor Navarro.
Unos minutos después ya me encontraba lista para salir hasta mi consultorio, terminando de recoger las carpetas que necesitaría ese día aparte del fulano contrato, Nico apareció en mi cuarto batallando con su corbata, al verlo deje todo en la mesa; acercándome para socorrerlo.
— Buenos días Iry… ¿Qué has reflexionado sobre el contrato?— Pregunto mi hermano, mirándome con súplica. A lo que yo suspire suavemente, acomodándole la corbata. — Iry, prometo compensarte en serio y bueno también apoyarte…
— Buenos días, intenso.— Respondí suavemente y al terminar le golpeé suavemente la frente a mi hermano. — Si voy a aceptar, pero no me presiones, aun entre nosotros hay una conversación pendiente. Me voy, diles a los demás que desayunaré con Marie.
Mi hermano pareció relajarse ante mis palabras, por lo que sonreí levemente antes de volver a tomar mis cosas y salir de casa con rapidez. Desde la noche anterior sabia que debía decir que si, y luego a leer el contrato, me termine de convencer. Era un trato justo, aunque necesitaba negociar el tema de los horarios, ya que independientemente de eso tampoco es que tuviera mucha opción, la deuda era alta para lo que cobrábamos mi hermano y yo.
Casi dos horas después, me encontraba sentada en la oficina de Marie, esperando a que ella reaccionara posterior a contarle todo, teniendo el contrato frente a mí. Mi mejor amiga estaba como ida aunque poco a poco la ira se iba formando en su rostro.
— Cabrón… Tu hermano se pasa. — Gruño mi amiga pasándose una mano por el cabello antes de tomar el contrato y revisar ella misma su contenido.
Marie y yo, hemos sido amigas los últimos 15 años, es decir, nos conocemos desde que yo tenía 10 y ella unos 12 años, y no se llevaba bien con mi hermano, ni un poco. Marie Silva es abogada, corta melena rubia, ojos negros, de una altura aproximada de 1,70 cm, contextura delgada y cuerpo atlético. Un suspiro lento llamó mi atención, la rubia se encontraba soltando el contrato antes de volver a pasarse la mano por el cabello.
— Realmente es un buen contrato y las condiciones para ti no son malas; sin embargo, sigue sin gustarme todo este tema, Irene. — Me dijo mi compañera de aventuras antes de menear la cabeza.— Si bien alguno de los dos se enamora de alguien, más el contrato termina, y uno de los términos es que no estás obligada a ningún tipo de interacción íntima.
—Algo no te cuadra.— Susurre.
— Así es, quizás solo quiera encubrir que no batea para este lado. En fin, si estás decidida no te diré que no lo hagas porque ni ayudándote yo también, podríamos pagar ese dinero. — Comento suavemente antes de tomar un poco de agua.— Cuenta conmigo para cualquier cosa, ¿está bien?,
—Si mi amor.— Respondí de manera melosa antes de levantarme y abrazarla suavemente, recogiendo en el proceso el contrato.— Te llamo después de que me reúna con él.
— Más te vale. — Gruño en respuesta antes de darme una palmada en la espalda.— Suerte y largo que tengo una reunión.
Riendo asentí antes de salir de la oficina con un pequeño trote. Ya solo me quedaba ir hasta aquel hombre para firmar el acuerdo entre nosotros, por lo que llamando un taxi, lo más confiada que pude fui hasta su encuentro.
Al llegar al edificio principal del grupo Navarro, me sentí completamente diminuta y buscando más valor del que tenía me adentre en aquel lugar, no fue mucho problema llegar hasta la oficina de Enzo, pues él había avisado que ese día yo iría para allá.
Dentro de su oficina, revisando unos documentos, se encontraba el mismo castaño de la noche anterior, solo que esta vez su semblante era serio y distante, parecía estar regañando a la persona que estaba con el cuándo yo entre en la oficina, el silencio reino en la sala.
— Lo siento, me dijeron que entrara directamente, puedo esperar afuera. — Dije anunciándome.
— No pasa nada, estaba esperándote Irene. — Respondió Enzo mirándome de manera amable antes de volver su mirada a la persona que estaba con él.— González corrige esto ahora y quiero un nuevo informe antes del final de la tarde, eres el responsable de tu equipo y si este no está dando su 100 % es tu responsabilidad. Vete. — Ordeno al hombre frente a él, que murmuro una diminuta disculpa antes de salir de la oficina. En ese momento la mirada jade, volvió a posarse en mí. — Espero que me tengas buenas noticias.
Asintiendo suavemente caminé hasta él tomando asiento, intentando parecer tranquila y aclarándome la garganta sonreí algo tensa.
— Voy a aceptar el acuerdo, pero quiero que negociemos unas cosas, señor Navarro, ¿Es posible? — Dije en tono claro y según yo calmado.
— Claro que sí, pero dime Enzo, no más formalidades entre nosotros.— Respondió el hombre frente a mí.— Te escucho atentamente.
Pov Narrador: Posterior a la reunión con Irene, al día siguiente, Enzo se sentía sumamente ansioso debido a la espera de la respuesta, que deseaba fuera afirmativa. Razón por la cual, aquella mañana intento salir de casa sin ser notado; más bien escapar de la mirada inquisidora de su madre, y a pesar de sus esfuerzos, está lo había interceptado, antes de que pudiera hacer una salida estratégica. —Enzo, hijo. — Llamo Clarisa, con su mejor tono de inocencia. — Ven aquí, solo será un momento antes de que te vayas a la oficina. — Agrego suavemente. El empresario, al escuchar el llamado de su progenitora, maldijo por lo bajo su suerte y suspirando, con paso lento, se dirigió a donde se encontraba. Clarisa Navarro, una mujer entrada en los cincuenta, lacia cabellera castaña y piel dorada, muy bien cuidada, ojos color chocolate sumamente cálidos. Se hallaba sentada en el salón principal de la casa tomando café mientras que leía las noticias en su computadora. — Buenos días, madre querid
Pov Narrador: Desde el momento que entraron en el elevador, Irene había permanecido completamente callada, sumida en sus pensamientos, o eso asumía Enzo; puesto que él se encontraba en una situación más o menos similar. Y cuando entraron en el auto, esta situación solo se afirmó aún más. Enzo, se hallaba a sí mismo bastante inquieto, su pulso se sentía ligeramente más acelerado de lo normal y un hormigueo en la boca del estómago, cada vez tomaba más protagonismo. Aunque no era la primera vez que sentía algo así, nunca había sido tan intenso, bueno; quizás una sola vez se sintió de esta misma manera, antes de la presente. Y esa vez, fue justamente la noche anterior cuando se reunió con Irene por primera ocasión. Cada que tenía oportunidad, sus ojos se deslizaban disimuladamente a la mujer que estaba a su lado, la cual permanecía con una expresión tranquila viendo hacia el frente. Era solo un contrato, no podía ir más allá; eso era algo que se estaba repitiendo sin estar muy segur
Pov Irene: “Mañana paso por ti para almorzar ¿Está bien?”De esa frase había pasado una semana, lo cual me desconcertaba; realmente no tenía idea si era por el tipo de perspectiva entre ambos o que demonios. Lo único que tenía en claro, es que nada de eso era mi responsabilidad, ni era un incumplimiento de contrato; porque ya como al tercer día había llamado a la oficina, pero, mis llamadas nunca fueron respondidas o devueltas. Quizás toda la historia había terminado antes de comenzar; sin embargo, el lunes en la tarde, cuando salía de mi consultorio, me encontré con Enzo apoyado en el capo de su auto hablando por teléfono justo frente al edificio de donde yo salía. Sin estar segura de que hacer, simplemente me quede de pie en la entrada; el hombre no tardo en reparar en mí más que un minuto como mucho, colgando la llamada. Sus ojos verdes se quedaron fijos en mí. — Buenas tardes, Irene, ¿Estás ocupada? — Saludo de pronto caminando hacia mí con una extraña mueca en el rostro. — ¿
Después de haber dejado a Irene en su casa, Enzo condujo en silencio hasta la suya; sin embargo, a medio camino se desvió deteniéndose en una tienda, de esas que están abiertas las 24 horas al día. Todo era una completa locura. Sobre todo el hecho que no lograba sacarse a la psicóloga de la cabeza, aquello era malo, muy malo, para él. Posterior a comprar unas cervezas, retomo el camino; agradeció al llegar que no parecía haber nadie, por lo que subió las escaleras directamente a su estudio, pensando que con todo esto que pasaba en su día a día necesitaba ir buscando un espacio solo para él.— Diablos… — Susurro.Desde el episodio de la semana anterior, se había sentido culpable y como una mala persona, Irene no tenía nada que ver con los problemas con su madre y cualquier persona, se comportaría de una mejor manera con su progenitora. Sumándose a eso, tuvo que salir de viaje sin poder comunicarse con ella; aunque entre nos, si podía, más sentía que no sería justo simplemente corregi
Pov Narrador: Posterior al encuentro con Enzo en aquel restaurante. Elena Ramírez esperó a que su esposo volviera de viaje para contarle con palpable frustración en su voz; que Enzo Navarro, finalmente, había aparecido de manera publica con una chica.De eso habían pasado días; lo cierto es que apenas su mujer se había vuelto a ir a su cuarto, dejándolo solo en su despacho en el primer piso de la casa. El hombre comenzó a maldecir en voz baja mientras buscaba su teléfono para hacer unas llamadas, necesitaba saber todo sobre la fulana mujer que estaba con Enzo. Jerónimo Ramírez golpeó la mesa con ira contenida, sus planes se complicaban. Bajo la apariencia de una familia ejemplar, los Ramírez, escondían un oscuro secreto; más en concreto el patriarca, Jerónimo. Mientras que Elena, su esposa, todo este tiempo había actuado como una cómplice perfecta. Y sin confesar o asegurar nada, no tenían las manos limpias. La familia Ramírez era uno de los mayores inversionistas del grupo Navar
Pov Narrador: Eran las cinco en punto de la mañana cuando el teléfono de Lucas comenzó a sonar de manera insistente. Rompiendo completamente la calma que había en la habitación, la primera en reaccionar fue Sámara, la cual solo gruño de manera suave antes de golpear suavemente en la espalda al pelirrojo. — Idiota… Tu teléfono. — Siseo volteándose para ver la hora en su propio teléfono. — Maldición son las seis de la mañana, mi despertador no suena hasta dentro de una hora y media. — Se quejó levantándose sin importarle nada. Lucas apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando sonó un portazo, sentándose en la cama con pereza atendió la llamada. — Son las seis de la mañana, mi horario no empieza hasta dentro de dos horas y media Enzo. — Rugió el pelirrojo. La respuesta llegó del otro lado de la línea, haciendo que Lucas suspirara antes de levantarse, rascándose la cabeza con cierta pereza y pesar, pues estaba muy cómodo. — En media hora estoy allá…— Fue lo único que dijo antes de cerra
Pov Irene: Si tuviera que describir mi vida en los momentos actuales, solo podría hacerlo con una palabra. Surrealista. ¿Cuántas mujeres no estuvieran matando por estar en mi lugar? Sinceramente, perdería la cuenta si intentara censarlas.Un multimillonario y guapo, CEO, proponiendo un trato que te va, a literalmente, resolver la vida; es atento y aparentemente no es un patán. Ahora que lo pienso suena a premisa de libro de romance rosa. Lo cierto es que, pese a, que suena condenadamente bien, es más una complicación que una ayuda. Sin embargo, a pesar de mis quejas, aquí estoy, arreglándome para una cita; reflexionando que estoy más loca que Enzo indudablemente. ~…~ La tarde era hermosa, no hacía calor, pero tampoco hacia un frío terrible, y todo parecía estar en una profunda calma; una invitación a hacer alguna actividad al aire libre. Me encontraba esperando a Enzo fuera de mi casa, estaba algo nerviosa, muy a pesar a que no le encontraba sentido a esa sensación. No estaba s
POV Narrador:La vida por si sola es complicada, pero, al ser humano le gusta poner más obstáculos. Ya que entre más complicado sea el camino, más gratificante es cuando recibes los resultados.Y era algo muy verídico, pues entre más se le habían enredado las cosas a Enzo de manera natural, él se esmeraba en agregar más obstáculos. En definitiva, tenía que estar muy loco para sentirse bien con todo, más, por más que analizara que debía sentirse estresado, no era lo que conseguía.Dos días habían pasado desde su cita con Irene, y uno, posterior, a buscar el auto de esta al concesionario. Y, aun así, la alegría que sentía no di