Pov Narrador:
Desde el momento que entraron en el elevador, Irene había permanecido completamente callada, sumida en sus pensamientos, o eso asumía Enzo; puesto que él se encontraba en una situación más o menos similar.
Y cuando entraron en el auto, esta situación solo se afirmó aún más.
Enzo, se hallaba a sí mismo bastante inquieto, su pulso se sentía ligeramente más acelerado de lo normal y un hormigueo en la boca del estómago, cada vez tomaba más protagonismo. Aunque no era la primera vez que sentía algo así, nunca había sido tan intenso, bueno; quizás una sola vez se sintió de esta misma manera, antes de la presente.
Y esa vez, fue justamente la noche anterior cuando se reunió con Irene por primera ocasión.
Cada que tenía oportunidad, sus ojos se deslizaban disimuladamente a la mujer que estaba a su lado, la cual permanecía con una expresión tranquila viendo hacia el frente. Era solo un contrato, no podía ir más allá; eso era algo que se estaba repitiendo sin estar muy seguro del porqué.
Lo cierto es que bajo la aparente calma que profesaba, Irene se sentía sumamente nerviosa, como la noche anterior. Por momentos se hallaba tentada a pellizcarse a sí misma, pues una parte de ella seguía sin creer que realmente estaba haciendo aquello; nunca en toda su vida se imaginó que se vería envuelta en una situación así.
También se sentía de alguna manera culpable, pues si bien no tenía pareja y no estaba haciendo algo mal. Ahora es que caía en cuenta que todo ese teatro terminaría en un matrimonio, falso, pero un matrimonio.
—Pienso que sería conveniente que conversemos entre ambos, para de esa forma conocernos. — Dijo Enzo rompiendo el silencio.— Realmente quiero agradecerte, pues sinceramente no soy de personas que les guste ir a citas.
— Si está bien eso.— Concedió Irene mientras que suspiraba lentamente.— Está bien, no tienes que darme las gracias, pues yo también estoy sacando beneficios de todo esto.
Las palabras de Irene, hicieron que Enzo solo atinara a sonreír por lo bajo, realmente era una mujer distante, lo cual estaba bien, eso lo ayudaría a no encariñarse con ella.
— ¿Tú crees que todo esto estará bien? — Pregunto de golpe Irene sin mirar a Enzo. —Me preocupa la verdad como puedan reaccionar mis padres … Yo nunca he tenido pareja. Y todo esto les parecerá una locura. — Confeso con un tono suave mientras jugaba con sus dedos.
El empresario, al escuchar la duda de su acompañante, meneo la cabeza sin despegar la mirada del frente, de un momento a otro se orilló, deteniendo el auto antes de relamerse los labios pensativos.
— Si hacemos la cosas bien, si, todo saldrá de manera perfecta, querida. — Dijo Enzo con un tono suave. Intentando sonar comprensivo y amable — Tranquila, yo pensé lo mismo, por eso estipulé un tiempo para tener una “Relación”. — Decía con calma esperando atentamente a la respuesta de Irene.
Meditando las palabras de Enzo, Irene lentamente asintió antes de sonreír un poco más tranquila. Luego de aquel pequeño momento, el camino al restaurante fue rápido y ameno, la conversación fue escasa, pero Enzo se sintió complacido.
~…~
Se hallaban bajando del automóvil, cuando llamaron a Enzo, el castaño al voltearse sé encontró con su madre Clarisa y una amiga de ella llamada Elena, la tensión en el hombre era tan clara que hasta un ciego lo vería. Eso no paso por desapercibido para Irene, quien inmediatamente sonrió de manera tensa, sin entender ni un poco el cambio.
—Enzo, hijo, qué sorpresa encontrarte aquí.— Dijo la mujer sonriendo, aunque estaba segura de que su hijo no lo creía así.— ¿Quién es esta adorable jovencita? — Pregunto fijando sus verdes ojos en Irene barriéndola de arriba a abajo antes de voltear. — ¿Recuerdas a mi amiga Elena? La madre de Candela.— Continuó diciendo Clarisa, ajena a que su hijo solo se tensaba cada vez más.
— Madre, lo mismo digo, ella es Irene, mi cita de hoy.— Respondió Enzo pasando un brazo por los hombros de la pelinegra.— Si la recuerdo, un placer verla, pero nosotros nos vamos. — Dijo alto tenso el castaño.
Irene no sabía cómo actuar, pero, mantuvo una sonrisa en el rostro en todo momento, a pesar de que se sorprendió ligeramente al sentir la mano de Enzo en su hombro, era más cálida de lo que hubiera pensado.
— Un placer, señoras — Comento suavemente Irene antes de ser jalada por Enzo.
Sin darle tiempo a su madre; el empresario, casi arrastro a Irene hacia una mesa apartada del resto en el interior del restaurante, quejándose por lo bajo. Al llegar a la mesa, la psicóloga que salía de su estado de sorpresa.
—¿Que fue eso? — Cuestiono Irene, mirando a Enzo como si estuviera loco. — Entiendo que las cosas sean un poco tensan con tu madre, pero eso se va a ver bastante mal.
— Irene, mi madre puede parecer un corderito; sin embargo, es más un lobo que otra cosa. —Gruño Enzo sentándose de mala gana.— Te acabo de salvar de ser interrogada por ella y su amiga de alta sociedad
Irene ante esto se quedó completamente callada, realmente quizás había metido la pata, ella no conocía a Enzo, apenas era la segunda vez que estaba con él. Un sentimiento vergüenza poco a poco comenzó a recorrerla y un fuerte sonrojo se instaló en sus mejillas.
—Lo siento, la verdad es que debería agradecerte; yo no te conozco bien y ya estoy metiéndome donde nadie me llama. — Murmuro Irene tomando asiento frente al castaño.— Gracias por todo.
El empresario, que no esperaba esa respuesta, con un gesto le resto importancia y tomando el menú, decidió que era mejor comer; para cada uno siguiera por su lado, ya que se sentía irritado sin saber exactamente, cuál era la razón, pues si lo que buscaba específicamente con todo ese circo es que su madre lo dejara en paz.
En definitiva, era bueno haberse cruzado con su madre, pese a que, quizás, el encuentro no fuese accidental y su madre orquestara todo solo para confirmar que no estaba mintiendo.
Quizás toda su irritación se debía a la mención de ese nombre que para él estaba completamente vetado.
~…~
Después de una comida ligeramente tensa, pues Irene se sentía culpable y Enzo se sentía irritado, la pareja se encontraba fuera del restaurante.
— Me retiro Enzo… nos vemos — Dijo de golpe Irene.
Era suficiente circo para un solo día; su voz al parecer saco a Enzo de su propio mundo mental, el cual solo asintió suavemente.
— Mañana paso por ti para almorzar ¿Está bien? — Comento suavemente — Nos vemos.
— Bueno… — Mascullo la pelinegra antes de darse media vuelta.
De esa manera ambos se separaron, Enzo, únicamente podía ver a Irene alejarse por la calle hasta el momento que detuvo un taxi y se subió. Al quedarse solo, un sentimiento de vacío comenzó a recorrerlo, y de esa forma regreso a la compañía.
Pov Irene: “Mañana paso por ti para almorzar ¿Está bien?”De esa frase había pasado una semana, lo cual me desconcertaba; realmente no tenía idea si era por el tipo de perspectiva entre ambos o que demonios. Lo único que tenía en claro, es que nada de eso era mi responsabilidad, ni era un incumplimiento de contrato; porque ya como al tercer día había llamado a la oficina, pero, mis llamadas nunca fueron respondidas o devueltas. Quizás toda la historia había terminado antes de comenzar; sin embargo, el lunes en la tarde, cuando salía de mi consultorio, me encontré con Enzo apoyado en el capo de su auto hablando por teléfono justo frente al edificio de donde yo salía. Sin estar segura de que hacer, simplemente me quede de pie en la entrada; el hombre no tardo en reparar en mí más que un minuto como mucho, colgando la llamada. Sus ojos verdes se quedaron fijos en mí. — Buenas tardes, Irene, ¿Estás ocupada? — Saludo de pronto caminando hacia mí con una extraña mueca en el rostro. — ¿
Después de haber dejado a Irene en su casa, Enzo condujo en silencio hasta la suya; sin embargo, a medio camino se desvió deteniéndose en una tienda, de esas que están abiertas las 24 horas al día. Todo era una completa locura. Sobre todo el hecho que no lograba sacarse a la psicóloga de la cabeza, aquello era malo, muy malo, para él. Posterior a comprar unas cervezas, retomo el camino; agradeció al llegar que no parecía haber nadie, por lo que subió las escaleras directamente a su estudio, pensando que con todo esto que pasaba en su día a día necesitaba ir buscando un espacio solo para él.— Diablos… — Susurro.Desde el episodio de la semana anterior, se había sentido culpable y como una mala persona, Irene no tenía nada que ver con los problemas con su madre y cualquier persona, se comportaría de una mejor manera con su progenitora. Sumándose a eso, tuvo que salir de viaje sin poder comunicarse con ella; aunque entre nos, si podía, más sentía que no sería justo simplemente corregi
Pov Narrador: Posterior al encuentro con Enzo en aquel restaurante. Elena Ramírez esperó a que su esposo volviera de viaje para contarle con palpable frustración en su voz; que Enzo Navarro, finalmente, había aparecido de manera publica con una chica.De eso habían pasado días; lo cierto es que apenas su mujer se había vuelto a ir a su cuarto, dejándolo solo en su despacho en el primer piso de la casa. El hombre comenzó a maldecir en voz baja mientras buscaba su teléfono para hacer unas llamadas, necesitaba saber todo sobre la fulana mujer que estaba con Enzo. Jerónimo Ramírez golpeó la mesa con ira contenida, sus planes se complicaban. Bajo la apariencia de una familia ejemplar, los Ramírez, escondían un oscuro secreto; más en concreto el patriarca, Jerónimo. Mientras que Elena, su esposa, todo este tiempo había actuado como una cómplice perfecta. Y sin confesar o asegurar nada, no tenían las manos limpias. La familia Ramírez era uno de los mayores inversionistas del grupo Navar
Pov Narrador: Eran las cinco en punto de la mañana cuando el teléfono de Lucas comenzó a sonar de manera insistente. Rompiendo completamente la calma que había en la habitación, la primera en reaccionar fue Sámara, la cual solo gruño de manera suave antes de golpear suavemente en la espalda al pelirrojo. — Idiota… Tu teléfono. — Siseo volteándose para ver la hora en su propio teléfono. — Maldición son las seis de la mañana, mi despertador no suena hasta dentro de una hora y media. — Se quejó levantándose sin importarle nada. Lucas apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando sonó un portazo, sentándose en la cama con pereza atendió la llamada. — Son las seis de la mañana, mi horario no empieza hasta dentro de dos horas y media Enzo. — Rugió el pelirrojo. La respuesta llegó del otro lado de la línea, haciendo que Lucas suspirara antes de levantarse, rascándose la cabeza con cierta pereza y pesar, pues estaba muy cómodo. — En media hora estoy allá…— Fue lo único que dijo antes de cerra
Pov Irene: Si tuviera que describir mi vida en los momentos actuales, solo podría hacerlo con una palabra. Surrealista. ¿Cuántas mujeres no estuvieran matando por estar en mi lugar? Sinceramente, perdería la cuenta si intentara censarlas.Un multimillonario y guapo, CEO, proponiendo un trato que te va, a literalmente, resolver la vida; es atento y aparentemente no es un patán. Ahora que lo pienso suena a premisa de libro de romance rosa. Lo cierto es que, pese a, que suena condenadamente bien, es más una complicación que una ayuda. Sin embargo, a pesar de mis quejas, aquí estoy, arreglándome para una cita; reflexionando que estoy más loca que Enzo indudablemente. ~…~ La tarde era hermosa, no hacía calor, pero tampoco hacia un frío terrible, y todo parecía estar en una profunda calma; una invitación a hacer alguna actividad al aire libre. Me encontraba esperando a Enzo fuera de mi casa, estaba algo nerviosa, muy a pesar a que no le encontraba sentido a esa sensación. No estaba s
POV Narrador:La vida por si sola es complicada, pero, al ser humano le gusta poner más obstáculos. Ya que entre más complicado sea el camino, más gratificante es cuando recibes los resultados.Y era algo muy verídico, pues entre más se le habían enredado las cosas a Enzo de manera natural, él se esmeraba en agregar más obstáculos. En definitiva, tenía que estar muy loco para sentirse bien con todo, más, por más que analizara que debía sentirse estresado, no era lo que conseguía.Dos días habían pasado desde su cita con Irene, y uno, posterior, a buscar el auto de esta al concesionario. Y, aun así, la alegría que sentía no di
POV IRENE: La paciencia no es una de mis virtudes más fuertes, por lo que, poco a poco, esta me abandonaba a medida que esperaba la respuesta de Enzo. Si bien, esta era una locura en la que me había metido yo solita, algo dentro de mi mente chillaba que todo este show estaba avanzando demasiado rápido. Pero, de alguna forma, ese era el punto ¿No?, ya para este punto ni yo misma entendía muy bien que estaba sucediendo. Un suspiro salió de mis labios, cuando sentí el vibrar de mi teléfono, anunciando la llegada de un nuevo mensaje. Rodando los ojos al ver cómo Marie el día anterior en la tarde había hecho de las suyas en mi teléfono, aunque en el fondo me dio gracia el apodo que le puso como nombre de contacto. Agradeciendo que él no lo pudiera ver. [El Ceo Acosador: Hola, Irene, dios, perdóname por eso, mi madre está haciendo de las suyas. Lo cierto es que bueno, de alguna forma eso me ayuda con mi plan y entra dentro del contrato. Igual lo siento. Mi prima te va a llamar para
POV NARRADOR: Cuando los primeros rayos del sol, llegaron hasta los ojos de Marie, la primera punzada de un fuerte dolor de cabeza; inclementemente la recorrió. Entonces hasta ese momento llegaron sus intenciones de dormir, cosa que sinceramente se lamentó, ya que estaba muy cómoda. Pocos segundos después fue que tomo conciencia que no se trataba solo de su cabeza, el cuerpo entero le dolía como el infierno mismo, al estirarse para quitarse las sabanas de encima fue el momento en el que noto su clara falta de ropa; abriendo los ojos con terror se sentó en la cama, encontrándose que estaba completamente sola. Recuerdos salteados de la noche anterior se hicieron presentes en su mente, logrando que en su rostro se mostrara la irritación que estaba sintiendo, lista para quejarse, se dio cuenta de que, a por ella, aguardaba una nota en la cómoda. Usando la sabana para cubrir su cuerpo, independientemente de que se hallaba sola; se levantó caminando hasta la cómoda para así tomar la n