Había llegado muy cansada a casa, eran cerca de las tres de la madrugada y ya no sentía mis piernas. El show había salido muy bien, tanto así que mi jefe me dijo que había sido una de las pocas escogidas para un gran evento que harían en el bar la otra semana, el cual era tan exclusivo que tendríamos el doble de seguridad nunca antes visto. Además de que vendrían famosos y personas muy importantes, la verdad es que era algo increíble. Sin embargo, no podía creer que esos hombres tan importantes y con tanto dinero pagaran por show tan baratos y desprolijos para las mujeres que como yo lo hacíamos por necesidad.
Que más daba, igual necesitaba ese dinero. Annie ha estado enferma, por lo que llevarla al hospital y las medicinas me quitaban gran parte de mi sueldo. Teníamos deudas, por lo que sería una gran ayuda, ese extra. Me quede dormida luego de recordar mis cuentas y que debía pagarle la colegiatura a Annie, ya que luego de que mi hermana nos abandonará. Decidí darle el mejor futuro a mi sobrina y la mejor educación posible. Haría todo por sacarla de este barrio tan peligroso, no era apto para una niña tan ingenua y noble como ella. además de ser riesgoso porque aún venían a buscar a Hannah sus vagos amigos, los cuales su mayoría eran drogadictos y los quería lo más lejos posible de mi pequeña.
Al siguiente día desperté muy temprano, quería hacerle un rico desayuno a Annie, así que salí a comprar tocino, huevos, queso y tostadas. Luego de preparar todo lo lleve hasta su cama, sorprendiéndola, se levantó muy contenta.
—¿A qué se debe despertar tan maravillosamente?—preguntó sonriente.
—¿Qué? ¿Tú tía no puede levantarte con un desayuno a la cama?—pregunté sirviéndole la bandeja en sus piernas, luego de que se sentará.
—Sí, pero es raro que lo hagas. Es más es raro que estés despierta a esta hora, si ayer llegaste más tarde de lo usual—respondió dándole un mordisco enorme a la tostada.
—Lo sé, pero me quede una hora extra ayudándole a limpiar a dory, además que me pagaron un poco más—respondí.
—¿Por qué trabajas tanto? Tía no quiero que te enfermes, trasnochar todos los días puede ocasionarte enfermedades—respondió con dulzura.
—Porque las cuentas no se pagan solas, Ann—respondí—, Además no te preocupes por mí, yo soy la adulta aquí, ¿Esta bien?—respondí divertida y ella me abrazo.
—Sí, tía. Gracias por cuidarme y quererme tanto, no como mi mamá que me dejo tirada como si fuese una muñeca trapo—respondió triste.
—Eso ya no importa, ¿sí?—respondí—, Me tienes a mí, nunca te dejaría.
—Lo sé, te quiero mucho, tía—respondió abrazándome nuevamente.
—Y yo a ti, preciosa—le contesté—, Ahora corre a colocarte el uniforme, se nos hace tarde.
Asintió y se levantó de la cama, la tendí mientras ella se duchaba y vestía. La miraba peinar su cabello rubio con tanto esmero que me dolía el corazón creer que Hannah decidió perderse esto, ver a una niña tan hermosa y buena como Annie crecer.
Pero así era la vida, sé que fue consciente al tomar su decisión. Annie tenía trece años, no era una niña ingenua y fácil de engañar. Cada vez que volvíamos del colegio la veíamos drogándose con desconocidos que traía constantemente a la casa, me daba pavor el solo hecho de imaginarme que alguno de ellos drogado pudiera abusar de mi pequeña niña. Así que le agradecí inmensamente al universo que ella haya tomado la decisión de dejarnos y vivir su vida de vicios y hombres lejos, sobretodo de Annie. Era más difícil para mí mantener la casa sola, ella a pesar de no trabajar siempre conseguía dinero. Supongo que se prostituía, porque más de una vez me lo dijo, no quise creerlo, pero desde que murieron nuestros padres Hannah perdió la cabeza, dejo su carrera, dejo a su buen novio Thom, dejo su trabajo, dejo todo. No sabe ni siquiera quién es el padre de Annie, por lo que fue madre soltera, desde siempre. Annie sufrió mucho durante todos estos años, así que era necesario que ahora fuera una niña feliz. Así que lejos de quejarme de mantener sola la casa, le agradecía al universo, por darnos una segunda oportunidad de vivir mejor y alejadas de la toxicidad de Hannah.
Mi día pasó muy rápido, luego de llevar al colegio a Annie, pagar su colegiatura y comprar su nuevo uniforme de deportes. Me había quedado con poco más de doscientos dólares y debía pagar la luz o nos la cortarían. Así que fui a la oficina y pedí el recibo, eran exactamente ciento setenta y ocho dólares. Me quedaría veintidós dólares para la comida, así que anhelaba como nunca que llegará ese dichoso evento.
Los días pasaron, logré reponerme un poco de los gastos gracias a las propinas de los clientes del bar. Me sentía mucho más tranquila porque al menos había logrado pagar las cuentas, Annie estaba estudiando y tenía su tan necesario uniforme. Ya que al no saber que lo habían cambiado, no lo tenía y no había asistido a dos clases por esa razón. Hoy finalmente era el gran día, serían los diez mil dólares mejores recibidos.
Estaba alistándome en el camerino con mi compañera de escenario. Me coloque mis medias de red negras, la falda extra corta de color rojo. Los tacones altos y puntiagudos, la blusa que dejaba ver gran parte de mi pecho, la corbata roja y unos guantes largos de seda. Y claro mi infaltable antifaz, que cubría gran parte de mi rostro, dejando ver solo mis labios. También use mis lentillas de color rojo, para verme más como el tema “un demonio”. No entendía porque de tantas temáticas a elegir, habían escogido está, pero como decía mi jefe “Al cliente lo que pida”.
La música sonó y con mi compañera nos dimos un asentimiento, saliendo juntas al mismo tiempo. Ella por la derecha y yo por la izquierda, corrí hacía ella y ella coloco su mano como un escalón, de forma que salté para llegar a lo más alto del tubo, hice mi silueta y pose, para luego bajar a través del tubo con mucha sensualidad. Mientras mi compañera hacía sus pasos, acompañada de la canción. Los silbidos y gritos del público no tardaron en hacerse oír, me centré en cada pieza de la rutina, no podía salirnos mal. Seguí la pista de la canción y baje jugando con mis piernas alrededor del tubo, mientras acariciaba mis muslos con mis manos. Podía escuchar los comentarios de todos esos hombres enloquecidos por nuestro show, la tentación es nuestra mejor arma. Así que volví a repetir la escena pero esta vez baje mucho más lento, para luego incorporarme al cambio de ritmo, ahora iba más rápida y era turno de mi compañera en subirse al tubo. Así que me mantuve caminando por el escenario con movimientos atrevidos, hasta bajarme y caminar por los entre los expectantes. Me detuve en uno y baile sentada en sus piernas, mientras el foco apuntaba hacía mí, hasta que logré mi cometido, al sentir su erección me levanté volviendo al escenario.
El show había salido simplemente espectacular, mi jefe nos felicitó y nos dio nuestro pago en efectivo, además de darnos un extra porque le había encantado escuchar las felicitaciones de los clientes.
Sonreí satisfecha, esto era lo que necesitaba. Más dinero y así poder comprarle el teléfono que tanto me pedía mi sobrina, estaba por irme cuando un hombre me tomó con una fuerza sobrenatural del brazo y me llevó a la parte trasera del escenario. No me gustaba quitarme el antifaz en el bar, porque podría revelar mi identidad. Por lo que solo me cambiaba la ropa. Y el antifaz lo quitaba al llegar a la estación de servicio de combustible de enfrente. Me asusté mucho pero no podía ver su rostro, ¿Acaso fue al cliente que le baile sensual? ¿Por qué me trajo aquí? Cuando estaba por gritar tapó mi boca con su mano, me desespere intentando patearlo. Pero el solo me olfateaba, luego mis vellos se erizaron cuando me habló.
—Mía—dijo gruñendo en mi oído.
—¿Có-cómo? ¿Sa-sabe, mi no-nombre?—articule a preguntar, mientras sentía mucho más temor.
De repente dejándome totalmente confundida desapareció en cuestión de segundos, sin entender nada hui del bar. Volviendo a casa, sin comprender aún lo sucedido y simplemente sintiéndome descubierta, ¿Qué haría ahora?
Había hablado con mi jefe para explicarle la situación que pasó luego del evento, le dije que uno de esos hombres me reconoció. Él dijo “es imposible, ¿Vamos, Mia de dónde vas a conocer tu a un hombre de esa clase?”. Era cierto, al ser un invitado del evento lo convertía en un magnate de la ciudad, pero no logré ver su rostro, ¿Cómo se suponía que sabría quién era? Estaba asustada, no quisiera que alguien supiera a lo que me dedico realmente. Pero tampoco podía dejar de trabajar, así que mi jefe no muy convencido, aceptó que faltará un par de días.Había llevado a Annie al colegio, hable con su profesora de música y me dijo que sería un honor para ellos si ella eligiese unirse al club de música. Le dije que tendría que hablarlo personalmente con ella, ya que me gustaba que tomará sus propias
Finalmente luego de varios días de falta, volví al bar. Practique las rutinas y los bailes nuevos que había aprendido, hoy era viernes, los mejores días pagados. Así que me esforzaría bastante para intentar reponer los días perdidos, no podía darme el lujo de desperdiciar el dinero. Ya que cada centavo cuenta, más ahora que probablemente Annie necesitaría sus materiales para el club de arte, los cuales no son nada baratos. Pero haría lo necesario para conseguirlos, todo por verla feliz. Por suerte se había mejorado y ya no gastaba en medicinas o consultas médicas.Me vestí con mis mallas de red negras, tacones altos color negro y suela roja, guantes de seda rojos, short rojo de cuero, corcel negro con cordones rojos y mi peluca roja trenzada. Un leve maquillaje, labios rojos y antifaz negro. Ensaye muchas veces la rutina de hoy, le agregué algunos pasos que h
—¿Qué clase de beneficios?—pregunté con curiosidad—, ¿Y por qué me elegiste a mí? Miriam es más antigua, baila mucho mejor.—Pagaré el colegio de tu sobrina, un mejor departamento para ambas y te daré un auto por el simple lujo de tu exclusividad—respondió dejándome anonadada, ¿cómo era que sabía que tenía una sobrina? Sentí un escalofrió envolverme por completo—, Y Miriam no produce nada en mí, como tú con tu forma de bailar.—¿Cómo sabe que tengo una sobrina? Es información personal, no entiendo—pregunté tomando valor, era parte de identidad, ¿acaso él sabía quién era realmente?—¿Crees que no te mandaría a investigar si quiero que trabajes para mí?—preguntó con una so
—No, no ha pasado mayor cosa—respondió.—¿Y qué hago aquí?—pregunté.—Bueno, usted vomito su ropa y estaba muy borracha. ¿No esperaba que la llevara así a su casa y que su sobrina la viera ebria o sí?—preguntó y baje mi cabeza con vergüenza.—Gracias, supongo—respondí y el asintió, había algo que me estaba matando—, ¿Usted me cambió de ropa?—pregunté.—Sí, lo siento pero su ropa olía mal—respondió y volví asentir—, No se preocupe que por mucho que quise ver, no vi nada que no debiera.Sentí erizarse mi piel, mis mejillas tomaron un tono carmesí. ¿Por qué bebí tanto? ¿Qué me sucedió? Yo nunca hago esto, jamás dejaría sola a Annie por tomar. Rayos, Annie.<
Habíamos pasado el día conversando, intente defenderme de los comentarios que me hacían ese par. La verdad es que no podía creer la enorme imaginación que tienen las dos. ¿Cómo es que creían que sería capaz de dormir con alguien que conocí en una noche? No soy de esa clase de mujeres, no podría. No está en mí, soy más pasional. Me gusta hacer el amor, no tener sexo y ya. Soy demasiado chapada a la antigua como diría Hannah. Pero así me criaron mis padres, aprendí mucho de mi valor como persona, como mujer y no se me hace fácil entregarme a cualquiera. ¿Era amargada? Quizá. Terminé de ondular mi cabello, no sé porque pero quería lucir bonita para mi nuevo jefe. ¿Acaso había enloquecido? Pero es que aquel hombre demandaba atención, era crucial para mí seguirle agradando. Espera, &i
Luego de la visita a casa de Alessandro, pasé todo el fin de semana con Annie. Según decía aquel papel él dispondría de mis horarios, pero no me llamó o escribió en dos días. Hoy era lunes, salí temprano a trotar. Me gustaba hacer deporte muy temprano, sentí pasos, me giré rápidamente pero no vi a nadie. Ignoré el caso y me coloque nuevamente los audífonos, seguí el camino de siempre y regresé al departamento nuevamente. Esta zona no era la mejor, era algo peligrosa, pero era económica. Desde que Hannah se fue, siempre he querido mudarme de aquí. Aun suelen venir “amigos” de ella a buscarla y temo que lo hagan un día que no esté con Annie. Por eso no le permito abrir la puerta nunca, siempre estoy al pendiente de ello. Prepare el desayuno y escuché como corría el agua en la ducha de la habitación de Ann, se hab&i
Desperté agitada por segunda vez, nuevamente había tenido esa pesadilla con el chico psicópata del supermercado. En la que él abusaba de mí y Alessandro no llegaba a tiempo. ¿Desde cuándo dependía de él? Me sentía segura de alguna forma, quizá solo me gustaba el hecho de sentirme protegida o que nos cuidará. Porque también lo hacía con Annie y solo con las atenciones y detalles que tenía con ella se había ganado mi cariño. Divise la hora en el reloj de mi mesita de noche eran poco más de las seis, me coloque de pie y prepare el desayuno para Ann, le prepare su favorito. Huevos, tocino y fruta picada. Fui a despertarla y luego de batallar un buen rato, logré entrará a la ducha. Treinta y dos minutos después estaba sentada frente a mí comiendo. Mi teléfono vibro y sonó la música de jazz que había seleccion
Después de cerciorarnos que habían empacado nuestras cosas más importantes y significativas. Ayudamos a colocar todo en su puesto. Annie estaba irreconocible, estaba hiperactiva y muy feliz, me sentía más segura en este lugar. Podía dejarla sola y no sentir miedo, lo seguía haciendo claramente. Pero al menos sabía que podía estar vigilándola por las cámaras. Me fije en la hora y me arregle un poco, era mi primer día en el nuevo trabajo. No podía negar que estaba extremadamente nerviosa, pero sabía que debía cumplir mi parte. Él ya había cumplido la suya, tome un vestido y unos tacones. Me cambiaría en su casa para la cena que mencionó o eso suponía, me despedí de Annie y salí del edificio. Subí al auto y conduje hasta su casa, la enorme a donde nos llevó a Annie y a mí. Luego de unos minutos interminables, abri