—¿Qué clase de beneficios?—pregunté con curiosidad—, ¿Y por qué me elegiste a mí? Miriam es más antigua, baila mucho mejor.
—Pagaré el colegio de tu sobrina, un mejor departamento para ambas y te daré un auto por el simple lujo de tu exclusividad—respondió dejándome anonadada, ¿cómo era que sabía que tenía una sobrina? Sentí un escalofrió envolverme por completo—, Y Miriam no produce nada en mí, como tú con tu forma de bailar.
—¿Cómo sabe que tengo una sobrina? Es información personal, no entiendo—pregunté tomando valor, era parte de identidad, ¿acaso él sabía quién era realmente?
—¿Crees que no te mandaría a investigar si quiero que trabajes para mí?—preguntó con una sonrisa cínica—, Cariño, sé todo de ti.
—¿Por qué cree que tiene derecho a saberlo todo de mí? aún no acepto su propuesta—respondí acomodándome en la silla.—, Eso es invadir mi privacidad, por algo uso antifaz y no revelo mi identidad.
—Lo siento si sientes que invadí tu privacidad, pero debía asegurarme de a quien quería contratar—respondió con tono sincero—, Cómo sabrás tengo que cuidarme.
—Entiendo, lo pensaré—respondí poniéndome de pie, su rostro era sorpresa pura, pero no me sentía segura. ¿Acaso él podría ser el hombre del evento? Aleje esa pregunta de mí cabeza, mientras me disponía a salir de la zona vip.
—¿En serio rechazarás mi propuesta?—preguntó tomándome del brazo—, ¿Cuál es tu mayor aspiración? ¿Bailar aquí para siempre?—preguntó, me gire a mirarlo con rabia. ¿Qué insinuaba?
—¿Qué? Mis aspiraciones no son su problema, estimado—respondí cordial—, Simplemente no me siento segura de querer trabajar para usted.
—¿Por qué? Ni siquiera hemos hablado de tu salario, puedo pagarte mucho más de lo que ganarías aquí en años—respondió—, Siéntate y negociemos.—pidió, mi orgullo me gritaba que fuera, pero debía pensar en lo que era mejor para Annie, si él ofrecía pagarme más, le daría una mejor vida a ella. Suspirando acepte y tome asiento nuevamente—, ¿Otra copa?—preguntó y asentí.
—Bueno, Alessandro. ¿Qué me ofreces?—pregunté, ¿Qué más daba si ya sabía quién era? igual no podría mantener mi identidad oculta por mucho tiempo.
—¿Cuánto es tu salario?—preguntó entrelazando sus manos y adquiriendo una pose más demandante.
—Eso es confidencial, puedes preguntárselo a mi jefe—respondí—, Quiero decir, firme un contrato.
—Entiendo, en ese caso, te ofrezco cinco mil dólares más los beneficios que ya te mencione—respondió con mucha seriedad, mirándome fijamente, sus ojos brillaban tanto que parecían irreales. Mi mente maquinaba sus palabras, ¿Cinco mil dólares? Era mucho más del doble de lo que ganaba aquí, abrí un poco mi boca. Recibí la copa que me tendían disimulando la sorpresa, claro que aceptaría.
—Acepto—respondí, era increíble. Podría hacer muchas cosas, además de juntar dinero para colocarme el café que siempre quise.
—Sabía que eras inteligente, bien, mañana te pasará buscando uno de mis chicos a las once.—respondió—, De momento, recoge tus cosas y ve a casa.
—Entendido, ¿Comenzaría mañana mismo entonces?—pregunté, era raro que quisiera un baile tan temprano—, Y si recogeré mis cosas al finalizar mi turno, tendré mi última noche.
—No, mañana solo firmaremos un contrato—respondió serio—, ¿Tú última noche? De ninguna manera, no quiero verte más trabajar aquí.
—¿Y quién dice que trabajaré? Quizá me tome el día para despedirme de este lugar. —respondí con entusiasmo. Su rostro cambió totalmente, no podía identificar si se encontraba molesto o sorprendido.
—¿Y qué harás?—preguntó con su quijada tensa, ¿le molestaba que quisiera despedirme del lugar que me ha dado de comer por tanto tiempo?
—Te veo mañana, Alessandro—respondí despidiéndome, me tome de un solo golpe toda la copa y la deje encima de la mesa.
Camine hasta la salida dejándolo totalmente sorprendido, no entendía a este hombre. Era un dios griego, ¿Qué hacía en lugares como estos? ¿Por qué quería una bailarina? ¿No era casado? Ni siquiera le pregunté, ¡Dios! ¿Cómo es que me salte tantas preguntas que pude haberle hecho? ¿Acaso solo me importaba el pago? Bueno en realidad sí, necesitó pagar deudas. De igual manera ya era tarde para retratarme. Busque con la vista a mi jefe y lo vi en su oficina, la puerta estaba semi abierta, así que lo vi sentado contando billetes. Di unos toquecitos en la puerta, alzó su mirada a mí y me hizo un ademan de que entrará y eso hice cerrando la puerta tras de mí.
—¿Aceptaste verdad?—preguntó suspirando.
—Sí, era imperdible la oferta, Leo—respondí—, Vengo a darte las gracias por haberme dado empleo todo este tiempo. Y a entregarte esto—dije tendiéndole el antifaz.
—Llévatelo, es tuyo, te pertenece—respondió—, Toma, esto es para ti.—dijo tendiéndome un sobre que recibí—, Sabía que no podría contra ese millonario, ¿Cuánto te ha ofrecido?—preguntó cotilla.
—Gracias, ¿Qué es?—pregunté, al abrirlo divise varios billetes de cien. Era mucho más que mi pago—, Pues me ofreció un sueldo de cinco de los grandes, departamento, auto y pagar el colegio de Annie—le conté.
—Es tu liquidación, debo pagarla por ley—respondió encogiendo sus hombros, suspiró y luego resopló—, ¡Vaya! Eso es increíble, no podría competir contra eso jamás—dijo—, Te has ganado la lotería, Mia. Sin embargo ten mucho cuidado y si algo llega a suceder, recuerda que aquí siempre serás bien recibida—apoyó y me acerqué a darle un abrazo.
—Gracias, Leo. Eres el mejor—respondí—, Adiós, iré a despedirme del bar—avisé.
—¿Un trago?—preguntó elevando su ceja.
—Que sean tres, por favor—divertí y salimos juntos a la barra.
Antes de sentarme a tomar con él, fui a mi camerino y vi que no estaban todas las flores que me habían dejado. ¿Qué rayos? ¿Quién pudo habérselas llevado? Tampoco estaba el reloj, ¿Me habían robado? Me cambie rápidamente por ropa cómoda y vi una nota pegada en el espejo. “Tranquila, le pedí a mis chicos que llevarán todo a tu casa, diviértete, A” ¿otra vez A? ¿Quién podía ser? Espera…Alessandro, ¿A? ¿Era él? Claro no podría tratarse de nadie más. ¿Por qué parecía tener todo fríamente calculado? Comenzaba asustarme, salí resignada a disfrutar como nunca mi última noche en aquel bar.
Respire profundo y me senté junto a Leo, ordenamos una ronda de tequilas. Chocamos los pequeños shots y los bebimos de golpe. Sentí arder mi garganta pero no me sentía como nunca, la música subió de tono y colocaron mi canción favorita del momento, así que aproveche a sacar a bailar a leo, nos tomamos otros shots y comenzamos a contornearnos y disfrutar de la melodía. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… shots después comenzaba a ver todo borroso. Estaba mareada, pero me sentía diferente, todo me daba risa y estaba disfrutando. Subí a la barra y comencé a bailar, pasaba mis manos por todo mi cuerpo, mientras movía las caderas, el público enloqueció. Podía escuchar las palmas pidiendo más, silbidos, gritos, bardo. El bar estaba en su máxima capacidad de personas, la música alta y mi cuerpo caliente de tanto licor.
—¡Mucha ropa!—gritaban al unísono, me reí con fuerza y comencé a quitarme el suéter que tenía puesto. Todo parecía ser una buena idea, escuchaba a Leo decirme “Déjalo, Mia, no lo hagas”. Pero era un aburrida, bah. ¿Qué sabía ese hombre amargado divorciado de la vida? ¿De disfrutar?
Seguí bailando y estaba por alzar mi blusa, cuando unos brazos me tomaron con fuerza bajándome de la barra, ¿Qué carajo? Mi pecho reposaba en el hombro de ese hombre, no podía ver su rostro, pero me cargaba como si de un saco de papa se tratase, por más que lo golpee y patalee no me soltaba. ¡Bájame! Le gritaba y no me hacía caso, luego de subir en su auto me quede profundamente dormida.
Desperté sintiendo que mi cabeza me mataría, me dolía horrores, ¿Qué había pasado? Me removí en la cama, hasta que me percate de algo. Esta no era mi casa, ¿Qué carajos? ¿Dónde estaba? Me repuse rápidamente y me senté de golpe, estaba vestida con una camiseta de algodón de hombre, olía muy bien. ¿Acaso había tenido…? No, no, no podía ser. Estaba mareada y a punto de vomitar, cuando alguien entró a la habitación. Mierda, Alessandro…¿Acaso él y yo habíamos tenido…?
—No, no ha pasado mayor cosa—respondió.—¿Y qué hago aquí?—pregunté.—Bueno, usted vomito su ropa y estaba muy borracha. ¿No esperaba que la llevara así a su casa y que su sobrina la viera ebria o sí?—preguntó y baje mi cabeza con vergüenza.—Gracias, supongo—respondí y el asintió, había algo que me estaba matando—, ¿Usted me cambió de ropa?—pregunté.—Sí, lo siento pero su ropa olía mal—respondió y volví asentir—, No se preocupe que por mucho que quise ver, no vi nada que no debiera.Sentí erizarse mi piel, mis mejillas tomaron un tono carmesí. ¿Por qué bebí tanto? ¿Qué me sucedió? Yo nunca hago esto, jamás dejaría sola a Annie por tomar. Rayos, Annie.<
Habíamos pasado el día conversando, intente defenderme de los comentarios que me hacían ese par. La verdad es que no podía creer la enorme imaginación que tienen las dos. ¿Cómo es que creían que sería capaz de dormir con alguien que conocí en una noche? No soy de esa clase de mujeres, no podría. No está en mí, soy más pasional. Me gusta hacer el amor, no tener sexo y ya. Soy demasiado chapada a la antigua como diría Hannah. Pero así me criaron mis padres, aprendí mucho de mi valor como persona, como mujer y no se me hace fácil entregarme a cualquiera. ¿Era amargada? Quizá. Terminé de ondular mi cabello, no sé porque pero quería lucir bonita para mi nuevo jefe. ¿Acaso había enloquecido? Pero es que aquel hombre demandaba atención, era crucial para mí seguirle agradando. Espera, &i
Luego de la visita a casa de Alessandro, pasé todo el fin de semana con Annie. Según decía aquel papel él dispondría de mis horarios, pero no me llamó o escribió en dos días. Hoy era lunes, salí temprano a trotar. Me gustaba hacer deporte muy temprano, sentí pasos, me giré rápidamente pero no vi a nadie. Ignoré el caso y me coloque nuevamente los audífonos, seguí el camino de siempre y regresé al departamento nuevamente. Esta zona no era la mejor, era algo peligrosa, pero era económica. Desde que Hannah se fue, siempre he querido mudarme de aquí. Aun suelen venir “amigos” de ella a buscarla y temo que lo hagan un día que no esté con Annie. Por eso no le permito abrir la puerta nunca, siempre estoy al pendiente de ello. Prepare el desayuno y escuché como corría el agua en la ducha de la habitación de Ann, se hab&i
Desperté agitada por segunda vez, nuevamente había tenido esa pesadilla con el chico psicópata del supermercado. En la que él abusaba de mí y Alessandro no llegaba a tiempo. ¿Desde cuándo dependía de él? Me sentía segura de alguna forma, quizá solo me gustaba el hecho de sentirme protegida o que nos cuidará. Porque también lo hacía con Annie y solo con las atenciones y detalles que tenía con ella se había ganado mi cariño. Divise la hora en el reloj de mi mesita de noche eran poco más de las seis, me coloque de pie y prepare el desayuno para Ann, le prepare su favorito. Huevos, tocino y fruta picada. Fui a despertarla y luego de batallar un buen rato, logré entrará a la ducha. Treinta y dos minutos después estaba sentada frente a mí comiendo. Mi teléfono vibro y sonó la música de jazz que había seleccion
Después de cerciorarnos que habían empacado nuestras cosas más importantes y significativas. Ayudamos a colocar todo en su puesto. Annie estaba irreconocible, estaba hiperactiva y muy feliz, me sentía más segura en este lugar. Podía dejarla sola y no sentir miedo, lo seguía haciendo claramente. Pero al menos sabía que podía estar vigilándola por las cámaras. Me fije en la hora y me arregle un poco, era mi primer día en el nuevo trabajo. No podía negar que estaba extremadamente nerviosa, pero sabía que debía cumplir mi parte. Él ya había cumplido la suya, tome un vestido y unos tacones. Me cambiaría en su casa para la cena que mencionó o eso suponía, me despedí de Annie y salí del edificio. Subí al auto y conduje hasta su casa, la enorme a donde nos llevó a Annie y a mí. Luego de unos minutos interminables, abri
Me besaba pasionalmente, tanto que sentía calor en todo mi cuerpo, bajo su boca besando mi cuello y sentí como mojaba mis bragas, comenzó desabrochando mi pantalón, para luego bajarlo hasta mis rodillas, yo por instinto hice lo mismo con el suyo. Volvió a besarme con aquella intensidad que me estaba volviendo loca, poso su mano en mi entrepierna y comenzó a dar suaves masajes por encima de mi braga, haciéndome estremecer, moví mi cabeza hacía atrás y el aprovecho eso para llenar de besos todo mi cuello aumentando mi deseo que me hiciera suya, su mano hizo a un lado mi braga mientras introducía sus dedos, estaba tan mojada que entraron sin problema, mi cuerpo estaba a mas no poder, sentía mucho placer y ganas de él, siguió besándome cada vez con más intensidad, mis piernas temblaban y me faltaba el aliento, sentía una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, un
Se separó de golpe y huyó con una velocidad inhumana, dejándome ahí sentada en su trono. Sintiéndome humillada y como una completa idiota. ¿Qué había ocurrido? Creí que lo estaba disfrutando tanto como yo, no entendía nada. Él era tan complicado e inexpresivo, pensé que lo deseaba tanto como yo. Que moría porque sucediera y que así como mi mente me jugaba en contra con esos sueños mojados. Él sentía lo mismo, pero me había equivocado. Nuevamente me deje llevar por mi instinto y lo arruiné, era mi jefe. Nada más, debí haberlo previsto. Pero esto pasa cuando me dejo llevar por mis emociones y no pienso las cosas, no aprendo la lección. Soy tan tonta, no sabía qué hacer. ¿Lo buscaba y le pedía perdón? Debía pedirle que no me despidiera, contaba con todo esto para Annie. No me lo perdonar
Me desperté sintiendo el olor del alcohol, había mucha iluminación por lo que tarde en adaptar mis ojos a las luces. Sentí como estaba conectada a varios cables, ¿Qué había sucedido? ¿Por qué estaba en el hospital? Me repuse con cuidado, sentía doler mi cabeza y mucha presión en el lado izquierdo. ¿Qué me había pasado? No recordaba nada, solo que Annie no aparecía por ningún lado y necesitaba encontrarla. Después todo estaba en negro, como si no hubiese sucedido nada más.—¿Tía? —escuché su voz, sentí como si me devolvieran mitad de mi alma.—¿Annie? ¡Ahí estas! —respondí al verla entrar a la habitación, me senté y ella corrió a abrazarme. —, ¿Dónde estabas traviesa? —le pregunte y entonces fue donde é