Desperté agitada por segunda vez, nuevamente había tenido esa pesadilla con el chico psicópata del supermercado. En la que él abusaba de mí y Alessandro no llegaba a tiempo. ¿Desde cuándo dependía de él? Me sentía segura de alguna forma, quizá solo me gustaba el hecho de sentirme protegida o que nos cuidará. Porque también lo hacía con Annie y solo con las atenciones y detalles que tenía con ella se había ganado mi cariño. Divise la hora en el reloj de mi mesita de noche eran poco más de las seis, me coloque de pie y prepare el desayuno para Ann, le prepare su favorito. Huevos, tocino y fruta picada. Fui a despertarla y luego de batallar un buen rato, logré entrará a la ducha. Treinta y dos minutos después estaba sentada frente a mí comiendo. Mi teléfono vibro y sonó la música de jazz que había seleccion
Después de cerciorarnos que habían empacado nuestras cosas más importantes y significativas. Ayudamos a colocar todo en su puesto. Annie estaba irreconocible, estaba hiperactiva y muy feliz, me sentía más segura en este lugar. Podía dejarla sola y no sentir miedo, lo seguía haciendo claramente. Pero al menos sabía que podía estar vigilándola por las cámaras. Me fije en la hora y me arregle un poco, era mi primer día en el nuevo trabajo. No podía negar que estaba extremadamente nerviosa, pero sabía que debía cumplir mi parte. Él ya había cumplido la suya, tome un vestido y unos tacones. Me cambiaría en su casa para la cena que mencionó o eso suponía, me despedí de Annie y salí del edificio. Subí al auto y conduje hasta su casa, la enorme a donde nos llevó a Annie y a mí. Luego de unos minutos interminables, abri
Me besaba pasionalmente, tanto que sentía calor en todo mi cuerpo, bajo su boca besando mi cuello y sentí como mojaba mis bragas, comenzó desabrochando mi pantalón, para luego bajarlo hasta mis rodillas, yo por instinto hice lo mismo con el suyo. Volvió a besarme con aquella intensidad que me estaba volviendo loca, poso su mano en mi entrepierna y comenzó a dar suaves masajes por encima de mi braga, haciéndome estremecer, moví mi cabeza hacía atrás y el aprovecho eso para llenar de besos todo mi cuello aumentando mi deseo que me hiciera suya, su mano hizo a un lado mi braga mientras introducía sus dedos, estaba tan mojada que entraron sin problema, mi cuerpo estaba a mas no poder, sentía mucho placer y ganas de él, siguió besándome cada vez con más intensidad, mis piernas temblaban y me faltaba el aliento, sentía una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, un
Se separó de golpe y huyó con una velocidad inhumana, dejándome ahí sentada en su trono. Sintiéndome humillada y como una completa idiota. ¿Qué había ocurrido? Creí que lo estaba disfrutando tanto como yo, no entendía nada. Él era tan complicado e inexpresivo, pensé que lo deseaba tanto como yo. Que moría porque sucediera y que así como mi mente me jugaba en contra con esos sueños mojados. Él sentía lo mismo, pero me había equivocado. Nuevamente me deje llevar por mi instinto y lo arruiné, era mi jefe. Nada más, debí haberlo previsto. Pero esto pasa cuando me dejo llevar por mis emociones y no pienso las cosas, no aprendo la lección. Soy tan tonta, no sabía qué hacer. ¿Lo buscaba y le pedía perdón? Debía pedirle que no me despidiera, contaba con todo esto para Annie. No me lo perdonar
Me desperté sintiendo el olor del alcohol, había mucha iluminación por lo que tarde en adaptar mis ojos a las luces. Sentí como estaba conectada a varios cables, ¿Qué había sucedido? ¿Por qué estaba en el hospital? Me repuse con cuidado, sentía doler mi cabeza y mucha presión en el lado izquierdo. ¿Qué me había pasado? No recordaba nada, solo que Annie no aparecía por ningún lado y necesitaba encontrarla. Después todo estaba en negro, como si no hubiese sucedido nada más.—¿Tía? —escuché su voz, sentí como si me devolvieran mitad de mi alma.—¿Annie? ¡Ahí estas! —respondí al verla entrar a la habitación, me senté y ella corrió a abrazarme. —, ¿Dónde estabas traviesa? —le pregunte y entonces fue donde é
Habíamos salido del hospital e íbamos en dirección a nuestro departamento. Annie iba a mi lado y a su derecha Alessandro. El silencio reinaba, mientras yo seguía sintiendo mis mejillas rojas por el comentario de él sobre mi ropa interior. ¿Qué tenia de malo? Me gustaba la ropa intima con un toque divertido, quizá no era muy maduro de mi parte. Pero no existía ninguna ley que prohibiera usar pantys de dinosaurios, unicornios, vacas o Spiderman ¿o sí? ¡claro que no! Entonces no tenía razón alguna para no usarla, además de que es super cómoda y fresca. Miraba por la ventana sumida en mis pensamientos, me dolía un poco la cabeza. Pero era por el golpe, había recibido un fuerte impacto contra el volante en el accidente. Para mi suerte estaba bien, no fue nada de que preocuparse.—¿Qué se te antoja comer, Annie? —preguntó ento
CIUDAD DEL PECADO. LAS VEGAS.PARTE 1Era temprano poco más de las seis de la mañana, me había levantado enérgica y con los nervios de punta. Hoy viajaría con Alessandro, a la ciudad mas famosa de todo Estados unidos. La ciudad del pecado, las vegas. Tenía muchos nervios, a decir verdad, no dejaba de pensar en cómo seria. Nunca había salido de la ciudad, moría de ganas por conocer que había fuera de los límites. Me sentía incompleta porque no llevaría a Ann conmigo, pero entendía que era parte de un “trabajo” y no de vacaciones. Shelsey vendría a quedarse con ella en el departamento ya que estaba completamente enamorada del lugar. Era imposible no estarlo, siempre hemos vivido con lo necesario y ahora entre todo este lujo. Es casi increíble no querer pasar el rato aquí, me asegure de dejarles suficiente dispensa y dinero para emergenc
LA CIUDAD DEL PECADO, LAS VEGAS.PARTE 2La verdad es que tenía razón, la vista era increíble desde las alturas. Podía ver los enormes edificios de la ciudad, tan diminutos como si de una hormiga se tratase. Las nubes parecían enormes motas de algodón, el sol las iluminaba de una manera muy bonita. Simplemente era un espectáculo natural, me gustó mucho. Me transmitía tranquilidad, justo lo que necesitaba. Luego de más de seis horas de viaje, llegamos al aeropuerto Internacional McCarran. Me dolía el trasero por tantas horas sentada, bajamos y en seguida subimos a uno de sus autos.Admiraba a través de la ventana lo bonita y moderna que era la ciudad, había carteles con luces por todos lados y muy exagerados, a decir verdad. Eran la una de la tarde y todos estaban encendidos igual, muchas fuentes de agua, una torre Eiffel no del tamaño originario, pero era muy simila
LA CIUDAD DEL PECADO, LAS VEGAS.PARTE 3.—¿A dónde va, señorita? —me preguntó el hombre de Alessandro cuando abrí la puerta para salir.—Al spa y almorzar, Alessandro me dijo que podía hacerlo—respondí.—Sí claro, vamos—respondió amablemente—, Le recuerdo que a las cinco debe ir de compras.—¿Cómo? —pregunté sin entender.—Sí, el señor Alessandro me dejo instrucciones de llevarla al centro. Debe comprar ropa para los días que estarán en la ciudad, el dice que puede que no tenga la adecuada—respondió y me sentí avergonzada. Claramente mi ropa no estaba a la altura de todo esto. Asentí quedamente.Bajamos en el ascensor y le pregunte a uno de los trabajadores por la zona del spa, amablemente me llevó hasta el lugar. Ent