Finalmente luego de varios días de falta, volví al bar. Practique las rutinas y los bailes nuevos que había aprendido, hoy era viernes, los mejores días pagados. Así que me esforzaría bastante para intentar reponer los días perdidos, no podía darme el lujo de desperdiciar el dinero. Ya que cada centavo cuenta, más ahora que probablemente Annie necesitaría sus materiales para el club de arte, los cuales no son nada baratos. Pero haría lo necesario para conseguirlos, todo por verla feliz. Por suerte se había mejorado y ya no gastaba en medicinas o consultas médicas.
Me vestí con mis mallas de red negras, tacones altos color negro y suela roja, guantes de seda rojos, short rojo de cuero, corcel negro con cordones rojos y mi peluca roja trenzada. Un leve maquillaje, labios rojos y antifaz negro.
Ensaye muchas veces la rutina de hoy, le agregué algunos pasos que había visto por internet. Sin más el show comenzó, luces blancas apagadas, luces rojas encendidas. Me senté con las piernas abiertas, recostando mí espalda al tubo, lleve mis piernas a mis pechos y luego estire una hacia arriba, luego la otra, al ritmo de la canción, luego abrí las dos al mismo tiempo y las cerré atrayendo mis piernas hacía mi pecho. Me eché hacía atrás y estire mi brazo por el tubo, mientras con el otro me apoyaba del suelo, los deslice hasta quedar acostada y dar una vuelta hacia atrás impulsando mis piernas. Quede de rodillas, por lo que use mis brazos para hacer un movimiento envolvente, tome el tubo con ambas manos mientras estiraba mis piernas y las enrollaba en él. Me coloque de pie y camine alrededor del tubo dando vueltas, sensualmente, hice algunos movimientos de ballet, combinándolos con la rutina del pooldance, enrolle mi pierna derecha en el tubo mientras con la otra impulsaba mi cuerpo para deslizarme a lo largo del tubo. Volví al suelo y jugué con mis piernas, abriéndolas, cerrándolas, todo al ritmo de la música sensual, me coloque de pie y comencé a contornear mi cuerpo a la vez que rosaba el tacón de mis zapatos con el tubo. Terminé finalmente sentada con las piernas apretadas en mi pecho. El público estaba eufórico, gritaban, silbaban y pedían más, el local estaba abarrotado de hombres. Nunca antes lo había visto tan lleno, quizá era por la quincena. Ya que muchos cobraban su sueldo hoy, ¿Y adivinen cual es el mejor lugar para gastarlo? Exacto, un bar.
Estaba por salir del escenario cuándo escuche un rebullicio, un hombre había golpeado fuertemente la mesa hasta romperla. Y luego había golpeado a otro tipo, ¿Qué estaba ocurriendo? Era típico este tipo de situaciones, siempre se peleaban cuando se les pasaba la mano con los tragos. Ignorando el gran espectáculo que hicieron, me baje del escenario y camine a mi camerino. Quería agua y cambiarme de ropa, ya que de igual manera me tocaba atender las mesas. Al llegar me sorprendí mucho al verlo lleno de girasoles. Sonreí amaba las flores, pero sobretodo los girasoles. ¿Qué clase de fan sabía eso? Qué bonita casualidad, cerré la puerta con seguro y me percaté de algo. En mi mesa había una caja de terciopelo, la tomé y la abrí, era un reloj rolex original. ¡Esto vale miles de dólares! ¿Quién pudo haberme regalado tan costoso obsequio? Estaba admirada, había una tarjeta. “Para la mejor bailarina y la más sensual, A”. Al menos tenía una pista de tan bonito regalo, “A”. Podría ser ¿Alejandro? ¿Alexander? ¿Arturo? No lo sabría nunca, me cambié, colocándome el uniforme del bar, un vestido ceñido al cuerpo color negro con dorado. Salí y me sorprendí al ver a mi jefe esperándome.
—Wow, parece que tienes una gran fanaticada—dijo divertido viendo al interior de mi camerino—, Mia hay alguien que me está haciendo una propuesta.
—Sé más explícito, ¿Qué clase de propuesta? Sabes bien que no soy prostituta—respondí firme, ya que ese tipo de “propuesta” la había recibido muchísimo.
—No Mia, no es eso—respondió rodando sus ojos—, Mi bar es muy prestigioso como para prostituir a mis empleadas—se defendió—, Él dice que quiere pagarte un sueldo, con tal que no bailes más aquí y lo hagas solo para él.—respondió y quedé totalmente atónita.
—¿Bajo qué términos?—pregunté, no sonaba mal para ser sincera. Me sentiría mucho menos expuesta bailando para un solo hombre que para cientos. Claro si solo era eso, bailar. No otro servicio.
—No me dijo nada más, sólo que pensó que eras exclusiva del bar—respondió encogiéndose de hombros—, ¿No me abandonarás verdad? ¡Mia si me dejas me iré a la quiebra!—respondió divertido, sabía que me lo contaba porque seguramente ese hombre quería proponérmelo directamente a mí y si el me lo decía primero, podía usarlo a su favor.
—Pues eres un gran jefe, pero si me ofrecen un buen sueldo. Sabes que me iré—respondí y el asintió, pero había algo más.
—Mia, duplicaré tu sueldo si no te vas—ofreció y abrí mucho mis ojos, era una propuesta bastante interesante.
—¿Dónde está ese hombre? Quisiera saber más, no digo que te abandonaré. Pero quisiera saber mis opciones—respondí y el suspiro con drama.
—Está en la sala vip, esperándote—respondió rindiéndose. Asentí y estaba por dirigirme hacía allá cuando me detuvo del brazo—, Quizá sea una mejor oportunidad, no te lo tomes personal, piensa en ti y en lo mejor para tu sobrina—añadió comprensivo y asentí musitándole un “gracias”.
Seguí el camino hasta la sala vip del bar, era grande, tenía muebles de cuero, mesas de vidrio y tubos en el centro. Aquí ofrecíamos “show privados”, pero eran muy costoso, solo venían multimillonarios o algo así. Lo cual sucedía muy poco, por eso estaba atónita, no podía creer que uno de esa magnitud estuviera interesado en mis bailes. Al llegar le pedí al guardia pasar, me lo permitió luego de revisar que no estuviera armada. Sentado en la mesa principal se encontraba un hombre joven, admitía que no era lo que esperaba ya que para ser multimillonario esperaba un setentón regordete y con canas. Pero no, este hombre podía fácil pasar por modelo de Calvin Klein, era fornido, ya que el traje se ajustaba muy bien a su cuerpo, el cabello corto y bien peinado de lado en color negro azabache, piel blanca y ojos color miel. Casi amarillos, ¿acaso usaba lentillas? era imposible que fuera su color natural, su mirada estaba fija en mí. Estaba rodeado de otros hombres más, en total doce. ¿Así de importante era? Como para tener tanta seguridad.
Sus ojos brillaban mucho y estaban con ese color ámbar intenso, me sentí escaneada de pies a cabeza. Estaba muy nerviosa, sentía que perdería el equilibrio en cualquier momento. Y por mirarlo fijamente no me di cuenta hasta que mi tacón se atascó con la alfombra de felpa, esperaba el impacto de la caída ya que no pude estabilizarme de nuevo. Pero lejos de sentirla, sentí unos brazos muy fuertes envolver mi cuerpo. Me gire a mirarlo, ¿Cómo es que sabía que me caería? Su corazón latía tan rápido como el mío, como si estuviésemos sincronizados.
—Vaya, entrada. Digna de un premio—divirtió ayudándome a estabilizarme nuevamente. Tomé su mano y aproveche acomodar mi vestido.—, Alessandro Silver.
—Mia, Mia Boland—respondí.—, Disculpe mi torpeza, estaba nerviosa.
—¿La pongo nerviosa, señorita Boland?—preguntó, hablándome muy cerca del oído y sentí una descarga en mis pantis al mismo tiempo que una corriente eléctrica me recorría el cuerpo. ¿Tan potente era el efecto de ese hombre?—, ¿Por qué no se sienta?—invitó y asentí.
Lo seguí hasta donde anteriormente estaba sentado, abrió la silla para mí y le agradecí para luego sentarme. Cruce mis tobillos para sentarme mejor, él lo hizo delante de mí y me seguía mirando fijamente. ¿Por qué eran tan guapo? ¿En serio trabajaría para aquel hombre? Porque estaba segura que quería hacerlo.
—Cuéntame Mia, ¿Por qué trabajas en este lugar tan…exótico?—preguntó dando un sorbo a su copa.—, ¿Gustas un vino?—preguntó y asentí. Con su mano le indicó a uno de sus hombres que me trajera una.
—Bueno, esa respuesta es muy personal—respondí manteniendo la calma e intentando no sonar grosera—, ¿Podría saber qué hace un hombre como usted en este lugar?—pregunté recibiendo la copa que me entregó su hombre.
—Me temó que también es muy personal—respondió, siguiendo lo que le había contestado.
—Touché—mencioné mientras levantaba mi copa hacía él, sonrió de lado para luego darle otro sorbo a su copa.—, Me dijo mi jefe, ¿Qué tiene una propuesta para mí?
—No quiero que trabajes más aquí, no enfrente de tantos…babosos—respondió tajante, abrí mucho mis ojos “ante lo posesivo que sonó eso”—, Quiero que bailes solamente para mí, te pagaré muy bien, además de otros beneficios—respondió.
—¿Qué clase de beneficios?—pregunté con curiosidad—, ¿Y por qué me elegiste a mí? Miriam es más antigua, baila mucho mejor.—Pagaré el colegio de tu sobrina, un mejor departamento para ambas y te daré un auto por el simple lujo de tu exclusividad—respondió dejándome anonadada, ¿cómo era que sabía que tenía una sobrina? Sentí un escalofrió envolverme por completo—, Y Miriam no produce nada en mí, como tú con tu forma de bailar.—¿Cómo sabe que tengo una sobrina? Es información personal, no entiendo—pregunté tomando valor, era parte de identidad, ¿acaso él sabía quién era realmente?—¿Crees que no te mandaría a investigar si quiero que trabajes para mí?—preguntó con una so
—No, no ha pasado mayor cosa—respondió.—¿Y qué hago aquí?—pregunté.—Bueno, usted vomito su ropa y estaba muy borracha. ¿No esperaba que la llevara así a su casa y que su sobrina la viera ebria o sí?—preguntó y baje mi cabeza con vergüenza.—Gracias, supongo—respondí y el asintió, había algo que me estaba matando—, ¿Usted me cambió de ropa?—pregunté.—Sí, lo siento pero su ropa olía mal—respondió y volví asentir—, No se preocupe que por mucho que quise ver, no vi nada que no debiera.Sentí erizarse mi piel, mis mejillas tomaron un tono carmesí. ¿Por qué bebí tanto? ¿Qué me sucedió? Yo nunca hago esto, jamás dejaría sola a Annie por tomar. Rayos, Annie.<
Habíamos pasado el día conversando, intente defenderme de los comentarios que me hacían ese par. La verdad es que no podía creer la enorme imaginación que tienen las dos. ¿Cómo es que creían que sería capaz de dormir con alguien que conocí en una noche? No soy de esa clase de mujeres, no podría. No está en mí, soy más pasional. Me gusta hacer el amor, no tener sexo y ya. Soy demasiado chapada a la antigua como diría Hannah. Pero así me criaron mis padres, aprendí mucho de mi valor como persona, como mujer y no se me hace fácil entregarme a cualquiera. ¿Era amargada? Quizá. Terminé de ondular mi cabello, no sé porque pero quería lucir bonita para mi nuevo jefe. ¿Acaso había enloquecido? Pero es que aquel hombre demandaba atención, era crucial para mí seguirle agradando. Espera, &i
Luego de la visita a casa de Alessandro, pasé todo el fin de semana con Annie. Según decía aquel papel él dispondría de mis horarios, pero no me llamó o escribió en dos días. Hoy era lunes, salí temprano a trotar. Me gustaba hacer deporte muy temprano, sentí pasos, me giré rápidamente pero no vi a nadie. Ignoré el caso y me coloque nuevamente los audífonos, seguí el camino de siempre y regresé al departamento nuevamente. Esta zona no era la mejor, era algo peligrosa, pero era económica. Desde que Hannah se fue, siempre he querido mudarme de aquí. Aun suelen venir “amigos” de ella a buscarla y temo que lo hagan un día que no esté con Annie. Por eso no le permito abrir la puerta nunca, siempre estoy al pendiente de ello. Prepare el desayuno y escuché como corría el agua en la ducha de la habitación de Ann, se hab&i
Desperté agitada por segunda vez, nuevamente había tenido esa pesadilla con el chico psicópata del supermercado. En la que él abusaba de mí y Alessandro no llegaba a tiempo. ¿Desde cuándo dependía de él? Me sentía segura de alguna forma, quizá solo me gustaba el hecho de sentirme protegida o que nos cuidará. Porque también lo hacía con Annie y solo con las atenciones y detalles que tenía con ella se había ganado mi cariño. Divise la hora en el reloj de mi mesita de noche eran poco más de las seis, me coloque de pie y prepare el desayuno para Ann, le prepare su favorito. Huevos, tocino y fruta picada. Fui a despertarla y luego de batallar un buen rato, logré entrará a la ducha. Treinta y dos minutos después estaba sentada frente a mí comiendo. Mi teléfono vibro y sonó la música de jazz que había seleccion
Después de cerciorarnos que habían empacado nuestras cosas más importantes y significativas. Ayudamos a colocar todo en su puesto. Annie estaba irreconocible, estaba hiperactiva y muy feliz, me sentía más segura en este lugar. Podía dejarla sola y no sentir miedo, lo seguía haciendo claramente. Pero al menos sabía que podía estar vigilándola por las cámaras. Me fije en la hora y me arregle un poco, era mi primer día en el nuevo trabajo. No podía negar que estaba extremadamente nerviosa, pero sabía que debía cumplir mi parte. Él ya había cumplido la suya, tome un vestido y unos tacones. Me cambiaría en su casa para la cena que mencionó o eso suponía, me despedí de Annie y salí del edificio. Subí al auto y conduje hasta su casa, la enorme a donde nos llevó a Annie y a mí. Luego de unos minutos interminables, abri
Me besaba pasionalmente, tanto que sentía calor en todo mi cuerpo, bajo su boca besando mi cuello y sentí como mojaba mis bragas, comenzó desabrochando mi pantalón, para luego bajarlo hasta mis rodillas, yo por instinto hice lo mismo con el suyo. Volvió a besarme con aquella intensidad que me estaba volviendo loca, poso su mano en mi entrepierna y comenzó a dar suaves masajes por encima de mi braga, haciéndome estremecer, moví mi cabeza hacía atrás y el aprovecho eso para llenar de besos todo mi cuello aumentando mi deseo que me hiciera suya, su mano hizo a un lado mi braga mientras introducía sus dedos, estaba tan mojada que entraron sin problema, mi cuerpo estaba a mas no poder, sentía mucho placer y ganas de él, siguió besándome cada vez con más intensidad, mis piernas temblaban y me faltaba el aliento, sentía una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, un
Se separó de golpe y huyó con una velocidad inhumana, dejándome ahí sentada en su trono. Sintiéndome humillada y como una completa idiota. ¿Qué había ocurrido? Creí que lo estaba disfrutando tanto como yo, no entendía nada. Él era tan complicado e inexpresivo, pensé que lo deseaba tanto como yo. Que moría porque sucediera y que así como mi mente me jugaba en contra con esos sueños mojados. Él sentía lo mismo, pero me había equivocado. Nuevamente me deje llevar por mi instinto y lo arruiné, era mi jefe. Nada más, debí haberlo previsto. Pero esto pasa cuando me dejo llevar por mis emociones y no pienso las cosas, no aprendo la lección. Soy tan tonta, no sabía qué hacer. ¿Lo buscaba y le pedía perdón? Debía pedirle que no me despidiera, contaba con todo esto para Annie. No me lo perdonar