Había hablado con mi jefe para explicarle la situación que pasó luego del evento, le dije que uno de esos hombres me reconoció. Él dijo “es imposible, ¿Vamos, Mia de dónde vas a conocer tu a un hombre de esa clase?”. Era cierto, al ser un invitado del evento lo convertía en un magnate de la ciudad, pero no logré ver su rostro, ¿Cómo se suponía que sabría quién era? Estaba asustada, no quisiera que alguien supiera a lo que me dedico realmente. Pero tampoco podía dejar de trabajar, así que mi jefe no muy convencido, aceptó que faltará un par de días.
Había llevado a Annie al colegio, hable con su profesora de música y me dijo que sería un honor para ellos si ella eligiese unirse al club de música. Le dije que tendría que hablarlo personalmente con ella, ya que me gustaba que tomará sus propias decisiones. Asintió satisfecha y se retiró, para mi suerte. Tome el autobús hasta el supermercado, al llegar tome un carrito y comencé a guardar cosas, necesitaba llenar la dispensa. Me sentía vigilada y la verdad comenzaba a molestarme. ¿Acaso estaba paranoica? Podría ser, al sentirme descubierta en mi trabajo, podía estar imaginando cosas. Me acerque a pagar en la caja y Maik el empacador me saludó. Éramos amigos, habíamos estudiado juntos en primaria.
—¿Qué tal, Mia?—preguntó.
—Estoy bien, ¿y tú?—respondí.
—Bien, ¿Y Hannah?—preguntó, sentí una punzada en el pecho, pero la ignore y le sonreí devuelta.
—Muy bien, está de viaje…—alargué y el asintió—, Adiós, Maik. Gusto saludarte.
—Adiós, Mia. Saludos a Annie—respondió.
Tome las bolsas y camine hasta el departamento, cuando estaba por subir escuche el “click” de una cámara. No estaba alucinando, sabía lo que había escuchado. Me gire mirando para todos lados pero no vi a nadie con un teléfono o algún aparato electrónico. Me sentía confundida, sé que escuche ese sonido. Con un sentimiento de incomodidad, continué caminando hasta la entrada. Subí al pórtico y saludé al señor Will, el portero.
Subí en el ascensor y al llegar a nuestro piso me fije por la ventana del pasillo, no había nadie sospechoso en la avenida. ¿Entonces por qué escuche como sí me tomarán una fotografía? Suspire con pesadez y entré, guarde todo en la alacena. Aproveche el día libre para limpiar todo, sacar cosas antiguas y ropa que no usáramos. Preparé el almuerzo, ya que muy probablemente Annie viniera muerta de hambre, el tiempo se pasó entre mis canciones favoritas y los quehaceres de la casa. Escuche las llaves y finalmente entró mi sobrina.
—Hola, tía preciosa—saludó acercándose a mí y dejando un beso en mi mejilla, tiró su bolso en el sofá.
—¿Cómo te ha ido cariño?—pregunté—, Recoge tú bolso y llévalo a tu habitación.
—Genial, ¿Adivina quién tiene un puesto para el club de música?—respondió con ilusión, sabía que le encantaría esa propuesta, amaba tocar el piano. Eso lo heredo de mi madre, también era una artista increíble.
—¿Aceptaste?—pregunté y asintió repetidas veces.
—¡Tía, quieren que participe en el evento de talento del mes!—respondió contenta.
—Entonces participarás, sé que es tú sueño ser una gran pianista—respondí—, ¿Y el club de arte qué?—pregunté.
—También entré, fue inevitable no hacerlo. Soy genial—respondió divertida y me reí.
—Bien niña sabelotodo, ven a comer—avisé sirviendo los platos de ambas en la mesa.
Nos sentamos juntas y disfrutamos de los macarrones con queso cheddar que había preparado, Annie no paraba de conversarme de lo mucho que le gustaba su nuevo colegio. Lo eficaces que eran las clases, lo bien que la recibieron sus compañeros y lo divertido que era poder pertenecer a clubes. Lo cual solo significaba una cosa para mí, debía trabajar muy duro para mantenerla así, feliz, contenta, plena. Me daba vida verla tan brillante, serena, pero sobretodo tranquila. Le dije que se cambiará el uniforme para irnos de compras, ya que había sido invitada al cumpleaños de una nueva amiga y no tenía que ponerse.
—Tía, Dana es la niña más popular de toda la escuela. Le caí bien, ¿sabes lo que eso significa? ¡Debo ser su mejor amiga! Además es muy buena persona, asiste los fines de semana como voluntaria al ancianato de la ciudad. ¿Crees que yo también pueda hacerlo?—preguntó esperanzada.
—Claro que sé lo que significa, también fui al colegio. ¿Sabes?—divertí y ella se rio—, Y si claro que puedes hacerlo, querer ayudar en esos lugares es muy noble de tu parte, Annie.
—¡Eres la mejor! Iré a cambiarme—avisó yéndose.
Recogí los platos y los deje en el lavabo, seguía pensando en esa extraña sensación de sentirme vigilada. ¿Acaso me estaba afectando haber sido descubierta por un cliente? Pero estaba segura de lo que escuche, fuerte y claro. Para nada disimulado, no podía ser una simple coincidencia. Estaba algo nerviosa, esperaba internamente que fuera solo una paranoilla.
Annie se arregló y salimos juntas al bulevar, iríamos a su tienda favorita. “Jojo Beauty”. El camino fue rápido ya que para nuestra suerte el departamento se encontraba en una buena zona. Al entrar se volvió loca buscando vestidos, blusas, pantalones y zapatos, no sabía de donde tenía tanta energía. Me dispuse a revisar los armadores, conseguí bonitos vestidos que le haría probar, solo por diversión. Ya que sabía que los odiaría porque “son infantiles” y ella es “grande”.
—Tía, tengo todo. Iré a probarme—me avisó mientras arrastraba un carrito de compras lleno. Me sorprendí lo mucho que había elegido.
Asentí y le coloque los que yo escogí, tomé asiento y espere a que se probará. Hacía pasarelas y bailes divertidos cada que salía del probador, haciéndome carcajear. Era tan ocurrente, sumándole que la tienda mantenía buena y movida música, estalle en risas al verla usar unas medias de fresas, con una falda roja y un suéter de lana color naranja. A eso le sumamos un sombrero de playa y unas gafas en forma de corazón.
—Decídete, ¿es un look de verano o invierno?—divertí, ya que había mezclado ambas tendencias.
—¡Ni de chiste saldría así!—respondió riendo.
La estaba pasando muy bien, teníamos tiempo sin compartir esto. Ya que trabajaba de noche, pero dormía de día. O siempre estaba cansada como para salir con ella o llevarla al colegio. Me hacía feliz verla disfrutar de mi compañía, al final terminó decidiéndose por unos vestidos muy bonitos y acordes a su edad, unos zapatos y un collar. Luego de pagarlo todo, salimos con las bolsas y caminamos hasta su heladería favorita. Nos compramos una banana Split y nos sentamos en la mesa de la avenida, mientras contábamos los autos rojos y azules que pasaban, era una vieja tradición que teníamos.
Regresamos a casa entre risas y diversión, ya que Annie había sido “bendecida” con la popo de una paloma. Venía quejándose y maldiciendo su mala suerte. A pesar de que le dije que había un dicho que decía que vendría algo bueno, al llegar Will aparte de saludarme, me llamó.
—¿Qué ocurre, Will?—pregunté confundida.
—Señorita Mia, le han dejado un paquete—respondió. Lo mire confundida, no recordaba haber ordenado nada, fue a su garita y lo sacó.—, Aquí tiene.
Lo recibí confusa, mientras subía con Annie por el ascensor. Estaba muy nerviosa, quizá seguía paranoica por el percance del evento, la sensación de estar siendo perseguida y el sonido que creí escuchar. Pero ¿Un paquete? Esto era muy extraño. Luego de dejar a Annie con sus compras en su habitación, me dispuse a abrirlo. Tenía mucho miedo, así que rompí el lazo enorme que tenía y quite la tapa, era una zapatilla de ballet. La que solía usar cuando lo practicaba hace años, sabía que era mía porque mi madre les bordo una M en color rojo. Me sentía muy sensible, mis ojos se humedecieron, ¿Qué significaba eso? ¿Acaso una broma de mal gusto de Hannah? Era imposible, esa zapatilla la perdí hace muchos años. Había una nota, lo cual hizo erizar mi piel.
“Cómo olvidar cuando solía verte bailar, sin duda alguna fuiste la mejor en el recital del lago de los cisnes”.
Finalmente luego de varios días de falta, volví al bar. Practique las rutinas y los bailes nuevos que había aprendido, hoy era viernes, los mejores días pagados. Así que me esforzaría bastante para intentar reponer los días perdidos, no podía darme el lujo de desperdiciar el dinero. Ya que cada centavo cuenta, más ahora que probablemente Annie necesitaría sus materiales para el club de arte, los cuales no son nada baratos. Pero haría lo necesario para conseguirlos, todo por verla feliz. Por suerte se había mejorado y ya no gastaba en medicinas o consultas médicas.Me vestí con mis mallas de red negras, tacones altos color negro y suela roja, guantes de seda rojos, short rojo de cuero, corcel negro con cordones rojos y mi peluca roja trenzada. Un leve maquillaje, labios rojos y antifaz negro. Ensaye muchas veces la rutina de hoy, le agregué algunos pasos que h
—¿Qué clase de beneficios?—pregunté con curiosidad—, ¿Y por qué me elegiste a mí? Miriam es más antigua, baila mucho mejor.—Pagaré el colegio de tu sobrina, un mejor departamento para ambas y te daré un auto por el simple lujo de tu exclusividad—respondió dejándome anonadada, ¿cómo era que sabía que tenía una sobrina? Sentí un escalofrió envolverme por completo—, Y Miriam no produce nada en mí, como tú con tu forma de bailar.—¿Cómo sabe que tengo una sobrina? Es información personal, no entiendo—pregunté tomando valor, era parte de identidad, ¿acaso él sabía quién era realmente?—¿Crees que no te mandaría a investigar si quiero que trabajes para mí?—preguntó con una so
—No, no ha pasado mayor cosa—respondió.—¿Y qué hago aquí?—pregunté.—Bueno, usted vomito su ropa y estaba muy borracha. ¿No esperaba que la llevara así a su casa y que su sobrina la viera ebria o sí?—preguntó y baje mi cabeza con vergüenza.—Gracias, supongo—respondí y el asintió, había algo que me estaba matando—, ¿Usted me cambió de ropa?—pregunté.—Sí, lo siento pero su ropa olía mal—respondió y volví asentir—, No se preocupe que por mucho que quise ver, no vi nada que no debiera.Sentí erizarse mi piel, mis mejillas tomaron un tono carmesí. ¿Por qué bebí tanto? ¿Qué me sucedió? Yo nunca hago esto, jamás dejaría sola a Annie por tomar. Rayos, Annie.<
Habíamos pasado el día conversando, intente defenderme de los comentarios que me hacían ese par. La verdad es que no podía creer la enorme imaginación que tienen las dos. ¿Cómo es que creían que sería capaz de dormir con alguien que conocí en una noche? No soy de esa clase de mujeres, no podría. No está en mí, soy más pasional. Me gusta hacer el amor, no tener sexo y ya. Soy demasiado chapada a la antigua como diría Hannah. Pero así me criaron mis padres, aprendí mucho de mi valor como persona, como mujer y no se me hace fácil entregarme a cualquiera. ¿Era amargada? Quizá. Terminé de ondular mi cabello, no sé porque pero quería lucir bonita para mi nuevo jefe. ¿Acaso había enloquecido? Pero es que aquel hombre demandaba atención, era crucial para mí seguirle agradando. Espera, &i
Luego de la visita a casa de Alessandro, pasé todo el fin de semana con Annie. Según decía aquel papel él dispondría de mis horarios, pero no me llamó o escribió en dos días. Hoy era lunes, salí temprano a trotar. Me gustaba hacer deporte muy temprano, sentí pasos, me giré rápidamente pero no vi a nadie. Ignoré el caso y me coloque nuevamente los audífonos, seguí el camino de siempre y regresé al departamento nuevamente. Esta zona no era la mejor, era algo peligrosa, pero era económica. Desde que Hannah se fue, siempre he querido mudarme de aquí. Aun suelen venir “amigos” de ella a buscarla y temo que lo hagan un día que no esté con Annie. Por eso no le permito abrir la puerta nunca, siempre estoy al pendiente de ello. Prepare el desayuno y escuché como corría el agua en la ducha de la habitación de Ann, se hab&i
Desperté agitada por segunda vez, nuevamente había tenido esa pesadilla con el chico psicópata del supermercado. En la que él abusaba de mí y Alessandro no llegaba a tiempo. ¿Desde cuándo dependía de él? Me sentía segura de alguna forma, quizá solo me gustaba el hecho de sentirme protegida o que nos cuidará. Porque también lo hacía con Annie y solo con las atenciones y detalles que tenía con ella se había ganado mi cariño. Divise la hora en el reloj de mi mesita de noche eran poco más de las seis, me coloque de pie y prepare el desayuno para Ann, le prepare su favorito. Huevos, tocino y fruta picada. Fui a despertarla y luego de batallar un buen rato, logré entrará a la ducha. Treinta y dos minutos después estaba sentada frente a mí comiendo. Mi teléfono vibro y sonó la música de jazz que había seleccion
Después de cerciorarnos que habían empacado nuestras cosas más importantes y significativas. Ayudamos a colocar todo en su puesto. Annie estaba irreconocible, estaba hiperactiva y muy feliz, me sentía más segura en este lugar. Podía dejarla sola y no sentir miedo, lo seguía haciendo claramente. Pero al menos sabía que podía estar vigilándola por las cámaras. Me fije en la hora y me arregle un poco, era mi primer día en el nuevo trabajo. No podía negar que estaba extremadamente nerviosa, pero sabía que debía cumplir mi parte. Él ya había cumplido la suya, tome un vestido y unos tacones. Me cambiaría en su casa para la cena que mencionó o eso suponía, me despedí de Annie y salí del edificio. Subí al auto y conduje hasta su casa, la enorme a donde nos llevó a Annie y a mí. Luego de unos minutos interminables, abri
Me besaba pasionalmente, tanto que sentía calor en todo mi cuerpo, bajo su boca besando mi cuello y sentí como mojaba mis bragas, comenzó desabrochando mi pantalón, para luego bajarlo hasta mis rodillas, yo por instinto hice lo mismo con el suyo. Volvió a besarme con aquella intensidad que me estaba volviendo loca, poso su mano en mi entrepierna y comenzó a dar suaves masajes por encima de mi braga, haciéndome estremecer, moví mi cabeza hacía atrás y el aprovecho eso para llenar de besos todo mi cuello aumentando mi deseo que me hiciera suya, su mano hizo a un lado mi braga mientras introducía sus dedos, estaba tan mojada que entraron sin problema, mi cuerpo estaba a mas no poder, sentía mucho placer y ganas de él, siguió besándome cada vez con más intensidad, mis piernas temblaban y me faltaba el aliento, sentía una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, un