35º ¿Volver a ser Daniela?

Bajo a mi mujer lentamente, haciendo que ella pueda apoyar los pies en el suelo, aunque no la dejo suelta, porque temo que el temblor y languidez de sus músculos la hagan caer. Todavía estoy firmemente clavado en ella, porque a pesar de que hice que se viniera, yo aún no lo hago y quiero darle un orgasmo más antes de dejarme ir. Y pensar que, en una así, en un momento de placer puro entre nosotros, ahora una nueva vida crece en el centro más profundo de su ser y nosotros lo hicimos.

Dentro de poco, su vientre con esa ligera redondez tan suave que siempre ha tenido y que me encanta acariciar, crecerá para albergar a nuestro hermoso bebé…

Beso sus labios, su cuello, sus jadeos repercuten en mi entrepierna y siento la necesidad de moverme otra vez, por lo que la volteo luego de salirme, y la hago apoyarse contra el azulejo de la ducha. Mi boca pegada a su oído al tiempo en que la sujeto de la cadera con firmeza.

-Abre más las piernas para mí, quiero hacer que veas las estrellas hoy.

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