La luna estaba en lo más alto del cielo, los destinados dentro del círculo tomados de las manos y todos los demás presenciando lo que se venía. Apolo miró a su híbrida a los ojos y ella, totalmente sonrojada, lo miró a él. ―Yo Apolo Duncan. ―Inició él con gesto serio y sin apartar la vista de su destinada. ―Beta de la manada Sol y Luna, te tomo a ti, princesa Luna Ottum de la manada Luna Creciente, como mi pareja, mitad, compañera de vida y luna. ―Luna estaba eufórica, ella gritaba interiormente, jamás pensó que todo se sintiera tan abrumador e intenso, ¿Cómo es que su loba se remueve con solo unas palabras? El peso espiritual realmente es mucho. ―Hoy ante nuestra Diosa y frente a todos estos testigos, te juro lealtad, protección, amor y respeto. ―Finalmente sonrió. ―Prometo aceptarte con toda y tu rebeldía, estaré ahí para ti sin cuestionar nada. ―Luna agrandó la sonrisa. ―Eras, eres y siempre serás lo primordial en mi vida, juró seguir el camino por el que me guíes, seguiré tu luz
―Tenemos toda una vida para eso. ―La miró a los ojos. ―Además, estoy dispuesto a aceptar todo lo que venga de ti, menos castigarme con sexo, prométeme que jamás harás eso. ―Luna se sonrojó. ―Vamos, luna mía, prométele eso a tu hombre. ―La chica pasó saliva al sentir su virilidad contra su bajo vientre. ―Lo prometo. ―Dijo dejándose llevar por lo que su hermana le contó, ella no podrá estar lejos de él ni porque se esfuerce. ―¿Podemos irnos ya? ―No lo podía soportar, ella quería pertenecerle por completo. ―Por supuesto que sí. ―Dark miró la escena y se sintió morir, él pensó que podía con eso, pero la verdad es que no. Cada segundo deseaba matar a Apolo para que su niña siguiera solita. ―Cálmate. ―Jessi miró a su marido con seriedad. ―Es el momento, sabíamos que una vez la Diosa bendijera la unión, sería cuestión de tiempo para que él la marcara. ―¿Por qué no pudieron esperar un poco más? ―Dark estaba que se moría. ―¡Sabes lo que pasa antes de la marca! ―Todos rieron. ―Vamos amigo.
―No pidas lo imposible. ―Ladeó la sonrisa. ―Tengo amigos, Apolo, yo… ¡Dios! ―Se aferró a los hombros del hombre furioso sobre ella. ―Así que amigos. ―Presionó con un poco más de fuerza, está realmente estrecha. ―Bueno, espero que sean guerreros. ―Ladeó la sonrisa. ―Así los pondré en primera línea. ―Luna no pudo reclamarle, lo único que salió de su boca fue él gritó por esa invasión tan dolorosa. ―¡Madre mía! ―Cerró los ojos con fuerza, ella siente como está sanando, él la desgarró. ―Dioses. ―Lo miró sin parpadear, ¿Cómo es que un hombre tan relajoso puede quedar tan serio? ―Joder. ―Cerró los ojos. ―Lo siento, yo… ―Luna lo calló con un beso, ella no está enojada, quiere todo de él. ―Mierd4. ―Apolo inició los movimientos de cadera, él intentó controlarse para que ella se acostumbrara, pero el saber que se folla a la mujer que le pertenece simplemente lo enloqueció, él arremetió contra ella sin piedad y agradeció que fuera fuerte, de ser una humana ya la habría matado. Luna estaba rea
“―Yo, Eir Ottum, te rechazo a ti Vidar Granberg por asesinar a mi madre a sangre fría y cometer traición. ―La frialdad en la mirada de su amada hizo aullar a su lobo con tristeza. ―Desde hoy nuestra conexión y lazos quedarán para siempre rotos. ―Estiró su mano, ¿Cómo es posible? ¿Ella, su luna lo está rechazando justo antes de su ceremonia? ¿Acaso no le permitirá explicarse? ―Acepto tu rechazo. ―Con dolor en su ser aceptó el rechazo y tomó su mano para que el pacto se sellara aun cuando su alma se rompió en miles de pedazos y su corazón se destruyó por completo.” El sudor se deslizó por el dorso de su cuerpo desnudo, ¿Por qué sueña con eso ahora? ¿Por qué lo recuerda después de dos años? Pasó la mano por su rostro, desde aquella vez se juró no pensarla más, decidió abandonar cualquier recuerdo en el que ella existía. Pero tal vez haberla amado con todas sus fuerzas desde que eran unos niños se lo complica siempre, por mucho que desee olvidarse de esa mujer no lo logra y eso lo enfu
Eir quedó petrificada al ver al hombre que rechazó años atrás, su corazón inició a latir con fuerza y su estómago se contrajo tan fuerte que las ganas de vomitar fueron infernales. ¿Por qué no le preguntó a su amiga de quién era la empresa? ¿Cómo es que pudo reencontrarse de esa manera con él? ―Yo… ―Vete. ―Dijo sin dejarla hablar. ―No tienes lo que se necesita para este trabajo, así que sal de mi despacho y también de mi edificio. ―Esa mirada fría y furiosa colisionó todo en Eir. ―¿No has escuchado? ―La miró con más dureza. ―Bien, llamaré a seguridad. ―Se colocó el teléfono en la oreja. Eir que aún no había reaccionado, lo miró, lo miró y lo miró hasta que lo vio cortar y entonces dándose una bofetada mental, retrocedió, cerró la puerta y se marchó sin decir una palabra. ¿Por qué su corazón se siente tan extraño? ¿Por qué actuó de esa manera al verlo? ―Pobre. ―La secretaria de piso negó. ―No tardó ni el minuto, el jefe es letal. ―Negó con pena mirándola subir al ascensor. ―Por lo
Eir abrió los ojos más cansada que otra cosa, una semana había estado trabajando para Vidar y se sentía como haberle vendido el alma al mismísimo diablo. Ese hombre es un demonio a toda regla y una semana se siente como si hubiera pasado un año. Las ganas de quedarse en cama para descansar un poco más de lo que Vidar le permite le estaba ganando, pero recordar que gracias a ese trabajo ella no quedará en la calla y de dejarlo no podría pagar toda la deuda que tiene, dio un largo suspiro y tras encontrar esa energía que no tiene se puso en pie. ―Vamos, Eir… gracias a ese trabajo seguirás teniendo donde vivir. ―Se dio ánimos mientras camina con dirección al baño. ―Tendrás para comer, aunque el fastidioso de tu jefe no te dé tiempo ni siquiera para eso. ―Se miró al espejo y es un desastre. ―¿Qué te tiene tan mal? ―Le preguntó al reflejo. ―¿El que sea tan cruel contigo o por estar a su lado después de tanto tiempo y tras lo que pasó? ―No se respondió, pero la respuesta estaba clara, es
Eir se arrepintió de beber mucho en cuanto se puso en pie para ir al baño, absolutamente todo a su alrededor le dio vueltas, ella está tan ebria que mira doble. Corriendo a como pudo, llegó al baño donde devolvió todo lo que se había comido, ella estaba realmente borracha y no sabía como controlarlo. ―Dios. ―Susurró aferrada a las paredes del cubículo en el que está metida. ―Esto está mal. ―Susurró sonriendo por el efecto del alcohol. ―Eres una tonta, Eir… debiste decir que no y que se j0da tu jefe. ―Sin borrar la sonrisa salió del baño para lavarse la boca, al terminar, sujetándose de cualquier cosa, más de la pared, logró salir de los aseos. ―¿Estás bien? ―Eir miró al hombre y al reconocerlo sonrió un poco más. ―Sí… superbién. ―Dijo dejando evidente su borrachera. ―Oh, vaya, creo que no estás tan bien como dices. ―Dijo al sostenerla. ―Una hermosa chica como tú debería estar siempre acompañada, ¿No lo crees? ―El colega de Vidar aprovechó que todo estaba solo y la metió al baño. ―
El día encontró a Eir desnuda, con la sabana blanca tapándole su cuerpo, con el cabello enmarañado y realmente húmeda. Los movimientos se hicieron más seguidos por el irritante pitillo que no sabe de dónde viene exactamente. Eir estiró su mano para apagar la alarma de su móvil, pero no estaba donde ella siempre lo dejaba. Quejándose y aun con los ojos cerrados se dejó guiar por el tono y una vez tanteó el piso abrió los ojos confundida al verlo más allá. ―Aaahhh. ―Se quejó al ponerse en pie, su feminidad duele muchísimo al igual que su bajo vientre y cabeza. ―¿Qué sucedió? ―Se preguntó al ver su vestido en el piso y encontrar su cuerpo desnudo. ―No puede ser. ―Dejó de respirar al ver la mancha de sangre en la cama, ¿Acaso le había llegado el periodo? Rápidamente, corrió y tomó las sábanas que había tirado al piso cuando se puso en pie, al revisarla y no ver más sangre, volvió a mirar la mancha sobre la cama y después con mucho miedo miró sus piernas, pero no había rastro de sangre,