Entrada Al Infierno

Eir quedó petrificada al ver al hombre que rechazó años atrás, su corazón inició a latir con fuerza y su estómago se contrajo tan fuerte que las ganas de vomitar fueron infernales. ¿Por qué no le preguntó a su amiga de quién era la empresa? ¿Cómo es que pudo reencontrarse de esa manera con él?

―Yo…

―Vete. ―Dijo sin dejarla hablar. ―No tienes lo que se necesita para este trabajo, así que sal de mi despacho y también de mi edificio. ―Esa mirada fría y furiosa colisionó todo en Eir. ―¿No has escuchado? ―La miró con más dureza. ―Bien, llamaré a seguridad. ―Se colocó el teléfono en la oreja.

Eir que aún no había reaccionado, lo miró, lo miró y lo miró hasta que lo vio cortar y entonces dándose una bofetada mental, retrocedió, cerró la puerta y se marchó sin decir una palabra. ¿Por qué su corazón se siente tan extraño? ¿Por qué actuó de esa manera al verlo?

―Pobre. ―La secretaria de piso negó. ―No tardó ni el minuto, el jefe es letal. ―Negó con pena mirándola subir al ascensor. ―Por lo que veo no contrataron a ninguna y vaya que todas son una belleza. ―El cotilleo se intensificó.

Vidar intentó ponerse en pie, pero sus rodillas se debilitaron a tal grado que ni siquiera podía despegar el trasero de la silla. ¿Por qué ella está buscando trabajo en su empresa? Rápidamente, sacudió cualquier pregunta con respecto a esa mujer, la echó y es lo que cuenta.

Enfurecido, confundido y un poco perdido por todo lo que ver a esa mujer le ocasionó, decidió asistir a la junta, él necesita desestresarse y no hay nada mejor que intimidar a sus trabajadores y matar los sueños de quienes aspiran a asociarse con él.

Eir llegó al restaurante donde trabaja su amiga, ella pensó en gritarle por enviarla a ese lugar, pero eso sería injusto, Jessi no sabe nada al respecto y reclamarle sería abrir un portal que acabará con toda ella.

―¿Qué pasó? ―Jessi se sentó a su lado sin importar que estaba en su turno. ―¿Tan mal te fue? ―La miró a los ojos. ―Me dijeron que el tipo era un monstruo, pero de verdad pensé que podrías con eso. ―Eir respiró hondo para intentar calmar su corazón y la revolución en su estómago.

―Es un monstruo, Jessi. ―La barbilla le tembló, él no tuvo ni un grado de delicadeza y aunque lo entiende, realmente le dolió. ―No sé qué haré ahora. ―El timbre del móvil sacó la furia en ella. ―¿Sí? ―Contestó reseca.

―Oh, me has tomado la llamada. ―Eir cerró los ojos con fuerza al escuchar la voz del casero, ¿Por qué no miró el nombre antes?

―Señor, yo…

―En vista de que me evadiste esta mañana. ―El hombre la cortó. ―Supongo que tampoco tienes el pago de este mes, así que te dejaré muy en claro algo…

―Pero señor…

―Si no me pagas en quince días, te echaré a la calle y no me importará quedarme con lo poco que tienes en el piso. ―La amenazó. ―No hay dinero, no hay techo donde descansar. ―Cerró la llamada dejando a Eir con la cabeza grande.

¿Qué hará ella ahora? ¿En dónde trabajará si no hay plazas ni siquiera en bares? ¿Qué puede hacer para conseguir ese dinero? Jessi frunció el ceño al verla tan preocupada y pálida.

―Eir, ¿Qué sucede? ―Al verla llorar se preocupó un poco más. ―Vamos, no me dejes así, cruentamente que está pasando, por favor. ―Eir no podía ni siquiera hablar, ella está perdida, está sentenciada a vivir en la calle y no tiene cara para pedirle más ayuda a su mejor amiga, ya la ha molestado lo suficiente.

―Nada. ―Sollozó. ―Debo irme, prometo llamarte y contarte todo. ―Limpió sus lágrimas, ella solo tiene una opción. ―Te amo, esposa. ―Besó su cabeza y salió casi corriendo, dejando a su amiga realmente descolocada y preocupada por su manera de actuar.

Eir tomó un taxi con el poco dinero que tiene, ella está limitada en cuanto a su economía, pero debía llegar a esa empresa antes de que Vidar se marchara. Escuchó a las trabajadoras decir que no habían contratado a alguien, así que debía hacer lo imposible por conseguir ese puesto sin importar nada.

Vidar salió más aburrido de la junta, por lo que decidió reagendar su almuerzo con su mejor amigo, necesita conversar con alguien que lo haga sentir bien y ese es Apolo.

―Señorita, no puedo darle esa información. ―La recepcionista de planta la miró implorante. ―El señor Granberg ha salido hace veinte minutos y no sé cuando vuelva. ―Eir gruñó furiosa.

―Solo debe decirme a donde fue, sé que usted lo sabe y de no saberlo habrá alguien que sí lo sepa. ―Ella no estaba dispuesta a irse o esperar, muy bien podría él no volver. ―Por favor… necesito encontrarlo, mi vida depende de ello. ―La chica se sintió mal.

―Es que yo…

―¿Qué está pasando? ―Jonathan se acercó a las jóvenes, se les ve muy agitadas.

―Es que la señorita desea localizar al señor Granberg. ―Jony miró a Eir por unos segundos, no la conoce. ―Fue una de las candidatas. ―Le informó al saber lo que su compañero trataba de hacer.

―Oh, y supongo que el señor no la seleccionó. ―Eir un poco molesta porque le están haciendo perder el tiempo, lo miró a los ojos.

―Él ni siquiera me entrevistó y no lo creo justo. ―Se acercó un poco más a él. ―Quiero solo saber donde está, prometo que no meteré a nadie en problemas. ―Jonathan la miró con una pequeña sonrisa, su jefe no contrató a nadie y él ya quiere tomar su nuevo puesto, además a la chica se le ve un carácter poco sumiso.

―Bien, está en este restaurante. ―Lo apuntó en un papel de notas y se lo entregó. ―Suerte. ―Eir quería abrazarlo, pero se contuvo y salió corriendo del lugar. Si no logra quedarse con el trabajo lo único que estaría haciendo es gastándose lo poco que tiene, pero debía arriesgarse.

Vidar al llegar al restaurante sonrió, al mirar a uno de los pocos que estuvieron a su lado cuando su mundo se cayó sobre su cabeza al ser rechazado por la mujer que amó como un loco. No está dispuesto a contarle sobre el extraño reencuentro que tuvo con su ex, pero eso no significa que no lo haga olvidarlo.

―Por esa cara debo decir que no pudiste hacerles la vida imposible a las personas. ―Se puso en pie para recibirlo. ―Eso, o que te la pusieron muy fácil. ―Vidar rio.

―La última, por supuesto. ―Tomó asiento. ―¿Cómo estás, Apolo? ―El pelinegro resopló.

―Jodido, mi padre me trasfirió aquí solo para cuidarte el culo por petición de tu padre. ―Gruñó. ―¿Cómo puedo yo sentirme cuando tengo a Cosmo Granberg respirándome en el cuello? ―Vidar apretó con fuerza la mandíbula. ―Amigo, de verdad. ―Lo miró a los ojos. ―Han pasado dos años, ¿Por qué no tratas de buscar una pareja estable?

―¿Me ves con cara de querer a una mujer? ―Lo miró furioso. ―La Diosa Luna me abandonó, se supone que cuando somos rechazados al poco tiempo recibimos la bendición de tener otra pareja, ¿Qué pasa conmigo?

―Tarde o temprano tendrás que hacerlo, lo sabes. ―Vidar no dijo nada más, no se le apetece hablar de parejas cuando quien lo destrozó reapareció.

―No tienes ningún derecho de rechazarme. ―Apolo quedó petrificado al ver a la mujer, en cambio, Vidar se tensó por completo. ¿Qué hace ella ahí? ―Yo puedo trabajar para ti y…

―No tienes lo que se necesita. ―La cortó con frialdad, pasando de todo lo que significa tenerla ahí después de tanto tiempo. ―Una princesita mimada como tú no tiene las agallas. ―Eir se sintió explotar.

―¡Mi capacidad es suficiente para ese puesto! ―Dejo en claro su posición. ―No tienes motivos para no contratarme. ―Eir estaba respirando pesado, ella se convenció de que es por la furia del rechazo y la desesperación por conseguir el trabajo, pero lo cierto es que esa mirada fría la estaba aplastando. ―Los que solo viven de los recuerdos son idiot4s e inmaduros por no soltar el pasado y aferrarse como unos dependientes. ―Vidar apretó los puños y endureció más su gesto.

Él deseó gritarle y humillarla, decirle que si fue capaz de abandonar a quien confiaba en ella, no tenía lo necesario para mantener un puesto donde otra persona depende de ella, pero eso sería aceptar lo que ella dijo y él ni siquiera la recordaba hasta esa mañana en la que soñó.

―Bien. ―Vidar ladeó la sonrisa. ―Estás contratada, loba mimada. ―Eir se tensó por completo, no por su peligroso gesto y tono, sino que ella ya no tiene una loba, su padre la selló y ahora es una completa humana. ―Bienvenida al infierno, señorita.
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo