Mía se aferró al torso desnudo de Damien sin pensar si quiera en que se encontraba sin camisa. Cuando se acabaron sus lágrimas, se alejó un poco de él y limpió su rostro con las servilletas para secar las manos que había en el baño.—¡Dios!, pensarás que soy una llorona, siempre me encuentras así.—Ya te dije que jamás pensaría algo negativo sobre ti —le aseguró Damien.La castaña terminó de limpiarse la vista y fue entonces cuando casi se queda sin aliento al verlo. Lo primero que llamó su atención fueron todos esos tatuajes que llevaba en el cuerpo.Su vista lo recorrió con avidez, no reparó en disimular ni siquiera un poco. Él se echó a reír al ver cómo ella parecía comérselo con la mirada. Mía levantó la vista a sus ojos y enrojeció de vergüenza.—Lo siento —se disculpó mirando hacia otro lado.—No te tienes que disculpar por admirarme, no me ofende, tampoco me molesta, todo lo contrario —admitió acercándose a ella—. Puedes deleitarte cada vez que quieras.Las mejillas de Mía se p
El clima en Oakwood Lane era tan cambiante como los pensamientos de Mía. Hasta ese momento había hecho un frío ligero, pero estaban al borde del cambio de estación, el invierno iba a entrar con fuerza y lo demostró mientras ella y Damien iban de camino a la Groove Plaza. Pues, de pronto comenzaron a caer ligeros copos de nieve sobre el parabrisas del auto.—¡No puede ser! —exclamó Mía con un asombro tan inocente y tierno que causó una sonrisa involuntaria en Damien.—¿Nunca habías visto nevar? —preguntó con curiosidad.—Claro que sí, pero no nevaba en Oakwood desde hace más de diez años, esto es inesperado.Mía iba asomada por la ventana, e intentaba atrapar algún copo, pero no alcanzaba a agarrarlos por la velocidad a la que iban. Finalmente, Damien se detuvo en un semáforo y un ligero copo cayó en la palma de su mano.Volteó para enseñárselo, no esperaba que él estuviese mirándola con una admiración tan obvia que la hizo sonrojarse.—En Fangvale no nieva, ¿verdad? —preguntó con el c
El corazón de Damien se detuvo por un microsegundo, ese en el que vio el cuerpo frágil de Mía descender hasta las heladas aguas del río Silverbrook. El nombre se lo daban los colores plateados que parecía reflejar cuando la luna llena iluminaba el cielo, sin embargo, esa noche no había luna, esa noche las nubes poblaban el cielo y el frío gélido se colaba en los huesos.La temperatura del agua estaba cerca al punto de congelación, y la única razón por la que no se congelaba del todo, era porque su caudal agitado lo impedía.Mía cayó en las aguas oscuras y desapareció por completo, sumergida en el río helado que parecía habérsela tragado por completo.—¡Mía! —gritó Damien. Soltó los chocolates calientes que tenía en la mano y sin siquiera meditarlo, se quitó la camisa y los zapatos, quedando solo con el pantalón de mezclilla negro que llevaba. Las personas que presenciaron la escena le gritaron que no lo hiciera, pero él no iba a esperar un absurdo rescate.Se arrojó a las aguas del rí
Casi un mes había transcurrido desde que Dereck se había ido de la universidad. El comunicado oficial decía que era por motivos familiares, un tío contrajo una enfermedad grave y solo le quedaba un familiar. Los directivos de Oak por supuesto se solidarizaron con su pobre situación y le dijeron que podía tomarse el mes sin preocuparse por nada. No obstante, la realidad era que Dereck se había ido por algo mucho más importante que eso; buscar respuestas para solucionar el creciente problema del embarazo hibrido que crecía en el vientre de Ginger. A la pelirroja le dio la misma excusa, ya que sabía que no iba a poder convencerla en ese momento de realizarse el aborto, pero al volver, cuando quisiera respuestas por la extrañeza de su condición, sería el momento de confesar todo, y solo entonces esperaba que fuese lo suficientemente inteligente como para interrumpir ese embarazo que nunca debió ser. Con suerte no le diría a nadie sobre lo que es, pero ya Dereck tenía una idea de conting
Una visita inesperada había causado la interrupción entre Mía y Damien. El lobo gruñó por lo bajo, pues habían interrumpido un momento íntimo entre los dos, ella estuvo a punto de dejar que la besase y una interrupción así no era algo que pudiese perdonar tan fácil.Miró a la mujer que ingresó a la habitación con los ojos entrecerrados y una expresión de molestia.Mía en cambio se sorprendió, aunque no sabía si para bien o para mal.—Mamá… ¿qué haces aquí?—¿En serio me lo preguntas?La señora se acercó al lateral de la cama y le tocó la frente y las manos a su hija con el rostro lleno de preocupación.—¿Cómo supiste que estaba aquí?—La universidad me avisó, los doctores me dejaron pasar, ¿estás bien? ¿Te duele algo? —indagó revisando el cuerpo de su hija.—Sí, ya estoy bien —dijo con voz pausada.Su madre suspiró, cerró los ojos y al volver a abrirlos, era como si hubiese cambiado por completo.—Dime cómo pasó, ¿cómo es que estabas tan tarde fuera de la universidad? ¿ah? —exigió sab
El despliegue de magia que Zadrian ejecutó ante sus ojos lo dejó maravillado. Jamás había visto a un brujo o a un hombre lobo brujo en su vida, así que no pudo evitar dejar escapar un jadeo de asombro al ver lo que el chico creaba para él.—No estoy seguro de que vaya a funcionar, aparte de mí, esta sería la segunda vez que sucede un embarazo licántropo en una humana; aunque hay leyendas anteriores, pero ninguna termina bien —explicó Zadrian.Dereck tomó entre sus dedos el pequeño frasco con un líquido de un color rosa claro y transparente.—¿Con esto podré evitar que avance ese embarazo?—Mi esperanza es que con eso puedas provocar un aborto y que la chica sobreviva en el proceso. Con suerte no recordará nada más que un evento triste en su vida.—Muchas gracias, Alfa Zadrian. Tu hospitalidad y ayuda han dejado una gran impresión en mí.—Ha sido un placer, Alfa Dereck —dice haciendo una reverencia.Dereck no estaba acostumbrado a eso, su manada había perecido hacía tanto tiempo que ol
Mía tenía varios días encerrada en su casa. La excusa de su madre era que necesitaba recuperarse del accidente, pero ella ya se sentía bien como para regresar a la universidad, no obstante, su madre estaba empecinada en que volver iba a ser una pérdida de tiempo, pues no quería que su hija saliera con Damien, ni con ningún chico que ella no aprobase en realidad.Por fortuna no le prohibió las visitas de sus amigos, así que Cassandra y Ambrose si pudieron ir a visitarla. Mía tuvo que conformarse con que ellos le contasen el increíble partido debut que había tenido Damien contra uno de los rivales más antiguos de la universidad: los Magdogs.Luego pudo ver algunos videos que habían subido, pero eso fue todo. Su madre no la iba a dejar ir hasta que no estuviera convencida de que ella solo se enfocaría en los estudios.Los días le pasaron con una lenta agonía, y la soledad de su habitación no ayudaba a controlar sus pensamientos, y en especial, sus sentimientos.No podía dejar de darle vu
Mía abrió la puerta inmediatamente después de que Dereck se fue por el balcón. Seguía en pijamas y con el cabello desarreglado, cosa que molestó profundamente a su madre.—¡¿Cómo es que no te has cambiado?!Solo cuando se lo recriminó fue que cayó en cuenta de que no había tenido tiempo para arreglarse como se lo había pedido.—¡Oh! ¡Lo siento! Lo olvidé.—¡Eres una cabeza hueca! ¡Te dije que te quería ver bien presentable antes de que llegara!—Lo sé, es que… —Mía volteó hacia dentro pensando en que todo había sido culpa de Dereck—… me distraje estudiando, me cambiaré ahora.—Date prisa, es de mala educación hacer esperar a las personas.Mía la miró de forma inquisitiva, ¿qué había querido decir con eso? No le costó mucho descifrar que su madre había traído invitados a la casa, lo que no sabía era de quién se trataba y por qué de pronto debía “verse presentable”.Demoró quince minutos en los que buscó un lindo vestido floreado y se arregló el cabello con un peinado semi recogido que