¿Es posible tener sentimientos por dos personas diferentes al mismo tiempo?Mía se hacía esa pregunta sin parar mientras estaba en la clase de Italisio con Damien. El aula donde se encontraban era tipo auditorio, así que los estudiantes estaban distribuidos en largas mesas semi circulares y en diferentes niveles, desde donde podían observar a la profesora en medio explicando la clase.Damien se había sentado una fila más abajo de ella, pues todos los asientos a su lado estaban ocupados, sin embargo, aquello no fue un problema para el chico de cabello plateado, pues sabía que Mía estaba mirándolo sin parar.La castaña garabateaba los apuntes importantes que decía la profesora, pero, de rato en rato, la lapicera que tenía en la mano parecía cobrar vida propia y trazaba líneas por aquí y por allá. Sin darse cuenta, había estado dibujando a Damien.—¿Mía? ¡Señorita Sullivan! —La profesora llamó su atención lo que hizo que regresara a la realidad.—¿Sí?—¿Puedes conjugar el verbo que está
El sol irradiaba con fuerza sobre las cabezas de los jugadores que se encontraban en el campo de juego. Damien había esperado hasta el último momento, en especial cuando se asegurase de que el idiota de Pablo iba a estar allí para entrar con el uniforme del equipo que le habían prestado. El entrenador le aseguró que, si quedaba, le conseguiría uno nuevo especialmente para él.Se supone que los nuevos aspirantes consiguen alguna posición como sustitutos de la alineación oficial, pero Damien estaba determinado a conseguir una posición allí, después de todo, no iba a hacer tanto esfuerzo para quedarse sentado en la banca.Con una sonrisa que le surcaba el rostro llena de fanfarronería, entró al campo con el casco en la mano y observó a las personas que se encontraban allí. Las primeras en verlo fueron las porristas, que no pudieron evitar jadear de asombro, y a más de una se le mojaron las bragas al ver semejante belleza caminar con una seguridad digna de quien sabe que es el mejor.Sin
Mía se aferró al torso desnudo de Damien sin pensar si quiera en que se encontraba sin camisa. Cuando se acabaron sus lágrimas, se alejó un poco de él y limpió su rostro con las servilletas para secar las manos que había en el baño.—¡Dios!, pensarás que soy una llorona, siempre me encuentras así.—Ya te dije que jamás pensaría algo negativo sobre ti —le aseguró Damien.La castaña terminó de limpiarse la vista y fue entonces cuando casi se queda sin aliento al verlo. Lo primero que llamó su atención fueron todos esos tatuajes que llevaba en el cuerpo.Su vista lo recorrió con avidez, no reparó en disimular ni siquiera un poco. Él se echó a reír al ver cómo ella parecía comérselo con la mirada. Mía levantó la vista a sus ojos y enrojeció de vergüenza.—Lo siento —se disculpó mirando hacia otro lado.—No te tienes que disculpar por admirarme, no me ofende, tampoco me molesta, todo lo contrario —admitió acercándose a ella—. Puedes deleitarte cada vez que quieras.Las mejillas de Mía se p
El clima en Oakwood Lane era tan cambiante como los pensamientos de Mía. Hasta ese momento había hecho un frío ligero, pero estaban al borde del cambio de estación, el invierno iba a entrar con fuerza y lo demostró mientras ella y Damien iban de camino a la Groove Plaza. Pues, de pronto comenzaron a caer ligeros copos de nieve sobre el parabrisas del auto.—¡No puede ser! —exclamó Mía con un asombro tan inocente y tierno que causó una sonrisa involuntaria en Damien.—¿Nunca habías visto nevar? —preguntó con curiosidad.—Claro que sí, pero no nevaba en Oakwood desde hace más de diez años, esto es inesperado.Mía iba asomada por la ventana, e intentaba atrapar algún copo, pero no alcanzaba a agarrarlos por la velocidad a la que iban. Finalmente, Damien se detuvo en un semáforo y un ligero copo cayó en la palma de su mano.Volteó para enseñárselo, no esperaba que él estuviese mirándola con una admiración tan obvia que la hizo sonrojarse.—En Fangvale no nieva, ¿verdad? —preguntó con el c
El corazón de Damien se detuvo por un microsegundo, ese en el que vio el cuerpo frágil de Mía descender hasta las heladas aguas del río Silverbrook. El nombre se lo daban los colores plateados que parecía reflejar cuando la luna llena iluminaba el cielo, sin embargo, esa noche no había luna, esa noche las nubes poblaban el cielo y el frío gélido se colaba en los huesos.La temperatura del agua estaba cerca al punto de congelación, y la única razón por la que no se congelaba del todo, era porque su caudal agitado lo impedía.Mía cayó en las aguas oscuras y desapareció por completo, sumergida en el río helado que parecía habérsela tragado por completo.—¡Mía! —gritó Damien. Soltó los chocolates calientes que tenía en la mano y sin siquiera meditarlo, se quitó la camisa y los zapatos, quedando solo con el pantalón de mezclilla negro que llevaba. Las personas que presenciaron la escena le gritaron que no lo hiciera, pero él no iba a esperar un absurdo rescate.Se arrojó a las aguas del rí
Casi un mes había transcurrido desde que Dereck se había ido de la universidad. El comunicado oficial decía que era por motivos familiares, un tío contrajo una enfermedad grave y solo le quedaba un familiar. Los directivos de Oak por supuesto se solidarizaron con su pobre situación y le dijeron que podía tomarse el mes sin preocuparse por nada. No obstante, la realidad era que Dereck se había ido por algo mucho más importante que eso; buscar respuestas para solucionar el creciente problema del embarazo hibrido que crecía en el vientre de Ginger. A la pelirroja le dio la misma excusa, ya que sabía que no iba a poder convencerla en ese momento de realizarse el aborto, pero al volver, cuando quisiera respuestas por la extrañeza de su condición, sería el momento de confesar todo, y solo entonces esperaba que fuese lo suficientemente inteligente como para interrumpir ese embarazo que nunca debió ser. Con suerte no le diría a nadie sobre lo que es, pero ya Dereck tenía una idea de conting
Una visita inesperada había causado la interrupción entre Mía y Damien. El lobo gruñó por lo bajo, pues habían interrumpido un momento íntimo entre los dos, ella estuvo a punto de dejar que la besase y una interrupción así no era algo que pudiese perdonar tan fácil.Miró a la mujer que ingresó a la habitación con los ojos entrecerrados y una expresión de molestia.Mía en cambio se sorprendió, aunque no sabía si para bien o para mal.—Mamá… ¿qué haces aquí?—¿En serio me lo preguntas?La señora se acercó al lateral de la cama y le tocó la frente y las manos a su hija con el rostro lleno de preocupación.—¿Cómo supiste que estaba aquí?—La universidad me avisó, los doctores me dejaron pasar, ¿estás bien? ¿Te duele algo? —indagó revisando el cuerpo de su hija.—Sí, ya estoy bien —dijo con voz pausada.Su madre suspiró, cerró los ojos y al volver a abrirlos, era como si hubiese cambiado por completo.—Dime cómo pasó, ¿cómo es que estabas tan tarde fuera de la universidad? ¿ah? —exigió sab
El despliegue de magia que Zadrian ejecutó ante sus ojos lo dejó maravillado. Jamás había visto a un brujo o a un hombre lobo brujo en su vida, así que no pudo evitar dejar escapar un jadeo de asombro al ver lo que el chico creaba para él.—No estoy seguro de que vaya a funcionar, aparte de mí, esta sería la segunda vez que sucede un embarazo licántropo en una humana; aunque hay leyendas anteriores, pero ninguna termina bien —explicó Zadrian.Dereck tomó entre sus dedos el pequeño frasco con un líquido de un color rosa claro y transparente.—¿Con esto podré evitar que avance ese embarazo?—Mi esperanza es que con eso puedas provocar un aborto y que la chica sobreviva en el proceso. Con suerte no recordará nada más que un evento triste en su vida.—Muchas gracias, Alfa Zadrian. Tu hospitalidad y ayuda han dejado una gran impresión en mí.—Ha sido un placer, Alfa Dereck —dice haciendo una reverencia.Dereck no estaba acostumbrado a eso, su manada había perecido hacía tanto tiempo que ol