Jake Huxley Las semanas se han pasado largas y tortuosas, especialmente porque Will tuvo que ir a arreglar un problema con su familia y si él no está, yo no me puedo mover, por lo que me toca ver a Lily todos los días. Aunque dijo que sólo sería una semana, las cosas se le complicaron más y no le quedó más remedio que quedarse. —Me voy a volver loco… —me digo a mí mismo cuando salgo del cuarto y la veo pasando la aspiradora ella misma, pero no con una expresión triste, sino con la más grande de las sonrisas. Camino hasta la puerta y le digo con pesadez—. ¿No es hoy que debes ir a ver a la doctora para la inseminación? Ella se detiene, se incorpora y asiente, deja la aspiradora de lado para hacerme las señas, las que volvió a aprender a través de un curso en línea debidamente vigilado por los guardias de la casa. Me dice que será por la tarde y yo salgo de allí sin más que decirle. Lo único que deseo es que todo esto se termine, aunque ya ni sé para qué. Cuando llego abajo me anunc
Will Russell Terminamos de pelear, se termina el silencio tras el trago, Jake se acerca a mí y me da una sonora palmada en la nuca. —¡Tarado! ¡¡No puedes decir todas esas cosas!! Cualquier mujer se va a espantar más que sentirse halagada si oye que hablan así de ella. —¡Pero no tienes que golpearme! —le digo acariciando la nuca—. ¡Me vas a dejar tan idiota como tú! Jake abre la boca para decirme algo, pero se calla. Me ha regañado de todas las maneras posibles por querer quedarme con Lily, la que sigo creyendo que no es Lily, pero él mismo ha reconocido que es que la primera vez que me ve realmente interesado y no sólo eso, sino que también enamorado. Y por supuesto que lo estoy, no tiene caso negarlo. Sonrío mentalmente al recordar su cara de shock cuando me vio llegar presentándole mi renuncia como asistente y diciéndole que me llevaría a Lily porque me enamoré de ella, y me esperaba el golpe cuando le grité que me acosté con ella. Pero tal como me lo esperaba, Jake no reaccion
Tres años después…***Lily LloydSalgo de mi oficina con una carpeta entre las manos a la que no dejo de mirar, porque lo que me encuentro allí es una barbaridad. Llamo a la puerta de Mitch, él responde que pase y en cuanto me ve, se despide de quien está tras la línea.—Te dejo, mira que vienen a matarme. Si no respondo el siguiente llamado, ¡llama a Scotland Yard!—¡No me jodas, Mitch! —le digo molesta lanzando la carpeta a su escritorio.—¡Dulcifícame el tono, preciosa! ¿Para eso te acompañé a las terapias, para que me agredas verbalmente? —me dice con un puchero y yo levanto mi puño.—¡Puedo agredirte de otra manera!—¡¡AUXILIOO…!! —comienza a gritar, pero yo le tapo la boca, lo que él aprovecha para lamer mi palma.—¡¡Asco, asco!! —me limpio la mano y me dejo caer en la silla—. Mitch, eso no está bien.—¿En serio? —me dice tomando la carpeta, la ve y se ríe a carcajadas—. ¿Quieres más?—¡¡Claro que no!! Vamos, ¿es que no lo ves? Sólo soy una recién egresada que está haciendo su
Jake HuxleyMiro el bolígrafo que hago girar sobre una hoja de papel en medio de la junta directiva, pensando qué estará haciendo Lily ahora y si habrá abortado a los hijos de Will. Recuerdo que por esa fecha tuve un sueño premonitorio, uno que se ha repetido un par de veces más desde que ella se fue.Siempre pensé que ese sueño era acerca de mí, pero he llegado a entender que sólo es una manera de mi subconsciente para atormentarme por todo lo que les hice.—Y esa es la manera en que podemos recuperar las cifras que teníamos hace dos años —escucho decir a nuestro director de finanzas. Pero la verdad es que no he oído nada, así que me pongo de pie cabreado y digo sin emoción al salir.—Quiero esta presentación en mi oficina en quince minutos —todos se ponen de pie para marcharse a sus trabajos y Will entra conmigo a mi oficina cerrando la puerta, me voy al bar que tenemos en la oficina, pero como siempre, en lugar de servirme un merecido vaso de whisky, me decido por agua.—¿De nuevo
Samara RogersDejo a mis hijas en la guardería, salgo de allí y veo en mi cartera que para este día no me queda dinero más que para comprar lo necesario de la comida, así que me apresuro a caminar para no llegar tarde a mi trabajo, porque me queda bastante lejos.En ciertos puntos corro para llegar lo antes posible, hasta que logro ver el hospital, veo la hora y con alivio veo que llegaré justo a tiempo.Cuando entro a mi turno, me cambio de ropa lo antes posible y cuando voy saliendo para cumplir con mi jornada, mi supervisor me dice con una expresión cabizbaja.—El señor Cainnan te está buscando.—¿No sabes para qué? —le pregunto aún agitada por la carrera para llegar hasta aquí.—No, pero parece molesto porque llegaste tarde.—Llegué tres minutos antes, no puede decir que llegué tarde, está en el sistema… —camino decidida a su oficina, tratando de no permitirle que me acuse de algo que no es verdad. Llamo a su puerta y oigo su voz desde dentro decirme que pase. Empujo la puerta y m
Lily LloydMe miro al espejo con una sonrisa al ver lo hermosa y sofisticada que me veo, llevo un vestido blanco ajustado a mi cuerpo, pero sin exagerar. La maternidad me cambió la figura, pero aunque ahora no soy tan delgada como antes, mi cuerpo está tonificado por los días de ejercicio.Meto mis pies en los tacones de trece centímetros y ahora sí que no queda nada de la Lily Smith que conocieron en el pasado. Mi cabello ahora es de un rubio claro que se ve bien, voy con lentes de contacto de color marrón y el maquillaje ciertamente me hace ver más madura.No, nada de lo que veo allí es como la antigua Lily Smith.—¿Estás lista, tesoro? —me pregunta mi padre y se acerca para hacerme girar—. Estás hermosa, cariño. Totalmente irreconocible.—Pero él seguro lo notará, no es que me haya hecho cirugía.—Puede ser, pero Beatrice Lloyd no se parece en nada a Lily Smith —me dice con una enorme sonrisa y salimos de mi cuarto para irnos a la casa de los Huxley.—Y dime, ¿cómo va la investigac
Lily LloydLa cercanía con Jake hace que el corazón se me acelere de una manera que no quisiera, pero es inevitable. Me pierdo en sus ojos como la primera vez, cuando nos conocimos en aquel callejón, sólo que esta vez parecen apagados y con una pena enorme a cuestas.Debo reconocer que encontrármelo nuevamente no ha sido como yo pensaba, porque creí que al menos iba a sentir odio por él, pero sólo me produce una tristeza enorme. Veo cómo se acerca lentamente para besarme y yo me remuevo en sus brazos con delicadeza para evitarlo, él reacciona y me dice.—Lo siento, iba demasiado rápido —esa voz ronca no me sirve para reponerme, pero me toca hacerlo de todas maneras. Me ayuda a incorporarme y me arreglo el vestido, que se ha manchado en la parte inferior con el vino que ha saltado, y vemos que mis pies también están mojados—. ¡Dios, que desastre he hecho!—No importa, ¿tú estás bien? —le pregunto sin saber exactamente de dónde sale la pregunta y siento que es más profunda de lo que apa
Samara RogersLos días se me pasan lentos, angustiantes y agotadores. No he conseguido un nuevo trabajo y estoy mermando mis ahorros sin poder controlarlo, así que mi alimentación la he reducido sólo a lo necesario para que alcance todo lo posible y así priorizar las necesidades de mis hijas.Al menos no tengo grandes deudas y si mantengo una economía austera los ahorros pueden alcanzar un mes más.Llego a la guardería donde las gemelas están tan felices como siempre, las abrazo para recargarme de esperanza, una que voy a necesitar mañana para logra encontrar un trabajo en lo que sea, pero al no tener referencias todo se vuelve más difícil, porque el único que puede darlas es el mismo infeliz que me corrió por querer dejarme abusar.Llegamos a la casa, las gemelas dejan sus mochilas colgadas y se sientan frente a la televisión a esperar a que les prepare algo de comer, pero noto a Willow algo extraña y no dudo en preguntarle qué le sucede.—Willow, ¿te pasa algo bonita?—No, mami —me