—Se acabó querida, Rouse —Wyatt apunta hacia el sheriff, entonces, ella da un paso —. ¡Quieta! No te muevas…—Mátalo de una vez por todas —Billy insiste a su lado, mientras que Rouse lo mira con odio.—Serás el primero en morir —La rubia amenaza a Billy.—¿Estás segura? —Afinca el cuchillo en el cuello de la pobre Lauren —. Es una lástima que tengas que ver morir a otra persona relaciona en tu vida, primero tu madre, y ahora el maldito del sheriff entrometido.—No estarás vivo para tener esa dicha —Ella sonríe.—Podrás ser la más rápida disparando un revólver, pero esto se te escapo de las manos, Rouse. No puedes salvarlo, y ella tampoco.La rubia observa la expresión de miedo de la niña que ese bastardo tenía entre sus manos. Ella era una persona inocente, no tenía nada que ver con todo eso. Y el sheriff tampoco. Ella lo mira, y se da cuenta de que había quedado inconsciente, su preocupación fue en aumento.—Terminare con su agonía, de todas formas, ya se está muriendo —Wyatt jalo el
El silencio era sepulcral a su alrededor, ella bajo el arma y la tiro al lado del cuerpo de Wyatt. Ahora, a nadie en ese pueblo podían culpar por la muerte del alcalde.—Rouse, de prisa —Ella escucha la voz de Lauren y es cuando se acuerda de Tom y Joy.Ella corre hacia su encuentro y observa al médico atendiendo la herida de Tom. Estaba muy pálido.—¿Se salvará? —Le pregunta, pero esté solo se limita a mirarla seriamente.—Hay que levantarlo y llevarlo a mi casa, ahora —Ordena, y de la nada aparecen un par de manos masculinas.Rouse se aleja y ve como se llevan a Tom lejos de ella… mientras que el sheriff era llevado rápidamente, la rubia se da cuenta de que el Jesey se disponía a atender a Joy. Ella se acerca y se inclina hacia el viejo.—Eso fue muy tonto por su parte —Le dice mirando la herida que tenía en la pierna.—¿Qué es una herida en la pierna? Cuando le has salvado la vida a todo el pueblo, y has vengado la muerte de mi hija.—No soy una heroína, viejo. Soy una ladrona que
Coloma volvió a la normalidad, la justicia se hizo presente en el pueblo donde Tom continuaba siendo el sheriff. No se le imputo ningún cargo al alguacil gracias a Harry y a los habitantes del pueblo, que abogaron por él y explicaron lo que había pasado, en cambio los cargos pesaban sobre; Billy, el alcalde Wyatt Butter y sobre Rouse.Para cuando Tom se recuperó de su herida, entre él y Harry pudieron comprobar que el alcalde era un corrupto y aparte de eso, un ladrón. Pero por más que el sheriff y su ayudante intentaron librar a Rouse de los cargos, no lo consiguieron. Ella había salvado a personas inocentes, sin embargo cometió muchos robos, fue cómplice de Billy y del alcalde.Tom quería seguir intentando liberar a la rubia, aunque no regresara al pueblo, pero al menos estaría libre donde sea que estuviera. Pero Harry le hizo ver que tenía que detenerse, porque mientras más apelara por ella, él se comprometería todavía más.Se volvería sospechoso, y no se quitaría de encima a los i
Zisa ladraba sin parar, estaba cansando a Tom con sus quejidos de angustia. Él ya estaba todo preocupado, como para que viniera su loba a empeorar las cosas con sus constantes ladridos.La loba caminaba de un lado para el otro en la sala de la casa, mientras que él no paraba de golpear el piso con su bota, miraba a su loba y se estresaba aún más. En una de esas, la loba detiene los ladridos y las vueltas, eleva las orejas en lo alto y mira exactamente hacia la puerta.El sheriff hizo lo mismo elevando la mirada… segundos después, la esposa del Jesey abandona la habitación cargada con mantas sucias.—Iré a por más agua.Tom vuelve los ojos en blanco, al mismo tiempo que la loba continua caminando de un lado para el otro. Y sin parar de chillar.—Zisa, ya basta, ya basta —La perra lo mira, pero decide ignorarlo —Por dios, me tienes más preocupado que nunca —Tom se pone en pie y abre la puerta de la salida de la casa —. Sal, aquí no estas ayudando en nada.La loba al ver la puerta abier
Pueblo de Coloma, año 1850El implacable sol de Arizona podía calentar en segundos el agua de un balde de metal puesto a la intemperie en medio del desierto. De las piedras se podía entrever como el vapor sobresalía de las mismas, acrecentando todavía más el despiadado calor. Andar caminando descalzo sobre el ardiente suelo de tierra y piedra no era una opción.Pero cuando la vida de una persona estaba en peligro, y tan solo a un salto de la muerte, no quedaba de otra que caminar, así sus pies estuvieran atravesando el mismo infierno. Aun así para cuando esa alma en pena consiguiera ayuda, seguramente sus pies no tendrían salvación, y posiblemente, hasta su cuerpo no soportase tanto calor y dolor.Rouse, se lo pensaba mucho para dar un paso más por aquel sendero de tierra y rocas afiladas. Ya que cada vez que movía sus pies, sentía como si estuviera caminando sobre un montón de cenizas aún ardientes.La rubia miró sus pies descalzos sobre la tierra amarillenta, agria y seca, estos est
O la vista le estaba fallando, o simplemente estaba viendo un espejismo. Rouse se detuvo para luego amusgar los ojos, aquello no parecía un espejismo. Realmente lo que estaba viendo era un maldito pueblo, su salvación, o posiblemente su perdición.Sea lo que fuese, necesitaba llegar a él… Pero al dar un paso al frente, sus rodillas fallaron y de pronto el cuerpo de la rubia cae de bruces en la tierra. A raíz del impacto del golpe, Rouse golpea su cabeza con algunas rocas. La chica se queja al instante, entreabre los ojos y observa el pueblo a la distancia.Parecía tan cercano, pero tan lejano a la vez… el contraste del vapor caliente de la tierra lo hacía ver como si estuviera a punto de arder en llamas. Rouse supo que era muy posible que ese fuese su fin, ya no tenía fuerzas para ponerse en pie y caminar hasta allá.Y por lo lejos que se encontraba, dudaba que alguien la encontrase en ese lugar. Sin poder evitarlo, cierra los ojos para luego soltar el aliento. Tal vez, lo mejor era e
—Doc. ¿Usted la reviso por completo?—¿A qué te refieres? —El médico le pregunta sirviéndose un vaso con agua.—Ya sabe, he encontrado a la dama a medio vestir y llena de golpes en medio del desierto. ¿No cree que eso amerita pensar en otras opciones?—Bueno, ella si está seriamente golpeada, pero… —El doctor relame sus labios —. No es lo que estás imaginando Tom. Simplemente, fueron golpes lo que ha recibido, pero muy graves. Y parece que llevaba caminando horas, sus pies están bastante quemados.—Entiendo —Contesta poniéndose nuevamente su sombrero —. Sin embargo, este hecho no lo puedo dejar pasar por alto. Si la señorita pasa la noche, tendrá que responder algunas preguntas.—Solo es una mujer, Tom.El sheriff observa al doctor seriamente, fuese lo que fuera, la mujer tendría que responder de donde venía y porque estaba tan golpeada. Lo que le preocupaba al castaño, era la posibilidad de que ella trajera problemas al pueblo, llevaban en paz mucho tiempo, no pensaba permitir que un
—¿Quién eres? —Tom eleva la punta de su sombrero, y aunque no existiese mucha luz, la sombra de su rostro se podía apreciar considerablemente.—Quien hace las preguntas aquí soy yo, señorita.—Pagaré por el caballo.—No es lo que me pareció ver desde un principio —Contesta dando un paso más hacia ella.—¿Quién es el dueño? Haré un trato con él.—¡Soy yo! Y ese caballo nadie lo monta, ni mucho menos está en venta.Rouse se sentía acorralada, la habían atrapado intentando robar un caballo. Y de paso, que estaba frente al mismísimo dueño. Era una forastera, fácilmente podría pasar por ladrona en aquel lugar.La colgarían si ese hombre la delataba…—Yo no quería robarlo, solo tomarlo prestado.—¿Y hacia dónde se dirige la señorita? O mejor dicho, ¿de dónde viene?Ella traga saliva, el interrogatorio no era algo que se esperará. O bueno, quizás sí, era una forastera después de todo.—¿Y quién pregunta? —La rubia se abraza a sí misma, el frío comenzaba hacer mella en ella.—Tom Wesley —El h