Logan asintió lentamente con la cabeza, con la mandíbula en tensión, tratando de contener las emociones que amenazaban con apoderarse de él. Estaba tan cansado… Pero no podía permitirse desmoronarse en ese momento en el que, al fin, las cosas, aunque lentamente, comenzaban a encajar.—Sí. Hablo en serio —respondió Logan y dejó escapar un profundo suspiro—. Es evidente, y cada día lo confirmamos más, que esto es más que por la empresa. Joseph nos quiere ver revolcados en el lodo, en la peor de las situaciones. Nos quiere destruir no solo económica, sino también moralmente. Y, si no actuamos rápido, perderemos más que un negocio… Podrían incluso ir por… —Tragó saliva, al sentir cómo la bilis trepaba por su garganta—. Podrían ir por ti.El rostro de Rachel palideció en un segundo. Si bien había visto que Joseph parecía no tener límites, no había contemplado esa posibilidad, y, si bien también era cierto que sabía defenderse, la verdad era que, conforme avanzaba su embarazo, se sentía muc
El aire en el hospital era tan denso y frío como la situación que Logan y Rachel estaban viviendo en sus vidas. En ese momento, ambos caminaban por los pasillos de la unidad de cuidados intensivos.En primera instancia, Esperanza había procurado quedarse en su mansión, haciendo un esfuerzo sobrehumano para soportar el dolor que sentía por culpa de su cáncer en sus huesos. Sin embargo, a pesar de esto, durante las últimas semanas había tenido que ser hospitalizada para poder estabilizarla después de una grave descompensación, y las visitas de Logan y Rachel, una rutina casi diaria, ahora eran en aquel aséptico lugar.No obstante, a pesar de que llevaban dos semanas visitándola allí, tanto Logan como Rachel debían reconocer que esa mañana se sentía particularmente opresiva. La verdad de lo que habían descubierto sobre Markus Stevenson no daba espacio al alivio, por el contrario, no había hecho más que aumentar su sensación de urgencia. Si bien el cáncer de Esperanza era irreversible, Lo
Rebecca se acercó aún más, con los ojos abiertos de par en par.—Logan, Markus fue el mejor amigo de Joseph en la adolescencia —respondió Rebecca—. ¿Qué está pasando?Al oír esto, Logan se quedó aún más en shock, con el teléfono aún en la oreja.—¿Qué dijiste? —volvió a preguntar, sin poder creer lo que acababa de escuchar.Si no le había preguntado nada a su madre sobre la relación entre Markus y Joseph era porque creía que ellos estaban conectados por motivos de «negocios», algo en lo que Rebecca no se había involucrado ni siquiera cuando él era un niño.Rebecca, ajena a los pensamientos de su hijo, asintió con la cabeza.—No sé qué es lo que está pasando con Markus, pero… Joseph y él se conocieron en la escuela secundaria y se volvieron inseparables casi de inmediato. Siempre me pareció una relación bastante abusiva, por parte de Joseph, ya que, si bien Markus era un muchacho muy inteligente, de hecho, el más inteligente de su clase, él siempre hacía lo que tu hermano le decía —rel
El sol ya brillaba en lo alto del cielo, cuando Logan y Rachel llegaron a la casa de Lorelai y Charlie. La tranquila atmósfera de la mañana que envolvía la vivienda contrastaba ampliamente con la tormenta de revelaciones que se cernía sobre sus vidas. Las últimas piezas del rompecabezas habían comenzado a encajar y ellos sentían una espesa mezcla de emociones.Lorelai los recibió en la puerta, con su hijo en brazos, a quién ella y Charlie habían decidido bautizar Logan, en honor a su hermano, como una manera de agradecerle lo que había hecho. A pesar de la felicidad que debería haber estado experimentando con su pequeño de dos meses, que se encontraba sano y a salvo, la sombra de lo que le había sucedido aún era visible en su rostro. Había algo en la manera en la que sostenía al pequeño, que daba la sensación de que su miedo aún no había desaparecido, sino que, por el contrario, había aumentado.Charlie se encontraba sentado en el sofá de la sala, con la mirada fija en el piso de márm
Logan sintió que el aire se escapaba de sus pulmones, como si la rabia estuviera devorando todo el oxígeno a su alrededor. Se pasó una mano por el rostro, intentando procesar la información. A pesar de que no lo sorprendía, no podía evitar que aquello lo golpeara con fuerza.—¿Tienes pruebas que se puedan utilizar en un tribunal? —preguntó, con un tono sombrío.—Sí —respondió Victor, de inmediato—. Tengo absolutamente todo: mensajes, correos electrónicos, audios, registros de llamadas, e, incluso, transferencias bancarias. Esto es suficiente para condenarlos a ambos para el resto de sus vidas, además de todo lo que ya sabemos. Es más, hay pruebas concretas que indican que él fue también quien ayudó a Joseph a escapar del hotel.Logan volvió a asentir.—Envíame todo lo que tengas. Esto acabará pronto —repuso Logan, antes de añadir—: Y, por favor, intenta dar al menos con el escondite de Markus.Acto seguido, cortó la llamada y soltó un profundo suspiro.Al regresar a la sala, Lorelai,
Una semana más tarde. El clima sombrío de los últimos días parecía haberse apoderado aún más de Focus Light. La sala de juntas, que alguna vez había sido el corazón vibrante de la empresa, ahora parecía un sepulcro frío y vacío, mientras que los informes financieros, que se encontraban desperdigados por la amplia y larga mesa, eran como dagas apuntando directamente al corazón de Logan. El aire pesado de la derrota se respiraba en cada rincón y la presión en su pecho no dejaba de aumentar, llevándolo a un límite completamente desconocido para él.El teléfono de Rachel vibró sobre la mesa, pero ni ella ni Logan lo miraron. Ambos tenían la vista perdida en un punto invisible de la mesa, consumidos por el agotamiento, inmersos en la devastación que los rodeaba.El último boicot había sido el más destructor hasta el momento. Un nuevo ataque a los ordenadores, esta vez masivo, había causado pérdidas imposibles de calcular. Los sistemas habían sido bloqueados de tal manera que ni siquiera l
La brisa fría de la tarde entraba por las ventanas abiertas del despacho de Victor Cole, acariciando los papeles esparcidos sobre la mesa.Logan, Rachel y Victor Cole estaban sentados en torno a un mapa de la ciudad que el detective acababa de desplegar, con varias zonas marcadas con resaltadores. La tensión entre los tres era palpable, y casi podían oír el tic-tac en sus cabezas, en una maldita y tortuosa cuenta regresiva.A pesar de todo el tiempo que llevaban investigando, y de los pequeños avances, ahora sabían que estaban en la recta final. La adrenalina les quemaba por dentro, pero también sentían el peso de que, si fallaban, perderían aquella oportunidad de atrapar a Joseph y Markus, no solo para condenarlos, sino también para utilizar esa captura como una manera de aumentar la confianza en la empresa.Victor fue el primero en romper el silencio, con un tono severo pero enfocado.—He conseguido información crucial —dijo, señalando el mapa—. Mis fuentes me dicen que Joseph y Mar
El silencio que siguió a las palabras de Rachel fue sumamente intenso. Logan cerró los ojos por un momento, inspirando profundamente y soltando el aire, frustrado. Sabía que Rachel tenía razón, como siempre, pero el miedo a perderla lo paralizaba. Quería protegerla, mantenerla lejos de todo aquello en la medida de lo posible. Las imágenes de todo lo que habían vivido juntos se arremolinaban en su mente y, ahora, con ella embarazada y con los sentimientos que habían comenzado a aflorar en él, no podía soportar la idea de que algo malo le sucediera.—Lo sé… Lo sé, Rachel, pero no quiero perderte —admitió, con un tono de vulnerabilidad. La miró a los ojos con el rostro endurecido por la lucha y el agotamiento—. No puedo arriesgarte. Rachel tomó la mano de Logan, la cual había contraído en un puño, y la apretó con fuerza.—Yo tampoco quiero perderte a ti —contestó—. Pero no podemos dejar que el miedo y la preocupación nos paralicen y debiliten. Tenemos que ser más fuertes que ellos. Y no