El pasillo del hospital se encontraba sumido en un silencio inquietante que parecía amplificar el dolor y la angustia que se cernían sobre Logan y Rachel mientras caminaban directo a la habitación de Esperanza. Había pasado casi una semana de la última visita, y, ahora, tras una llamada de los médicos, sabían que el tiempo para ella estaba al límite. Ya no había nada más que pudieran hacer.Al llegar a la habitación, se encontraron con Rebecca —quien también había sido notificada por el médico—, sentada junto a la cama de Esperanza, con el rostro marcado por la preocupación. Mientras que Esperanza, que alguna vez había mostrado una figura imponente, que siempre había sido una mujer que simbolizaba la fortaleza, yacía en la cama, visiblemente más débil, casi irreconocible. Rachel no podía creer que aquella era la misma mujer a la que se le había presentado hacía unos meses suplantando a Cherry Wilson. La piel, antiguamente radiante, ahora se veía delgada, tensa, y cada inspiración que
El ambiente en la villa de Logan era claustrofóbico, impregnado de la ya acostumbrada tensión y las emociones apenas contenidas. Las últimas horas en el hospital habían dejado huellas sumamente profundas en él, como cicatrices invisibles. El peso de la enfermedad de su abuela le oprimía el pecho impidiéndole respirar con normalidad, con una desesperación que no podía controlar.Sin embargo, a pesar del caos emocional, no podía detenerse. Tenía que continuar, atrapar a Markus y Joseph y poner punto final a aquella pesadilla que se había apoderado de su vida, de la de su familia y de la empresa.La mesa de su despacho había reemplazado a la amplia mesa de Victor Cole, y ahora se encontraba cubierta de planos, mapas y documentos con información que el propio detective les había proporcionado. Estaban buscando la manera de dar con su medio hermano y su maldito cómplice, para poder trazar un plan para capturarlos.Rachel, sentada junto a él, revisaba algunos archivos con los labios apretad
Las palabras salieron de los labios de Logan como un torrente liberador, un alivio que no se había percatado que necesitaba hasta ese momento.Rachel lo miró, con los ojos abiertos de par en par, completamente desconcertada. El impacto de la confesión, la golpeó fuertemente, dejándola sin aliento por unos segundos. Logan… ¿realmente la amaba? Aquello era algo que, a pesar de todo lo que habían vivido, a pesar de su protección hacia ella, no había esperado oír jamás. La intensidad en sus azules ojos y la vulnerabilidad con la que lo había dicho, le decía que sus palabras eran sinceras, pero, aun así, no pudo evitar dudar.—Logan… —susurró, sin saber cómo reaccionar, mientras su corazón latía frenéticamente. Quería decir algo, algo significativo, pero las palabras parecían haberse esfumado de su mente.Logan, viendo su confusión, se acercó a Rachel con pasos lentos pero decididos y se detuvo delante de ella, mirándola fijamente, buscando algún indicio de lo que ella sentía.—No estoy es
La llamada de Victor había hecho que la tensión volviera a invadir el ambiente en el despacho de Logan, y Rachel y él se miraron en silencio, conscientes de que estaban a punto de dar un paso decisivo. Sin embargo, atrapar a Markus y Joseph requería algo más que determinación, necesitaban planificar todo al mínimo detalle y el apoyo de un equipo capaz de manejar una operación de tal envergadura.—¿Qué tenemos hasta ahora? —preguntó Logan, tomando asiento, mientras Rachel se inclinaba hacia adelante en su silla, con la vista fija en el teléfono, que seguía en altavoz.La voz de Victor, cargada de profesionalismo y urgencia, no dejó espacio ni a la más mínima duda.—Hace dos horas, mis hombres y yo obtuvimos una pista concreta que conecta a Joseph con una casa segura a las afueras de la ciudad —explicó Victor—, a unos cincuenta kilómetros de aquí. Es un lugar que antiguamente fue utilizado por varias organizaciones. Está bajo el radar, pero hemos conseguido una confirmación gracias a un
La caravana de vehículos avanzaba rápidamente por las desiertas calles, encaminándose hacia las afueras de la ciudad. Las luces de los coches apenas iluminaban el camino, pero dentro de cada uno la tensión se hacía sentir, como un peso que les oprimía el pecho. Logan y Rachel, tal y como había recomendado Victor, iban en el coche de este, quien conducía con la mirada fija en la carretera, mientras hablaba por radio con los equipos del FBI.—Es mejor que rodeen el lugar antes de entrar. No dejen ningún espacio sin cobertura. Y, por favor, no hagan nada hasta que les dé la señal. —La voz de Victor resonó con autoridad, pero nadie se opuso al otro lado.Rachel, sentada en el asiento trasero, miraba el mapa en su teléfono, siguiendo el recorrido que estaban haciendo. Sentía la tensión en cada fibra de su cuerpo, pero también una extraña calma, al ser consciente de que todo podría terminar esa misma noche.—Rachel, ¿cómo te encuentras? —preguntó Logan, que iba en el asiento del copiloto, g
La atmósfera alrededor de la casa segura se tornó más cargada mientras los agentes, tanto del FBI como de la policía local, se preparaban para seguir a las indicaciones de Victor, quien parecía tener mucho más poder sobre las fuerzas federales y estatales del que le correspondía por ser detective privado.Por su parte, Logan y Rachel, siguiendo las instrucciones de Victor, se mantuvieron detrás de él, tensos y expectantes. Cada segundo que pasaba se les antojaba una eternidad, como si el mundo hubiera decidido moverse en cámara lenta, mientras los latidos de sus corazones marcaban el ritmo de la urgencia. La respiración de Logan era pesada y su mandíbula estaba completamente rígida, conteniendo, a duras penas, la rabia que sentía.En el momento, en el que Rachel y Logan comenzaban a desesperarse, Victor se llevó una mano al auricular que tenía en su oreja derecha, con una expresión impenetrable, aunque la tensión era evidente en la línea de su quijada.—Entramos ahora —indicó, de mane
«Todo esto para nada», pensó Logan, sintiendo cómo la bilis trepaba por su esófago hasta llegar a su garganta, mientras se llevaba las manos a la cabeza, incapaz de creer aquello.¡Otra vez, otra maldita vez!—¡Maldita sea! —gruñó Victor, apretando los puños—. No sé cómo, pero es evidente de que sabían que vendríamos.Sin pensarlo dos veces, Logan se lanzó hacia la trampilla, dispuesto a seguir el túnel, pero Victor lo detuvo, plantándose en su camino, posando firmemente una mano en el pecho del hombre.—No, Logan. No podemos entrar ahí sin saber lo que nos espera. No sabemos si nos han dejado alguna trampa o algún tipo de distracción. Si te metes allí a ciegas, podrías complicarlo todo. —El tono de Victor era firme, pero contenía una empatía que no había mostrado hasta entonces.Logan lo fulminó con la mirada, sintiendo como la rabia burbujeaba en su pecho.—¡No podemos dejarlos escapar! —exclamó, y apretó los dientes con fuerza—. ¡No podemos dejarlos que se salgan con la suya, otra
Logan y Rachel guardaron silencio mientras observaban cómo los agentes trabajaban revisando la vivienda al milímetro. Querían ayudar, hacer algo, pero Victor les había pedido que se calmaran y que dejaran que tanto la policía estatal como la federal se encargaran de buscar, ya que ellos sabían mejor que nadie qué debían buscar.Las luces de las linternas se movían de un lado a otro, revelando el polvo en el aire y los muebles abandonados. Logan, con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo, mantenía los músculos de su mandíbula en completa tensión.El tiempo pasaba con una lentitud extrema, mientras que los murmullos de los agentes, el eco de sus pasos, y el sonido del viento que azotaba las ventanas parecían intensificar los oscuros sentimientos, emociones y pensamientos de Rachel y Logan. ¿Cómo era posible que hubieran vuelto a escapar? Habían estado tan cerca, y ahora todo lo que quedaba era una casa vacía y documentos dispersos.Cuando ya las fuerzas de Rachel comenzaban a f