«Todo esto para nada», pensó Logan, sintiendo cómo la bilis trepaba por su esófago hasta llegar a su garganta, mientras se llevaba las manos a la cabeza, incapaz de creer aquello.¡Otra vez, otra maldita vez!—¡Maldita sea! —gruñó Victor, apretando los puños—. No sé cómo, pero es evidente de que sabían que vendríamos.Sin pensarlo dos veces, Logan se lanzó hacia la trampilla, dispuesto a seguir el túnel, pero Victor lo detuvo, plantándose en su camino, posando firmemente una mano en el pecho del hombre.—No, Logan. No podemos entrar ahí sin saber lo que nos espera. No sabemos si nos han dejado alguna trampa o algún tipo de distracción. Si te metes allí a ciegas, podrías complicarlo todo. —El tono de Victor era firme, pero contenía una empatía que no había mostrado hasta entonces.Logan lo fulminó con la mirada, sintiendo como la rabia burbujeaba en su pecho.—¡No podemos dejarlos escapar! —exclamó, y apretó los dientes con fuerza—. ¡No podemos dejarlos que se salgan con la suya, otra
Logan y Rachel guardaron silencio mientras observaban cómo los agentes trabajaban revisando la vivienda al milímetro. Querían ayudar, hacer algo, pero Victor les había pedido que se calmaran y que dejaran que tanto la policía estatal como la federal se encargaran de buscar, ya que ellos sabían mejor que nadie qué debían buscar.Las luces de las linternas se movían de un lado a otro, revelando el polvo en el aire y los muebles abandonados. Logan, con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo, mantenía los músculos de su mandíbula en completa tensión.El tiempo pasaba con una lentitud extrema, mientras que los murmullos de los agentes, el eco de sus pasos, y el sonido del viento que azotaba las ventanas parecían intensificar los oscuros sentimientos, emociones y pensamientos de Rachel y Logan. ¿Cómo era posible que hubieran vuelto a escapar? Habían estado tan cerca, y ahora todo lo que quedaba era una casa vacía y documentos dispersos.Cuando ya las fuerzas de Rachel comenzaban a f
Rachel observó a su esposo, reconociendo el dolor detrás de su explosión. Sabía que Logan había llegado a su límite, que meses de persecución, traición y sabotaje lo habían llevado a este punto de ruptura. Sin embargo, no podía permitir que se hundiera. Ella misma estaba agotada, física y emocionalmente, pero sabía que, si uno caía, el otro tenía que ser el soporte, y en este caso le había tocado a ella.—Logan, por favor, escúchame —dijo, tomándolo de la mano, mientras buscaba su mirada—. Sé que estás furioso, créeme, yo también lo estoy. Pero no podemos rendirnos ahora. Estamos más cerca que nunca de atraparlos. Joseph y Markus no van a poder esconderse por siempre. El FBI está rastreándolos, y si escuchaste al agente… —Se giró hacia el hombre que estaba a su lado, y leyó el apellido que figuraba en su placa de identificación—. Agente Roberts, ¿verdad?—Correcto, señora —respondió el hombre con un asentimiento.—Si escuchaste lo que dijo el agente Roberts, el FBI ya han contactado c
Cherry Wilson miraba un punto invisible frente a ella, mientras mantenía el teléfono junto a su oreja, conteniendo la respiración, como si el hombre que se encontraba al otro lado de la línea fuera un completo extraño. La llamada había comenzado como una charla aparentemente casual, algo que habían hecho en innumerables ocasiones durante los últimos años, en especial durante los últimos meses, desde que ella había entrado a trabajar como Jefa de Secretarias en Focus Light. Sin embargo, pronto aquella voz que había llegado a conocer tan bien, adquirió un tono diferente.—No te preocupes, Cherry, todo está bajo control. Sabes muy bien cómo es esto. —Joseph Jacobsen hizo una pausa, como si saboreara cada una de las palabras que estaba por pronunciar—. Siento mucho que esto tenga que terminar así, pero el maldito Logan no se resigna, y yo no puedo permitir que me atrapen. Jamás entenderá que él fue el que no me dio otra opción. Él y Lorelai siempre fueron débiles, fácilmente manipulables.
—Joseph… —murmuró con un hilo de voz, ahogada por la repulsión.Joseph dejó escapar una risa corta, fría como el hielo.—Vamos, Cherry. Siempre supiste que lo mío no es eso de tener escrúpulos. Todo esto es por poder. Ellos siempre lo tuvieron, y era hora de que alguien más tomara las riendas. Lorelai siempre fue la niña mimada de la familia, siempre protegida por Logan. Era necesario. El plan no funcionó del todo, pero eso ya no importa. Ahora, con todo el dinero de Focus Light, lo mejor es dejar todo eso atrás. Markus tiene todo listo.Mientras él hablaba, el corazón de Cherry latía con fuerza, cada golpe más fuete que el anterior, como si estuviera a punto de explotar. Sabía que había estado en el lado equivocado desde el principio, pero nunca había esperado arrepentirse de la manera en la que lo hacía en ese momento. Atacar a Logan y a la empresa era una cosa, incluso darle un susto a Lorelai, pero ya casi matarla para vender a su hijo…Aquello era más que un juego de poder, era u
El reloj marcaba casi la medianoche, pero Logan y Rachel no tenían ni la más mínima intención de dormir. La mansión estaba envuelta en un silencio pesado, un silencio que, lejos de traer calma, aumentaba la tensión que sentían. La frustración y el agotamiento les pesaban sobre los hombros desde la redada fallida en la casa segura. Joseph y Markus habían escapado una vez más, y esa sensación de estar tan cerca, pero no lo suficiente, comenzaba a roerlos por dentro, en especial a Logan.Logan le había insistido a Rachel que descansara, pero, a pesar de que lo había intentado, no había logrado conciliar el sueño por más de una hora; tras lo cual se había levantado y se había encaminado al despacho, en el que se había sentado con Logan a revisar los documentos que habían encontrado en la casa segura.La carpeta estaba llena de pruebas contundentes sobre los desvíos financieros y los lazos con el crimen organizado. Sin lugar a dudas, eran pruebas suficientes para mandar al pozo a Markus y
Cherry suspiró, y Logan y Rachel pudieron notar que respiraba con dificultad, como si luchara por mantener la compostura.—Tienes razón. —La voz de Cherry estaba cargada de remordimiento—. Lo sabía. He estado en contacto con Joseph todo este tiempo, y esa es precisamente la razón por la que no sé cómo detenerlo. Porque…, lo crean o no, a pesar de todo, no puedo ni quiero seguir encubriéndolo. —Su voz se quebró levemente hacia el final—. Lo que hizo con Lorelai…, con el bebé… Sabía que quería darle un susto a tu hermana, Logan, pero no imaginé que fuera capaz de llegar tan lejos. No cuando también es su hermana. —Cherry tragó saliva audiblemente—. Esto… esto es monstruoso. Una cosa es la sed de dinero y otra muy diferente es… —Se quedó callada, como si fuera incapaz de continuar.Las últimas palabras de Cherry quedaron flotando en el aire, cargadas de un peso abrumador. Logan y Rachel intercambiaron una mirada. Pese a todo, había algo en el tono y en la manera en la que hablaba Cherry
Cherry Wilson estaba parada en la entrada de la villa, bajo la tenue luz de las farolas. Su silueta se recortaba contra las sombras, y era imposible ignorar el contraste con la mujer altiva y dominante que Logan y Rachel conocían. Aquella parecía estar a punto de desmoronarse. Estaba visiblemente abatida, con los hombros caídos, el semblante sombrío y la espalda encorvada. Sus ojos, antes cargados de arrogancia y desdén, ahora mostraban miedo y, sobre todo, culpa.Cuando Logan finalmente abrió la puerta, ella apenas se atrevió a alzar la mirada, antes de cruzar el umbral con la cabeza gacha y las manos entrelazadas, como si estuviera lista para una inevitable sentencia.—Gracias por acceder a verme, Logan…, Rachel —murmuró Cherry con la voz quebrada, al punto en el que apenas era audible. Era consciente de que no tenía derecho a estar allí, y mucho menos pedirles que la escucharan y creyeran, pero necesitaba confesar su culpa y ayudarlos, antes de que todo fuera mucho peor de lo que y