Cherry suspiró, y Logan y Rachel pudieron notar que respiraba con dificultad, como si luchara por mantener la compostura.—Tienes razón. —La voz de Cherry estaba cargada de remordimiento—. Lo sabía. He estado en contacto con Joseph todo este tiempo, y esa es precisamente la razón por la que no sé cómo detenerlo. Porque…, lo crean o no, a pesar de todo, no puedo ni quiero seguir encubriéndolo. —Su voz se quebró levemente hacia el final—. Lo que hizo con Lorelai…, con el bebé… Sabía que quería darle un susto a tu hermana, Logan, pero no imaginé que fuera capaz de llegar tan lejos. No cuando también es su hermana. —Cherry tragó saliva audiblemente—. Esto… esto es monstruoso. Una cosa es la sed de dinero y otra muy diferente es… —Se quedó callada, como si fuera incapaz de continuar.Las últimas palabras de Cherry quedaron flotando en el aire, cargadas de un peso abrumador. Logan y Rachel intercambiaron una mirada. Pese a todo, había algo en el tono y en la manera en la que hablaba Cherry
Cherry Wilson estaba parada en la entrada de la villa, bajo la tenue luz de las farolas. Su silueta se recortaba contra las sombras, y era imposible ignorar el contraste con la mujer altiva y dominante que Logan y Rachel conocían. Aquella parecía estar a punto de desmoronarse. Estaba visiblemente abatida, con los hombros caídos, el semblante sombrío y la espalda encorvada. Sus ojos, antes cargados de arrogancia y desdén, ahora mostraban miedo y, sobre todo, culpa.Cuando Logan finalmente abrió la puerta, ella apenas se atrevió a alzar la mirada, antes de cruzar el umbral con la cabeza gacha y las manos entrelazadas, como si estuviera lista para una inevitable sentencia.—Gracias por acceder a verme, Logan…, Rachel —murmuró Cherry con la voz quebrada, al punto en el que apenas era audible. Era consciente de que no tenía derecho a estar allí, y mucho menos pedirles que la escucharan y creyeran, pero necesitaba confesar su culpa y ayudarlos, antes de que todo fuera mucho peor de lo que y
Cherry tragó saliva con dificultad, el peso de la culpa no hacía más que aumentar, y asintió lentamente, con las lágrimas acumulándose en sus ojos.—Sí, así es: dudé —admitió, bajando la mirada hacia sus manos—. Lamentablemente, me enamoré de ese infeliz. Él siempre logró controlar lo que pensaba y, sobre todo, lo que yo hacía. Mi corazón me pedía que no lo traicionara, pero mi mente…, mi conciencia… —Soltó un largo y profundo suspiro, como si hubiera contenido el aliento por mucho tiempo—. Ya no puedo más, no puedo callar más todo lo que ha hecho y lo que yo he apoyado. Por amor, por estupidez, por lo que diablos sea… Sé que no merezco su perdón y no espero que lo hagan. Solo quiero intentar enmendar, aunque solo sea en parte, todo lo que él les ha hecho. Quiero ayudar a que se haga justicia, aunque yo también caiga con Joseph y Markus. Sin embargo, prefiero la oscuridad y la frialdad de una celda, antes que la oscuridad de mi conciencia.Logan, con los ojos todavía clavados en los d
La mansión se encontraba sumida en una intensa e inquietante tranquilidad. Los gruesos muros, que normalmente eran un refugio seguro, ahora parecían contener el aliento.Tras la conversación con Cherry Wilson, Logan había desaparecido en dirección a su despacho, arrastrado por la urgencia de coordinar la operación más importante hasta el momento. Después de todo, Joseph y Markus, quienes llevaban meses escapando y escondiéndose, por fin parecían estar al alcance.Logan era consciente de que cada segundo era de suma importancia y que cualquier error, por mínimo que este fuera, podría costarles más que caro. Por esto, se había comunicado con Victor, quien se había contactado con los agentes del FBI y de la Interpol para verificar las coordenadas, las cuales, en efecto, llevaban hacia la frontera. Y todos esperaban que Joseph y Markus no les hubieran tendido una trampa a través de Cherry y se encontraran en otro refugio o, incluso, fuera del país por algún paso desconocido.Mientras él s
Cuando Logan regresó a la sala lo primero que vio fue la rigidez en la postura de Rachel, quien, como de costumbre, intentaba mostrarse tranquila, casi indiferente, pero él la conocía lo suficiente como para no ver las señales. Había algo diferente en sus movimientos, y algo en su expresión le indicaba que no estaba bien.—Rachel —dijo, acercándose a ella con pasos decididos—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?Rachel, instintivamente, alzó la mirada hacia él, forzando una sonrisa y asintiendo, casi demasiado rápido.—Nada. Estoy bien —dijo, con una voz sumamente firme, como si estuviera esforzándose por convencerse a sí misma tanto como a él—. Solo me siento un poco agotada. Me duele un poco la cintura, pero no es nada, tranquilo.Logan frunció el ceño, sin creerle.—Por favor, no me mientas —repuso en voz baja, preocupado—. Algo no anda bien, lo puedo ver en tu cara. Dime, ¿qué te pasa?Rachel tomó una profunda bocanada de aire y tragó saliva. Era consciente de que no podía ocultar por mucho
La noche se presentaba sumamente y las nubes bajas ocultaban cualquier rastro de luz, como si el mismo cielo estuviera conspirando para cubrir los pasos de Joseph y Markus. Sin embargo, el equipo en el que iban Logan y Rachel avanzaba en silencio por las oscuras callejuelas de tierra que conducían hacia el punto exacto que marcaban las coordenadas que Cherry les había dado, sin amedrentarse por la ausencia de luz.—Es allí —dijo Cherry, quien iba en el asiento trasero en un extremo, junto a Rachel y Logan, señalando en dirección a una cabaña bastante oculta entre árboles y matorrales.Uno de los agentes del FBI, quien conducía con la vista fija en la carretera, asintió indicándole que la había oído, mientras tomaba la radio y les informaba aquella constatación a sus compañeros. En tanto, Logan y Rachel intercambiaban una breve mirada, llena de temor y ansiedad. Todos sabían que aquella construcción no era una simple casa de campo, sino que pertenecía a la mafia, en donde Joseph y Mark
—Espérame aquí —repuso Logan, más suplicante que autoritario.—Me prometiste que te quedarías conmigo —repuso Rachel, comprendiendo de inmediato lo que pretendía.—Lo sé, pero… —Suspiró—. Solo déjame ir. No pasará nada. Te juro que procuraré mantenerme a salvo, pero necesito asegurarme de que ese enfermo no se salga con la suya.Rachel inspiró profundamente y lo miró directo a los ojos. No podía oponerse, pero así cómo él no quería que le pasara nada a ella y a su hijo, ella tampoco quería que le sucediera algo a él.—Ni siquiera tienes cómo defenderte —dijo con el ceño fruncido—. Sé que te pasa lo mismo que a mí, y quieres ser parte activa de esto, pero… —Suspiró, tomando su bolso—, no puedes ir desarmado.Acto seguido, sacó su arma y se la entregó a Logan.—¿Para qué la trajiste? —preguntó Logan, con el ceño tan fruncido que prácticamente formaba una V—. ¿Pensabas involucrarte? —inquirió con un tono lleno de horror.—No, jamás haría eso. Pero… quería estar preparada. Algo me decía q
Una hora más tarde. El ambiente dentro de la estación de policía era denso y opresivo, lleno de una tensión casi tangible que reflejaba a la perfección la intensidad de la persecución que se llevaba a cabo en la carretera, a varios kilómetros de allí.Rachel se encontraba sentada en una pequeña salita en compañía de Cherry, luego de que ambas fueran trasladadas allí por los agentes del FBI encargados de protegerlas, tras la huida de Markus y Joseph, la cual dio inicio a una complicada persecución. Los vehículos del FBI y de la Interpol, junto a Logan y Victor los seguían de cerca a través de una de las carreteras más peligrosas de las afueras de la ciudad.La mente de Rachel se encontraba dividida. Mientras una parte de su ser se sentía sumamente aliviada de que las contracciones hubieran desaparecido y de que el médico que había llamado el agente Roberts del FBI le hubiera hecho un ultrasonido descartando cualquier complicación, otra parte de su ser se encontraba sumida en la preocu