Aquella noche, en un abrir y cerrar de ojos, se había convertido en un espiral de tensión y caos. Después de que los médicos confirmaran que Esperanza había sido envenenada a través de los bombones, el ambiente en el hospital se tornó frío y sumamente tenso. Logan apenas podía contener la rabia que se había apoderado de él, mientras caminaba de un lado a otro de la sala de espera, con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo.Rachel era consciente de que no era el momento adecuado para decirle nada más, pero el peso de aquel sobre comenzaba a agobiarla, por lo que, tras tomar una profunda bocanada de aire, y hacer lo que podía, caminó fuera del hospital, sintiendo el frío calarla hasta los huesos, y sacó su teléfono, tras lo cual marcó rápidamente el número de Jenna Miller, su mejor amiga.—Rachel, ¿cómo estás? —preguntó Jenna al contestar, con la voz cargada de preocupación. No era normal que su amiga la llamara, y mucho menos a esas horas de la noche.—He estado mejor —respond
Siguió leyendo más cartas, y mientras lo hacía no hizo más que confirmar los detalles que habían sido cuidadosamente escondidos durante años. Sin embargo, la última carta era la más directa, escrita por el propio hombre que Logan siempre había considerado su «padre».«Rebecca, hemos llegado a un acuerdo. Criaré a Logan como mi hijo, y nunca sabrá la verdad. Lo mantendremos en secreto, por el bien de la empresa y de todos nosotros. Si esta historia llega a la prensa, la familia se desmoronaría y el legado que tanto hemos trabajado por construir desaparecería. No hay otra opción».Rachel dejó caer la carta, con las manos temblando. No podía creer lo que acababa de leer. La familia de Logan no solo estaba envuelta en mentiras, sino que todo lo que él creía sobre su origen era falso. ¿Cómo era posible que hubieran preferido el bienestar de la empresa antes que…?Suspiró, pensativa. ¿Cómo se lo iba a decir a Logan? ¿Cómo podría contarle algo así en medio de todo lo que estaba sucediendo co
Rachel no podía quitarse de la cabeza lo que había descubierto en aquel sobre, entre aquellas cartas y documentos, pero aún no tenía ni la más remota idea de cómo enfrentarse a Logan. El temor de cómo pudiera tomar aquella realidad, el miedo de ver cómo todo lo que él había creído en su vida se desmoronaba, la paralizaba por completo. Sabía que más temprano que tarde tendría que decirle la verdad, pero, por el momento, no podía forzarlo. Necesitaba pensarlo bien, necesitaba un consejo.Desesperada por encontrar un respiro en todo aquello, decidió llamar a su madre. Quizás una conversación banal con ella pudiera calmar su mente y, al menos, distraerla por un momento.—Hola, mamá —dijo Rachel, procurando de que su voz sonara casual cuando la conexión se estableció—. ¿Cómo estás?—Rachel, cariño, me sorprende que llames. Sé que últimamente has tenido una vida ajetreada, entre el trabajo y tu nueva vida como esposa…—Tranquila, mamá. Sé que pequé de no llamarte antes, pero es que… —Suspir
Mientras conducía hacia el lugar en el que habían acordado encontrarse, la mente de Rachel no dejaba de revolverse en cada detalle de lo que había leído en las cartas. ¿Cómo podría enfrentarse a Logan con esa información? ¿Acaso ella era la persona idónea para revelarle aquellos oscuros secretos? No lo sabía. ¿Cómo haces para decirle a alguien que toda su vida estuvo construida con base en una mentira?Cuando Rachel llegó a la cafetería, vio que Jenna ya se encontraba en una mesa ubicada en una discreta esquina del local.Al ver a Rachel entrar, Jenna se levantó y la abrazó con fuerza, sintiendo que todo el cuerpo de su amiga se encontraba en tensión.—Rachel, me tienes preocupada. ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó cuando ambas se sentaron a la mesa.—Es… demasiado, Jenna. Ni siquiera sé por dónde comenzar… —respondió, tras tomar una gran bocanada de aire.Jenna la miró con atención, indicándole que estaba allí para escuchar todo lo que tuviera para decirle.—Empieza por donde te
Quince días después. Desde que Esperanza James había sido dada de alta y trasladada a la mansión de Logan, el ambiente de la vivienda se había vuelto completamente tenso y cargado de una competitividad silenciosa. Rachel y Rebecca, ahora bajo el mismo techo, competían constantemente por quién cuidaba mejor de la matriarca de la familia. Para Rebecca, su suegra debía ser su responsabilidad, pero para Esperanza, era Rachel la que le ofrecía el cariño y la atención que necesitaba.—Deja que yo me encargue, Rachel —dijo Rebecca una mañana, mientras trataba de tomar la bandeja de desayuno que Rachel llevaba a la habitación de Esperanza—. Después de todo, es mi suegra. Soy yo la que debería estar cuidándola, no tú.Rachel, agotada por las últimas dos semanas de tensión, miró a Rebecca con una mezcla de cansancio y firmeza.—Rebecca, no se trata de quién tiene más derecho. Esperanza me pide ayuda a mí, y yo estoy aquí para ella. No estoy tratando de competir contigo. Esto no tiene nada que
El aire en la sala de la mansión se sentía denso, cargado de una tensión prácticamente insostenible. El silencio tras la impactante revelación de Logan fue roto por el eco de sus pasos mientras se acercaba a Rebecca, mientras él mantenía la mirada clavada en ella con una mezcla de furia y desesperación.Rebecca tragó saliva, consciente de que la confrontación que había evitado por años finalmente había llegado. La verdad que tanto temía revelar estaba ahí, expuesta, y no tenía escapatoria.—Logan… déjame explicarte —comenzó a decir, intentando sonar calmada, pero su tono temblaba—. Jamás quise hacer te daño. Tu abuela y yo, junto con Javier, decidimos que no lo supieras, no por maldad, sino para protegerte. ¿Qué sentido tenía que supieras que eras producto de una violación que sufrí de parte de mi abuelo?—¿Protegerme? —repitió Logan, alzando la voz—. ¡Toda mi vida ha sido una mentira! Me criaron en una maldita farsa, ¡y ahora intentas justificarlo diciendo que fue por mi bien! —gritó
Logan sitió que todo su mundo se tambaleaba. ¿Es que acaso podía pasar algo más? ¿Jamás tendría ni un ápice de respiro? ¿En qué momento su vida se había convertido en ese torbellino de locura tras locura?—¿Cómo que no la encuentras por ningún lado? —inquirió con la voz severa—. ¿Has llamado a la policía?—No quise llamar a la policía aún. Ya sabes lo que siempre dicen, que es mayor de edad y bla, bla, bla… Por eso te llamé a ti, pensé que quizás tú sabías algo… —dijo Charlie, quien sonaba al borde de un ataque de pánico—. Tú sabes cómo es tu hermana, ella jamás desaparecería así como así… ¡Estoy desesperado, Logan! ¡Desesperado!Logan inspiró profundamente y soltó el aire con lentitud, mientras su mente trabajaba a toda velocidad, y la preocupación por el paradero de su hermana reemplazó ampliamente a la furia que sentía hacia Rebecca, su abuela y toda su familia.—Escúchame bien, ve a casa y quédate allí por si regresa, ¿sí? Iré para ya ahora mismo y te juro que la encontraremos —re
El rugido del motor resonaba en el aire frío de la tarde mientras Logan y Charlie se dirigían al salón de belleza. El camino estaba casi vacío, pero el silencio exterior contrastaba con la tormenta de emociones que ambos hombres sentían por dentro.Logan no podía evitar repasar una y otra vez los eventos de las últimas horas. La confrontación con Rebecca, la revelación sobre su verdadera identidad y ahora la desaparición de Lorelai, su hermana, a semanas de dar a luz a su sobrino.La preocupación lo estaba devorando por dentro. En la mente de Logan, la peor de las posibilidades se hacía cada vez más real. «¿Dónde está? ¿Qué le habrá pasado? ¿Estará bien?» Las preguntas se acumulaban, una tras otra, haciéndole cada vez más difícil que se concentrara en el camino.Charlie, sentado a su lado, apenas podía contener el temblor en sus manos y movía una de sus piernas sin cesar, evidentemente ansioso, mientras miraba constantemente su teléfono, esperando alguna llamada o algún mensaje de Lor