Rachel no podía quitarse de la cabeza lo que había descubierto en aquel sobre, entre aquellas cartas y documentos, pero aún no tenía ni la más remota idea de cómo enfrentarse a Logan. El temor de cómo pudiera tomar aquella realidad, el miedo de ver cómo todo lo que él había creído en su vida se desmoronaba, la paralizaba por completo. Sabía que más temprano que tarde tendría que decirle la verdad, pero, por el momento, no podía forzarlo. Necesitaba pensarlo bien, necesitaba un consejo.Desesperada por encontrar un respiro en todo aquello, decidió llamar a su madre. Quizás una conversación banal con ella pudiera calmar su mente y, al menos, distraerla por un momento.—Hola, mamá —dijo Rachel, procurando de que su voz sonara casual cuando la conexión se estableció—. ¿Cómo estás?—Rachel, cariño, me sorprende que llames. Sé que últimamente has tenido una vida ajetreada, entre el trabajo y tu nueva vida como esposa…—Tranquila, mamá. Sé que pequé de no llamarte antes, pero es que… —Suspir
Mientras conducía hacia el lugar en el que habían acordado encontrarse, la mente de Rachel no dejaba de revolverse en cada detalle de lo que había leído en las cartas. ¿Cómo podría enfrentarse a Logan con esa información? ¿Acaso ella era la persona idónea para revelarle aquellos oscuros secretos? No lo sabía. ¿Cómo haces para decirle a alguien que toda su vida estuvo construida con base en una mentira?Cuando Rachel llegó a la cafetería, vio que Jenna ya se encontraba en una mesa ubicada en una discreta esquina del local.Al ver a Rachel entrar, Jenna se levantó y la abrazó con fuerza, sintiendo que todo el cuerpo de su amiga se encontraba en tensión.—Rachel, me tienes preocupada. ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó cuando ambas se sentaron a la mesa.—Es… demasiado, Jenna. Ni siquiera sé por dónde comenzar… —respondió, tras tomar una gran bocanada de aire.Jenna la miró con atención, indicándole que estaba allí para escuchar todo lo que tuviera para decirle.—Empieza por donde te
Quince días después. Desde que Esperanza James había sido dada de alta y trasladada a la mansión de Logan, el ambiente de la vivienda se había vuelto completamente tenso y cargado de una competitividad silenciosa. Rachel y Rebecca, ahora bajo el mismo techo, competían constantemente por quién cuidaba mejor de la matriarca de la familia. Para Rebecca, su suegra debía ser su responsabilidad, pero para Esperanza, era Rachel la que le ofrecía el cariño y la atención que necesitaba.—Deja que yo me encargue, Rachel —dijo Rebecca una mañana, mientras trataba de tomar la bandeja de desayuno que Rachel llevaba a la habitación de Esperanza—. Después de todo, es mi suegra. Soy yo la que debería estar cuidándola, no tú.Rachel, agotada por las últimas dos semanas de tensión, miró a Rebecca con una mezcla de cansancio y firmeza.—Rebecca, no se trata de quién tiene más derecho. Esperanza me pide ayuda a mí, y yo estoy aquí para ella. No estoy tratando de competir contigo. Esto no tiene nada que
El aire en la sala de la mansión se sentía denso, cargado de una tensión prácticamente insostenible. El silencio tras la impactante revelación de Logan fue roto por el eco de sus pasos mientras se acercaba a Rebecca, mientras él mantenía la mirada clavada en ella con una mezcla de furia y desesperación.Rebecca tragó saliva, consciente de que la confrontación que había evitado por años finalmente había llegado. La verdad que tanto temía revelar estaba ahí, expuesta, y no tenía escapatoria.—Logan… déjame explicarte —comenzó a decir, intentando sonar calmada, pero su tono temblaba—. Jamás quise hacer te daño. Tu abuela y yo, junto con Javier, decidimos que no lo supieras, no por maldad, sino para protegerte. ¿Qué sentido tenía que supieras que eras producto de una violación que sufrí de parte de mi abuelo?—¿Protegerme? —repitió Logan, alzando la voz—. ¡Toda mi vida ha sido una mentira! Me criaron en una maldita farsa, ¡y ahora intentas justificarlo diciendo que fue por mi bien! —gritó
Logan sitió que todo su mundo se tambaleaba. ¿Es que acaso podía pasar algo más? ¿Jamás tendría ni un ápice de respiro? ¿En qué momento su vida se había convertido en ese torbellino de locura tras locura?—¿Cómo que no la encuentras por ningún lado? —inquirió con la voz severa—. ¿Has llamado a la policía?—No quise llamar a la policía aún. Ya sabes lo que siempre dicen, que es mayor de edad y bla, bla, bla… Por eso te llamé a ti, pensé que quizás tú sabías algo… —dijo Charlie, quien sonaba al borde de un ataque de pánico—. Tú sabes cómo es tu hermana, ella jamás desaparecería así como así… ¡Estoy desesperado, Logan! ¡Desesperado!Logan inspiró profundamente y soltó el aire con lentitud, mientras su mente trabajaba a toda velocidad, y la preocupación por el paradero de su hermana reemplazó ampliamente a la furia que sentía hacia Rebecca, su abuela y toda su familia.—Escúchame bien, ve a casa y quédate allí por si regresa, ¿sí? Iré para ya ahora mismo y te juro que la encontraremos —re
El rugido del motor resonaba en el aire frío de la tarde mientras Logan y Charlie se dirigían al salón de belleza. El camino estaba casi vacío, pero el silencio exterior contrastaba con la tormenta de emociones que ambos hombres sentían por dentro.Logan no podía evitar repasar una y otra vez los eventos de las últimas horas. La confrontación con Rebecca, la revelación sobre su verdadera identidad y ahora la desaparición de Lorelai, su hermana, a semanas de dar a luz a su sobrino.La preocupación lo estaba devorando por dentro. En la mente de Logan, la peor de las posibilidades se hacía cada vez más real. «¿Dónde está? ¿Qué le habrá pasado? ¿Estará bien?» Las preguntas se acumulaban, una tras otra, haciéndole cada vez más difícil que se concentrara en el camino.Charlie, sentado a su lado, apenas podía contener el temblor en sus manos y movía una de sus piernas sin cesar, evidentemente ansioso, mientras miraba constantemente su teléfono, esperando alguna llamada o algún mensaje de Lor
Rachel se encontraba sentada en el sofá de la mansión de Logan, acariciando su abultado vientre, mientras miraba su teléfono con preocupación. Logan llevaba horas con Charlie, en busca de Lorelai, y ella no había podido hacer más que quedarse en casa, tensa y completamente inquieta, sin saber qué diablos hacer para poder ayudar a encontrar a su cuñada.Su embarazo avanzaba, y, tanto el médico como el propio Logan habían sido determinantes con respecto a que no debía estresarse, debido a que eso podría ocasionarle un daño al bebé. Sin embargo, no importaba cuanto intentara calmarse, la situación la tenía completamente en vilo.De pronto, su teléfono vibró, sacándola de sus pensamientos. Era un mensaje de Victor Cole, el detective que había contactado Logan y que lo estaba ayudando no solo en las investigaciones referentes a los sabotajes de la empresa, el intento de envenenamiento de su abuela, sino también, ahora, con la desaparición de Lorelai.«Rachel, necesito que hables cuanto ant
—¡Lorelai! —gritó Rachel, mientras corría hacia ella, cayendo de rodillas a su lado.El cuerpo de Lorelai estaba empapado en sangre, mientras que sus labios estaban pálidos y resecos, lo que evidenciaba que se encontraba en un profundo estado de shock. Sin embargo, había algo más que aterraba a Rachel: ¿dónde diablos estaba el bebé?—¿Dónde está? ¿Dónde está el bebé? —susurró Rachel, con la voz temblando por la desesperación mientras buscaba signos de vida en los alrededores.Lorelai abrió los ojos débilmente, mientras respiraba entrecortadamente.—El bebé… se… se lo llevaron —murmuró con apenas un hilo de voz, con la mirada perdida y llena de terror.Rachel sintió que el pánico subía por su garganta, pero sabía que no podía permitirse caer en el pánico. Tenía que actuar rápido. Lorelai estaba perdiendo demasiada sangre, y, si no hacía algo pronto, podría perder la vida.En ese momento, el sonido de un coche acercándose la sacó de sus pensamientos. Giró la cabeza justo a tiempo para v