Joseph soltó la muñeca de Rachel, automáticamente, y miró a Logan, tratando de ocultar su frustración sin mucho éxito.—Sí, Logan, está todo más que bien. Vine a ver qué tal estabas y, como sorpresivamente me encontré con Rachel andando por la calle, quise invitarla a cenar. Necesito hablar unas cosas con ella —explicó, intentando sonar conciliador, pero que no conseguía esconder su irritación.Al escuchar esto, Logan frunció el ceño, sintiendo la tensión en el ambiente, la cual no se había disipado en lo más mínimo.—Así que se conocen —preguntó, alternando la mirada entre ambos.—Sí —respondió Joseph, de inmediato y sin dudar.—No —contestó Rachel al mismo tiempo, con la voz ligeramente temblorosa.Logan frunció el ceño y los miró con incredulidad, evidentemente desconcertado por sus respuestas contradictorias.—Lo siento, pero no los entiendo, ¿se conocen o no? —preguntó y su ceño fruncido se acentuó.Rachel suspiró y bajó la mirada, sintiendo cómo las lágrimas inundaban sus ojos y
Cuando llegaron a la casa de los padres de Rachel, la cual quedaba a quince minutos del centro de la ciudad, Logan estacionó el coche frente a la vivienda y se volvió hacia Rachel mirando con ojos fríos.—Hoy ha sido una excepción —dijo sin ninguna expresión. Era tan bello y tan inexpresivo que parecía una de las esculturas de Miguel Ángel—. No te acostumbres a que te defenderé y te traeré a casa todo el tiempo.Rachel, con la garganta seca, tragó saliva con dificultad y asintió. Después de todo, no pesaba pedirle ningún favor. Sin embargo, la brusquedad en la voz de su nuevo jefe la dejó bastante desconcertada.—No se preocupe. Gracias, de todos modos, por todo lo que hizo hoy —respondió, mientras tomaba la manija de la puerta para bajarse del coche.Sin embargo, cuando estaba a punto de salir, Logan la detuvo con una pregunta:—¿No tienes coche?Al escuchar la pregunta, Rachel se tensó de inmediato.—Lo vendí hace una semana, porque quiero comprarme uno mejor —mintió, intentando que
Al día siguiente, Rachel se levantó de la cama, con la sensación de no haber descansado absolutamente nada.Durante la ducha, no pudo dejar de darle vueltas al mensaje que había recibido el día anterior, preguntándose si se trataba de una advertencia, una amenaza, o un simple error.No lo sabía y, por mucho que le diera vueltas a aquel asunto, siempre terminaba en el mismo punto: sin respuestas.A las siete en punto, tal y como Logan le había informado, un lujoso coche negro se detuvo frente a su casa.Rachel observó el vehículo, sintiéndose incómoda ante la idea de depender de alguien para ir y volver del trabajo. Pero ¿qué más daba? No tenía otra opción.Sin pensarlo mucho, se colocó el abrigo, tomó su móvil y su bolso y bajó las escaleras, despidiéndose de sus padres, mientras tomaba una tostada con prisa.Cuando llegó a las instalaciones de Focus Light, Rachel intentó concentrarse en el trabajo, evitando cualquier contacto innecesario con su jefe. Sin embargo, y cada vez que lo ve
Luego de que todos se marcharan, Rachel se quedó un momento a solas, procesando lo sucedido, y, una vez recuperó la calma, regresó a su escritorio y se sumergió en los informes que debía presentar por la tarde. Sin embargo, no se sentía para nada bien. Había dormido tan mal y su cabeza no dejaba de dar vueltas.Cerca de las tres de la tarde, mientras Rachel se encontraba revisando el informe que acababa de terminar, recibió una llamada urgente: uno de los clientes más importantes de la empresa estaba furioso porque uno de los pedidos no había llegado completo y estaba exigiendo hablar con Logan cuanto antes.Rachel, inmediatamente, intentó calmarlo y le prometió que resolvería el problema lo antes posible.Tras cortar la llamada, rápidamente se encaminó en busca de Logan, quien, por lo que ella sabía se encontraba en el sector de recursos humanos, esperando que él pudiera solucionar esa situación. Pero, cuando llegó a la oficina del gerente de dicha área, la puerta estaba cerrada y de
Al escuchar el tono apremiante en la voz de su madre, Rachel frunció el ceño.—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Están bien? —preguntó, con voz de alarma.—Sí, nena, tranquila. Tu padre y yo estamos bien, pero… —Suspiró—. Bueno, Elmer tuvo un accidente en la casa, intentando arreglar el lavadero de la cocina, y rompió una cañería. Hay agua por todas partes —explicó Moria con voz cansada—. Tuvimos que cerrar el paso de agua de toda la casa, para que no se inunde todo, pero ahora no hay agua ni para cepillarse los dientes. Hemos intentado arreglarlo, llamamos a los plomeros, pero ellos nos dijeron que no pueden hacer nada hasta mañana…Rachel suspiró y apretó los labios, intentando procesar aquello, mientras su madre continuaba diciendo:—No es bueno que nos quedemos aquí… Nosotros iremos a la casa de tu tía Patricia —añadió, con resignación—. Si quieres…Rachel inspiró profundamente, esforzándose por mantener la calma. Después de todo lo que había sucedido aquel día en Focus Light, lo único que quería
—Murray —la llamó la voz masculina—. ¿Qué diablos te sucede?Al escuchar aquello, Rachel alzó la cabeza lentamente, sintiendo cómo el mundo giraba a su alrededor. Sus ojos tardaron un par de segundos en enfocarse, hasta que por fin se encontró con la imponente figura de su jefe, Logan James. Él se encontraba a tan solo unos pasos de distancia, y la miraba con una mezcla de sorpresa, preocupación y, sobre todo, desaprobación, haciendo que el corazón de Rachel comenzara a latir con fuerza.—S-señor… —susurró Rachel, apenas logrando articular una palabra mientras la vergüenza se apoderaba de ella. Su rostro enrojeció al instante, y se encogió bajo la intensidad de la mirada fría y penetrante de Logan.Rápidamente, intentó ponerse de pie, esforzándose por recomponerse. Sin embargo, sus piernas débiles por el cansancio y el alcohol a penas la sostuvieron por un momento antes de volver a ceder, obligándola a caer una vez más. El mareo se volvió más intenso y un nudo se formó en su garganta.
A la mañana siguiente, Rachel despertó sintiendo que su cabeza latía por la resaca, mientras los recuerdos de la noche anterior invadían su mente como fragmentos sin un orden claro.Mientras intentaba procesar todo lo que había pasado, una fuerte punzada de vergüenza la hizo sonrojarse, a pesar de estar a solas.Con dificultad, se incorporó en la cama y se puso de pie, sintiendo como si su cuerpo pesara más de lo normal.Con la mente embotada, se encaminó al baño del hotel y observó su reflejo en el espejo, encontrándose con una mujer que apenas reconocía. Tenía los ojos enrojecidos, el cabello completamente desordenado y una expresión de completo abatimiento.En el momento en el que ella se metía a la ducha, intentando recomponerse, en otra parte de la ciudad, un periódico con una escandalosa portada, comenzaba a circular con las noticias del día.En primera plana, las fotos de Rachel y de Logan entrando en el hotel ya estaban en manos de la prensa y la historia, claramente, no podía
—¿Qué dices? —preguntó Caroline con los ojos desorbitados por el horror de lo que acababa de escuchar de quien ella creía que sería el hombre con el que se casaría.—Lo que escuchaste: ¡estoy cansado de fingir! —repitió Logan.Caroline lo miró boquiabierta, quedándose sin palabras por un momento.—¿Me estás queriendo decir que todo este tiempo no ha significado nada para ti? —preguntó con la voz quebrada.—No de la manera en la que debería haber sido —admitió él, con una mirada triste y cansada que Rachel no le había visto hasta el momento—. Estuve comprometido contigo por una maldita deuda entre tu padre y el mío, no porque realmente te haya amado y lo sabes. No sé por qué sigues dispuesta a mantener esta mentira.—Porque… porque yo no estoy fingiendo, Logan. Yo te amo —respondió Caroline con la voz estrangulada, intentando apelar a cualquier resquicio de cariño que pueda quedar en él—. Y yo sé que, en lo más profundo de tu ser, tú también me amas; solo que aún no te has dado cuenta.