Capitulo 30

Tej.

Me repetí lo imbécil que estaba comportándome, no solo busqué algo que no deseó ser encontrado, si no que me vi en la penosa necesidad de hacerme replantear toda maldita vida, al tiempo que me recordé de dónde provenía.

Todos los días viendo cómo mi madre trataba de esconder lo que sucedía a puerta cerrada con ese hombre que se mostraba como un ejemplo de padre frente a todos.

Odiaba verlo con Alma, ya que le repitió muchas veces que ella debía estar sobre todos en el mundo, pero a mí madre la humillaba tanto que ella llegó a creer que todos esos insultos eran verdad.

A una la exaltó, a la otra la rebajó como se le antojó. Por ello la primera imagen que veo, a sabiendas de lo que mi hermana hizo, logró que me dirigiera a ella.

__ Dijiste que te irías de aquí ¿no? - reclamé y ambas me vieron. - Te sigo viendo, Alma.

__ Hijo es tu hermana. - intervino mi madre.

__ Eso no le impidió ir en búsqueda de Rubén Alcázar para decirle no sé qué tanto sobre Irene y yo. - reproché con el
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