COLETTEEl corazón me late con demasiado frenesí, el agua corre por todo mi cuerpo y las manos masculinas que me apretujan los pechos, hacen que me sienta débil. —Shhh, soy yo —Roan besa mi cuello. No hace falta que me lo diga, lo siento, siempre ha sido así desde que llegué. Un suave gemido brota de mi garganta cuando me aplasta contra la pared, mis pechos quedan expuestos por la superficie plana. —Joder, eres tan adictiva, Colette —sus manos van hasta mi trasero—. Me parece que ya es momento de que sientas como te hago por completo mía. Trato de reprimir un gemido que me enloquece, es imposible, en cuanto me gira, nuestras bocas se encuentran y su lengua baila con la mía. —Roan… —Ese es el nombre que quiero que repitas cuando te folle —mordisquea mi cuello. Por un segundo pienso que me llevará a la cama, no es así, al contrario, me gira de nuevo, esta vez mis pechos son aplastados de manera brutal contra la pared de baldosas, sus manos recorren las curvaturas de mis caderas
COLETTEHa pasado una semana desde que me tienen encerrada, apenas y me dejan salir al jardín para tomar aire libre con mis hijos, y cuando llega a suceder, siempre estamos rodeados por los hombres de Roan, quienes nos siguen a cada paso que damos, según Dalila, quien se ha hecho la única persona con la que hablo, ya que me entrena, ahora que es el capo, su responsabilidad con la organización es más poderosa, por ello casi no lo he visto. Practicar con ella defensa personal, es una de las condiciones para poder salir con mis hijos al parque una vez por semana, así que es algo que hago a regañadientes, no me siento a gusto, mucho menos cuando no puedo ejercer mi profesión, por la que tanto estudié. De cualquier modo, la interacción más cercana que llegamos a tener Roan y yo, es cuando por las noches se cuela en mi habitación y me folla como si no hubiera mañana, agotando la reserva de mis energías. Renzo dice que Cole me quiere, ¿por qué a mí? No soy parte de la organización, eso fue
ROANNo importa lo que haga, veo toda mi vida pasar frente a mis ojos sin que pueda hacer algo al respecto, cuando vi a Lanai delante de mí, me costó trabajo comprender que era real, que ella estaba aquí, frente a frente, respirando, viva… ella no está muerta como llevo creyendo todos estos años, los cuales estuvieron llenos de tortura, es la mujer que siempre he amado, por la que he luchado imparable contra los griegos, es ella. —Lanai —susurro. —Roan —menciona mi nombre y algo se remueve en mi pecho. Me pongo de pie con la intención de tocarla, pero recuerdo que Colette está a mi lado, demasiado tarde, porque en cuanto intento verla, ella ya se está yendo del comedor sin decir una sola palabra, quisiera correr detrás de ella, pero primero tengo que arreglar este asunto, primero tengo que hablar con Lanai. —No estás muerta —entra Renzo y la mira con desconfianza. Se voltea y le mira risueña como en el pasado. —Ha pasado tanto tiempo, Renzo, mirate, eres todo un mafioso —sonríe,
COLETTESiendo sincera, me parece que no debí haber entrado sin preguntar, maldita costumbre, y eso lo compruebo al ver que Roan está besando de manera hambrienta y sexual, a Lanai, la mujer que él ama. Una nueva opresión en el pecho me asora, mis mejillas arden y susurro su nombre, él ancla sus ojos en mí, apartando por puro reflejo a su amor, a lo que ella frunce el ceño, en el fondo, sabía que Roan no era mío, que todo es una vil farsa y que esto es solo el comienzo. Lo hace para no lastimarme. —Colette —gruñe mi nombre. Trago grueso, esto es algo que me temía, simplemente no estaba preparada para la realidad, una que suele ser tan diferente. —Lo siento —logro articular—. No volverá a suceder. —¿Sucede algo? —me pregunta solo por compromiso. —No —niego con la cabeza—. Disculpen. Sigan con lo suyo. Estoy a nada de irme cuando la voz de su chica me detiene. —Tú debes ser Colette Baker —anuncia con una sonrisa que va de oreja a oreja—. Es un placer, antes de llegar aquí pasé c
COLETTENo quiero estar aquí, pero de último momento se me avisó que de la nada habría una fiesta en honor al cumpleaños de Lanai, evento que Roan ya estaba planeando desde la mañana y nunca me dijo nada, ahora no lo espero, porque no importa el esfuerzo que haga por tratar de convencerme de que todo estará bien y que es solo una fase, siempre estoy con la respuesta correcta en la punta de la lengua, y eso es que Roan ama a Lanai, yo estorbo y estoy segura de que pronto me dejará libre, hasta no serlo, no pienso decirle que estoy embarazada. Si lo hago, puede que me encierre de nuevo, amo a mi hijo, pero ante el mundo entero, este bebé es solo un grillete más para la organización, uno que me ata por siempre al líder de la mafia italiana. —Estás bien —afirma Dalila a mis espaldas. Observo el vestido de gala de noche que me aconsejó ponerme, liso, amplio, con una abertura en la pierna y un escote que resalta mis pechos. —No es cómodo —me quejo mirando una vez más, mi reflejo en el e
ROANTe amo. Esas son las dos palabras que le dije a Lanai sin sentirlas, supongo que es la costumbre, y es algo que comprendo en cuanto intento empujar dentro de ella, pero no puedo, la imagen de Colette aparece en mis pensamientos, no la he visto en todo el día, le dije que estaba confundido viendo cómo se rompía delante de mí, pero necesita este espacio para descifrar qué es lo que siento por la mujer que no deja de pedirme con voz lasciva, que la penetre con fuerza. No puedo, ni siquiera hago un esfuerzo por serlo, por excitarme con ella como en el pasado, necesitaba esto para darme cuenta de que las cosas han cambiado y no importa lo que ella haga por querer llamar mi atención, es Colette quien no sale de mis malditos pensamientos. Ella cree que no la vi, pero lo hice, la he vigilado en toda la noche, tratando de ocultar mi polla al verla con ese jodido vestido, ella estaba con Dalila y luego bailó con mi primo Elio, ellos estuvieron hablando de algo que a ella la puso triste,
COLETTETengo sed, eso es lo que me hace remover inquieta sobre la superficie blanda en la que me encuentro, me toma un segundo imaginar que todo fue un sueño y que estoy viviendo mi vida con Killian, pero tan pronto como eso sucede, las imágenes de la fiesta de cumpleaños de Lanai, vienen a mi cabeza y el dolor en mi pecho me obliga a abrir los ojos de golpe. —Roan —susurro.Me incorporo con un sabor amargo en la boca, alguien me ha inyectado, alguien, no le vi el rostro, pero me pinchó en el cuello, llevo mi mano hasta donde siento una pequeña punzada, es ahí que me doy cuenta de que Killian, mi bebé, está a mi lado, durmiendo, por un momento pienso que se trata de una mala broma de Roan, pero al no sentirme familiarizada con el entorno, entro en pánico. Me pongo de pie, tengo puesto el mismo vestido y hago de todo por intentar salir, es imposible, los vidrios de las ventanas no se rompen y la puerta no se abre, es como si me hubieran encerrado en una jaula de pájaros irrompible.
COLETTEMe congelo con lo que me acaba de decir, siento que las piernas se me debilitan, que el aire me falta, todo me da vueltas y no sé si pueda lograrlo, se requiere de todo mi esfuerzo para que pueda tomar asiento en uno de los sofás que sirven de adorno. Killian viene a mi mente, su sonrisa, sus ojos, su carita cuando está feliz o cuando algo le molesta. Su voz, mis ojos se llenan de lágrimas que me niego a derramar, porque eso solo significaría que él me lo puede quitar, las pruebas están, no hay marcha atrás. —No puede ser, esto… yo… —mi voz tiende de un hilo. No encuentro las palabras exactas para describir lo que siento, es como un golpe al estómago, el miedo corre por mis venas y solo tengo deseos de salir corriendo de este sitio. Cole se me queda viendo, estudiando cada uno de mis movimientos, como si fuera a hacer algo en contra suya. —Killian es mi hijo, no hay dudas de ello —dice más para él mismo—. Debo admitir que me sorprendió mucho, pero en cuanto lo vi en foto,