SOLANGE El puñal va directo a mi brazo, la confusión del momento le hace una mala jugada a mi mente, no entiendo lo que pasa, pero sé que no es correcto, por ello, intento soltarme de su agarre de nueva cuenta, pero es tan difícil, que enseguida me tiene en sus manos de nuevo. —No te vas —tira de mi cabello con fuerza. A nuestro alrededor suceden más explosiones, la respiración se me corta, tira de mí con más fuerza hasta el grado en el que el dolor se dispara como serpiente venenosa por mi columna vertebral. Intento inspirar con fuerza, pero no sucede nada. —Andando —dice. Me lleva por la fuerza por uno de los corredores, los Yakuza pasan corriendo por nuestro lado, deseosos de guerra, de sangre, llega un punto en el que nos estamos alejando tanto, que el sonido de disparos, se va desvaneciendo. No entiendo qué es lo que pasa, pero se siente como si esto fuera solo una pesadilla. —Jamás serás de Vladímir, ¿entiendes eso? —me adentra a una especie de salón. Apenas y giro p
EPÍLOGO El empuje hace que jadee de dolor, cuando Maxim dijo hace unas horas que no había problema y que él podía hacerlo, pensé que hablaba en serio, pero estaba equivocada, no solo llega tarde, sino, que no creo aguantar más. —Vamos, tienes que ser valiente —me dice Devrim. Ella es quien ha sido mi compañera en estos momentos, o bueno, en estos meses de tortura. No me quejo, han pasado demasiadas cosas en los últimos meses, empezando porque la mafia turca, al saber sobre la derrota del líder Yakuza, retiró las amenazas que le había hecho a la Bratva, y porque teníamos el respaldo de la mafia italiana. Por lo que ya no hay conflicto entre las tres organizaciones, al menos no por el momento, pero cualquier mecha, por muy pequeña que sea la chispa, sabemos que se desatará algo mucho peor. Aunque no es lo habitual, los restos de mi padre están en la cripta familiar, dentro del mausoleo de una de las propiedades de Vladimir, hay veces en las que paso toda la tarde ahí, hablando
ANDREI—Te extraño, bobo. Sonrío cuando escucho la voz de Dalila, ella dice que me extraña, yo creo que solo lo dice porque piensa que me han roto el corazón. —Esa zorra no sabe de lo que se pierde —continúa. Niego con la cabeza de manera divertida, anoche estaba ebrio y parece ser que hablé de más, al contarle sobre Elsa. Alguien de mi pasado que debe quedarse ahí, hace años que no la veo, y creo que nunca más lo haré. —Fue hace mucho tiempo —miro por la ventanilla, el paisaje es de cine. —No me importa, cuando la vea le sacaré los ojos, lo prometo. —Como digas, tengo que colgar. —No te atrevas… Lo hago, ella siempre se pone en plan madre protectora, mamá oso, cuando se trata de mí o de Kirill. Hay veces en las que pienso que no se da cuenta de que somos adultos, mafiosos que asesinan a sangre fría, pero se trata de Dalila, a quien amo como si fuera mi hermana menor. El viaje en helicóptero es de lo más cansado, pero localizo desde las alturas la aldea en la que estuve hace
KIRILLMiro mal a Maxim, quien desde que se ha convertido en el máximo gobernante, no hace más que alardear, incluso si eso significa tener problemas con Devrim, quien lo mantiene a raya, aunque a veces quieran asesinarse, pero como ella está de vacaciones, está insoportable. —Lo harás —espeta con firmeza. Sigo apretando la mandíbula con demasiada fuerza, no, no quiero que él interfiera en mis planes, en el pasado, no hacía más que estar de acuerdo con esto, de hecho, aspiraba a ser como él, algo que causaba conflicto con Andrei, ya que él no estaba de acuerdo con algunos de sus métodos, lo sigue estando, y es por eso que siempre que se le presenta la oportunidad, sale corriendo como rata. —Pídeselo a Andrei —agrego sin humor. —No se puede —niega con la cabeza. —¿Por qué? —enarco una ceja con incredulidad, aunque ya sé la respuesta. —Por qué él tiene algunos problemas en la aldea a la que fue hace una semana, pese a que mandé equipo, los mejores, para que le apoyaran, los Colomb
EXTRAMÓNICALa mirada de Kirill Ivanov, es penetrante, no ha dejado de observarme en ningún momento, desde que la señorita Dasha nos presentó, siento cómo un aura pesada revolotea a su alrededor, parece que está de muy mal humor, y eso no es todo, sus ojos se clavan en mí cuando pasa caminando al lado de la fila en la que me encuentro formada, escuchando sus instrucciones. —El Boss cree que son los mejores —comienza y trago grueso. Hay un breve silencio, conozco este hormigueo en el cuerpo, me siento nerviosa, no solo tengo que lidiar con la actitud extraña de Kirill, sino, de Donovan, el chico que me rompió el corazón, y de quien he estado escapando, tratando de evitar a toda costa. —Eso lo decidiré yo, puede que sean los mejores en la teoría, bueno, la práctica es muy diferente —su atención cae de nuevo en mí—. A mí no me importa si son los mejores en calificaciones, o si se creen superiores a los demás, yo soy quien evaluará su rendimiento y que le hará saber al Boss, su rendim
EXTRAMÓNICACuando despierto, noto que me encuentro en una habitación que no se parece nada a la mía, de hecho, tampoco se trata de mi dormitorio, no sé qué es lo que sucede, me toma un par de segundos recordar todo, el dolor, la amenaza de Donovan, el ácido estomacal se me sube por la garganta y amenaza con bajar, me incorporo lento, las pulsaciones de la cabeza son constantes, latentes. Desciendo la mirada, traigo puesto un camisón largo, no es de mi talla, puesto que me queda más grande de lo que parece, hasta que soy consciente de que no es un camisón, no, se trata de una camiseta blanca que me queda enorme. Enfoco mejor mi vista, me siento desorientada y dolida por la herida que me ha marcado Donovan. Acusarlo tampoco sería una opción, no solo por lo que resultaría para mi familia, sino, por el hecho de que su padre es un primer ministro de Rusia, y miembro importante de la Bratva. El miedo que me hace recordar cada empuje, el dolor que me recorrió, el cómo mi corazón se rompí
KIRILLHORAS ANTESLa música es el único medio secreto que me tranquiliza, mientras dejo que esta me lleve lejos de la maldita academia, enciendo un cigarrillo de marihuana y lo inhalo, la enfermería es el único sitio en el que ya no hay nadie a esta hora, me acerco a la ventana, necesito pensar en una manera para deshacerme de este cargo que apenas y solo fueron las presentaciones, y ya me agotó la energía. Está el hecho también de que hoy no solo me obligaron a hacer algo que no quería, sino, que me besaron como escudo, esa mocosa de 18 años; Mónica Silver, me hizo su putita, y no lo voy a permitir, además, le sumo a su valentía al haberme abofeteado cuando creyó que alguien como yo, se fijaría en alguien como ella, eso jamás. Justo cuando siento que debo marcharme, me giro, me quito los AirPods, y veo a la mocosa altanera, me preparo para mandarla a la mierda, sin embargo, mi mal humor se desvanece justo cuando me doy cuenta de su apariencia, de la mirada rota y muerta que tiene,
EXTRA FINALMÓNICASiento un hormigueo en mi lengua que no deja de recordarme el sabor de Kirill Ivanov, se atrevió a lamerme la lengua como si fuera esta una paleta, no soy de él, ni de nadie, pero… esto que siento hace que nazca una sensación extraña en mi estómago. —Mónica.Regreso a la realidad cuando reconozco el tono de su voz, se trata de Donovan, cubro mi cuello con mi cabello y sigo caminando a prisa, actuando como si no lo estuviera escuchando, el agarre de mi mano se ajusta a la correa de mi bandolera, cruzo el enorme umbral de la entrada principal de la academia. —¡Mónica, joder, te estoy hablando! —exclama con rabia. Algo en mi interior se dispara, soy buena luchando, soy la mejor en clase, pero ayer, Donovan me demostró que aunque sea buena, la fuerza de un hombre siempre me va a superar, llega un punto en el que comienzo a correr, me dirijo hacia donde no nos puedan ver, porque me va a alcanzar, lo escucho tan cerca de mí, como si me estuviera respirando en la nuca.