KIRILLMiro mal a Maxim, quien desde que se ha convertido en el máximo gobernante, no hace más que alardear, incluso si eso significa tener problemas con Devrim, quien lo mantiene a raya, aunque a veces quieran asesinarse, pero como ella está de vacaciones, está insoportable. —Lo harás —espeta con firmeza. Sigo apretando la mandíbula con demasiada fuerza, no, no quiero que él interfiera en mis planes, en el pasado, no hacía más que estar de acuerdo con esto, de hecho, aspiraba a ser como él, algo que causaba conflicto con Andrei, ya que él no estaba de acuerdo con algunos de sus métodos, lo sigue estando, y es por eso que siempre que se le presenta la oportunidad, sale corriendo como rata. —Pídeselo a Andrei —agrego sin humor. —No se puede —niega con la cabeza. —¿Por qué? —enarco una ceja con incredulidad, aunque ya sé la respuesta. —Por qué él tiene algunos problemas en la aldea a la que fue hace una semana, pese a que mandé equipo, los mejores, para que le apoyaran, los Colomb
EXTRAMÓNICALa mirada de Kirill Ivanov, es penetrante, no ha dejado de observarme en ningún momento, desde que la señorita Dasha nos presentó, siento cómo un aura pesada revolotea a su alrededor, parece que está de muy mal humor, y eso no es todo, sus ojos se clavan en mí cuando pasa caminando al lado de la fila en la que me encuentro formada, escuchando sus instrucciones. —El Boss cree que son los mejores —comienza y trago grueso. Hay un breve silencio, conozco este hormigueo en el cuerpo, me siento nerviosa, no solo tengo que lidiar con la actitud extraña de Kirill, sino, de Donovan, el chico que me rompió el corazón, y de quien he estado escapando, tratando de evitar a toda costa. —Eso lo decidiré yo, puede que sean los mejores en la teoría, bueno, la práctica es muy diferente —su atención cae de nuevo en mí—. A mí no me importa si son los mejores en calificaciones, o si se creen superiores a los demás, yo soy quien evaluará su rendimiento y que le hará saber al Boss, su rendim
EXTRAMÓNICACuando despierto, noto que me encuentro en una habitación que no se parece nada a la mía, de hecho, tampoco se trata de mi dormitorio, no sé qué es lo que sucede, me toma un par de segundos recordar todo, el dolor, la amenaza de Donovan, el ácido estomacal se me sube por la garganta y amenaza con bajar, me incorporo lento, las pulsaciones de la cabeza son constantes, latentes. Desciendo la mirada, traigo puesto un camisón largo, no es de mi talla, puesto que me queda más grande de lo que parece, hasta que soy consciente de que no es un camisón, no, se trata de una camiseta blanca que me queda enorme. Enfoco mejor mi vista, me siento desorientada y dolida por la herida que me ha marcado Donovan. Acusarlo tampoco sería una opción, no solo por lo que resultaría para mi familia, sino, por el hecho de que su padre es un primer ministro de Rusia, y miembro importante de la Bratva. El miedo que me hace recordar cada empuje, el dolor que me recorrió, el cómo mi corazón se rompí
KIRILLHORAS ANTESLa música es el único medio secreto que me tranquiliza, mientras dejo que esta me lleve lejos de la maldita academia, enciendo un cigarrillo de marihuana y lo inhalo, la enfermería es el único sitio en el que ya no hay nadie a esta hora, me acerco a la ventana, necesito pensar en una manera para deshacerme de este cargo que apenas y solo fueron las presentaciones, y ya me agotó la energía. Está el hecho también de que hoy no solo me obligaron a hacer algo que no quería, sino, que me besaron como escudo, esa mocosa de 18 años; Mónica Silver, me hizo su putita, y no lo voy a permitir, además, le sumo a su valentía al haberme abofeteado cuando creyó que alguien como yo, se fijaría en alguien como ella, eso jamás. Justo cuando siento que debo marcharme, me giro, me quito los AirPods, y veo a la mocosa altanera, me preparo para mandarla a la mierda, sin embargo, mi mal humor se desvanece justo cuando me doy cuenta de su apariencia, de la mirada rota y muerta que tiene,
EXTRA FINALMÓNICASiento un hormigueo en mi lengua que no deja de recordarme el sabor de Kirill Ivanov, se atrevió a lamerme la lengua como si fuera esta una paleta, no soy de él, ni de nadie, pero… esto que siento hace que nazca una sensación extraña en mi estómago. —Mónica.Regreso a la realidad cuando reconozco el tono de su voz, se trata de Donovan, cubro mi cuello con mi cabello y sigo caminando a prisa, actuando como si no lo estuviera escuchando, el agarre de mi mano se ajusta a la correa de mi bandolera, cruzo el enorme umbral de la entrada principal de la academia. —¡Mónica, joder, te estoy hablando! —exclama con rabia. Algo en mi interior se dispara, soy buena luchando, soy la mejor en clase, pero ayer, Donovan me demostró que aunque sea buena, la fuerza de un hombre siempre me va a superar, llega un punto en el que comienzo a correr, me dirijo hacia donde no nos puedan ver, porque me va a alcanzar, lo escucho tan cerca de mí, como si me estuviera respirando en la nuca.
COLETTE BAKER No puedo distinguir su rostro con claridad, la oscuridad que nos rodea hace imposible la tarea, sus manos recorren mi cuerpo con ansia animal, el latir de mi corazón se eleva con el paso de los segundos, sus besos son regados por cada espacio de mi piel y justo cuando siento que todo será lento, no lo es, la embestida final que rompe la barrera hace que grite de dolor, me aferro a sus hombros en un momento de escape. Estoy tan aturdida con las olas de placer, que me cuesta detener su ritmo. —Me duele —me quejo. —Shhh —es apenas un susurro débil que no distingo. Entra y sale de mí en medio de un vaivén de emociones, jadeo mientras me penetra hasta que termina por correrse en mi interior. Dejándome llena y feliz, porque le amo, porque Harvey es todo lo que necesito en esta vida. 9 MESES DESPUES El agudo aguijón que atraviesa mi pecho, comprime el aire a mi alrededor y lo convierte en una sofocante neblina. —No lo dirás en serio, Harvey —mi voz tiende de un hil
COLETTE BAKER El hombre se gira dejándose caer más sobre el suelo, está apenas consciente, limpió la herida y comienzo con la extracción de las balas, luego de detener un poco el sangrado, toco su frente y siento su piel ardiendo como lava. —Tienes fiebre, esto ayudará, pero necesitamos llevarte al hospital, soy doctora, tranquilo —balbuceo. Intento alejar mi mano de su toque y noto que levanta su mano, envolviendo la mía con la suya, sus ojos penetrantes se anclan en los míos, sus pupilas están dilatadas y sus labios secos. —Lanai… —susurra en tono hosco. —Te pondrás bien —miro a mi alrededor—. No tengo anestesia, por lo que dolerá. Mi mano tiembla un poco, cierro los ojos y respiro profundo, lo he hecho miles de veces, tranquila, comienzo con un corte recto con el bisturí, extraigo lo que queda de una. —Estás embarazada —su voz suena hueca y pastosa. Él observa fijamente mi enorme vientre. —Soy médico, tranquilo, sé lo que hago —le aseguro terminando. Él no volvió a quejar
COLETTELos recuerdos del día en el que me casé, vienen a mí como si fuesen memorias de un pasado lejano, uno en el que me duele recordar que por un solo segundo fui feliz al lado del hombre que mi tío Norman, creyó que era el indicado para mí. Todo mi cuerpo me duele, me siento entumecida, lo mismo que la mujer más estúpida del planeta, es el único sentimiento al que me aferro, lentamente abro los ojos, ahora soy como un lienzo en blanco, poco a poco, esa nada de la que tanto hablaba cuando era niña y perdí a mis padres, se transforma en una neblina a mi alrededor, la misma que después se transforma en oscuridad. Lamo mis labios con parsimonia, poco a poco mi entorno se registra en mi mente, las paredes blancas, el olor a hospital que me resulta tan familiar, es una mezcla entre blanqueador y antiséptico, la sola palabra me resulta complicada, el recuerdo de aquel hombre en el callejón, estaba herido, le saqué las balas, luego regresaron esos hombres vestidos de negro e intentaron