COLETTENo quiero estar aquí, pero de último momento se me avisó que de la nada habría una fiesta en honor al cumpleaños de Lanai, evento que Roan ya estaba planeando desde la mañana y nunca me dijo nada, ahora no lo espero, porque no importa el esfuerzo que haga por tratar de convencerme de que todo estará bien y que es solo una fase, siempre estoy con la respuesta correcta en la punta de la lengua, y eso es que Roan ama a Lanai, yo estorbo y estoy segura de que pronto me dejará libre, hasta no serlo, no pienso decirle que estoy embarazada. Si lo hago, puede que me encierre de nuevo, amo a mi hijo, pero ante el mundo entero, este bebé es solo un grillete más para la organización, uno que me ata por siempre al líder de la mafia italiana. —Estás bien —afirma Dalila a mis espaldas. Observo el vestido de gala de noche que me aconsejó ponerme, liso, amplio, con una abertura en la pierna y un escote que resalta mis pechos. —No es cómodo —me quejo mirando una vez más, mi reflejo en el e
ROANTe amo. Esas son las dos palabras que le dije a Lanai sin sentirlas, supongo que es la costumbre, y es algo que comprendo en cuanto intento empujar dentro de ella, pero no puedo, la imagen de Colette aparece en mis pensamientos, no la he visto en todo el día, le dije que estaba confundido viendo cómo se rompía delante de mí, pero necesita este espacio para descifrar qué es lo que siento por la mujer que no deja de pedirme con voz lasciva, que la penetre con fuerza. No puedo, ni siquiera hago un esfuerzo por serlo, por excitarme con ella como en el pasado, necesitaba esto para darme cuenta de que las cosas han cambiado y no importa lo que ella haga por querer llamar mi atención, es Colette quien no sale de mis malditos pensamientos. Ella cree que no la vi, pero lo hice, la he vigilado en toda la noche, tratando de ocultar mi polla al verla con ese jodido vestido, ella estaba con Dalila y luego bailó con mi primo Elio, ellos estuvieron hablando de algo que a ella la puso triste,
COLETTETengo sed, eso es lo que me hace remover inquieta sobre la superficie blanda en la que me encuentro, me toma un segundo imaginar que todo fue un sueño y que estoy viviendo mi vida con Killian, pero tan pronto como eso sucede, las imágenes de la fiesta de cumpleaños de Lanai, vienen a mi cabeza y el dolor en mi pecho me obliga a abrir los ojos de golpe. —Roan —susurro.Me incorporo con un sabor amargo en la boca, alguien me ha inyectado, alguien, no le vi el rostro, pero me pinchó en el cuello, llevo mi mano hasta donde siento una pequeña punzada, es ahí que me doy cuenta de que Killian, mi bebé, está a mi lado, durmiendo, por un momento pienso que se trata de una mala broma de Roan, pero al no sentirme familiarizada con el entorno, entro en pánico. Me pongo de pie, tengo puesto el mismo vestido y hago de todo por intentar salir, es imposible, los vidrios de las ventanas no se rompen y la puerta no se abre, es como si me hubieran encerrado en una jaula de pájaros irrompible.
COLETTEMe congelo con lo que me acaba de decir, siento que las piernas se me debilitan, que el aire me falta, todo me da vueltas y no sé si pueda lograrlo, se requiere de todo mi esfuerzo para que pueda tomar asiento en uno de los sofás que sirven de adorno. Killian viene a mi mente, su sonrisa, sus ojos, su carita cuando está feliz o cuando algo le molesta. Su voz, mis ojos se llenan de lágrimas que me niego a derramar, porque eso solo significaría que él me lo puede quitar, las pruebas están, no hay marcha atrás. —No puede ser, esto… yo… —mi voz tiende de un hilo. No encuentro las palabras exactas para describir lo que siento, es como un golpe al estómago, el miedo corre por mis venas y solo tengo deseos de salir corriendo de este sitio. Cole se me queda viendo, estudiando cada uno de mis movimientos, como si fuera a hacer algo en contra suya. —Killian es mi hijo, no hay dudas de ello —dice más para él mismo—. Debo admitir que me sorprendió mucho, pero en cuanto lo vi en foto,
ROANHan pasado dos malditos días desde que se llevaron a Colette y a Killian, desde que Lanai desapareció igual que en el pasado, Angela me mandó los documentos y todas las pruebas que necesitaba para saber y darme cuenta de que ella todo el tiempo estuvo vendiendo a la organización y mi cabeza, a la mafia griega, no sé en qué momento ocurrió su romance con Cole, pero me da rabia pensar que esa arpía hizo que dudara de lo que siento por la madre de mis hijos. Esto no se puede quedar así, la mujer que amé con locura, por la que estuve dispuesto a hacer cualquier cosa para poner el mundo entero a sus pies, amó a otro, a mi enemigo, ella estuvo de acuerdo con él en todo este tiempo, es ella la carnada y yo como idiota caí en su trampa, ahora la tienen y no puedo hacer nada. Camino de un lado a otro, he ideado muchos planes para poder localizarla, debe odiarme, las imágenes de ella viendo como se dio cuenta de que estaba follando a Lanai, hacen que una sensación que quema en el pecho,
COLETTEPara cuando despierto, me siento un poco mejor, a mi lado descansa Killian, quien parece ser que no se ha apartado de mí en todo este tiempo que estuve inconsciente, mi bebé se remueve inquieto y se vuelve a acomodar mejor, estoy dentro de la misma habitación, corro al baño al sentir los deseos de vomitar y eso es lo que hago. Paso un buen tiempo haciéndolo hasta que me lavo los dientes y para cuando regreso, Killian ha despertado. —Bebé —le doy un beso en la mejilla—. ¿Estás bien? —Tengo hambre —pide. —Yo también, esperemos un poco más. —¿Por qué nos han encerrado? ¿Hicimos algo malo? Mi corazón se estruja, verlo con esa mirada cargada de incertidumbre hace que me sienta como la peor madre del mundo, por exponerlo a esta clase de peligros, nada hubiera pasado si no hubiera seguido a Roan aquella noche y verlo follando con Lanai, nada de esto estaría ocurriendo, solo espero que estos recuerdos no permanezcan en la memoria de mi hijo. —No hicimos nada malo, es solo que…
COLETTEMiro con ojos extraños al doctor que trajo Cole para una revisión, anota algo en su portapapeles para luego cruzar una mirada cómplice con el padre de Killian, después de los mareos y de las náuseas, agradezco que siquiera se tome la molestia de pedir ayuda médica para mí, algo que dudo haría, si no fuera la madre adoptiva de Killian. —¿Cómo se encuentra? —pregunta Cole en un tono despectivo. —Bien, es normal que sienta náuseas, mareos, e incluso desmayos, es parte del sistema de la mujer cuando está embarazada, aquí le dejaré un medicamento que no afectará al embarazo, es para mejorar y hacer menos frecuente esto —dice firmando algo en una hoja, misma que luego da a Cole. Este la mira con detenimiento, pero no dice nada más. El doctor me explica algunas cosas que yo ya sé, soy doctora general, así que tengo una idea de lo que me pasa y como tranquilizarme. Pero callo, es lo mejor en estos casos.Cuando se va y nos encontramos a solas, le da la hoja a uno de sus hombres, pi
COLETTEMiro la ciudad por debajo, luego de que saliéramos, Cole no quiso ir en auto, cosa que me pareció innecesaria, pero callo sintiendo su mirada todo el tiempo sobre mí, cada segundo que transcurre sometida en este silencio turbulento, hace que me quiera aventar al precipicio, si no tuviera hijos, lo haría, metafóricamente hablando. —¿Por qué lo hiciste? —pregunta de repente. Sé a lo que se refiere, pero no quiero mirarlo, si lo hago, una de las barreras que tanto trabajo me ha costado poner entre los dos, se derrumba. —¿Por qué decidiste venir? Roan es uno de los hombres más inteligentes que conozco, y él tiene razón, Killian no es tu hijo, no es tu sangre, en cambio, los gemelos Fiore, lo son —sus ojos se clavan en mi vientre—. Contando que estás esperando otro Fiore. Junto mis manos sobre mi vientre, como si eso pudiera proteger a mi bebé de lo que este hombre es capaz de hacer. —Ya te lo he dicho, y lo diré hasta que entiendas, Killian es mi hijo, desde que me enteré de