En el estudio de Ava, el ambiente estaba cargado de creatividad y tensión. Las paredes estaban adornadas con bocetos y telas, mientras que en el centro de la habitación, Ava se encontraba inmersa en la difícil tarea de elegir los diseños que presentaría en su próxima colección.El susurro de los lápices sobre el papel llenaba el aire mientras Ava se sumergía en su trabajo, su mente llena de ideas y decisiones por tomar. Sin embargo, su concentración se vio interrumpida por la presencia inesperada de Sebastián, cuya figura se recortaba en la entrada del estudio.Ava levantó la mirada, sorprendida por su llegada, pero también agradecida por la oportunidad de hablar a solas con él. Una sonrisa suave se formó en sus labios mientras se acercaba a él, buscando su mirada con curiosidad.—Sebastián, qué sorpresa verte aquí. —dijo con calidez, ofreciéndole un gesto de bienvenida. —¿Pasa algo?Sebastián le devolvió la sonrisa, aunque había un rastro de preocupación en sus ojos. Se acercó a Ava,
El camino a la casa de los padres de Sara fue una mancha de vegetación y luz del sol, la mente de Ava preocupada por lo que les esperaba. No estaba acostumbrada a conocer nuevas personas a cada rato.—No tienes que estar nerviosa, los padres de Sara son agradables. —Habló Sebastián al notar las manos temblorosas de Ava.Ava le dio una sonrisa, pero por dentro sus nervios eran una enredadera. —¡Sebastián! —expresó con alegría Nancy Hunt——, la persona que abrió la puerta. —¡Nancy! Feliz de verte. —Sebastiana como todo un caballero se acercó a Nancy y besó su mejilla izquierda—. Ella es mi esposa, Ava…—presentó.—Mucho gusto Ava. —Nancy se acercó a Ava y la abrazó con fuerza.Ava se sentía nerviosa, pero ese abrazo disipó parte de la ansiedad que se arremolinaba en su interior.Ese abrazo causó escalofríos en Ava, y ella no entendía porque. —¡Me siento encantada de que pudieran unirse a nosotros! —comentó, su voz llevaba la suave cadencia de las campanillas de viento. Los condujo a tr
—¡Estoy embarazada! ¡Alejandro y yo estamos esperando!Una oleada de vítores estalló, resonando a través de los altos techos de la mansión de Huntington, Alejandro estaba a su lado, su sonrisa era un raro atisbo de la pura euforia que normalmente se escondía bajo su fachada profesional.—¡Felicidades! —Las palabras formaban un coro que armonizaba a su alrededor y giraba en los oídos de Ava como una amarga sinfonía. Observó cómo Sara brillaba bajo el foco de adoración, con una mano apoyada en su estómago aún plano, como para proteger a su hijo por nacer de cualquier cosa que no fuera una devoción total.—¿No es maravilloso, Ava? —Jazmin a su lado susurró, empujándola suavemente con un codo.—Absolutamente... maravilloso. —logró decir Ava, su voz media octava más alta de lo que pretendía. Ella pegó una sonrisa que se sentía tan endeble como las finas alas de las mariposas revoloteando en su pecho. Su corazón no quería participar en esta celebración; era demasiado pesado, agobiado por p
Los dedos de Ava temblaron contra la tela, su último diseño olvidado bajo el peso de la noticia. Lily, siempre un rayo de sol en forma humana, irrumpió en la habitación con su alegría contagiosa que se atenuó tan pronto como vio la expresión abatida de Ava.—¿Hey, qué pasa? —Preguntó Lily, su voz llena de preocupación mientras dejaba su portapapeles y se acercaba a Ava.—Es Sara —susurró Ava, su voz apenas por encima del zumbido de las máquinas de coser. —Ella está embarazada.Los ojos de Lily se abrieron, la empatía en ellos era clara como el día. —Ay, Ava… ¿y Alejandro?Ava asintió y su corazón se hundió como una piedra en un estanque en calma. —Él siempre quiso una familia. Y ahora...—Escúchame —intervino Lily, su tono repentinamente firme, su torpeza habitual reemplazada por una determinación feroz. —Alejandro es tu pasado. Es hora de cerrar ese capítulo. ¿Qué pasa con Sebastián? Él ha sido más que dulce contigo, incluso si todo el asunto del matrimonio comenzó como una artimaña.
Sebastián se demoró en el umbral de la habitación de Ava, su mirada se suavizó al contemplar su tranquilo sueño. La luz de la luna se derramaba sobre sus delicados rasgos, proyectando un brillo sereno sobre ella. Por un momento, el mundo pareció detenerse, las sombras de su ataque de pánico se desvanecieron en la quietud de la noche. Se acercó a la cama con silenciosa reverencia, como si se acercara a un altar sagrado, y se inclinó para darle un casto beso en la mejilla. El toque fue el susurro de una promesa, una que decía mucho de un amor tácito.Después de su ataque de pánico en la presentación de la colección, decidió llevarse a Ava la finca Montenegro, simplemente se disculpó con los presentes de la ausencia de Zoe Thompson. Lo que más llamó su atención fueron sus palabras antes de cerrar sus ojos y desmayarse. *Soy antropofobica* Miedo a la sociedad, a las personas, eso era lo que significaba. Se retiró del santuario de su habitación, el eco de sus pasos era una sinfonía sil
La sala de conferencias vibraba con una anticipación eléctrica, el aire estaba cargado con el aroma del café recién hecho y las altas expectativas. Ava se sentó a la cabecera de la mesa, con las manos cuidadosamente cruzadas frente a ella mientras escuchaba la suave voz de barítono de Antonio dando un pronóstico optimista para la próxima colección de Zoe Thompson. Sebastián, Alejandro y Michael se inclinaron, pendientes de cada palabra que prometía un futuro pintado de oro y glamour.—Basándonos en nuestras proyecciones actuales. —dijo Antonio, ajustándose las gafas con una sonrisa tranquilizadora—, la colección de Zoe Thompson está preparada para establecer un nuevo punto de referencia en la alta costura. No es sólo ropa; es arte ponible. Ava sintió una rara oleada de orgullo. Bajo la enigmática apariencia de Zoe Thompson, había volcado su alma en estos diseños, cada puntada era un testimonio de su dedicación a pesar del miedo que se apoderaba de su corazón cuando se enfrentaba al
La llave de Ava giró en la cerradura con un clic derrotado, sus hombros cayeron mientras ella y Sebastian cruzaban el umbral de la enorme puerta de la finca Montenegro. El silencio entre ellos era pesado, un eco del shock que los había dejado sin palabras desde que abandonaron la galería: los diseños de Ava, su arte secreto bajo el nombre de Zoe, fueron robados.—No puedo creer que haya dejado que esto sucediera. —murmuró Ava para sí misma, su voz era un gruñido bajo de autoacusación. No se detuvo para quitarse el abrigo, sino que lo dejó arrastrarse tras ella como una sombra olvidada mientras pasaba por el dormitorio, un santuario ahora contaminado por la traición.El sonido del agua corriendo pronto llenó el espacio, un vacío intento de borrar la incredulidad que se aferraba a su piel. Ava permaneció bajo el agua caliente, dejando que la quemara, esperando que el dolor exterior adormeciera la agitación interior. Con cada gota que caía en cascada por su cuerpo, el dique dentro de s
Las sábanas de seda junto a Sebastián yacían intactas, la huella del cuerpo esbelto de Ava era una ausencia inquietante. Se levantó, con el corazón apretado por la inquietud cuando la luz del amanecer se derramó a través de las cortinas transparentes, proyectando sombras fantasmales sobre la cama vacía. —¿Ava? —Llamó en voz baja, pero ella no se encontraba. pasó la mano por su cabello, su primer pensamiento fue que salió corriendo a una farmacia en búsqueda de una pastilla. Un golpe de decepción cayó a su rostro. Le escribió un par de mensajes y dejó un par de llamadas, pero no recibió respuesta. Tomó una ducha, se arregló, llegó a las empresas Montenegro, en dondes su asistente lo esperaba con el café de todas las mañanas. —¿Has visto a mi esposa? —preguntó. —No, tengo entendido que el día de hoy trabajaría en su estudio. Dio un resoplido, espero para tener una respuesta de Ava, pero entró en desesperación y después de una hora salió en su auto en dirección al sitio de trab