—Respira… respira con calma… ¡No puedo!Grito exasperada porque nuevamente he metido la pata con mi jefe, ¡dios, ahora que voy a hacer!, me va a matar si se entera de esto. Una de las empleadas entra al baño, disimulo enjuagarme la cara para que no se diera cuenta de mis nervios.“Que voy a hacer, me va a despedir”Restriego mis ojos mientras pienso en la forma de enfrentarlo, pero…—¡¡Ahhh!!...Metí la pata y ahora tengo jabón en los ojos.Comienzo a gritar pidiendo ayuda, pero la chica que estaba conmigo en el baño solo salió huyendo, llamándome loca. Si, soy tan torpe que, al solo pensar en la cara colérica de mi jefe me da tanto terror, mucho más que la película del exorcista y por eso no mi di cuenta que tenía jabón en las manos.Al lavar mi cara, suspiro y me seco el rostro con mi con mi jersey, sacudo mis manos y entrecierro mis ojos para aclarar mi vista. La puerta se abre y las secretarias de la entrada principal me miran con desdén, me miro en el espejo y me doy cuenta de qu
Tuve que tragarme mi orgullo para suplicar de rodillas, ellos son poderosos al contrario de nosotros. Mi mente lo recuerda y como yo que soy una inmigrante que tuvo la suerte de estar en el momento y el lugar indicado terminé trabajando para esa familia. Muerdo mis uñas mientras recuerdo ese día, yo salvé a su abuela “que en paz descanse” de morir atropellada y por eso me dio un puesto como secretaria junto a su nieto y según oí, su padre estaba de acuerdo con el anciano, no conozco a ninguno pero agradecía lo que hicieron por mí. Él solo quería deshacerse de mi desde que su padre me puso a su lado y por eso, hizo mi vida un infierno miserable, para quitarme de encima y poner a una cara bonita como secretaria.—¡¡Es un maldito bastardo!!Los guardias me sacaron de su oficina y el disfruta del espectáculo. Tenía tanto coraje por su maldita sonrisa que como pude logré zafarme de los de seguridad y tomé lo primero que había en mi escritorio, la Tablet presidencial y se la arrojé en la ca
—¿Cuántos años tiene?—24, señor.—Al menos tienes un hijo, en cambio yo, tengo un hijo de 33, 30, 29, 27 que tienen vidas desastrosas, pero el que más me preocupa es el mayor porque quiere hacerse la vasectomía para no tener hijos.—Señor, si no fuera por aquel error, yo jamás habría tenido un hijo. —me mira con sorpresa —No me malentienda. Amo a mi hija, pero en este mundo lleno de basura humana es mejor que las personas como yo no tengan hijos o las personas que se creen mejor que nosotros como el idiota de mi ex jefe.El silencio es monótono. Continúo jugando con las hojas en blanco, hago mi firma mientras continúo pensando.—Creo que tienes razón. A veces traemos al mundo hijos, sin saber que podemos dañar sus vidas sin que nos demos cuenta.—Así es.—En fin. Fue un placer conocerla señorita… —le di mi nombre —Espero volver a verla señorita Lea Villanueva.Pude ver como se fue con su hijo en el auto. “sabía que era de familia rica.”Al siguiente día volví corriendo porque mi ami
—¿Usted, es enserio? —me alejo rápido de él, pero me toma de la mano para impedirme huir —¡Suélteme!—¡Oye idiota suelta a mi mama!La mira molesta por entrometerse. Mi hija lo mordió haciéndolo gritar y maldecirla. Llena de coraje le di una patada en sus testículos.—¡Esto es por lo de antes imbécil!—¡¡Ahí está!!Volteo a ver por donde venia corriendo y vi a los mismos sujetos de hace un rato en el parque.—¡Carajo!Salí corriendo despavorida junto con mi hija hasta que pude huir de ellos. “qué diablos fue eso” me detuve cerca de mi casa y tomo bocanadas de aire porque siento que me muero por tanto correr “si lo sé, no soy atlética”—Mami, ¿estas bien?Le sonrío porque gracias a ella pude huir, la abrazo y la beso sin parar. Pero ella me llama nuevamente señalando hacia el edificio.—Ahí no!!… Mis cosas… vi como estaban sacando todas nuestras cosas a la calle. Empuño mis manos conteniendo mi rabia. Sentí tanta impotencia al ver cómo sacaban mis cosas del edificio que me impidió mo
—¿Sabe qué? —le doy una falsa sonrisa —Necesita un psiquiatra porque ni en sus mejores sueños seré su esposa o que mi hija lo llamará papá. Payaso. —murmuro cabreada.No me iba a quedar aquí a escuchar estupideces como estas así que iba a ir por mi hija para largarme, pero él me toma del brazo molesto. Le exijo que me suelte de inmediato a menos que no quiera tener herederos en el futuro y el se mira sus partes entendiendo mi amenaza.—No. Me vas a escuchar, si o sí.—¡No! Escúcheme usted a mí. ¡Púdrase! No me va enredar en sus problemas con las víboras que tiene por familia y menos a mi hija.Su mirada penetrante y hostil no me atemoriza si es lo que quiere lograr conmigo. Desde que me echó, soy inmune a cualquier intento de intimidación de Abel Vlarios.Le doy una patada sus testículos por el coraje que tengo por su culpa. No lo entiendo. Ya me echó de mi trabajo, que demonios quiere de mi ahora, es ridículo decirle a su familia que soy su maldita esposa y que mi hija es suya.“¡Ja!
Su expresión es de sorpresa.—Por poco y te mueres hablar como una lora sin parar. Además, ¿Quién dijo que sería falso?.—¡Qué! —grité desconcertada —¡Y encima tiene que ser real! —muevo mi dedo índice en negativa —El matrimonio no va conmigo y menos con un ególatra que mete su verga en la primera mujer que le abre las piernas.—Debe serlo o de lo contrario no me servirá y sabes que lo que no me sirve lo desecho.—Por experiencia propia, claro que lo sé.Rueda sus ojos al sentir mi forma sarcástica de responderle además que lo dije por mi.—Mira, solo diremos que, no querías que supiera que era el padre de la niña porque me conoces perfectamente y sabes que la idea de un hijo no estaba en mis planes y que no cambiaria mi estilo de vida solo por un error de una noche.—Aja, y mágicamente se dio cuenta de la existencia de su “hija” y por eso se casa con su madre, por obligación —frunzo el ceño —Si al menos usara la cabeza se detendría a pensar bien que es un estúpido plan que nadie va a
Un escalofrío me recorre por lo que me esta insinuando y claro que no es de placer. Suelto una risita divertida haciendo que sonrisa seductora se borre.—No sé que clase de broma es esta, pero es de mal gusto, en serio. —mantengo la calma. Elevo una ceja esperando que se me quite de encima pero no lo hace. —Puede quitarse, por favor.—¿Por qué? —masculla —¿Acaso tienes miedo de que pase algo?—No, solo que odio el ajo, el culantro… y el aliento que sale de su boca apesta a ajo con culantro, es asqueroso.Palidece alejándose de inmediato y molesto dice que no era necesario decirlo de esa forma tan despectiva, “estuvo cerca”. Su tono de voz al hablarme había cambiado, es neutral como siempre. Me observa de reojo, saca su celular de la bolsa de su pantalón y llama a alguien “creo que es su abogado”.—El abogado traerá los documentos para firmar el acta de matrimonio, tendrá todas las condiciones acordadas, podemos cambiar las fechas y así todos pensaran que ya llevamos un tiempo casados
En verdad me puedo dar cuenta que él estaba haciendo un enorme esfuerzo por no explotar y yo…. estoy que no me la creo; mi hija, mi niña dulce y hermosa habia cambiado en cuestión de horas, no es la misma.—Papá… —ella le da una mirada llena de maldad que me espantó —No quiero dejarte solo.La mira con miedo y luego me mira a mí, pero yo hice de la vista gorda, de reojo pude ver que la toma de la mano y ella le sonríe pero era una sonrisa falsa y escalofriante que hasta a mi me dio miedo.Entramos y claro que todas las miradas se posaron sobre nosotros tres, él egocéntrico y maldito Abel Vlarios llega en compañía de una niña y una mujer. Nadie jamás lo había visto como el moderno padre de familia.Me toma de la cintura y me apega a su cuerpo.—Sabes lo que tienes que hacer y decir. —susurra en mi oído, lo codeo para que me suelte —Entiendes.—Eres mi esposo, no mi jefe.Puedo darme cuenta de que todos me estaban viendo y me incomoda. Trato de verme serena y de no separarme de él porqu