—¿Usted, es enserio? —me alejo rápido de él, pero me toma de la mano para impedirme huir —¡Suélteme!
—¡Oye idiota suelta a mi mama!
La mira molesta por entrometerse. Mi hija lo mordió haciéndolo gritar y maldecirla. Llena de coraje le di una patada en sus testículos.
—¡Esto es por lo de antes imbécil!
—¡¡Ahí está!!
Volteo a ver por donde venia corriendo y vi a los mismos sujetos de hace un rato en el parque.
—¡Carajo!
Salí corriendo despavorida junto con mi hija hasta que pude huir de ellos. “qué diablos fue eso” me detuve cerca de mi casa y tomo bocanadas de aire porque siento que me muero por tanto correr
“si lo sé, no soy atlética”
—Mami, ¿estas bien?
Le sonrío porque gracias a ella pude huir, la abrazo y la beso sin parar. Pero ella me llama nuevamente señalando hacia el edificio.
—Ahí no!!…
Mis cosas… vi como estaban sacando todas nuestras cosas a la calle. Empuño mis manos conteniendo mi rabia. Sentí tanta impotencia al ver cómo sacaban mis cosas del edificio que me impidió moverme de mi lugar.
“si tan solo me hubieran pagado mi liquidación… habría podido paga un mes”
—¡No la dejen ir!
Esa voz me hace reaccionar de inmediato para escapar otra vez, pero era demasiado tarde.
—¡No!…
—No lo haga más difícil señora Villanueva. —dijo el tipo molesto —súbanlas al auto rápido.
Por la fuerza nos arrastraron hasta el auto y nos metieron al auto, me encuentro nuevamente con la cara de mi exjefe. La cara de pocos amigos de Abel Vlarios y era peor que antes, me quería matar con solo verme y creo saber porque razón.
—¡Tú, déjanos ir! —gritó mi hija en la cara de mi exjefe. —¡Esto es un secuestro!
—Ya deja de gritar niña que nadie te está secuestrando.
—Es un secuestro y no voy a dejar de gritarlo a los cuatro vientos. ¡Ayuda, nos están secuestrando!
—¡Ya basta mocosa! —dijo exasperado —Nadie te va a creer que estás siendo secuestrada.
—Soy una dulce y angelical niña que pedirá auxilio a la primera persona que pase por aquí. ¡Ayuda!…
Le cubre la boca a mi hija con sus manos para que se calle. Cabreada lo pateo otra vez, pero en el pecho para que se aleje de ella. Me mira colérico y sacude su ropa.
—¿Acaso eres una yegua o qué?
—Por mi hija soy hasta el mismo diablo.
Rueda sus ojos.
—Mejor siéntate mocosa —suelta con ese deje de desprecio que les da a todos. —Y tú, —Me mira fijamente —Mantenla callada si no quieres que todo se haga peor, para ti claro.
—¡A quien le dice mocosa!
Violet (Vayolet) le da una patada en la tibia derecha haciéndolo maldecir.
—¡Qué demonios pasa con ustedes par de yeguas!…
—Ni siquiera lo piense. —advertí al verlo venir hacia nosotras. —Por mi hija soy capaz de convertirme en asesina y con usted, me sobra las ganas de hacerlo.
Me mira con sorpresa, esquiva mi mirada y vuelve a su lugar molesto. El chofer le pregunta a donde nos llevaría y le dice que a la residencia de su padre. Abrazo a mi hija mientras que ella le lanza miradas asesinas a mi exjefe
Observo la entrada con un gran portón enorme con la inicial V que se parte en dos al abrirse los portones de hierro; admiro la enorme mansión de la familia más rica de este país. La arquitectura es clásica, con múltiples balcones, grandes ventanas y una extensa escalinata que conduce a la entrada principal. La iluminación resalta las características del edificio y crea un ambiente acogedor.
“¡Woow…El edificio parece un palacio!”
El auto se detuvo y el sale primero con mucha elegancia y porte nosotras lo seguimos detrás todas desabridas y sin ninguna pizca de gracia. Le exijo que me dijera lo que estaba pasando, pero no me responde y me dice que me quede callada y que controle a mi hija.
—¿Por qué haría eso?
—Si te quieres largar de aquí, lo harás, pero a mi modo, loca..
Si, lo había olvidado, el siempre me llamo de esa forma que odio.
—Lo haré porque no quiero que me pase la amargura que se carga. Debería de cuidarse porque dicen que de tanta amargura salen canas y yo a usted le veo varias.
—Eso no es cierto —replica molesto.
—Mi mami tiene razón. —mi hija señala su cabeza —Mire ahí tiene una, ah, también arrugas en la frente. Ay no, que horrible.
—Uy que suerte que las locas como yo, no envejecemos. —murmuro en su cara acariciando la mía —Nos mantenemos jóvenes y bellas naturalmente, no como los amargados y obsesionados por la avaricia.
Levanta su mano en puño, cierra sus ojos y nos da la espalda.
Cuando nos alejamos de él nos reímos porque su cara era de disgusto y miedo. Volteamos a verlo y estaba viéndose en el retrovisor del auto. Nos burlamos ya que parece ser que si le tiene miedo a envejecer.
Escuchamos como lo llaman, observo a una mujer hermosa, castaña clara color de ojos ámbar como uno de los ojos de mi hija, me quedé sorprendida al ver su cuerpo, era perfecto a los estándares de belleza social, la ropa deportiva en su cuerpo se veía lindo por no decir espectacular.
—Trajiste a la mujer hermano.
—¿Her…mano? —repito confundida —Es…
Nunca la había visto, los hermanos o padres de Abel Vlarios, nunca iban a la empresa, nunca. Ella se acercó a él y conversaron, y si, ellos me miraron a mi fijamente haciendo que me incomodara porque seguramente están comiendo viva por la forma en que estoy vestido yo y mi hija.
“¿Enserio todos en esta familia poseen esa soberbia y arrogancia en la mirada?”
Evito mirarlos porque de alguna forma, son intimidantes. El tipo que nos atrapó nos llevó hasta una habitación, nos pide no salir porque no sería bueno para nosotros. Al salir él, escucho que cierra con seguro la puerta.
—¿Qué hacemos aquí mami?
—Lo mismo me pregunto yo hija.
No sé qué demonios está pasando y porque él me perseguía como loco para que no me escapara. Lo único que sé es que estábamos encarceladas y permanecimos aquí por varias horas hasta que escuché que gritaban que abrieran la puerta o de lo contrario la tumbaría.
—Ay, pero qué vieja más histérica
Mi hija estaba dormida así que rápidamente la escondi en la otra habitación que se unía a esta. La cerré rápidamente cuando escuché que abrieron la puerta principal de golpe.
—¡Donde esta esa perra!
Una mujer mayor me busca desesperadamente con la vista y cuando me ubica prácticamente se me tiró encima con las bofetadas en mi cara. Los demás no hacían nada para quitármela de encima, no quería defenderme porque es una mujer mayor y estas personas han demostrado ser problemáticas y podrían enviarme a prisión si la golpeo.
—¡Ya basta madre!.
Alguien me defendió, cuando vi a mi defensor me quedé (jeta abierta) como decimos en mi país. Era él, mi exjefe, Abel.
—¡Como defiendes a esa mujer! ¡Como es posible que le hagas esto a tu madre!
—Necesito que todos salgan ahora mismo. —dijo con calma en su voz.
—Jamás voy a permitirlo Abel. —exclama ella furiosa —Escúchame bien…
—Madre. —dice con enfado —Sal… de aquí.
“¡Que demonios, pasa porque no se dicen lo que pasa y porque rayos estoy envuelta en esto!”
—¡Abel Maximiliano Vlarios!…
—Es mi decisión, madre, puedes patalear, relinchar o lo que quieras, así que te voy a pedir que la respetes, porque ya no puedes hacer nada.
—Sabes muy bien que no tienes voz en esta familia.
Me di cuenta de el enojo de mi ex jefe por lo que le acaba de decir así que me aleje de él.
—Claro que la tengo, madre. —sentía que sus miradas eran como si fuera un desafío mortal —Porque ella y yo, estamos casados.
“¿Eh?…”
—¿Quiénes están casados? —pregunto de inmediato consternada.
—Nosotros.
—Ah!…
Es lo único que sale de mi boca, hasta que el veinte me cae en la cara dejándome petrificada.
“¡Qué diablos dijo! ¡Casados nosotros! ¡Está loco!”
Mi yo interno me grita en la cabeza que tomara a mi hija y saliera corriendo de esta casa de locos, pero mi razón me golpeaba en la cara al hacerme ver que no llegaría ni la entrada principal porque me volverían a golpear posiblemente y me encierren en prisión por cualquier estupidez que uno de ellos se invente y claro que ahora no me conviene eso, no por mi hija.
—Esto no se quedará así, eso te lo juro. —dijo la señora señalándome con el dedo —Zorra.
Mi expresión de pánico y miedo no cambia, estoy segura que mi cara está tan blanca como la hoja de un papel. Estoy que me muero de terror porque esta m****a apesta, enserio porque esa vieja me atacó por algo del que no tenía ni idea y ahora me amenaza.
“Diosito, sé que no soy de tus hijas favoritas, pero esto ya es demasiado castigo para mí horrible y desdichada vida”
Todos abandonaron la habitación, menos él. Se quedo de pie frente a mí, podía ver su espalda ancha, su cabello muy bien ordenado hacia atrás, “para mi parece que su cabello lo lambió una vaca”, pero no negaré que le queda bien después de todo se vería horrible si estuviera desordenado.
—O–Oiga que hace… —dije nerviosa al ver que estaba poniendo el seguro en la puerta. —Mire… no sé qué es lo que está pasando…
—Cállate y escucha. —habla Molesto —Iré al grano.
—Como siempre —ruedo mis ojos y él bufa como si fuera una bomba de tiempo a punto de explotar así que lo dejo continuar.
—Todos creen que la hija que tienes, es mía.
Parpadeo y luego me burlo, “ay por favor quien va creer esa mentira, nadie sería tan estúpido para creerlo“ muevo mi mano exageradamente y me río sin contenerme pero su mirada neutra me hace ver que no está jugando.
—M-Mi hija… ¡¿Qué mi hija que?
—¿Sabe qué? —le doy una falsa sonrisa —Necesita un psiquiatra porque ni en sus mejores sueños seré su esposa o que mi hija lo llamará papá. Payaso. —murmuro cabreada.No me iba a quedar aquí a escuchar estupideces como estas así que iba a ir por mi hija para largarme, pero él me toma del brazo molesto. Le exijo que me suelte de inmediato a menos que no quiera tener herederos en el futuro y el se mira sus partes entendiendo mi amenaza.—No. Me vas a escuchar, si o sí.—¡No! Escúcheme usted a mí. ¡Púdrase! No me va enredar en sus problemas con las víboras que tiene por familia y menos a mi hija.Su mirada penetrante y hostil no me atemoriza si es lo que quiere lograr conmigo. Desde que me echó, soy inmune a cualquier intento de intimidación de Abel Vlarios.Le doy una patada sus testículos por el coraje que tengo por su culpa. No lo entiendo. Ya me echó de mi trabajo, que demonios quiere de mi ahora, es ridículo decirle a su familia que soy su maldita esposa y que mi hija es suya.“¡Ja!
Su expresión es de sorpresa.—Por poco y te mueres hablar como una lora sin parar. Además, ¿Quién dijo que sería falso?.—¡Qué! —grité desconcertada —¡Y encima tiene que ser real! —muevo mi dedo índice en negativa —El matrimonio no va conmigo y menos con un ególatra que mete su verga en la primera mujer que le abre las piernas.—Debe serlo o de lo contrario no me servirá y sabes que lo que no me sirve lo desecho.—Por experiencia propia, claro que lo sé.Rueda sus ojos al sentir mi forma sarcástica de responderle además que lo dije por mi.—Mira, solo diremos que, no querías que supiera que era el padre de la niña porque me conoces perfectamente y sabes que la idea de un hijo no estaba en mis planes y que no cambiaria mi estilo de vida solo por un error de una noche.—Aja, y mágicamente se dio cuenta de la existencia de su “hija” y por eso se casa con su madre, por obligación —frunzo el ceño —Si al menos usara la cabeza se detendría a pensar bien que es un estúpido plan que nadie va a
Un escalofrío me recorre por lo que me esta insinuando y claro que no es de placer. Suelto una risita divertida haciendo que sonrisa seductora se borre.—No sé que clase de broma es esta, pero es de mal gusto, en serio. —mantengo la calma. Elevo una ceja esperando que se me quite de encima pero no lo hace. —Puede quitarse, por favor.—¿Por qué? —masculla —¿Acaso tienes miedo de que pase algo?—No, solo que odio el ajo, el culantro… y el aliento que sale de su boca apesta a ajo con culantro, es asqueroso.Palidece alejándose de inmediato y molesto dice que no era necesario decirlo de esa forma tan despectiva, “estuvo cerca”. Su tono de voz al hablarme había cambiado, es neutral como siempre. Me observa de reojo, saca su celular de la bolsa de su pantalón y llama a alguien “creo que es su abogado”.—El abogado traerá los documentos para firmar el acta de matrimonio, tendrá todas las condiciones acordadas, podemos cambiar las fechas y así todos pensaran que ya llevamos un tiempo casados
En verdad me puedo dar cuenta que él estaba haciendo un enorme esfuerzo por no explotar y yo…. estoy que no me la creo; mi hija, mi niña dulce y hermosa habia cambiado en cuestión de horas, no es la misma.—Papá… —ella le da una mirada llena de maldad que me espantó —No quiero dejarte solo.La mira con miedo y luego me mira a mí, pero yo hice de la vista gorda, de reojo pude ver que la toma de la mano y ella le sonríe pero era una sonrisa falsa y escalofriante que hasta a mi me dio miedo.Entramos y claro que todas las miradas se posaron sobre nosotros tres, él egocéntrico y maldito Abel Vlarios llega en compañía de una niña y una mujer. Nadie jamás lo había visto como el moderno padre de familia.Me toma de la cintura y me apega a su cuerpo.—Sabes lo que tienes que hacer y decir. —susurra en mi oído, lo codeo para que me suelte —Entiendes.—Eres mi esposo, no mi jefe.Puedo darme cuenta de que todos me estaban viendo y me incomoda. Trato de verme serena y de no separarme de él porqu
ABELLa tomé de la cintura para salir de la habitación, pero ella me mira como si fuera una gata arisca advirtiéndome que no la toque porque me sacaría los ojos, ruedo mis ojos y la sigo detrás, me doy cuenta de que ella y su hija son muy unidas, se protegen la una a la otra.“¿Acaso perdí mi encanto con las mujeres?,Entiendo que la niña sea así porque ciertamente no me agradan los niños, por esa razón planeo hacerme la vasectomía, pero ella, no lo entiendo, me rechaza, siempre lo hizo y lo odiaba, ninguna mujer me rechaza, soy un encanto y todas caen a mis pies por ello.No es a la primera que trato cruelmente, siempre lo hago con la mayoría y siempre cuando cambio mi actitud caen nuevamente, pero esta mujer es como si yo fuera una plaga que debe exterminar lo más pronto posible.—Entonces quieres este matrimonio por la residencia de la familia o por toda la fortuna. —llama mi atención —¿No crees que es absurdo esto que haces solo por una casa??“Ella no sabe nada”—No es solo una c
LEAEs irónico, solo llevamos 12 horas casados y ya esto comienza a apestar.—Entonces dices que debo dejar que me traten como servidumbre o…—No lo harán.Discutir no es algo que quiera y menos frente a mi hija, así que deje la conversación hasta ahí, si de algo sé es que pelear con él seria algo de nunca acabar.“Y que pensabas, el hecho de que están casados no significa que el te vea como su esposa y señora”Fue una estupidez de mi parte haber dicho eso y es algo que no volveré a repetir.Me tomé un baño para después preparar a mi hija, aunque fuera por última vez, debía dejarla en la guardería porque debía preparar todo lo que nos queda y guardarlo en alguna parte hasta que la casa en los suburbios esté disponible para nosotras.—¿Qué es eso? —cuestiona cuando salgo de la habitación —No… no, definitivamente no vas a salir así.Me miro de arriba abajo.—¿Por qué no?—Mi esposa no debe verse como una mujer corriente y sin clase.—Yo no soy su esposa en realidad, el hecho de que un p
Observo que revisa el uniforme y es cuando me detuve a pensar que antes había escuchado que en esas escuelas existe el bullyng según el estatus social.—Violet. —llamo su atención —Sé que no lo hice antes, pero… ¿estás de acuerdo con esto?—Mami, él te hizo mucho daño antes, claro que lo estoy.—No. Yo no quiero que te involucres en esto hija, lo que pasó entre nosotros no es tu problema, ¿entiendes?—Lo sé mami, pero no le voy a perdonar que te lastimara.A pesar de que su nacimiento no fue algo planeado, ella se convirtió en la esencia de mi existencia, por ella fue que valió la pena tanta tortura a manos de Abel. Después de dejarla sola en su cuarto, en el pasillo lo vi esperándome, mueve su cabeza para que lo siga adentro de una habitación.Claro que me di cuenta de inmediato que era la habitación que compartiríamos, lógicamente estamos casados, por ende, debemos dormir juntos.—Debemos bajar a cenar, una empleada se encargará de Violet así que tendrás tiempo de cambiarte.Aún seg
ABEL—Señor Vlarios…. ¡Señor!...Mis ojos se movieron por instinto ante el llamado de mi nueva secretaria por la cual había sacado a Lea. Es hermosa y sensual y claramente sé que podría cumplir con mis expectativas en todos los sentidos, pero lo que pasó anoche, creo que me excedí, pero lo más raro es que me gustó.El beso y el deseo de sus labios eran algo que no había sentido con otra mujer, fue malditamente caliente, tanto que me dejó con una enorme erección que no pude quitarme ni con dos masturbaciones.—¿Qué quieres?—Bueno, me prometió explicarme personalmente mi trabajo aquí —su sonrisa era seductora en verdad, el escote de su blusa es lo suficientemente abierto para que yo tenga una buena vista de sus senos —Así que estoy lista para aprender.El teléfono suena y cuando ella se sienta sobre mis piernas tomo la llamada, acaricio su trasero y lo palmeo con una sonrisa, pero de inmediato me pongo de pie cuando me dicen que es de la academia y que se trata de Violet.“¡Mierda!”.S