Hola hola! ¿Qué creen que pasaría en el palacio? Bso Kika
Azaleia Recuerdo las palabras de mi esposo, pareciera que él siempre lo supo, me dio la respuesta. —Hagamos que nos respeten, que nos teman… pero que sobre todo te teman a ti. Eres un gran poder… lo tienes, lo siento, yo lo siento a cada momento que estoy contigo y me asombro cada vez más— me dijo. Si mi amor lo sintió… tiene que ser así. Los fuegos artificiales cesaron y seguía el ruido, pero ya se entendía claramente lo que sucedía. —Duquesa… entréguese y le prometemos mantener su vida— me decía un soldado atrás mientras Areta ladraba y ladraba pero sin atacar. Varios nobles ya volteaban a ver qué sucedía, que era ese alboroto que interrumpía su fiesta. —¿Para qué? ¿Para que me vendan al mejor postor? ¿Para que la casa Bousquet caiga en manos de cualquiera?— grito mirando de reojo a los soldados atrás. Pero ya podía ver como varios nobles me observaban, incluso el emperador ya se alzaba a ver qué sucedía. Cuando su mirada se posó en mí, sus ojos se abrieron de par en par. Yo
AzaleiaLos animales son muy pequeños ¡Cómo es posible que esos nobles los hayan tenido en esas condiciones! La serpiente que tomé parece mejor y se enreda en mi cuello inmediatamente. Me recuerda a las mías y quisiera llorar de nuevo.La lechuza viene y trae algo comida y frutos y me encuentro alimentándolos, mientras Till se va a cazar. Yo como algo y me lavo la cara con cuidado, mis manos llenas de sangre y las observo. Tiemblan y no tengo ni mi anillo, ni mi collar, nada, me siento desnuda y vacía. Pero estoy bien, sobreviví, me temerán como dijo Brock.Encontré una salida, ahora tengo que encontrarlo a él. De repente escucho el sonido de unas pisadas y cuando volteo es nada más y nada menos que Lupo el lobo, que se me acerca con cuidado, Deni en su lomo. Mi pajarito se acurruca en mi hombro y está bien, perfectamente.—Lo has hecho muy bien… gracias me has salvado la vida— le digo acariciando bajo su pico. Cuando Lupo llega a mí, acaricio su cabeza.—Gracias a ti también Lupo… ha
Puedo decir sin alguna duda que aunque yo no estaba en mi mejor estado, pero igual camino y camino rápidamente, muchas veces corriendo entre el bosque, sin detenerme. Me sentía mucho mejor saber que Areta estaba conmigo, y una vez que me interné en el bosque mejoré considerablemente. Azaleia, Azaleia, era lo único que podía pensar. Como quisiera que Areta pudiera hablar y me dijera que ella estaba bien. Había venido frente al templo, buscándome… no sabía de los criados, de mis soldados y de los otros animales, pero ella parecía contenta, lo que me daba esperanzas, unas esperanzas que jamás solté, pero que ahora venían rejuvenecidas. ¿Qué había pasado cuando me tomaron? ¿Dónde estaría ella? Sin duda la tenían en su poder ¿Si no como tenían su anillo? Uno que ahora iba en el bolsillo de mi chaqueta, cuidadosamente guardado, esperando colocárselo a su dueña. Pasé casi un día entero caminando hasta que llegó la madrugada y me dejé caer a descansar un rato, sentado con la espalda reco
Brock—Muy bien vamos a movernos… vas a estar bien mi amor… vas a estar bien— digo y ella ve a la masacre que ocurre a un lado, aun los sonidos de las garras del puma sobre el cuerpo de Gusano.—El puma está herido Brock… no va a poder defenderse ni cazar así… no sobrevivirá —dice ella cansada, no se ve mal, sigue teniendo buen color lo que me da fuerzas.Volteo y la vista es realmente aterradora. El puma jala partes de Gusano que ahora está irreconocible. Areta lo mira como si ella hubiese querido matarlo ella misma. Pienso lo mismo. Pero en efecto, el puma tiene la pata herida.—Ni pienses de comer de esa carne podrida— le digo a Areta mientras acuesto a Azaleia en el suelo y mi loba suelta un
Layne Vine aquí buscando una cosa y me salieron todavía muchas más. No estaba solo, y eso era bueno. Me seguían mi sobrino y un joven criado que en pocos años estaría en una posición mucho mejor, yo me encargaría de eso. El templo de Hadar, lugar sagrado para cualquier seguidor de la noche. Dicen que ahí mismo estuvo la estrella bajada del cielo, que vino a hablar con hombres y mujeres, para acercarnos a la luna y sus deseos. Dejó enseñanzas y profecías que muchos dijeron que conservaran los pueblos del este. No había ido nunca, pero sabía que era muy conocido. Nos quedaba aún un trecho largo de camino, habíamos pasado campos, sembradíos, un par de colinas y detrás de las montañas rocosas, que ahora veo a lo lejos, estaba el templo, casi protegido entre las rocas. Se decía que Hadar había bajado por la montaña misma como si de una escalera al cielo se tratara, que ella misma encontró los picos altos y nevados y se transformó en humana cuando sintió la superficie del mundo, tocan
Layne —¿Qué rayos?— pregunta Roldán sacudiéndolo y cada uno lo revisa intentando abrirlo sin éxito hasta que… me cae todo, veo una pequeña línea ondulada y entiendo que es… una pluma. —Hombre viejo y brillante… — digo mientras ellos me miran con curiosidad, en tanto yo saco de mi bolsillo el anillo Bousquet. Al colocarlo sobre ese símbolo de la pluma y calza perfectamente. Escucho como todos contenemos la respiración cuando por fin escuchamos como se abre el baúl. Hay un par de cosas guardadas, pero lo más llamativo es el collar de Hadar, es un corazón plateado, labrado con pequeños signos que con todo y el tiempo no ha perdido su belleza. Se abre con un pequeño mecanismo y adentro hay espacio para un pequeño corazón. —¡El collar del tío, pero que era de la tía!— indica Roldán contento y todos abrimos los ojos. —¿Será posible?— digo, ese pequeño corazón verde podría calzar ahí perfectamente. Mis manos van a lo siguiente, un pequeño cuaderno, similar al diario que encontré del D
BrockYo ya me había acostumbrado a que mi existencia en este mundo iba a ser de soledad y rechazo. Imaginaba mi andar esperando que en algún momento fuera lo suficientemente bueno para merecer estar en mi casa, para que se perdonaran mis errores, y el odio que había hacia mí. Cuando Layne se avocó, desde muy joven, al apoyo de la princesa… yo ahí vi una oportunidad, hacerme un nombre, ganar un poco de honor que no me creía merecedor de tener. Familia y honor… eso era todo lo que me importaba, en eso se concentraba mi vida. Haggard y hacer orgulloso a mi padre, a mi lugar… al menos el que yo creía que era mi hogar. Una casa no es un hogar, un castillo menos. Descubrí tarde que el hogar no responde a la pregunta ¿Dónde? Si no, ¿Con quién? No coordenados, ni direcciones, sino cuáles brazos, cuáles ojos, cuáles labios. ¿Cómo pude haber cambiado todo tanto? Solo con la aparición de esa chica en Bousquet arrojada a mis pies hace ya unos meses. Esa mujer… había cambiado mi vida, mi forma
Brock —Luego te juré que te iba a casar bien, ¡Demonios, no quería que te casaras con nadie! ¡Sabía lo que iba a pasar! Ibas a ser infeliz, te iban a maltratar y yo ni me enteraría, pero tendría la convicción de que fuera así. Y yo era tuyo, demonios era tuyo y no sabía si me querías. Tú tenías esos vestidos hermosos bailando con esos señores… partida de imbéciles… y yo te veía de lejos. Un par de días bailaste conmigo… sabes que no bailo, pero por ti yo haría eso y más— digo esperando, soñando que ella me escuche. Pero no sé si lo hago por ella o por mí, para sacar un poco de lo que tiene mi cargado corazón. —Y el maldito de Blatta… debíamos haberlo exiliado solo con saber que era un espía. No debió nunca tocarte y tampoco al zorro ¿Cómo se atreve?— sentía mi frente palpitar del odio recordando todo esto. Memorias espantosas, pero que nos trajeron hasta aquí, ella, mi esposa, yo hablando con ella aun sin saber si me escucha. —Ahora… ahora volvería en el tiempo y te miraría a los o