Brock
—¿Qué dices insecto? ¿Qué se siente estar ahora en desventaja? Sin mentiras, sin engaños, sin hacerte el encantador…— le digo acercándome a él.
—Sin tener a tu querido padre que haga las cosas por ti… ¡Todo! Inclusive llevarte a una dama, una dama decente ¡Y casada! En tu cama… ¡Escoria!— le digo y entierro la punta de mi espada en el suelo, haciendo un ruido terrible.
Los lobos están mirándome, gruñendo a Blatta, los caballos nos observan si siquiera relinchar. Veo que mi esposa se trajo un caballo particularmente poderoso, se le ve por el estado en que está y las patas largas.
Había pasado las horas más desesperantes. Cua
Brock —Mi esposa estaba obligada a casarse y los señores creyeron, erróneamente, que tú eras buena opción… ella jamás albergó sentimientos por ti y se dio cuenta rápidamente de quién eras— le digo dando pasos hacia él. —Eso es lo que tú crees…. yo recuerdo como me sonreía y como tú estabas celoso… la deseabas desde entonces… la querías tener. Querías pasar tus manos de bestia salvaje por su pequeño cuerpo…poseer a la pequeña criada— dice y yo empiezo a gruñir como un salvaje, de hecho. A él obviamente le gusta el efecto de sus palabras y continua. —¿Acaso ella no te contó…? Como la llevé a mi habitación y ella… estaba en mi cama, debajo de mí… retorciéndose de placer mientras yo la tocaba. Incluso se desvestía para mi, levantaba su vestido par ami, muy dócilmente, mientras yo hacía lo que yo quería, inspeccionándola, haciendo el trabajo que tú no hiciste. Incluso ella me dijo que yo lo hacía mucho mejor que tú… que el salvaje de Haggard no la satisfacía en lo más mínimo y …— hace
BrockA veces tenemos mucho miedo o ansiedad de las cosas, de que sucedan… sean buenas o malas, las esperamos impacientemente, y cuando finalmente llegan… pasan rápido y a veces nos levantamos por la mañana y ni recordamos que sucedieron. La muerte de mi padre, la batalla, Blatta, Heral. Todo eso sucedió y ahora nos quedamos recogiendo las cenizas, escombros y corazones rotos. Yo, Azaleia y Nicasia hemos trabajado para que todas las familias tengan su hogar de vuelta con el menor de los problemas posibles, y debo decir que sin ellas, esto iba a ser una tarea imposible. Nicasia era una especie de general innata, tomó las riendas del castillo de una manera que no sé si nos asombraba, ya que siempre había sido una mujer increíble, pero francamente no esperábamos que todo se reintegrara tan bien, yo al menos esperaba un periodo de adaptación, uno en que las piezas del engranaje se consolidara poco a poco. Pero me daba la impresión de que ella se preparó para esto desde toda su vida, co
Brock —Veo que no es muy larga, algunos están muertos, otros desaparecidos, según lo que se indica aquí… bla bla bla— hasta que llego a un punto… no puede ser. Me quedo parado en seco, releo varias veces tratando de entender. — Unos gemelos Flynn y Lynn de no más de quince años— digo murmurando. Todos me miran con sorpresa. Mi esposa se asoma a leer la carta ella misma y Dashi me pide el papel para ella ver ella también, ya que ha perfeccionado su lectura. Los gemelos tienen cara de asustados de haberse metido en problemas. Sus cabellos oscuros están peinados ahora de forma diferente y poco a poco se empiezan a diferenciar, antes parecían dos pequeños muchachos y no una niña y un niño. Por supuesto que además se ve más rozagantes y saludables, dos chicos perfectos, no como cuando los encontramos. Quién sabe qué vida terrible deben haber pasado. Estos chicos… unos Garbarán. —¿Ustedes sabían algo de esto?— pregunta Layne a ellos y se ven realmente espantados. La chica contesta con
Azaleia —¿Puedo entrar por fin?— pregunto entre risas. —Aún no— dice mi esposo. Y así ha sido esto, hace ya varios días. Desde que llegamos a Bousquet… todo se siente tan real. Hace varios meses, una gran tragedia sucedía aquí, una que no creo poder olvidar en toda la vida. Yo había perdido todo, había sufrido y me había quedado completamente sola. Cuando Brock y Layne me tomaron y me llevaron con ellos, yo pensaba lo peor. Parece que el tiempo pasó y como si fuera un viento torrencial, había cambiado todo el juego. Y aquí estaba yo de vuelta. Feliz… realmente feliz, había sufrido muchas cosas, pero había visto, aprendido y experimentado mil cosas. Ahora venía acompañada, muy bien acompañada y tenía de todo… un título representando a la gente que amo, tenía amigos y además había reencontrado la parte de mi familia, y ahora sabía qué había sido de mis padres, de mi pasado, de mis orígenes. Pero sobre todo tenía las manos llenas, porque mi esposo me tomaba de la mano. No necesitab
Azaleia Veo el guardarropa, un perchero con mi cartera para mis animales y mi bufanda violeta, una esquina con alfombras y cojines supongo para los lobos y Till. Luego están el baño adjunto con una gran bañera de metal que sin duda cabremos felizmente. Está decorado con detalles de hojas y ramas y ya veo pequeños frascos de vidrios que seguramente contendrán esencias y sales aromáticas especiales de Dashi. —Es hermoso Brock— le digo encantada volviendo a besarlo. —Aún falta la parte más importante — me dice él con satisfacción. Yo me quedo asombrada ¿Qué más puede ser? Me pregunto. Me lleva a otra esquina, muy cerca del balcón, y lo veo: los cuadros de mi padre y mi madre colocados con esmero y amor. Se me hace un nudo en la garganta de la emoción. También hay un escudo de Bousquet y él sumó un signo de un árbol. Es todo tan perfecto y detallado que por unos segundos me quedo simplemente observando. Jamás imaginé volver aquí, con ellos… sabiendo de ellos. En este, mi hogar. —E
AzaleiaEl mundo parecía venirse abajo por más que yo intentara tener una mente positiva y de rogar día y noche que esto se terminara. Pero yo ya podía intuirlo, mi vida y mi ambiente alrededor nunca iba a ser como antes, lo sabía muy bien aunque quisiera negarlo. Muy lejos ya estaban los días caminando al sol con Marchelina, futura condesa de Bousquet, mientras yo le peinaba su cabello y le colocaba flores silvestres en sus trenzas. Tampoco volverán las cenas dentro del castillo cuando el gran duque traía a sus soldados, bailarines y cantantes y podías escuchar los cantos e historias hasta bien entrada la madrugada. Ni siquiera el castillo iba a poder ser como antes ¿Cómo podría? La zona sur estaba destruida por completo y las caballerizas vaciadas. Yo era una simple criada, una más del montón en este imperio, nadie importante, pero había vivido aquí toda mi vida. Dicen que el Duque me obtuvo de una esclava que me dio casi sin pedir nada a cambio y solo me dio una bendición antes d
Brock—¿Cómo que no hay sobrevivientes?——No señor… hemos revisado cada esquina, sin éxito— me dice un soldado, antiguamente ladrón que mi padre asignó a mi escuadrón. Realmente es cada vez más lamentable mi compañía. Parecía un gusano y se comportaba como tal, a cada rato tenía que decirle a mi mano derecha Layne que revisara sus bolsillos para constatar que no se robara nada y que tuviera un ojo en él para que no matara de más ni colocara una mano en las mujeres. Era un trabajo difícil, pero necesitábamos soldados, enfocándonos en cantidad y no calidad, así que no tenía mucha opción.—El castillo Bousquet parece totalmente desolado, como si un grupo de fantasmas hubiese decidido acabar con el lugar —Obviamente no son fantasmas sino soldados de otras compañías, enemigas de seguro, que quieren que el fracaso de emperador que tenemos continúe haciendo sus fechorías. Temo lo peor, el Duque debe haber caído también y con él el ducado Bousquet, lo cual son pésimas noticias para nosotros
AzaleiaEl viaje a caballo es agotador y mientras el tiempo pasa, mi cuerpo se siente agotado y mis piernas acalambradas, veo los caminos de tierra, las colinas y montañas, me doy cuenta de que mi escapada nunca iba a tener éxito. El viaje que emprendía era a un mundo desconocido. Pero sentirme tan ajena del mundo, uno que tenía a metros del castillo y que desconocía, me hacía sentir frágil, débil y absolutamente perdida. Tú querías viajar a Azaleia ¿No?—¿Estás bien?— pregunta el hombre de cabello oscuro y ojos verdes que me protegió hace unos instantes. Su traje es de color negro de cuero y tiene varios anillos en sus manos. Yo cabeceo suavemente y le doy a entender que estoy bien. —Soy Layne Isaac, por cierto, primo de Brock y consejero de los Haggard. El rubio de atrás con cara de molesto es el hijo menor de Conde de Haggard, el líder de esta compañía— menciona a modo de una breve presentación. Yo asiento de nuevo, evitando presentarme. No sé qué quieren de mí, pero decir que soy