Capítulo 93. La audiencia.

Gabriel Uzcátegui

Entré en la sala del tribunal sintiendo el peso de una losa invisible sobre mis hombros. El aire era denso, cargado de tensión y expectativas, como si cada susurro y cada movimiento estuvieran amplificados.

Me detuve por un momento al borde del estrado, dejando que mi mirada recorriese la habitación. Los bancos eran de madera oscura y pulida, el tipo de mobiliario que parece diseñado para recordarte que cualquier error podría costarte caro.

Mi mirada se posó en Emma, quien me devolvió una leve sonrisa desde su asiento. Había algo en su expresión que me dio fuerzas, una mezcla de determinación y esperanza que, por un instante, me hizo sentir que saldríamos de esto más fuertes.

Me senté con cuidado a su lado, intentando aparentar calma, aunque mi interior estaba tan revuelto como un huracán. Claro, Gabriel, mantente sereno, porque nada dice estabilidad como sudar por cada poro de tu cuerpo.

El juez finalmente apareció. Era un hombre mayor, con lentes que parecían a pun
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