Claro que le creyó, porque no iba a creerla… Seguramente Monna se confundió. Hace unas semanas ella era una de ellas, si se negaba a ir a verlas sería como despreciarlas. Ella no era así, sabía que su estancia en la gran mansión Savater era temporal y que tarde o temprano volvería al sitio que le correspondía. – Se perfectamente cuál es mi lugar – Terminó su explicación con seguridad. –-¿Un asqueroso club de carretera? ¿Ese es tu lugar? ¿Quieres volver a lo mismo? ¿Es esa tu intención? – Replicó rabiosamente Daniel entendiendo mal la expresión anterior de la muchacha.-No…, claro que no – se defendió con vehemencia Débora –. ¿Por qué siempre piensas lo peor de mí?-¿Y qué quieres que piense? Es lo único que puedo pensar. A no ser que tengas un cómplice no tienes a donde ir ni tampoco medios…- no pudo continuar porque ella lo interrumpió dolidSe defendió explicando que estaba estudiando fuerte para aprovechar la oportunidad que le había dado. Cuando se marchara sería una mujer prep
Golpes sobre madera, la voz de Carol anunciando que el doctor había llegado los interrumpió… Daniel cerró los ojos deteniendo sus besos. Se incorporó y la ayudó a hacer lo mismo. -Hágalo subir… por favor. – ordenó a la criadaDébora entendió que la conversación había terminado para el hombre, pero para ella aún no:-¿Y Monna? – preguntó - ¿Piensas ayudarla?Así era ella, así era esa mujercita con la que se había casado, inocente, desprendida, incapaz de ver la malicia ajena, preocupado por todos menos por ella… Al menos eso daba a entender ¡Dios, lo que daría por estar seguro de algo! Por supuesto que Monna si sabía perfectamente que Juárez estaba en el local, a él no podían engañarlo, pero tampoco podía desautorizarla si ella le había prometido su ayuda debería corresponderla…-¿Tú te fías de ella? – preguntó acercándose de nuevo a la muchacha que había quedado sentada en el sofá-No tengo por que dudar – respondió…-¿Y si te está mintiendo…?-Prefiero equivocarme, pero haber inte
A pesar de que deseaba hacer lo contrario fue puntual. Quería herirlo, ¿Que se pensaba? ¿Que podía disponer de ella, mandarle todo el tiempo, prohibirle las visitas, prohibirle salir…? Apenas unas semanas antes la había besado con pasión y desde ese día prácticamente ni se habían visto, y lo que le dolía más es que ella cayó rendida a sus besos sin oponer ninguna resistencia. Se sentía estúpida. Pero en aras de la frágil convivencia entre ambos reconoció que lo mejor sería no echar más leña al fuego. Se vistió con sencillez y bajó, justo a la hora de la cena.El ya estaba en la salita, en una mano una copa de vino y la otra en el bolsillo del pantalón, de cara a la ventana mirando fuera, pero sin ver nada…, temiendo que Débora no bajara, que lo quisiera retar. Cuando la oyó entrar cerró los ojos, aliviado…inconscientemente se destensaron sus músculos… se volvió. Sin decir palabra le sirvió una copa a ella y se la dio. Ella sonrió… Dios, no por favor…, esa sonrisa lo volvía loco…
La despertó un fuerte ruido que provenía del exterior, se acercó a la ventana para ver. Con sorpresa observó a un helicóptero posándose sobre una plataforma redonda situada detrás de la casa. Daniel estaba de pie esperando. Cuando el helicóptero se detuvo se acercó y subió a él. Iba muy elegante, con un traje oscuro, de sus manos colgaba una gabardina ligera, también oscura y llevaba asido un pequeño maletín, no llevaba más equipaje. El piloto cerró la puerta y subió a su lado, inició la maniobra y el aparato se elevó y rápidamente se perdió tras las nubes. Aún era muy pronto, quedaban por lo menos un par de horas para que se despertase David, así que decidió volver a la cama, se acurrucó bajo las sábanas y volvió a dormirse.David subiéndose a su cama juguetón terminó con su plácido sueño - Bora... Bora… dormilona…- hablaba entre risas. Ella se tapó con las sabanas para esconderse del pequeño, y este se metió debajo para buscarla. Desayunaron, asistieron a sus clases…, en fin,
Débora intentó soltarse, quería darle una bofetada que diera de lleno en esa boca asquerosa que acababa de insultarla a ella y a su marido. Contrariamente a sus deseos, su forcejeo sólo consiguió enervarlo más y la golpeó en la cara. Ella salió impulsada para atrás, hubiera caído al suelo de no ser por la pared, a la que quedó pegada. No tenía escapatoria, Eddie se dio cuenta y sabiéndose vencedor la abrazó más fuerte, empezó a besarla… La tenía agarrada vigorosamente por los brazos, que empezaron a dolerle. Aprisionada entre la pared y Montrail su cabeza trabajaba a marchas forzadas buscando como zafarse. El aliento del francés apestaba a alcohol, el golpe le había ocasionado una pequeña herida, notaba la sangre emerger en sus labios. La mezcla de su sangre y el alcohol que desprendía su agresor le provocaba nauseas. Montrail la apretaba cada vez más, subió las manos hasta los hombros para aumentar la presión de su abrazo, Débora supo que iba a llorar de dolor… Al notar los bra
Cuando entraron en la casa, casualmente coincidieron con Lisbeth que había invitado a cenar al doctor Dasan. Los dos jóvenes se encontraban hablando en el vestíbulo y obviamente se sorprendieron cuando la vieron entrar, sucia, golpeada y con la camisa rasgada… Seguida de Mike con cara de circunstancias. El médico insistió en revisarla pues se la veía muy lastimada. Ella intentó negarse, Lisbeth enojada también se opuso. El médico insistió tanto que al final se salió con la suya, regresó al coche a por su maletín y subieron a la habitación de la muchacha. Lisbeth, por supuesto, los acompaño sin poder disimular la rabia y el enfado que sentía.El doctor le desinfectó las heridas, por inercia, o por deformación profesional preguntó cómo se las había hecho. Débora no podía explicar la verdad, así que le rogó que no le preguntase nada de lo sucedido y que fuera discreto y no comentara con nadie que ella estaba herida. Dasan miró a Mike, para buscar su aprobación, este asintió e inten
Débora intentó disimular todo lo que pudo-Tu siempre estás trabajando Daniel, no pensé que perderías el tiempo aquí conmigo…-¿No te alegras de verme?Pues claro que se alegraba, se lo dijo, intentó ser todo lo más convincente posible. Si la creyó o no, eso no lo supo pues Daniel cambió de tema y le preguntó si había sentido frío durante la noche. Débora aún entendía menos esa pregunta. Él le hizo notar que estaba durmiendo en bata.-Es…-dudó intentando inventar algo convincente - ayer tenía tanto sueño, ni me di cuenta de que me dormía con ella puesta…¡Dios! Que suplicio, por qué no la dejaba en paz de una vez y salía de su cuarto. Ya no soportaba tanto interrogatorio. Ya no sabía que otra excusa poner, no quería voltear a mirarlo, no podía. Confiaba en tener tiempo de vestirse y maquillarse para tapar el estropicio que dejó Montrail en su rostro, y no había podido. Con el rabillo del ojo se fijó en Daniel, seguía sentado en el sillón sus ojos se movían inquietos. Entonces se fij
Se refugió en su despacho. Desde allí oyó bajar a su hermana, iba cantando, parecía de buen humor, se alegró por ella, y por él. Ojalá fuera un buen augurio. Ambos tenían una conversación pendiente y dado que últimamente sus encuentros habían terminado siempre en riña mejor encontrarla contenta. La llamó, ella hizo como si no lo oyera…, vaya, pues no estaba de tan buen humor, no le quedó más remedio que salir de detrás de su escritorio y enfrentarla….-Lisbeth, ¿No oyes que te estoy llamando? – preguntó mientras la cogía suavemente por el brazo.-Si..., pero yo no tengo nada que hablar contigo. No sabía que ya habías vuelto. ¿Bien supongo…?- se interesó tímidamente por él, antes de seguir burlándose - ¿Cuántos millones hemos ganado este año?-¡Dé hemos nada! – ironizó – Fui a una reunión de accionistas de la Corporación Savater, de la que deberías saber formamos parte mama y yo, tú no tienes participaciones, así que no te importan los beneficios que hayamos obtenido por nuestro esfue