Daniel llevó en brazos a Débora hasta el baño, la ayudó a meterse en el agua, y a limpiar y desenredar su larga melena…. evitando en todo lo posible que viera su rostro golpeado ante el espejo. Él también se introdujo en la bañera junto a ella. La abrazó con fuerza, recostándola en su pecho a pesar del dolor que le provocaban sus dos costillas rotas, no le importaba ese ni mil dolores más, con gusto los hubiera soportado si con ello evitaba el mal trago que padeció su pequeña. Felizmente todo había pasado, ahora que respiraba aliviado por tenerla nuevamente junto a si, se conjuró para estar más alerta, sucesos así no podían repetirse, afortunadamente Montrail estaría fuera de combate una buena temporada, pero no podía confiarse.Observó a su esposa, se la veía relajada, disfrutando del baño. Eso le recordó cuan asustado había estado temiendo no volverla a ver. Ella era toda su vida, lo intuyó incluso desde los primeros momentos en Las Vegas. Cuán lejos quedaban esos días y cuanto
Daniel no consiguió retrasar demasiado la declaración de Débora. El macabro descubrimiento en los terrenos colindantes a la cabaña propició que la comisaría se llenara de especialistas y policías llegados de Houston, por lo que Tony, al que urgían sus superiores para que terminara la investigación llamaba dos veces por día. Así que a Débora le tocó acercarse a la comisaría de policía para declarar, aunque poca cosa pudo añadir a lo poco que se sabía de su secuestro:-Recuerdo que desayuné en una pequeña cafetería cerca del hospital, me disponía a acercarme al centro para comprar algo de ropa, tomé un atajo y por eso entré en ese callejón y luego ya no recuerdo demasiado…- le costaba hablar y recordar todo pues era muy doloroso –-¿No sabes cuantos hombres te atacaron?-No…, lo siento, no vi nada, noté unas manos que me agarraban por detrás, taparon mi boca con algo, un olor extraño me envolvió y perdí el sentido.-¿Seguro que no viste nada más?-No…, la verdad, luego me desperté en e
Daniel conducía despacio, con semblante satisfecho y relajado como nunca se había sentido. Se entretenía lanzando amorosas miradas a través del retrovisor a la joven y al pequeño que dormitaban en el asiento de detrás. Se habían levantado temprano para partir enseguida. El niño cansado del largo y pesado trayecto no dejaba de llorar, así que Débora aprovechó una parada y se sentó a su lado para jugar con él. Ninguno de los dos había resistido al vaivén cansino del coche y hacía rato que un tranquilo sueño los había vencido. Recordó otro trayecto medio año atrás con una asustada muchachita, esta vez sí sentada a su lado que lo único que deseaba era escapar de él. Por suerte no lo había hecho y ahora junto a ella se sentía el hombre más afortunado de la tierra. Un hombre completo por primera vez en la vida. Tenía todo y ahora también estaba vivo, se sentía amado y podía amar. El amor no dolía tanto como había temido, bueno si dolía, pero en un sentido diferente del que se imagina
Daniel se acercó corriendo hacia Débora para hacerla volver en sí, al no conseguirlo la cargó en brazos e intentó entrar en el cuarto, pero la figura femenina que había provocado todo este embrollo se interpuso delante de él y se lo impidió:-¡No pienses que vas a entrar con esa zorra en mi habitación!Sin tiempo para discutir ordenó a las criadas que trajeran algo para reanimarla y la llevó a su propia estancia depositándola encima de la cama. David los seguía asustado. Consiguió que despertara y le dio un vaso con agua, la atrajo hacía si para abrazarla sin decir nada, que podía decir. Estaba tan sorprendido como ella o más… Débora lo miraba con ojos asustados a punto de echarse a llorar. -¿Estás mejor? – preguntó –-Si – contestó ella en un susurro-¿Quieres que llame al doctor?-No…no es necesario… ya me siento mejor… - Balbuceó. Esas fueron las únicas palabras que logró pronunciar, quería preguntar quién era esa mujer, pero las palabras no acudían a su boca, y su marido tampoco
Débora se alzó todo lo tiesa que pudo, hizo acopio de la poca dignidad que le quedaba y le comentó a Daniel que su esposa estaba en lo cierto, la que tenía que irse de ese cuarto y quizá de la casa era ella, en ese momento observó los marcos con las fotos de sus padres, las que se tomaron en el parque de atracciones con David y su muñeca tirados en el suelo al lado del tocador, se acercó a recogerlos, los cristales de los portarretratos quedaron esparcidos por el suelo, tomó la muñeca y salió de la habitación ahogando un sollozo silencioso. Tras de ella Daniel que dejó a Rebeca riéndose a carcajada limpia. Empezaba a ponerse interesante la situación. Disfrutaría reconquistando a su marido…, no lo creía una tarea muy difícil y menos viendo a quien tenía como rival… Lisbeth ya la había puesto al tanto, le resumió los tres años de ausencia en un santiamén, según ella su marido se había volcado en el trabajo y no se le conoció ninguna relación a parte de Chloe, si, a esa también la con
El vaso de zumo que sostenía Marcia cayó estrepitosamente al suelo rompiéndose en mil pedazos, Mike vertió la mitad de la cerveza en su camisa, y la pequeña Débora que dormitaba en brazos de su madre despertó a causa del estruendo y empezó a llorar fuertemente.-¡Jóder Daniel! ¡La madre que te parió! Mira que has provocado con tu broma – aulló mientras se levantaba para ayudar a limpiar todo el estropicio. Cogió a su hija de brazos de su esposa y la depositó en los de su amigo: – Tu la has despertado, ahora la calmas. Voy a cambiarme la camisa y a ayudar a Marcia a recoger cristales antes de que alguien se haga daño.-No se si voy a acordarme de mecer a un bebé-Pues ve practicando….Diez minutos más tarde, después de recoger todo y cambiarse de camisa el matrimonio Oliver regresó al porche. Daniel estaba de pie paseando con la bebita en brazos a la que acunaba cariñosamente.-Mira, al parecer si se acordaba – Bromeó Mike dando un cariñoso codazo a su esposa, que sonrió divertida.-Ps
Daniel se enojó cuando oyó a esa cínica mujer llamarlo cariño, llegó al límite de perder los estribos. Afortunadamente logró contenerse, ahora eso sí, le prohibió vehementemente que volviera a llamarlo así en la vida, y remarcó que era ella a la que correspondía hablar:-¿De cuánto tiempo dispones? – preguntó cínicamente Rebeca llevándose el dedo índice a la muñeca izquierda simulando consultar un imaginario reloj.-¿Para qué?-Pues supongo que querrás saber lo que he hecho este tiempo, los lugares que he visitado…-¡Cállate! Te aconsejo que no abuses de mi paciencia – interrumpió Daniel – ¡Ni me importa ni quiero saber nada de lo que has hecho estos tres largos años! ¿Estamos? . No es difícil imaginar que habrás estado zorreando por ahí, así que comprenderás que no tengo ningún interés en conocer tus aventuras…-No seas malpensado, cariño… - insistió ella – Además imagino que tu tampoco habrás permanecido célibe ¿Verdad? Y por muestra un botón, tenías a tu amante instalada en mi habi
Rebeca captó la indirecta, ya había tensado suficiente la cuerda por el momento, se levantó y se dispuso a salir. Pero antes, no pudo reprimir un nuevo intento de enojarlo más e intentó besarlo. Daniel estaba desprevenido y consiguió darle un beso en la boca.-Por los viejos tiempos - se burló al marcharse exhibiendo los dos fajos de dinero.Antes de llegar a la puerta José anunció desde el umbral que la cena estaba preparada. Altivamente añadió que ya empezaba a tener hambre y se dirigió al comedor. Daniel bufó mientras bajaba la tapa de su portátil, el trabajo debería esperar. Aprovechó para preguntar al mayordomo por Débora. Este le informó que la muchacha había dicho que no cenaría y que ya se había instalado en una de las habitaciones de invitados. No, eso no lo iba a permitir, no iba a dejar que enfermara nuevamente. Le pidió de favor que le subiera la cena y le rogó encarecidamente que consiguiera que comiese. José encantado le respondió con una sonrisa que ya se habían