Daniel conducía despacio, con semblante satisfecho y relajado como nunca se había sentido. Se entretenía lanzando amorosas miradas a través del retrovisor a la joven y al pequeño que dormitaban en el asiento de detrás. Se habían levantado temprano para partir enseguida. El niño cansado del largo y pesado trayecto no dejaba de llorar, así que Débora aprovechó una parada y se sentó a su lado para jugar con él. Ninguno de los dos había resistido al vaivén cansino del coche y hacía rato que un tranquilo sueño los había vencido. Recordó otro trayecto medio año atrás con una asustada muchachita, esta vez sí sentada a su lado que lo único que deseaba era escapar de él. Por suerte no lo había hecho y ahora junto a ella se sentía el hombre más afortunado de la tierra. Un hombre completo por primera vez en la vida. Tenía todo y ahora también estaba vivo, se sentía amado y podía amar. El amor no dolía tanto como había temido, bueno si dolía, pero en un sentido diferente del que se imagina
Daniel se acercó corriendo hacia Débora para hacerla volver en sí, al no conseguirlo la cargó en brazos e intentó entrar en el cuarto, pero la figura femenina que había provocado todo este embrollo se interpuso delante de él y se lo impidió:-¡No pienses que vas a entrar con esa zorra en mi habitación!Sin tiempo para discutir ordenó a las criadas que trajeran algo para reanimarla y la llevó a su propia estancia depositándola encima de la cama. David los seguía asustado. Consiguió que despertara y le dio un vaso con agua, la atrajo hacía si para abrazarla sin decir nada, que podía decir. Estaba tan sorprendido como ella o más… Débora lo miraba con ojos asustados a punto de echarse a llorar. -¿Estás mejor? – preguntó –-Si – contestó ella en un susurro-¿Quieres que llame al doctor?-No…no es necesario… ya me siento mejor… - Balbuceó. Esas fueron las únicas palabras que logró pronunciar, quería preguntar quién era esa mujer, pero las palabras no acudían a su boca, y su marido tampoco
Débora se alzó todo lo tiesa que pudo, hizo acopio de la poca dignidad que le quedaba y le comentó a Daniel que su esposa estaba en lo cierto, la que tenía que irse de ese cuarto y quizá de la casa era ella, en ese momento observó los marcos con las fotos de sus padres, las que se tomaron en el parque de atracciones con David y su muñeca tirados en el suelo al lado del tocador, se acercó a recogerlos, los cristales de los portarretratos quedaron esparcidos por el suelo, tomó la muñeca y salió de la habitación ahogando un sollozo silencioso. Tras de ella Daniel que dejó a Rebeca riéndose a carcajada limpia. Empezaba a ponerse interesante la situación. Disfrutaría reconquistando a su marido…, no lo creía una tarea muy difícil y menos viendo a quien tenía como rival… Lisbeth ya la había puesto al tanto, le resumió los tres años de ausencia en un santiamén, según ella su marido se había volcado en el trabajo y no se le conoció ninguna relación a parte de Chloe, si, a esa también la con
El vaso de zumo que sostenía Marcia cayó estrepitosamente al suelo rompiéndose en mil pedazos, Mike vertió la mitad de la cerveza en su camisa, y la pequeña Débora que dormitaba en brazos de su madre despertó a causa del estruendo y empezó a llorar fuertemente.-¡Jóder Daniel! ¡La madre que te parió! Mira que has provocado con tu broma – aulló mientras se levantaba para ayudar a limpiar todo el estropicio. Cogió a su hija de brazos de su esposa y la depositó en los de su amigo: – Tu la has despertado, ahora la calmas. Voy a cambiarme la camisa y a ayudar a Marcia a recoger cristales antes de que alguien se haga daño.-No se si voy a acordarme de mecer a un bebé-Pues ve practicando….Diez minutos más tarde, después de recoger todo y cambiarse de camisa el matrimonio Oliver regresó al porche. Daniel estaba de pie paseando con la bebita en brazos a la que acunaba cariñosamente.-Mira, al parecer si se acordaba – Bromeó Mike dando un cariñoso codazo a su esposa, que sonrió divertida.-Ps
Daniel se enojó cuando oyó a esa cínica mujer llamarlo cariño, llegó al límite de perder los estribos. Afortunadamente logró contenerse, ahora eso sí, le prohibió vehementemente que volviera a llamarlo así en la vida, y remarcó que era ella a la que correspondía hablar:-¿De cuánto tiempo dispones? – preguntó cínicamente Rebeca llevándose el dedo índice a la muñeca izquierda simulando consultar un imaginario reloj.-¿Para qué?-Pues supongo que querrás saber lo que he hecho este tiempo, los lugares que he visitado…-¡Cállate! Te aconsejo que no abuses de mi paciencia – interrumpió Daniel – ¡Ni me importa ni quiero saber nada de lo que has hecho estos tres largos años! ¿Estamos? . No es difícil imaginar que habrás estado zorreando por ahí, así que comprenderás que no tengo ningún interés en conocer tus aventuras…-No seas malpensado, cariño… - insistió ella – Además imagino que tu tampoco habrás permanecido célibe ¿Verdad? Y por muestra un botón, tenías a tu amante instalada en mi habi
Rebeca captó la indirecta, ya había tensado suficiente la cuerda por el momento, se levantó y se dispuso a salir. Pero antes, no pudo reprimir un nuevo intento de enojarlo más e intentó besarlo. Daniel estaba desprevenido y consiguió darle un beso en la boca.-Por los viejos tiempos - se burló al marcharse exhibiendo los dos fajos de dinero.Antes de llegar a la puerta José anunció desde el umbral que la cena estaba preparada. Altivamente añadió que ya empezaba a tener hambre y se dirigió al comedor. Daniel bufó mientras bajaba la tapa de su portátil, el trabajo debería esperar. Aprovechó para preguntar al mayordomo por Débora. Este le informó que la muchacha había dicho que no cenaría y que ya se había instalado en una de las habitaciones de invitados. No, eso no lo iba a permitir, no iba a dejar que enfermara nuevamente. Le pidió de favor que le subiera la cena y le rogó encarecidamente que consiguiera que comiese. José encantado le respondió con una sonrisa que ya se habían
Rebeca siguió bebiendo sin hacer el más mínimo caso del comentario de Daniel, sorbía lentamente, moviendo sus labios mientras miraba en dirección a su esposo. Cuando consideró que ya se había exhibido suficiente, depositó la copa encima de la mesita de noche y regresó al lado de Dani para proseguir su labor de seducción. Con gusto siguió acariciando con la mano el pecho de su marido, en verdad estaba deseando que le hiciera el amor. Necesitaba sexo esa noche y no tenía nadie más a mano. Jorge estaba totalmente descartado, no habían terminado demasiado bien, él le había hecho varias trastadas además de haberla engañado desde un primer momento. Se soportaban y basta. Le prometió una vida de lujo y viajes y al final en varias ocasiones tuvo que ser ella la que lo mantenía con lo que sacaba a sus conquistas. Y ella no se dedicaba a eso, no necesitaba a ningún hombre que la chuleara. Lo que necesitaba y con urgencia era sentir a Daniel otra vez dentro de ella, saciándola una y otra ve
Una vez aclarado el tema de Eddie Montrail, Daniel seguía sin entender el porqué del semblante tan serio de su amigo, todo se había solucionado con bien, pero haber tenido en su zona un asesino en serie campando a sus anchas no era demasiado halagüeño para el currículum de la policía local. Intentó sacar hierro al asunto excusando a su amigo pues nadie había denunciado nunca nada y ellos no podían saber qué clase de alimaña era ese francés.-No te preocupes amigo, mi currículum aquí es lo de menos. No estoy preocupado por eso, sino por otra cosa y que te atañe a ti directamente. – En realidad Tony no sabía cómo entregarle la citación recibida de las autoridades de Houston. Por la prisa que le metieron sus superiores sabía que el asunto era grave así que decidió tomar el toro por los cuernos y sacó un sobre un poco arrugado del bolsillo de su chaqueta…-¿Una citación? -Se intrigó Daniel sin cogerlo aún – ¿Para mí? – Enseguida pensó en Rebeca, quizá había interpuesto una demanda de