Capítulo 23

Franco, después de que contempló el refrigerador por varios minutos, donde sus lágrimas salían sin ser reprimidas; cerró la puerta de este y se secó el rostro con las manos, antes de encarar a su amiga y agradecerle por el detalle.

Meses atrás, aquello hubiera sido vergonzoso para él y su orgullo de hombre; pero en ese momento, le pareció un milagro del cielo y Daniela un ángel, que llegó a su vida para bendecirlo.

—Gracias... —repitió por tercera vez y se le lanzó encima, con un abrazo lleno de sentimientos.

Las lágrimas de él mojaron la fina tela de la blusa de seda, que ella se puso en la habitación de la niña, porque no quería recibir a Franco con la camisa de la escuela.

Ella también ayudó a Ashley con su baño y hacer la tarea, todo bajo la atenta observación de la niñera, quien no se le despegó ni un momento debido a que aquello era parte de su trabajo.

—No tienes que agradecerme nada, para eso son los amigos. —Daniela le pasó las manos por el cabello y por la espalda, como mane
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