Capítulo 39. La Navidad de los Lombardi.

Los bebés se despertaron apenas apareció el sol por el horizonte, el toque en la puerta alertó a Aisha que saltó de la cama, con rapidez se puso el camisón y abrió la puerta. No había nadie, pero pudo escuchar el llanto de sus hijos resonando como sirena por toda la casa.

Salió de su habitación al tiempo que las puertas se abrían y dejaban salir a los invitados como zombis, cayéndose del sueño.

Gabriel también salió de la habitación restregándose los ojos para ir a atender a sus bebés.

―Disculpen, mis bebés son madrugadores.

―No te preocupes, hijo, todos los bebés lo son ―dijo Gina.

La niñera regresó corriendo de la cocina con los biberones y unos segundos después se hizo el silencio.

―Zio Gabriel. De seguro escucharon a Santa y por eso lloran, quieren ver sus regalos ―señaló Chiara muy despierta y emocionada por ser Navidad.

―Seguro que sí, principessa,[1] ven, acompáñame, vamos a ayudar a zia Aisha con tus primos ―pidió Gabriel para darle tiempo a su hermano y cuñado a despertar ―cu
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