―El señor Gabriel Lombardi desea verla, señora Khan. ―Informó a Indira su asistente.Indira levantó su cabeza del reporte que estaba leyendo, aunque estaba preparada para recibirlo, porque esperaba la visita de Gabriel mucho antes, no pudo ocultar la sonrisa de desprecio que asomó a su rostro.―Dígale al señor Lombardi que pase, y llame al consultor jurídico de la empresa, por favor.Al cerrarse la puerta los ojos de la dama volvieron a su reporte, aunque por dentro estaba temblando de rabia sabía que debía controlarse, ella era la representación de su hija y debía hacer lo mejor posible su papel de persona fría e indiferente.Un toque en la puerta.―Pase ―dijo sin levantar los ojos.―El señor Lombardi y su abogado, señora.El rostro de Gabriel era de piedra cuando se enfrentó a su suegra.―¿Qué desea señor Lombardi? ―preguntó Indira ignorando al abogado.―Vine a reclamar mis acciones, como bien sabes, en el acuerdo prenupcial se estableció que todas las acciones que poseía Aisha en e
La primera audiencia del juicio contra Aisha Sing y el consorcio Khan, fue fijado para dos meses después de que ella se marchara a California.―Nuestra representada la señora Sing está actualmente trabajando en los Estados Unidos por lo que pedimos a la corte que nos permita seguir el proceso sin su presencia, ―dijo uno de los abogados acercándose al juez. ―Le entrego para el expediente la carta autorización donde se indica que somos sus abogados.―Objeción su señoría la señora Sing es la parte demandada por lo que debería comparecer ante el juicio ―dijo el abogado de Gabriel.―Denegada, es un juicio civil, abogado ―dijo la juez ―Sin embargo, abogado de la defensa debe informar a su cliente de que en caso de ser requerida su presencia deberá comparecer ante este tribunal.―Mi cliente está en disposición de hacerlo su señoría. La juez escuchó los alegatos iniciales de ambas partes. Antes de pedir las pruebas.―Le entregó a su señoría, copia certificada del acuerdo prenupcia
La rabia oscureció la mirada de Gabriel al escuchar lo que le explicaba el director del hospital. Se giró hacia la puerta y estampó el puño en la pared, haciéndole un hueco en el muro de tabique.―¡Señor Lombardi! Contrólese, por favor. Sabemos la gravedad de la situación...―¡Qué me controle! ―gritó Gabriel al director del hospital ―¿Cómo se atreve a pedirme que me controle? ¿Acaso no sabe el daño moral que le ha hecho a mi exesposa, y a mis hijos?El director del hospital respingó al escuchar sus palabras. La patóloga bajó la cabeza avergonzada.―Sí, como lo oye bien, exesposa, porque me divorcié de ella pensando que me había engañado, le quité el apellido a mis hijos pensando que no eran míos y ahora ni siquiera sé dónde están por culpa de esta...―Mi cliente y su familia han sufrido un daño moral y espiritual irreparable así que prepárense para una demanda ―informó el abogado de Gabriel interrumpiéndolo para que no ofendiera a la mujer y evitarse más problemas.―¿Por qué lo hizo?
Dos semanas después Gabriel se paseaba por la sala del tribunal mientras esperaba que la sesión comenzara, ese día Aisha debía llegar con los niños para la prueba de paternidad. Se preocupó un poco cuando vio llegar a Indira y a sus abogados.El alguacil les pidió entrar y cerró la puerta.―¿La señora Aisha Sing no se ha presentado? ―preguntó la juez.―No, señora juez, mi cliente, no pudo asistir a esta primera comparecencia porque sus niños estuvieron enfermos con fiebre, los médicos que los atendieron creen que se trata de un virus, le hago entrega del informe médico emitido por un hospital de California. ―explicó el abogado de Aisha entregándole a la juez el documento ―Sin embargo, esta prueba es innecesaria porque el señor Lombardi fue notificado por el hospital donde se hizo la prueba de paternidad original que hubo un error en el proceso de la muestra y que esta fue realizada nuevamente arrojando como resultado que el señor Lombardi es el padre biológico de los niños Sing ―aleg
Dos meses después Gabriel miró por la ventana del salón de su nueva casa en Cupertino, California, espiaba la casa del frente donde vivía Aisha con sus hijos. Le costó menos de un mes localizarla y casi el mismo tiempo convencer a los vecinos de su exesposa de que le vendieran su casa. Tuvo que pagar el doble de su valor, pero había valido cada centavo, desde la ventana de su nueva habitación podía ver a sus hijos. Se sentía un acosador por estar husmeando la casa de Aisha, pero eso cambiaría al día siguiente cuando se presentara a su puerta.Sus bebés ya tenían seis meses y él se había perdido todo ese tiempo por culpa de la maldita patóloga. O era lo que él pensaba porque aún se negaba a aceptar que la culpa fuese suya.Vio la puerta del vecino de Aisha abrirse y un hombre bien vestido salir de la casa, llevaba en la mano una botella de vino y unas flores en la mano. Su rostro no mostraba expresión alguna, lo que le originó una leve molestia a Gabriel, por lo que se lo quedó mirand
―¡Tú! ―gritó Aisha conmocionada ―¿Qué demonios haces aquí y como me encontraste? ―Vine a pedirte perdón por comportarme como un idiota y pedirte, por favor, que me dejes ver a los bebes. Aisha le cerró la puerta en la cara. Gabriel volvió a tocar el timbre. Nada. Comenzó a tocar el timbre con intervalos regulares de treinta segundos. Aisha volvió a abrir la puerta. ―Si no te marchas llamaré a la policía. ―¿Y que le dirás? Que soy el padre de tus hijos y que vine a verlos ―Según sus documentos, no lo eres, le quitaste el apellido. ―El error más estúpido que he cometido. ―Lo fue, Gabriel, aunque el dejarme sola todo el embarazo va compitiendo por el primer lugar de las estupideces que has hecho. ―¿No puedo pasar para que hablemos como personas civilizadas? ―No, no te quiero ni cerca de mi casa, mucho menos dentro. ―Por favor, solo quiero ver un ratito a los niños. ―¡No! Se escuchó un llanto de bebé, era Rafaello, de seguro Charles lo puso en la silla y no le gustó, a los
―¿Qué? ―gritó Aisha echando humo por las orejas ―¿Cómo es eso de que vives en la casa del frente?―La compré la semana pasada y me mudé anoche. Quiero estar cerca de mis hijos, te aseguro que no te molestaré, es más puedo serte útil como hoy.―Eres como un grano en el culo, Thor, no quiero que te acerques a mí, ahora solo lárgate, no quiero volver a verte.―Hasta mañana, Aisha ―dijo Gabriel con tranquilidad antes de cerrar la puerta.Aisha le lanzó un zapato que impactó en la puerta.De inmediato tomó el teléfono y llamó a Indira.―Mamá. ¿Le dijiste a Gabriel donde estaba?―Claro que no hija, pero el informe médico que entregamos al tribunal tenía el nombre del hospital donde atienden a los bebés, era mucho más fácil localizarte por allí. ¿Apareció en tu puerta?―No solo eso, compró la casa que está frente a la mía y se mudó allí, dice que solo quiere estar cerca de sus hijos. ¿Y su negocio?―Me extrañó ver que Ángelo hubiera dejado a un lado su retiro y vuelto a trabajar, ahora ya sé
Al día siguiente, muy temprano en la mañana, Gabriel procedió a sacar sus botes de basura porque era el día en que pasaba el camión a recogerla. Miró hacia la casa de Aisha y vio que ella ya había sacado sus botes, probablemente la noche anterior porque el de desechos orgánicos estaba volcado, con la basura regada por el jardín. «Es probable que un mapache lo haya tirado en busca de comida» pensó. Entró a su casa, buscó una bolsa, se la metió en el bolsillo para ponerse los guantes de trabajo, sería un buen vecino y la ayudaría recogiendo el desastre que los animales hicieron en su jardín.Mientras recogía la basura agradeció que los mapaches no hubiesen roto la bolsa de los pañales sucios de los bebés porque conocía la potencia de esa bomba de olor.Aisha escuchó un sonido fuera de la casa, con uno de los bebés en brazos se asomó a la ventana de la habitación de los niños y vio a Gabriel caminando por su jardín.―¿Qué demonios está haciendo ahora? ―se preguntó.Desde ese lado de la c