Al día siguiente, muy temprano en la mañana, Gabriel procedió a sacar sus botes de basura porque era el día en que pasaba el camión a recogerla. Miró hacia la casa de Aisha y vio que ella ya había sacado sus botes, probablemente la noche anterior porque el de desechos orgánicos estaba volcado, con la basura regada por el jardín. «Es probable que un mapache lo haya tirado en busca de comida» pensó. Entró a su casa, buscó una bolsa, se la metió en el bolsillo para ponerse los guantes de trabajo, sería un buen vecino y la ayudaría recogiendo el desastre que los animales hicieron en su jardín.Mientras recogía la basura agradeció que los mapaches no hubiesen roto la bolsa de los pañales sucios de los bebés porque conocía la potencia de esa bomba de olor.Aisha escuchó un sonido fuera de la casa, con uno de los bebés en brazos se asomó a la ventana de la habitación de los niños y vio a Gabriel caminando por su jardín.―¿Qué demonios está haciendo ahora? ―se preguntó.Desde ese lado de la c
Tres meses después.Aisha miraba las cámaras de seguridad de su casa, otra vez estaba espiando a Thor jugar con sus hijos mientras ella estaba trabajando. «Soy una tonta que no puede ni cumplir sus propias promesas, pero ¿cómo les quito a mis hijos la oportunidad de estar con su padre solo por mi resentimiento? Seguiré haciéndome la que no sé nada». Ya los bebés se sentaban solo y Alessandro estaba intentando gatear. Gabriel les había llevado una alfombra especial para que no golpearan si se caían, y pasaban horas jugando con ellos y atendiéndoles.Después de la noche que se tuvieron que quedar a trabajar hasta tarde pensó en contratar a otra niñera porque tres bebés eran mucho para una sola persona, pero ¿para qué? Si Gabriel siempre estaba disponible y Rose acudía a él cada vez que no podía sola. Chavelita y Rose jugaban a no decirle nada, pero Paloma y ella estaban al tanto de que su exmarido pasaba todo el día con sus hijos. Ya hasta llevaba la compra de supermercado y su asistent
Aisha salió de la casa y se plantó frente a John, el hombre levantó una ceja por lo apresurado de su salida, sin embargo, no dijo nada, le ofreció su brazo y se encaminaron hacia el Rolls-Royce Ghost negro que estaba estacionado frente a la casa de Aisha. Le abrió la puerta y después de dejarla dentro del coche se dirigió al asiento del conductor, antes de subir miró hacia la casa y vio a Gabriel parado en el porche con los brazos cruzados sobre su pecho y una mirada asesina. ―¿Tendrás problemas al llegar? ―pregunto John a Aisha mirando a Gabriel desde dentro del coche.―No, Gabriel es mi exesposo, se quedó de niñera mientras yo salía contigo.―Entonces mantienes una buena relación con él.―No, nos hablamos prácticamente, pero es un buen papá y sé que con él mis hijos están bien atendidos.―Eres una buena mamá por anteponer el beneficio de tus hijos primero que tus sentimientos, en ese aspecto te pareces a mi esposa. Desde que Brenda nació, su madre la puso siempre por encima de cual
Cinco días habían pasado desde su cita con John y el posterior pleito con Gabriel, su semana pasó entre trabajo, salidas a almorzar con su nuevo pretendiente y espiar su exesposo por las cámaras de seguridad de la casa para ver de qué humor estaba. Al parecer ese día estaba de muy buen humor por lo que salió de su casa en la noche, atravesó la calle y tocó la puerta de la casa de Gabriel y esperó. Unos segundos después él abrió la puerta, por el brillo de sudor de su rostro y cuerpo lo pillo haciendo ejercicios.―¿Aún sigues de mal humor? ―preguntó Aisha a quemarropa.―No, ¿y tú?―No, creo que podemos hablar de algunas cosas. ¿Puedo pasar?―Sí, claro, ¿Me esperas un momento mientras me ducho? ―respondió él quitándose la camiseta para limpiarse el sudor de la cara.«¡Demonios! Sigue estando tan bueno como antes» pensó Aisha mirándole los abdominales sudorosos y el trasero envuelto en el pantaloncillo de deportes.―No hay problema, los bebés están durmiendo, puedo esperar.―En el refrig
Gabriel vio como la cara de Aisha cambió al darse cuenta de que todo había sido un engaño para hacerla quedar como mala madre ante John, pasó de la preocupación a la rabia en un segundo. ―¡Tú! Rata asquerosa ¿Cómo pudiste hacerme esto? ―gritó Aisha haciendo llorar a Alessandro que estaba en sus brazos. ―No grites que asustas a los bebés ―respondió Gabriel con calma. Rafaello en los brazos de Isaura hizo un puchero por el llanto de su hermano, en los brazos de su padre Gabriela frunció el ceño. ―¡Maldito mentiroso! Me extrañó tanta amabilidad, lo que querías era quedarte con los bebés para poder traerlos aquí. ―No, maldigas delante de los niños. Además, sabes que soy feliz con mis bebés. Aisha quería hacer un berrinche de la rabia. ―Vamos a subir, alquile una suite y después de que los niños se duerman hablaremos como personas civilizadas ―respondió Gabriel empujando el coche y metiéndolo en el ascensor. Isaura lo siguió con Rafaello en brazos. Aisha lo miró atónita. «En serio
Gabriel caminaba de un lado a otro de la habitación del hotel, los tres bebés lloraban a todo pulmón. En su afán de salir de Harris no previó que los niños se extrañarían su casa y su cama. Isaura lo miraba con desesperación mientras caminaba por la suite tratando de calmar a Gabriela que lloraba. Por su parte, Gabriel, cargada a los Rafaello y Alessandro que también lloraban.―Muy bien, mis bebés, es hora de ir a la cama ―dijo Gabriel haciéndole señas a Isaura.Los tres niños dejaron de gritar para mirar a su padre, aunque los sollozos continuaban.Se metió en la habitación y se acostó en la cama, que había pegado a la pared, con los tres niños que torpemente treparon por encima de él buscando acomodo.―Trae los biberones, Isaura.La chica regresó con la leche tibia para los niños y se los dio a los bebés. Ya estaban los suficientemente grandes para sostener los biberones por sí mismos.―Pásame el cuento que trajimos y vete a dormir ―señaló Gabriel.―Sí, señor Gabriel ―respondió la c
―Pasa, Thor ―dijo Paloma quitándole a Alessandro de los brazos y entrando a la casa.Gabriel la siguió con Gabriela en brazos, Isaura traía a Rafaello.―¿Cómo es su nivel de rabia? ―preguntó él con precaución.―Sobrevivirás, pero no saldrás ileso.Gabriel puso a la beba, en su alfombra especial para que gateara e Isaura hizo lo mismo con el bebé que llevaba en brazos.―¿Le podrías avisar que llegamos? Es preferible que me reporte de una vez y hable con ella ―dijo con resignación.―No te lo recomiendo en este momento, mejor vete a tu casa, que cuando a ella se le quiten las ganas de matarte irá a buscarte.―Está bien, los bebés ya comieron y los bañamos.―Gracias, se lo diré a Aisha.Gabriel se marchó a su casa, pasó la tarde sintiéndose inquieto espiando la casa del frente. Sabía que Aisha lo estaba dejando cocinarse en su propio jugo.En la noche estaba que se trepaba por las paredes, se dio una ducha y cuando estaba saliendo del baño su puerta sonó. Con la toalla envuelta en la cint
―Hola, Cap ―dijo Paloma cuando Charles abrió la puerta de la casa. ―Hola, Paloma, ¿qué haces aquí? ―preguntó el hombre con su sinceridad característica.―Vengo a contarte un secreto. ¿Puedo pasar? ―preguntó nerviosa.―Sí, por supuesto, entra. ¿Qué secreto me vas a contar?―Regresamos a Londres, Aisha renunció a su trabajo y quiere volver a casa.―¡Oh, no! ¿Te irás? ―preguntó él mirándola con angustia.―No quiero irme, Cap, Aisha me dijo que me podía quedar en la casa mientras la vende, pero tampoco quiero quedarme sola en este país.―Quédate, no te quedarías sola, yo estoy aquí y me gustaría mucho que te quedaras. ―Sí, pero viene Navidad y de seguro tú te irás a ver a tu familia.―Puedes ir conmigo, mi familia es agradable, te llevaré como mi novia. ¿Quieres ser mi novia? ―preguntó Cap con su misma cara inexpresiva de siempre.―Sí, quiero, pero la pregunta más importante es si tú quieres ser mi novio.―Sí, sí quiero, pero pensé que tu no querrías por mi condición de asperger, en rea