Inicio / Romántica / Un matrimonio para las fiestas / Capítulo 1: La princesa Aurora despierta en su realidad
Un matrimonio para las fiestas
Un matrimonio para las fiestas
Por: mary_loveread
Capítulo 1: La princesa Aurora despierta en su realidad

Nunca creí que la vida fuera sencilla. Para mí siempre fue difícil salir adelante. Mi madre abandonó a mi padre cuando yo apenas tenía seis años. Recuerdo que mi madre simplemente tomó sus cosas y sin decir adiós salió tras la puerta blanca de madera. Fue en vísperas de Navidad cuando ella salió de nuestras vidas. Jamás la perdoné por todo lo que hizo, aun así, intenté no guardarle rencor.

Muchas veces pensaba en que la vida de ama de casa. Simplemente no era para ella.

Aun así, no debió abandonar a mi padre a su suerte. Fue una cosa realmente triste y que hasta la fecha no podía olvidar.

Tiempo después, cuando aun ra una adolescente mi padre falleció. Estuve en un orfanato por dos años y me esforcé mucho por sacar buenas notas y ganar una beca para ir a una de las universidades más prestigiosas de la ciudad. Para mi suerte logré estudiar publicidad y salir adelante durante la carrera. Diez años después me había convertido en una mujer con una carrera y con un negocio que al principio iba viento en popa.

Sin embargo, siempre había competencia y por más que yo quisiera, esa competencia me alcanzaba por sus apellidos. Esa era la realidad.

Durante mi infancia, mi padre me leía muchos cuentos de hadas, creí que al aunque muchas de las princesas no tuvieran madre, lograban ser felices y por ello, creí que para mí sería igual. Sin embargo, esos cuentos solo me hicieron darme cuenta que las princesas también llevaban la vida difícil. En estos momentos recordaba a la princesa Aurora, ya saben, la chica que es hechizada y se queda dormida hasta que su príncipe la rescate.

Claro, ella despierta por el poder del amor pero regresa a una realidad que los cuentos ocultan, la realidad de ser adulto, la realidad de pronto ser la reina de un reino, la realidad de ser una persona para la que ella no estaba preparada.

Pues lo mismo me sucede a mí, había despertado en mi realidad, pero no fue por completo. Trabajando en la empresa que había fundado con sangre, sudor y lágrimas, creí que por fin tendría mi final feliz, pero las cosas se complicaron.

—Los Lawrence nos cancelaron. — Ana me miraba con una expresión de preocupación. No podía creer que hicieran esto de nuevo. Era la quinta vez que nos cancelaban este mes. Si seguíamos así mi pequeña empresa de marketing y publicidad no llegaría a nada.

—Gracias Ana. — Le sonreí levemente y ella simplemente asintió. Esto me volvería loca.

Me levanté del escritorio y me dirigí a la ventana. Durante este tiempo había estado pensando en qué solución darle a mi empresa. Tenía gente trabajando para mí y no podía dejarla sola y desamparada, eso era imposible. No quería cargar con esa culpa solo por mi falta de sensatez y de opciones.

Sin embargo, tenía una.

Frente a mí se encontraba una gran valla de publicidad del nuevo producto de Pince S.A de la familia de los Jones. Los Jones eran una familia extremadamente rica. Austin Jones, el director de la empresa, era el hijo más joven de la familia, apuesto, inteligente y capaz. Sin embargo, esos solo eran los rumores que había escuchado, ya que era el tipo de persona que no le gustaba ser visto en público y casi nadie sabía en verdad cómo lucía, más que los mismos empleados y familia.

No sé cómo le había hecho, pero había logrado que nadie le tomara una foto desprevenido, porque en esta época era difícil esconderse.

Como sea, él era mi última opción. Había pedido una cita con él que obviamente no me dieron. Sin embargo, a algunos contactos que había logrado hacer en la universidad, me informaron que Austin Jones buscaba una nueva empresa de publicidad, ya que con quien había firmado, estaba realizando diversidad de movimientos ilegales.

Eso incluso había salido en las noticias.

Como sea, era mi oportunidad y ya que no pude obtener una cita formal, decidí colarme en una fiesta que sucedería esa noche.

Al salir del trabajo corrí a casa para poder vestirme de forma presentable y chocas de forma “casual” con Austin Jones, aunque debía buscarlo ya que no sabía muy bien quién era él. Me habían comentado que su cabello era negro y era un hombre alto.

Me di una ducha, me maquillé y me coloqué un vestido negro de que llegaba un dedo arriba de la rodilla, mis tacones y dejé mi cabello estilizado con la secadora haciendo algunas ondas.

Me veía guapa, elegante y segura.

Tomé mi propuesta del escritorio de mi habitación y salí disparada a buscar un taxi que me llevara a la fiesta organizada en el hotel Lapton. En media hora estaba en el vestíbulo siendo guiada hasta el lugar del evento.

Había mucha gente que, para personas como yo, eran famosas y ricas. No podía creerlo. Era un lugar hermoso.

Estaba cubierto por una alfombra color azul con tapicería del tipo mosaico y unos enormes ventanales en forma de arco. La gente charlaba y se reía mientras yo intentaba buscar al hombre con quien debía hacer un trato.

Sin embargo, había mucho más gente de cabello negro y alta de lo creí que habría era un pesadilla.

Tomé un poco de champán y continué con mi búsqueda. Sin embargo, terminé topando con un hombre y mi vestido se mojó debido a la copa que cargaba en su mano.

—¿Por qué no te fijas? — Me alzó la voz dejándome perpleja.

—¿Disculpa?

—¿Qué no oyes? ¿Por qué no te fijas? — Intenté mantenerme calmada, pero la ira se estaba apoderando de mí.

—¿Por qué no te fijas tú? Pedazo de idiota. El hecho de tener tanto dinero te quita lo educado. ¿Es eso?

—¿Qué dijiste? — Sus ojos verdes me miraron con furia. Yo no aparté la vista y lo miré con mucha intensidad y seriedad. ¿Este quién se creí que era?

—¿Austin? ¿Está todo bien? — Una mujer que parecía conocer al hombre frente a mí se acercó preocupada. Tenía su cabello negro con algunas canas, arrugas leves a los lados de sus ojos y una elegancia que jamás había visto en alguien como ella. Además se parecía a él, especialmente por la forma del rostro. Era hermosa.

—Si madre, está todo bien. — Habló entre dientes

—No es cierto señora. — La miré —Lo siento, si soy grosera, pero él me regó bebida en el vestido y no recibí ni una disculpa de su parte.

—¿Y tú qué…?— La mujer lo interrumpió y le apretó la muñeca.

—Lo siento querida, mi hijo suele ser un poco temperamental. Discúlpate, Austin. Ahora.

—Mamá

—Austin Valen Jones, hazlo ahora. — Me quedé petrificada. ¿Había dicho Austin Jones? — Miré a amabas personas y el hombre frente a mí soltó una disculpa dejándome perpleja. ¿Acaso este era el Austin que yo estaba buscando? No, no podía ser cierto, si así era… realmente estaba perdida.

—¿Austin Jones? ¿El CEO de Prince?

—Ah, los puestos ejecutivos no valen en la educación querida. Siento mucho el comportamiento de mi hijo. — No podía creerlo.

 Me di la vuelta y sin decir nada más me fui de ahí sintiéndome avergonzada. Yo tenía razón, Aurora era como yo, había entrado en una realidad dura y cruel.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo