Me encontraba en la sala de estar de aquella enorme casona. Era una habitación amplia con tres sofás, dos medianos y uno pequeño formando un tipo de corchete con una mesita en medio. Había otra mesa redonda pegada a un enorme ventanal con forma de arco y un par de sillas frente a frente.
El suelo estaba cubierto por una alfombra beige y las paredes tenían cuadros, pinturas diversas con imágenes de familias, pequeños corriendo en jardines y cuestiones parecidas.
Un hombre, parecido a un mayordomo, nos llevó unas bebidas frías hasta donde estábamos sentados.
Cuando estuvimos solos miré a Austin con seriedad.
—Entonces, qué es lo que sucede, señor Jones.
—Austin está bien. — Sonrió levemente.
—Para mí está bien señor Jones. — Parpadeó un par de veces y luego asintió.
—Bien, señorita Moon. Lamento mucho las molestias, especialmente por cómo terminamos hace unos días en el hotel. — Asentí recordando ese momento.
—Verá estuve revisando su trabajo. La verdad me sorprende lo que ha hecho siendo una empresa pequeña. Pero he notado que no les está yendo muy bien que digamos. ¿Cierto?
—¿Pudo averiguar eso?
—Bueno, es algo básico para una persona como yo. —Claro que sí, pensé. —La cuestión es, señorita Moon, que luego de esa visita en el hotel comenzaron a rondar muchos chismes alrededor mío. — Fruncí mi entrecejo.
—¿Chismes? — Me pasó una carpeta con varias noticias impresas. Ahí había fotos de nosotros dos, por suerte no se veía mi rostro. Pero si él de Austin. Los titulares hablaban de una posible novia, la futura amante de el magnate y heredero Jones y cosas parecidas.
—Esto parece un problema
—Y lo es. — Suspiró mientras pasaba su mano sobre su frente. Parecía estar pensando lo que me diría después. — Escucha, mi familia vio la noticia. No soy alguien que da mucho de qué hablar, todo lo privado lo dejo como tal, pero esta vez fui descuidado y eso que no hice nada. — Sonaba un poco alterado.
—Entiendo tu preocupación, pero qué tengo que ver yo con todo eso.
—Seré claro. Mi familia cree que, por esto, debo hacerme responsable y como tal debo presentar mi novia a mi familia. — Parpadeé varias veces intentando comprender lo que decía. ¿Presentar a su novia?
—¿Habla de mí? — Mi mano cayó sobre mi pecho.
—Exacto. Me negué diciendo que no era nada, pero insistieron, que esas noticias no podían ser nada. Dijeron que debía presentar una prometida para antes de las fiestas.
—¿Por una simple foto? — No podía creer que la familia de Austin Jones fuera tan cerrada de mente. Quiero decir, conocí a su madre en la fiesta y la mujer no se veía para nada así.
—Para mis abuelos y padre no es una simple foto. Escuche, señorita Moon, desde que tomé mi cargo me dijeron que debía casarme con rapidez. Me negué, pero dijeron que no sería soltero por toda la vida. Por ello no me impliqué en escándalos y jamás pensé que algo tan sencillo como esto llevaría la cólera de mis familiares. Ahora quieren que presente a mi prometida si o sí. De lo contrario no heredaré nada de lo que ya está en el testamento de mis abuelos y mucho menos me quedaré en el puesto que con tanto esfuerzo he adquirido. — El muchacho se veía super afligido por la situación y siendo honesta, yo también lo estaría.
—¿Qué es lo que quiere exactamente?
—Quiero que finja ser mi prometida mientras pienso en un plan más concreto, Sería al menos hasta fin de este año.
—¿Está loco? — Me levanté de mi asiento pensando en la propuesta que me estaba haciendo. No me atrevería a hacer algo como esto. Jamás.
—Tiempos desperados, requieren medidas desesperadas. Escuche, a cambio de fingir ser mi prometida le daré el contrato de publicidad.
—¿Quiere que me venda?
—Quiero que negociemos. — Me senté de nuevo. Tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas. Yo estaba en una situación parecida, aunque no quería aceptar necesitaba de la mano de Austin Jones para poder salir adelante, para no decepcionar a la gente que confiaba en mí. Miré a Jones y parecía muy desesperado, más de lo que pensé verlo en mi vida.
—Bien.
—¿Acepta?
—Sí, pero debemos crear condiciones. Además quiero que en verdad me de una oportunidad, no solo por este trato desesperado, que vea que mi empresa vale la pena.
—Bien. — Asentí y le di mi mano para que el la estrechara, no lo pensó mucho y apretamos nuestras manos cerrando un loco trato.
(…)
Mi cabeza daba muchas vueltas mientras pensaba en lo que había hecho. Era una completa locura, pero debía arriesgarme, no solo por mí, si no por todo lo que llevaba cargando en mi espalda. Era domingo y me encontraba en mi departamento descansando. Austin dijo que vendría a verme por la tarde para poder hablar sobre los términos del contrato.
¿Estaba nerviosa? Sí
¿Me sentía convencida de lo que estaba haciendo? No
¿Recuperaría algo con este trato? Posiblemente.
Tomé mi celular para darle una pequeña revisada a las noticias sobre Austin, me llevé una gran sorpresa al ver que todo era cotilleo sobre su persona. Ahora entendía muy bien su aflicción. Supongo que ser un heredero tampoco era algo fácil.
Las horas pasaron y Austin apareció en mi puerta vistiendo un traje casual, unas gafas oscuras y una gorra. Entró con velocidad y al estar ahí me pidió disculpas.
—Unos paparazis me vienen siguiendo, lo siento.
—No hay problema. ¿Quiere algo de tomar?
—Agua por favor. — Corrí a la cocina para servirle un vaso de agua. Al volver lo encontré sentado en el sofá de la sala. Le di el vaso y con un asentimiento agradeció la bebida. De un solo trago acabo con el agua. Lo vi impresionada.
—Aquí están los términos del contrato— Me pasó el fólder donde estaba el documento. Ahí se encontraban los términos en que habíamos quedado.
1. No hablar sobre el contrato con nadie, quien lo haga deberá pagar una multa de 300,000.
2. El contrato tiene una vigencia de 3 meses y una semana.
3. No aprovecharse del estatus que se obtendrá a partir del compromiso falso
4. Esforzarse por aprender el uno del otro para cumplir con el papel asignado.
5. No inmiscuirse en la vida del otro de no ser necesario.
6. Mostrar afecto solo cuando sea necesario.
7. Si alguien se enamora de otra persona durante el tiempo del trato, deberá esperar a que el contrato termine.
—No estoy de acuerdo con la numero siete.
—¿Por qué?
—Digamos que nos enamoramos de alguien más, ¿crees que esa persona estará contenta de que finjamos algo como esto. Por lo menos yo no lo estaría.
—Si en verdad me quiere, ella lo entendería. — Lo miré con los ojos entrecerrados. Se había vuelto loco.
—¿En serio? Lo dice el chico machista frente a mí.
—No soy machista. — Se quejó.
—Su comentario sonó como eso.
—Bien, entonces lo cambiaré.
—Por favor. — Al final esa condición quedo con que el trato se romperá si nos enamoramos de alguien y si esa persona nos corresponde.
Ahora las últimas condiciones hablaban del cumplir con el trato hacia mi agencia de publicidad y la remuneración obtenida.
—¿Va a pagarme a parte de mis servicios como publicista?
—No lo quieres?
—Parece que me convertí en una dama de compañía.
—Pero no lo eres.
—Elimínelo.
—¿Segura? — Asentí. Austin tachó el último.
—¿Estamos conformes entonces?
—Sí.
—Bien, entonces se lo daré a mi abogado y ya solo tendrás que firmar.
—Está bien. — El pelinegro se levantó listo para irse de ahí. Yo me asomé a la ventana para ver si no había nadie y había algo de gente afuera.
—Creo que no podrá salir por el momento. — Avisé. Se asomó y notó el gentío de abajo.
—Diablos.
—Puede quedarse aquí. ¿O tenía algo de qué hacer?
—Por el momento no.
—Bien, yo invitó la cena hada madrina.
—¿Cómo me llamaste? — Sonreí divertida. Lo había estado pensando estos días, y honestamente Austin Jones se había vuelto mi hada madrina, me ayudaría para poder seguir con mi negocio.
—Hada madrina. — Me miró perplejo y yo simplemente me reí dándome la vuelta para ir por el teléfono.
Dos semanas habían pasado luego de haber firmado el contrato. Noviembre había comenzado y no había visto a mi supuesto prometido tampoco. Me encontraba tensa esperando por el mensaje de Austin para la cena con su familia.Sin embargo, debido al contrato que habíamos formado por fin conseguí más trabajo, incluso para desarrollar una fiesta navideña. Eso me recordaba que las fiestas estaban cada vez más cerca, cuestión que no me entusiasmaba mucho que digamos.—Sofi.—¿Sí? — Ana apareció con una sonrisa.—Susana Clark mandó un correo para poder tener una cita contigo.—¿Susana Clark? — Me quedé boquiabierta. Ella era una de las modelos más famosa del continente. Además de ser una influencer muy conocida. Era increíble.—Claro, dile que este viernes a las tres de la tarde es posible.—Genial. — Sonrió muy alegre. Yo me sentía aun más contenta. Todo esto era como un sueño y me preocupaba caer en la realidad en cualquier momento.Los días pasaron y el viernes llegó. Susana apareció en mi o
El olor a antiséptico y desinfectante entró por mis fosas nasales. Sentí dolor de cabeza y espalda conforme me movía. Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de un hospital. Ya no tenía mi vestido puesto, en lugar de eso era una bata. Los recuerdos de la chica loca que me lanzó desde el balcón se hicieron presentes. Me atacó un dolor de cabeza terrible y quise que parara. Sostuve mi cabeza con ambas manos y pronto llegó un médico a agregar algo en la intravenosa. Pronto me quedé dormida de nuevo. Quién sabe cuánto tiempo más tarde, volví a despertar. Ahora encontré Austin a mi lado mientras me observaba con una expresión que no pude reconocer. —Señorita Moon. ¿Cómo se siente? — Me apoyé en mis codos y asentí. —Necesito agua, siento algo seca la garganta. — Él se levantó corriendo a tomar la jarra de agua y me la dio. Lo bebí y sentí que mi garganta se refrescaba. —Dios, sentía que moría. —¿Morir? — Abrió sus ojos listo para llamar al doctor. —Solo bromeo.
—¡Estás loco! — Exclamé una vez estuvimos dentro del auto. —¿Por qué hiciste algo como eso? Los medios no necesitan saber que me voy a casar contigo. El trato era que aceptaría ser tu novia y prometida frente a tus padres. Suficiente tenías con que lo hiciera con tus padres.—¿Podrías calmarte?—No puedo. — Me encogí de hombros. —Una loca casi me mata porque estoy sustituyendo a tu ex prometida y ahora declaras que soy tu maldita prometida frente al mundo. — Agité mis brazos realmente alterada.—¿Podrías bajar la voz? No deberías agitarte tanto, recién has salido del hospital y se te puede subir la presión. — Rodé los ojos.—Eso no es importante ahora. — No dejé que me tocará aun cuando lo intentó.—Bien, si, puede que haya hecho un poco de trampa, pero tarde o temprano alguien se enteraría que eres mi prometida.—Pero soy tu prometida falsa. — Austin miró al chófer y por un momento pensé que había metido la pata, pero ahora eso me daba igual. —Dime por qué lo hiciste.—¡Por qué me de
En cuanto subí al autobús que me llevaría hacia Dreamstone pensé en todas las cosas que viví ahí. Crecí siendo una niña huérfana de madre, aun así, la gente cuidó de mí en lo que pudo. Apoyaron a mi padre mientras crecía y nadie me hizo de menos por nada del mundo. Cuando mi padre falleció los vecinos pagaron por su funeral y no quisieron que me llevaran a un orfanato, pero legalmente no podían hacer eso. Aún así, hicieron lo que pudieron cuidando de mí ahí dentro al igual que otros del orfanato como Greta.Greta era una niña problemática, pero era una chica inteligente y creativa, a pesar de ello no tardamos en hacernos amigas. Ambas decidimos ir a vivirnos juntas al cumplir la mayoría de edad.Sin embargo, en cada una de nuestras carreras fuimos abriéndonos camino y pronto ella se convirtió en una exitosa arquitecta y yo en una publicista.Pensando en mi padre y sin querer, en mi madre, me quedé dormida hasta que llegué a Dreamstone.Al pisar tierra en la parada de bus, me sentí chi
Terminamos de comer y tuve que disculparme porque debía ir al baño. Hice mis necesidades tranquila y al salir, para mi sorpresa me tope con el joven de cabello castaño que había observado hace un rato.—Lo siento. — Me disculpé. Mis ojos se abrieron de par en par mientras él me veía de la misma forma.—Tu eres la acosadora.—¿Disculpa?—Sí, me estabas mirando hace un rato. — Me sentí avergonzada por mi enorme tontería.—¿De qué hablas? — Fingí demencia. —Eso…—No te hagas, se que me veías.—No es cierto. — Se rio divertido. —Y no deberías acusar a la gente, así como así. Puedo llamar a un abogado y ya verás. — En lugar de asustarse, se rio como si se burlara de mí. Esta era una pesadilla.—Como digas. — Dijo finalmente y se retiro ingresando al baño. Sentía mis mejillas rojas y no quería volver a pasar vergüenza, por eso corrí hasta donde estaba Gretel y la apuré para largarnos de ahí.—¿Qué diablos te pasa?—Solo que tu amiga es una loca. — Murmuré, pero Gretel solo negó sabiendo que
En mi vida, y el tiempo que llevaba conociendo a Austin Jones, creería que se aparecería frente a la puerta del hogar de mi mejor amiga. El muchacho me veía con las cejas alzadas. Parecía orgulloso de su hazaña.—¿Cómo llegaste aquí? — Pregunté finalmente. Sacó su celular y mostró varias fotos mías y un mensaje que decía “¿cómo puedes dejar sola a tu prometida?” De inmediato reconocí la foto de perfil de la dueña del mensaje.—¿Gretel?—Gretel es conocida mía. Me escribió después de ti si te acompañaría en esta hazaña.—¿Y qué hiciste?—Pues le dije la verdad, que te habías ido sin mí y que me sentía triste por eso.—Mentiroso.—Como sea, con eso conseguí la dirección. No puedo creer que te hayas atrevido a venir hasta aquí sola. Quiero decir, recién saliste del hospital y declaramos nuestro compromiso. ¿Qué no te das cuenta de la situación? Todo está sensible en los medios. Tienes suerte de que nadie te haya seguido, al parecer los de este pueblo no son chismosos. — Hice una mueca. A
—Extremadamente vintage. — Ese fue el primer comentario que Austin hizo al ver Joy Green. Quedaba a las afueras del pueblo. Era una enorme casona de dos pisos, si no estaba mal solo el salón de bienvenida medía unos cien metros cuadrados. Tenía al menos unas 25 habitaciones y por supuesto, el área que la rodeaba era bastante amplia, casi la mitad del bosque de Dreamstone.—Es una casa antigua. — Le comenté. —Probablemente construida en el siglo XVIII así que ya sabrás que tiene su historia.—¿Y cuál es?—El fundador del pueblo, Holland Dreamstone la construyó con el fin de darle albergue a más de cien personas que sufrirían del frío invernal de aquellas épocas. Con el tiempo el pueblo se fue recuperando y los indigentes se convirtieron en trabajadores de bien al igual que sus familias. Muchas de ellas son las que conforman este pueblo, desde granjeros hasta mecánicos, desde costureras hasta alfareras. En este pueblo encuentras de lo que sea.—¿Y ahora para que lo usan?—Bueno, luego d
Hice que se apresurara a entrar a la habitación. Había mucho frío en la calle, por lo que lo invité a pasar. El suspiró de alivio al sentir la calidez en aquella casona.—¿Cómo te encuentras?—Estoy bien, gracias. — Sonreí levemente. Alexander Winning también lo hizo. —Pase por favor. — Le indiqué la habitación del salón donde estaba hasta hace un rato.—¿Qué le parece la propiedad?—Aterradora.—¿Y eso?—Aun no puedo creer que este lugar sea mío.—Si bueno, — Se detuvo a mitad del camino y yo lo imité — es comprensible, pero alguien tan inteligente como usted sabrá qué hacer. — Mis mejillas se sonrojaron levemente en cuanto escuché aquello. Winning era muy directo y eso me sorprendía, no estaba acostumbrada a este tipo de conversación. Usualmente yo era quien daba cumplidos.—¿Sofi? — La voz de Austin interrumpió aquel momento. Pude ver la cara de confusión de ambos. —¿Quién es él? — Preguntó mirando al hombre a mi lado.—Debe de ser Austin Jones, el prometido de la señorita Moon. So