Dos semanas habían pasado luego de haber firmado el contrato. Noviembre había comenzado y no había visto a mi supuesto prometido tampoco. Me encontraba tensa esperando por el mensaje de Austin para la cena con su familia.
Sin embargo, debido al contrato que habíamos formado por fin conseguí más trabajo, incluso para desarrollar una fiesta navideña. Eso me recordaba que las fiestas estaban cada vez más cerca, cuestión que no me entusiasmaba mucho que digamos.
—Sofi.
—¿Sí? — Ana apareció con una sonrisa.
—Susana Clark mandó un correo para poder tener una cita contigo.
—¿Susana Clark? — Me quedé boquiabierta. Ella era una de las modelos más famosa del continente. Además de ser una influencer muy conocida. Era increíble.
—Claro, dile que este viernes a las tres de la tarde es posible.
—Genial. — Sonrió muy alegre. Yo me sentía aun más contenta. Todo esto era como un sueño y me preocupaba caer en la realidad en cualquier momento.
Los días pasaron y el viernes llegó. Susana apareció en mi oficina luciendo realmente hermosa. Alta, delgada, pómulos prominentes, un cuello delgado y atractivo, cabello rubio cenizo y ojos grises. Vestía un enterizo de color negro con un blazer blanco y unas perlas en sus lóbulos. Estaba impresionada por su belleza.
—Bienvenida señorita Clark. Es un honor tenerla aquí. — Ella sonrió amablemente. Le ofrecí asiento frente a mí escritorio y ella lo tomó.
—Escuché buenas referencias de usted señorita Moon. Estuve viendo algunos de sus trabajos y a pesar de no ser muy conocida, veo que tiene muy buena perspectiva.
—Muchas gracias, pero no es solo mi crédito. Tengo a muchos empleados que tienen un toque creativo y profesional.
—Eso veo. — Asintió.
—Escuche señorita Moon, quiero hacer un trato con usted. Planeo hacer una fiesta de navidad con muchas personas conocidas además de sumarle a ser una caridad. Pero para ello quiero unir la venta de mis productos y necesito una buena organización y publicidad. ¿Está usted dispuesta a hacer algo con eso?
—Claro. En qué fecha sería la fiesta.
—El 18 de diciembre.
—Bien, entonces desarrollaremos un plan estratégico y se lo presentaré en una semana.
—Perfecto. Esté es mi número privado. — Me brindó una tarjeta. —Si tengo algunas sugerencias se las comunico.
—Claro.
—Me alegra que haya tomado mi oferta.
—Me alegra que nos haya elegido. — Ambas estrechamos manos y se retiró con elegancia. Era increíble lo bella que era.
En cuanto tomé asiento recibí una llamada, era de Austin.
—¿Señorita Moon?
—Qué tal señor Jones.
—Me alegra que me haya respondido. Quería comunicarle que la cena con mi familia a sido planeada. Será mañana por la noche en un evento de caridad de mis padres. Apreciaría que pueda acompañarme. — Tragué nerviosa. Sabía que este día llegaría, estaba lista a pesar de ello.
—Bien. Estaré lista.
—Pasaré por a las siete.
—Claro. — Sin más, cortamos la llamada y yo tomé un suspiro. Tenía mucho de qué hacer.
(…)
Cuando Austin apareció frente a mi puerta quedé impresionada. El tipo era realmente apuesto. Vestía un traje completo, incluso con chaleco destacando su amplio pecho. Su cabello acomodado ligeramente lo hacía lucir atractivo. Además, ese traje gris parecía resaltar sus verdosos ojos.
—Buenas noches. — Sonrió. Le devolví el saludo y lo dejé pasar mientras yo terminaba de arreglarme.
—Ahora vuelvo. — Le dije. Corrí a mi habitación para colocarme un vestido color azul marino con tul. Tenía un poco de escote en la espalda, pero no tan exagerado, no tenía mangas. Busqué mi chal y mis tacones negros, retoqué mi maquillaje y con eso, salí a la sala. Encontré a Austin revisando su celular y en cuanto me escuchó levantó su mirada.
Noté un atisbo de sorpresa en su rostro y eso me hizo sentir bien, mi vestido había cumplido con su cometido.
—¿Y bien? — Pregunté enarcando mis cejas.
—Se ve… bien.
—¿Solo bien? — Puse los ojos en blanco y luego negué levemente. Me dirigí a la puerta y la abrí. —Vámonos. —Comenzó a caminar hacia la salida cuando lo detuve.
—Por cierto, ahora que somos novio y novia, será mejor que nos tratemos de tu. Sería raro hablarnos de usted.
—Concuerdo. — Asentí. Salió y lo seguí por detrás para luego echar llave. Caminamos hasta su auto y nos pusimos en marcha.
—Toma. — Me pasó una carpeta donde había cosas sobre él, datos sobre su vida.
—Por si mi madre comienza con sus cuestionarios.
—Entiendo. — Le di una leída.
—¿No te gustan las cosas dulces? — Pregunté sorprendida.
—No, me empalaga. — Sonreí divertida.
—Pues a tu prometida falsa le encantan. — Rodó los ojos para nada sorprendido.
—¿Odias las películas?
—Son muy predecibles.
—Dios mío, se nota que no has vivido amigo.
—No me crítiques.
—Pues yo tengo una película favorita y esa es Zootopia.
—¿No es esa una película para niños?
—Si. — Sonreí abiertamente. Continué. Le gustaban jugar ajedrez, leer, pasaba mucho de las fiestas y su platillo favorito era la pasta Alfredo. Eso era sorprendente.
—Mi paladar es de una niña, amos la comida chatarra, con papas fritas soy feliz.
—¿Es en serio? Eso no es sano.
—Lo sé, pero la vida es corta. — Me encogí de hombros.
Los minutos pasaron y finalmente llegamos a la casa de Austin. Varios autos se encontraban haciendo cola para poder ingresar a la fiesta. Austin no tuvo que hacer cola, tomó un desvío y guardó el auto detrás de la enorme mansión. Al bajar caminamos un poco hasta llegar a la entrada. Pero ante, él me ofreció su mano y yo la tomé sin pensarlo mucho, era cálida.
—¿Lista?
—Como nunca. — Caminamos juntos y pronto las miradas estaban sobre nosotros. Sabía que esto sucedería. Pero no estaba lista, muchos ojos sobre mí, especialmente porque iba como la prometida de Austin Jones.
Varias personas saludaron a Austin y a mí me ignoraron, lo cual fue un alivio, no estaba lista a enfrentar a toda esa gente rica.
Me llevó hasta el enorme salón que medía aproximadamente 150 metros cuadrados, no exageraba al decir que ese lugar era realmente enorme. Había múltiples personas ahí dentro y pude reconocer a la madre de Austin.
—Espero que tu madre no me recuerde por lo que ocurrió cuando nos vimos por primera vez.
—Puede ser una buena excusa, caí ante tus encantos ese día.
—Te considerara un masoquista.
—No importa. A estas alturas, creo que deberíamos arriesgarnos. — Estuve de acuerdo. La mujer se acercó a nosotros y besó a su hijo en la mejilla, luego me miró.
—Supongo que tu eres la afortunada. — Sonrió amablemente dejándome sorprendida por su actitud.
—Mamá, ella es Sofi Moore, mi prometida. — Ella me tomó con fuerza y me dio un abrazo que casi me deja sin aire. —Me alegra ver que mi hijo al fin tomó algo de seriedad, creí que tal vez era un hombre que no le interesaban las chicas. — Me reí. Austin me miró con los ojos entrecerrados.
—Es un placer conocerla señora Jones yo…
—Llamame Zoé por favor. Seremos familia después de todo. — Asentí levemente. —Acompáñenme, tu padre y tus abuelos están esperando que presentes a tu novia.
—Bien, vamos. — Tomó mi mano de nuevo y caminamos hacia una esquina del salón. Noté que había un hombre alto, con cabello canoso y un bastón. A su lado había una pareja de ancianos, vestidos elegantemente y sonreían de oreja a oreja. La mujer tenía su cabello completamente blanco, sin embargo, no se veía tan mayor. El hombre de quien tenía agarrado su brazo se tenía cabello negro tirando a gris. Supuse que eran los abuelos de Austin.
—Cariño. — Zoé tomó el brazo del hombre de bastón. Cuando se dio la vuelta pude notar que estaba equivocada con el parecido de Austin a su madre, este hombre era su viva imagen, incluso tenía el mismo color de ojos de su hijo.
—Ella es Sofi Moon, la prometida de tu hijo. — Noté que su sonrisa se desvaneció y eso me puso nerviosa. —Sofi, este es mi esposo Derrick y sus padres Aron y Linda Jones.
—Es un gusto conocerlos por fin. Austin no habla mucho sobre su familia, pero me ha dicho lo mucho que quiere a su abuela. — Sip, esa información venía en la carpeta, su abuela era la mujer que más quería, incluso más que su madre confesó en el auto. — A Linda se le iluminó la cara y se acercó a su nieto para apretarle la mejilla, lo cual me causó gracias, pero tu ve que aguantarme.
—Parece que las cosas van en serio entonces. — Sonreí tiernamente.
—No digan ese tipo de comentarios, seguro pensará que soy un creído. — El pelinegro colocó su brazo sobre mis hombros y me dio un beso en la coronilla dejándome perpleja.
—¿De dónde es señorita Moon?
—Mi familia es del norte del país. Crecí en un pueblo llamado Dreamstone.
—He escuchado de ese lugar. Para estas épocas nieva mucho ¿verdad? — Asentí. Aron asintió. Tomó un trago que llevaba un mesero y me lo ofreció.
—Bueno, bienvenida a la familia querida. — Toda la familia me sonrió. Eso no lo vi venir, así de fácil había pasado la prueba. No podía creerlo. —Esperamos buenas noticias sobre su boda.
—Claro papá.
—Disfruten la fiesta. — Con eso se fueron dejándome sola con Austin.
—¿Qué fue eso?
—Que ya hemos pasado lo peor. — Sonreí.
—Creí que serían más duros. Especialmente porque tu eres bueno, ya sabes, un rico.
—Sí, cómo te lo explico. — Se rascó la barbilla. — La situación es que, les alegra que tena una pareja amorosa. Jamás les había presentado a alguien, nunca esperaron nada de mí más que continuar con el linaje. Siempre fui alguien retraído, así que supongo que eso les preocupó por mucho tiempo.
—Tenían miedo de que no fueras hetero. — Soltó una carcajada.
—Así es mi familia.
—Bueno, supongo que eso nos deja muchas puertas abiertas. Al menos nos quitamos un peso de encima.
—Claramente. — Me robó mi trago y le dio una bebida.
—¡Austin! — Una pareja se acercó a nosotros y supe que desde ahí comenzaría la sociabilidad.
Una hora más tarde, me encontraba en una esquina cerca de una cortina tratando de esconderme. Estaba cansada de hablar tanto con gente que solo esperaba obtener algo de mí por ser la prometida de Austin. Era admirable el poder de esta familia y de este chico.
—Así que tu eres la prometida de Austin Jones. — Una chica de cabello corto, castaño y ojos azules se acercó a mí.
—¿Y tú eres?
—Soy Healy Damon. Antigua amiga de Austin. — Asentí y luego volví mi vista hacia al frente. —Me dijo que viniera por ti, necesitaba platicar sobre algo. — Incliné levemente mi cabeza. Llevaba un rato de haber perdido a Austin. Así que seguí a la joven que me llevó fuera del salón. Nos encontramos con una escalera amplia que nos llevó hasta el segundo nivel. Ahí habían varias habitaciones, me guio hasta una donde había una cama.
—¿Dónde está Austin? — La chica cerró con llave.
—Así que en serio crees ser la prometida de Austin. ¿Te has vuelto loca? No valles nada de eso. Susana debe sentirse devastada por haber sido cambiada por ti, pequeña basura.
—Esto es una tontería. — Intenté salir de ahí, pero ella me empujó haciendo que cayera al suelo. Sentí un terrible dolor en el tobillo. Intenté levantarme, pero se me hizo imposible.
—¿Crees que una zorra como tu puede tomar el lugar de ser la prometida de Austin? Te has vuelto loca. Me tomó del pelo y me llevó hasta el balcón mientras yo gritaba por auxilio, me dejó en la orilla y pude ver que ahí estaba la piscina. Esta mujer estaba loca.
—¿Te crees alguna especie de cenicienta? Lo siento querida, pero ese zapato no te quedará nunca. — Y sin más me aventó. Solté un grito ahogado y entonces sentí frio, humedad y un terrible dolor en la espalda hasta que todo se volvió oscuro.
El olor a antiséptico y desinfectante entró por mis fosas nasales. Sentí dolor de cabeza y espalda conforme me movía. Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de un hospital. Ya no tenía mi vestido puesto, en lugar de eso era una bata. Los recuerdos de la chica loca que me lanzó desde el balcón se hicieron presentes. Me atacó un dolor de cabeza terrible y quise que parara. Sostuve mi cabeza con ambas manos y pronto llegó un médico a agregar algo en la intravenosa. Pronto me quedé dormida de nuevo. Quién sabe cuánto tiempo más tarde, volví a despertar. Ahora encontré Austin a mi lado mientras me observaba con una expresión que no pude reconocer. —Señorita Moon. ¿Cómo se siente? — Me apoyé en mis codos y asentí. —Necesito agua, siento algo seca la garganta. — Él se levantó corriendo a tomar la jarra de agua y me la dio. Lo bebí y sentí que mi garganta se refrescaba. —Dios, sentía que moría. —¿Morir? — Abrió sus ojos listo para llamar al doctor. —Solo bromeo.
—¡Estás loco! — Exclamé una vez estuvimos dentro del auto. —¿Por qué hiciste algo como eso? Los medios no necesitan saber que me voy a casar contigo. El trato era que aceptaría ser tu novia y prometida frente a tus padres. Suficiente tenías con que lo hiciera con tus padres.—¿Podrías calmarte?—No puedo. — Me encogí de hombros. —Una loca casi me mata porque estoy sustituyendo a tu ex prometida y ahora declaras que soy tu maldita prometida frente al mundo. — Agité mis brazos realmente alterada.—¿Podrías bajar la voz? No deberías agitarte tanto, recién has salido del hospital y se te puede subir la presión. — Rodé los ojos.—Eso no es importante ahora. — No dejé que me tocará aun cuando lo intentó.—Bien, si, puede que haya hecho un poco de trampa, pero tarde o temprano alguien se enteraría que eres mi prometida.—Pero soy tu prometida falsa. — Austin miró al chófer y por un momento pensé que había metido la pata, pero ahora eso me daba igual. —Dime por qué lo hiciste.—¡Por qué me de
En cuanto subí al autobús que me llevaría hacia Dreamstone pensé en todas las cosas que viví ahí. Crecí siendo una niña huérfana de madre, aun así, la gente cuidó de mí en lo que pudo. Apoyaron a mi padre mientras crecía y nadie me hizo de menos por nada del mundo. Cuando mi padre falleció los vecinos pagaron por su funeral y no quisieron que me llevaran a un orfanato, pero legalmente no podían hacer eso. Aún así, hicieron lo que pudieron cuidando de mí ahí dentro al igual que otros del orfanato como Greta.Greta era una niña problemática, pero era una chica inteligente y creativa, a pesar de ello no tardamos en hacernos amigas. Ambas decidimos ir a vivirnos juntas al cumplir la mayoría de edad.Sin embargo, en cada una de nuestras carreras fuimos abriéndonos camino y pronto ella se convirtió en una exitosa arquitecta y yo en una publicista.Pensando en mi padre y sin querer, en mi madre, me quedé dormida hasta que llegué a Dreamstone.Al pisar tierra en la parada de bus, me sentí chi
Terminamos de comer y tuve que disculparme porque debía ir al baño. Hice mis necesidades tranquila y al salir, para mi sorpresa me tope con el joven de cabello castaño que había observado hace un rato.—Lo siento. — Me disculpé. Mis ojos se abrieron de par en par mientras él me veía de la misma forma.—Tu eres la acosadora.—¿Disculpa?—Sí, me estabas mirando hace un rato. — Me sentí avergonzada por mi enorme tontería.—¿De qué hablas? — Fingí demencia. —Eso…—No te hagas, se que me veías.—No es cierto. — Se rio divertido. —Y no deberías acusar a la gente, así como así. Puedo llamar a un abogado y ya verás. — En lugar de asustarse, se rio como si se burlara de mí. Esta era una pesadilla.—Como digas. — Dijo finalmente y se retiro ingresando al baño. Sentía mis mejillas rojas y no quería volver a pasar vergüenza, por eso corrí hasta donde estaba Gretel y la apuré para largarnos de ahí.—¿Qué diablos te pasa?—Solo que tu amiga es una loca. — Murmuré, pero Gretel solo negó sabiendo que
En mi vida, y el tiempo que llevaba conociendo a Austin Jones, creería que se aparecería frente a la puerta del hogar de mi mejor amiga. El muchacho me veía con las cejas alzadas. Parecía orgulloso de su hazaña.—¿Cómo llegaste aquí? — Pregunté finalmente. Sacó su celular y mostró varias fotos mías y un mensaje que decía “¿cómo puedes dejar sola a tu prometida?” De inmediato reconocí la foto de perfil de la dueña del mensaje.—¿Gretel?—Gretel es conocida mía. Me escribió después de ti si te acompañaría en esta hazaña.—¿Y qué hiciste?—Pues le dije la verdad, que te habías ido sin mí y que me sentía triste por eso.—Mentiroso.—Como sea, con eso conseguí la dirección. No puedo creer que te hayas atrevido a venir hasta aquí sola. Quiero decir, recién saliste del hospital y declaramos nuestro compromiso. ¿Qué no te das cuenta de la situación? Todo está sensible en los medios. Tienes suerte de que nadie te haya seguido, al parecer los de este pueblo no son chismosos. — Hice una mueca. A
—Extremadamente vintage. — Ese fue el primer comentario que Austin hizo al ver Joy Green. Quedaba a las afueras del pueblo. Era una enorme casona de dos pisos, si no estaba mal solo el salón de bienvenida medía unos cien metros cuadrados. Tenía al menos unas 25 habitaciones y por supuesto, el área que la rodeaba era bastante amplia, casi la mitad del bosque de Dreamstone.—Es una casa antigua. — Le comenté. —Probablemente construida en el siglo XVIII así que ya sabrás que tiene su historia.—¿Y cuál es?—El fundador del pueblo, Holland Dreamstone la construyó con el fin de darle albergue a más de cien personas que sufrirían del frío invernal de aquellas épocas. Con el tiempo el pueblo se fue recuperando y los indigentes se convirtieron en trabajadores de bien al igual que sus familias. Muchas de ellas son las que conforman este pueblo, desde granjeros hasta mecánicos, desde costureras hasta alfareras. En este pueblo encuentras de lo que sea.—¿Y ahora para que lo usan?—Bueno, luego d
Hice que se apresurara a entrar a la habitación. Había mucho frío en la calle, por lo que lo invité a pasar. El suspiró de alivio al sentir la calidez en aquella casona.—¿Cómo te encuentras?—Estoy bien, gracias. — Sonreí levemente. Alexander Winning también lo hizo. —Pase por favor. — Le indiqué la habitación del salón donde estaba hasta hace un rato.—¿Qué le parece la propiedad?—Aterradora.—¿Y eso?—Aun no puedo creer que este lugar sea mío.—Si bueno, — Se detuvo a mitad del camino y yo lo imité — es comprensible, pero alguien tan inteligente como usted sabrá qué hacer. — Mis mejillas se sonrojaron levemente en cuanto escuché aquello. Winning era muy directo y eso me sorprendía, no estaba acostumbrada a este tipo de conversación. Usualmente yo era quien daba cumplidos.—¿Sofi? — La voz de Austin interrumpió aquel momento. Pude ver la cara de confusión de ambos. —¿Quién es él? — Preguntó mirando al hombre a mi lado.—Debe de ser Austin Jones, el prometido de la señorita Moon. So
Austin me invitó a comer algo. Al principio me negué, pero mi estómago comenzó a rugir avergonzándome frente Austin quien intentó esconder su sonrisa de burla. —Ya no insistas, vamos a comer. — A regañadientes lo seguí. Íbamos en el auto y en un semáforo se puso a revisar al en el teléfono. —¿Conoces algún buen restaurante? — Lo pensé. El pueblo tenía un par de restaurantes de cuatro estrellas y el resto eran cafeterías famosas, las cuales eran aun mejores para los turistas. Pero conociendo a Austin, lo mejor sería ir a un restaurante de cuatro estrellas. —Hay un restaurante en la cuarta calle llamado Meals. —Bien. — Agregó la ubicación en su celular y en media hora estábamos bajando del parqueo del sótano para luego tomar el ascensor y subir hacia el piso del restaurante. Las decoraciones navideñas ya se encontraban presentes en el área del vestíbulo. El restaurante se encontraba ubicado en un hotel por lo que había varias personas rondando por el piso de entrada y salida. Guie