En mi vida, y el tiempo que llevaba conociendo a Austin Jones, creería que se aparecería frente a la puerta del hogar de mi mejor amiga. El muchacho me veía con las cejas alzadas. Parecía orgulloso de su hazaña.—¿Cómo llegaste aquí? — Pregunté finalmente. Sacó su celular y mostró varias fotos mías y un mensaje que decía “¿cómo puedes dejar sola a tu prometida?” De inmediato reconocí la foto de perfil de la dueña del mensaje.—¿Gretel?—Gretel es conocida mía. Me escribió después de ti si te acompañaría en esta hazaña.—¿Y qué hiciste?—Pues le dije la verdad, que te habías ido sin mí y que me sentía triste por eso.—Mentiroso.—Como sea, con eso conseguí la dirección. No puedo creer que te hayas atrevido a venir hasta aquí sola. Quiero decir, recién saliste del hospital y declaramos nuestro compromiso. ¿Qué no te das cuenta de la situación? Todo está sensible en los medios. Tienes suerte de que nadie te haya seguido, al parecer los de este pueblo no son chismosos. — Hice una mueca. A
—Extremadamente vintage. — Ese fue el primer comentario que Austin hizo al ver Joy Green. Quedaba a las afueras del pueblo. Era una enorme casona de dos pisos, si no estaba mal solo el salón de bienvenida medía unos cien metros cuadrados. Tenía al menos unas 25 habitaciones y por supuesto, el área que la rodeaba era bastante amplia, casi la mitad del bosque de Dreamstone.—Es una casa antigua. — Le comenté. —Probablemente construida en el siglo XVIII así que ya sabrás que tiene su historia.—¿Y cuál es?—El fundador del pueblo, Holland Dreamstone la construyó con el fin de darle albergue a más de cien personas que sufrirían del frío invernal de aquellas épocas. Con el tiempo el pueblo se fue recuperando y los indigentes se convirtieron en trabajadores de bien al igual que sus familias. Muchas de ellas son las que conforman este pueblo, desde granjeros hasta mecánicos, desde costureras hasta alfareras. En este pueblo encuentras de lo que sea.—¿Y ahora para que lo usan?—Bueno, luego d
Hice que se apresurara a entrar a la habitación. Había mucho frío en la calle, por lo que lo invité a pasar. El suspiró de alivio al sentir la calidez en aquella casona.—¿Cómo te encuentras?—Estoy bien, gracias. — Sonreí levemente. Alexander Winning también lo hizo. —Pase por favor. — Le indiqué la habitación del salón donde estaba hasta hace un rato.—¿Qué le parece la propiedad?—Aterradora.—¿Y eso?—Aun no puedo creer que este lugar sea mío.—Si bueno, — Se detuvo a mitad del camino y yo lo imité — es comprensible, pero alguien tan inteligente como usted sabrá qué hacer. — Mis mejillas se sonrojaron levemente en cuanto escuché aquello. Winning era muy directo y eso me sorprendía, no estaba acostumbrada a este tipo de conversación. Usualmente yo era quien daba cumplidos.—¿Sofi? — La voz de Austin interrumpió aquel momento. Pude ver la cara de confusión de ambos. —¿Quién es él? — Preguntó mirando al hombre a mi lado.—Debe de ser Austin Jones, el prometido de la señorita Moon. So
Austin me invitó a comer algo. Al principio me negué, pero mi estómago comenzó a rugir avergonzándome frente Austin quien intentó esconder su sonrisa de burla. —Ya no insistas, vamos a comer. — A regañadientes lo seguí. Íbamos en el auto y en un semáforo se puso a revisar al en el teléfono. —¿Conoces algún buen restaurante? — Lo pensé. El pueblo tenía un par de restaurantes de cuatro estrellas y el resto eran cafeterías famosas, las cuales eran aun mejores para los turistas. Pero conociendo a Austin, lo mejor sería ir a un restaurante de cuatro estrellas. —Hay un restaurante en la cuarta calle llamado Meals. —Bien. — Agregó la ubicación en su celular y en media hora estábamos bajando del parqueo del sótano para luego tomar el ascensor y subir hacia el piso del restaurante. Las decoraciones navideñas ya se encontraban presentes en el área del vestíbulo. El restaurante se encontraba ubicado en un hotel por lo que había varias personas rondando por el piso de entrada y salida. Guie
Me encontraba en el hospital, acostada en una camilla esperando a que me dieran mis resultados. Sentía un horrible dolor de cabeza y garganta y honestamente no era algo agradable. Tenía una sospecha de lo que me sucedía y le echaba la culpa a haber pasado el frío de vuelta a casa todo por culpa del orgulloso de Austin.—Señorita Moon. — El doctor Justin me miró con una ceja alzada. Era un médico muy conocido en el pueblo incluso me evalúo cuando era una niña.—Dígame. — Mi voz sonó poco audible. Greta se levantó de la silla a mi lado para prestarle atención.—Tienes una infección en la garganta severa. Me temo que tendrás que tomar unos antibióticos y beber cosas calientes y frías y por supuesto evita las cosas ácidas y amargas. Es mejor si no fuerzas tu garganta al hablar.—Yo la mantendré en silencio. — Aseveró Greta y yo simplemente rodé los ojos.—Bien chicas, dejaré receta en la farmacia. Puedes irte cuando quieras Sofi. — Asentí y nos dejó solas. Greta suspiró.—Es un alivio que
Al abrir mis ojos encontré a Austin dándole la vuelta a la toalla que estaba sobre mi frente. Parpadeé varias veces intentando comprender qué era lo que estaba sucediendo frente a mis ojos.—¿Ya despertaste? — Preguntó aun usando su mascarilla.—¿Qué pasó?—Bueno, solo pisaste la habitación te quedaste completamente dormida. Me di cuenta de que estabas ardiendo en fiebre, por ello te puse una toalla sobre la cabeza. Preparé un té y medicina para la fiebre. Ahora te lo traigo. — Se alejó de mí y yo intenté acomodarme en la cama. Creí que se iría una vez yo me durmiera, era sorprendente que fuera un tanto considerado, aun cuando usara esa tonta mascarilla en su rostro.Pronto volvió con un vaso de agua, una taza humeante y la pastilla sobre una bandeja. Lo dejó al lado de la mesita de noche de la cama y agradecí por el gesto. Tomé la pastilla y el agua, me costó bastante tragarlo, pero lo logré.—¿Cómo es que te enfermaste?—Ayer, luego de que me dejaste, bajo el peor clima del mes, com
No tenía soluciones, de hecho, tenía más deudas que otra cosa, pero la cuestión era que una parte de mí no quería vender Joy Green. Luego de mi terrible semana que pasé debido a mi enfermedad, decidí dar un paseo por la calle Norte, el lugar donde había varios negocios como la cafetería de Tina. Además, Gretel me había comentado que el pie de manzana y canela del lugar era el mejor. Lo necesitaba.Al bajar del taxi admiré a la gente alegre en el lugar. Algunos ya comprando sus decoraciones navideñas y otros entreteniéndose por las decoraciones. De hecho, ahí ya se respiraba la navidad.—¡Sofi! — David Roblero me saludaba desde la entrada de la librería del pueblo. El hombre sostenía un cartel en sus manos, que seguro estaba reparando.—¡David! — Me acerqué a él corriendo.—Mi hija y esposa me comentaron que estabas en el pueblo. Es un placer tenerte aquí, de hecho, todos están emocionado de que hayas vuelto. Pero te desapareciste una semana.—Me enfermé. — Comenté. —Infección en la ga
Por supuesto Alek me veía con la inocencia característica de un niño. Sin embargo, Alexander se dio cuenta de que esa pregunta me había incomodado, más de lo que me hubiera gustado. —Alek, ese tipo de preguntas, en este momento son un tanto delicadas. —¿Por qué? — Lo miró y yo hice una mueca notando que lo había metido en problemas. —Porque no vivo acá y no sé a quién dejar a cargo el proyecto. Es complicado. —¿No puedes nombrar a cualquiera? —Tienes que ser alguien de confianza y que le haga honor a la villa en Joy Green. —Oh bueno, eso es cierto. — Con eso, el pequeño ya no hizo otra pregunta loca. Sin embargo, me dejó en qué pensar. Al terminar de comer, los tres salimos de la cafetería luego de despedirnos de Tina. Ya afuera, Alexander me ofreció un viaje de vuelta a casa. —No te preocupes, seguro tu hijo no quiere dar esas vueltas. —¿Mi hijo? — Preguntó confundido. —¿Hablas de Alek? Él es mi sobrino. Sus padres están en Canadá, pero el pequeño está de vacaciones así que l