Por supuesto Alek me veía con la inocencia característica de un niño. Sin embargo, Alexander se dio cuenta de que esa pregunta me había incomodado, más de lo que me hubiera gustado. —Alek, ese tipo de preguntas, en este momento son un tanto delicadas. —¿Por qué? — Lo miró y yo hice una mueca notando que lo había metido en problemas. —Porque no vivo acá y no sé a quién dejar a cargo el proyecto. Es complicado. —¿No puedes nombrar a cualquiera? —Tienes que ser alguien de confianza y que le haga honor a la villa en Joy Green. —Oh bueno, eso es cierto. — Con eso, el pequeño ya no hizo otra pregunta loca. Sin embargo, me dejó en qué pensar. Al terminar de comer, los tres salimos de la cafetería luego de despedirnos de Tina. Ya afuera, Alexander me ofreció un viaje de vuelta a casa. —No te preocupes, seguro tu hijo no quiere dar esas vueltas. —¿Mi hijo? — Preguntó confundido. —¿Hablas de Alek? Él es mi sobrino. Sus padres están en Canadá, pero el pequeño está de vacaciones así que l
Un matrimonio falso. Lo que me faltaba. Había sido una pésima idea, pero ahora era tarde para arrepentirme. La propuesta que Austin me dio era realmente beneficiosa para mí, pero la cuestión era que tendría que cumplir como una esposa frente a su familia y oficialmente yo no estaba lista para eso.Estaba sentada en mi cama observando aquel papel. ¿Cómo es que había llegado a esto? Mientras lo pensaba me vi interrumpida por el sonido de mi celular.Al responder me di cuenta de que era Ana.—No me digas que tienes malas noticias.—Siento decepcionarte, pero la cosa es, que tenemos malas noticias. La señorita Clark quiere que le des una locación para la próxima semana.—Diablos. — Me pasé la mano sobre el cabello.—Me dijo que en cuanto tengas las fotos del lugar ella te dará la aprobación. Así que amiga, debes volver.—No puedo. — Admití. Aún tenía cosas de que hacer ahí.—Sofi.—Lo sé. — Espeté ante su ruego. —Yo prepararé el pan. Diles a los de diseño que en cuanto envié el lugar ello
Estaba nerviosa, claro que sí. Gretel tenía un carácter realmente fuerte, incluso más que el mío. Y eso que yo era quien la defendía en el orfanato. Cómo cambiaban las cosas.—¿Por qué no sale? — Gretel ya se había tardado ahí dentro de la habitación. Miré a Austin y también se veía nervioso, al menos no se movía como yo.—Seguro se está lavando la cara. — En ese momento la puerta se abrió y Gretel salió vistiendo un pants gris, un sudadero. Tenía una diadema en su cabeza y el cabello atado, además de su rostro limpio. Había acertado.—¿Qué sucede?—Pedimos pizza.—Genial. — Se sentó a mi lado y yo le ofrecí un poco del té del que trajo Tina.—Bébelo tú. Es para tu garganta. — Asentí y entonces un silencio incómodo se aferró a nosotros. Le lancé una mirada a Austin y claramente no sabía por dónde comenzar.—Gretel.—¿Sí?—Hay algo que quiero confesar.—¿De repente? — Inclinó levemente la cabeza al verlo. —¿De qué se trata?—¿Qué opinas del matrimonio arreglado?—Bueno, es algo que pas
La casa de Alexander quedaba en la calle Apple, a unas cinco calles de donde Gretel vivía. Era una calle llena de casa tipo canadienses, de dos pisos, se diferenciaban por el color. Alexander se estacionó frente a una casa que estaba pintada de color blanco. Tenía luces sobre todos los voladizos de la casa y en los marcos de las ventanas al igual que la barandilla de las gradas que llevaban a la entrada, debajo tenían guirnaldas alrededor. En la puerta una corona con un listón rojo. Caminamos hacia la entrada con cuidado debido al hielo y luego entramos a la casa. Justo al lado del recibidor había una habitación que resultó ser la sala.—Toma asiento. — Alek me tomó de la mano y me llevó hasta el sofá. Pronto Alexander regresó para poner fuego en la chimenea. No me pidió el abrigo, ya que, de hecho, lo necesitaba. Moría de frío, solo esperaba que no fuera a enfermarme por haber hecho algo imprudente como esto. Seguro Austin y Gretel estarían preocupados. Ni siquiera había llevado co
—¿Está todo bien? — Preguntó mi abogado una vez tomó asiento. Había pasado tal vez unos cinco minutos desde que había cortado la llamada. —Parece que vienen por mí. —Eso significa que todo salió bien ¿no? — Sonreí y asentí. —Todo gracias a ti. —¿Por qué yo? — Inclinó su cuerpo levemente hacia adelante mientras se acomodaba. —Solo hiciste lo que tenías que hacer. — Sonrió de lado. No podía evitar pensaren lo tranquilizadora que era la sonrisa de Alexander, sorprendente, después de que mi primera impresión de él fue su altanería. —Bien, de todas formas, gracias, por todo. — Enfaticé en lo último. —No es nada, no podía dejar que mi clienta pasara frío. —Claro tu clienta. — Mi sonrisa no alcanzó a mis ojos. Me sentía cansada. —Cualquier cosa que necesites, si quieres un tiempo fuera, puedes venir acá o llamarme. —Sería mucha molestia —No para mí. — Fruncí mis labios y no hice más que negar divertida. Entonces sonó el timbre y la puerta. —Parece que vienen por ti. — Me puse de p
Finalmente me había organizado. Logré hablar con mi equipo y comentarles mis ideas. Debía ir a tomar fotografías de Joy Green para mostrar el salón. Esa fiesta podría realizarse en conjunto con la villa del enorme terreno alrededor, de hecho, podría ser el espectáculo estelar. Si a Susan Clark le gustaba la idea de compartir su fiesta con gente del pueblo para su recaudación de fondos, mi trabajo estaba consolidado. De lo contario tendría que buscar un lugar mejor.Ahora me encontraba en Joy Green junto con Austin tomando las fotografías. Para mí sorpresa, era un experto sobre ello.—Tómala desde esta perspectiva, a contraluz para que se vea más llamativo. — Consejos como esos me ayudaron a poder tomar las mejores fotografías de Joy Green.—Por cierto, cómo sabes tanto de fotografía.—Tomé un curso. Cuando comencé a dirigir el anexo, papá me dejo sin ayuda. Literal. Tuve que hacerme un nombre y por eso me esforcé porque mi nombre valiera. No tenía un publicista a mis inicios así que e
La nieve en la montaña Joy cubría la zona, capa tras capa permitiendo que muchos vacacionistas llegaran ahí a esquiar. Honestamente llevaba tiempo de no salir a esquiar. Me encontraba perdida en aquel terreno y Austin parecía un experto.Cómo no. Era un chico rico que seguro tenía reuniones o vacaciones en un lugar como este. Suspiré colocándome mis gafas oscuras para luego intentar moverme con los bastones sobre la nieve.—¿Quieres que te ayude? — Me preguntó el pelinegro acercándose a mí mientras se deslizaba en una tabla de esquí. Se veía como todo un profesional. Vestía una chaqueta para esquiar de color roja y unos pantalones negros bajo unas botas del mismo color. Su gorro cubría la mayor parte de su cabello, aunque algunos mechones rebeldes lograban sobre salir de su sitio.—¿Tienes paciencia?—Me casé contigo, tengo toda la paciencia del mundo linda.—Idiota— Su carcajada me molestó aun más. En verdad adoraba hacerme la vida imposible.—Ven, solo debes tomar esta posición. — I
Ese fue mi primer beso con Austin y debía admitir que el chico sabía besar. Mis dos únicos exnovios me habían besado, pero nunca me hicieron sentir lo que Austin estaba logrando. Calor y deseo. Austin había colocado su mano en mi mandíbula mientras jugueteaba con mi pecho derecho. Yo lo atraje a mí removiéndome lentamente encima de él. Austin acarició con suavidad mi labio inferior para luego devorarlo con sus labios, pronto su lengua y la mía se unieron en un beso quie, en efecto, jamás me habían dado.En segundos, Austin se despojó de mi sostén dejándome desnuda de arriba. Contempló mi cuerpo por varios segundos y parecía complacido, eso me hizo sentirme orgullosa, debía admitirlo. Pronto su lengua devoraba aquellas partes delicadas y sensibles de mi cuerpo mientras yo apretaba mis ojos. Todo se sentía tan bien que me aterraba un poco. Especialmente porque, esta sería mi primera vez en pasar más allá de las caricias y los besuqueos.—Tu piel es tan suave y tersa. — Murmuró por encim