El olor a antiséptico y desinfectante entró por mis fosas nasales. Sentí dolor de cabeza y espalda conforme me movía. Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de un hospital. Ya no tenía mi vestido puesto, en lugar de eso era una bata.
Los recuerdos de la chica loca que me lanzó desde el balcón se hicieron presentes. Me atacó un dolor de cabeza terrible y quise que parara. Sostuve mi cabeza con ambas manos y pronto llegó un médico a agregar algo en la intravenosa. Pronto me quedé dormida de nuevo.
Quién sabe cuánto tiempo más tarde, volví a despertar. Ahora encontré Austin a mi lado mientras me observaba con una expresión que no pude reconocer.
—Señorita Moon. ¿Cómo se siente? — Me apoyé en mis codos y asentí.
—Necesito agua, siento algo seca la garganta. — Él se levantó corriendo a tomar la jarra de agua y me la dio. Lo bebí y sentí que mi garganta se refrescaba.
—Dios, sentía que moría.
—¿Morir? — Abrió sus ojos listo para llamar al doctor.
—Solo bromeo.
—Ah. — Negué mientras cerraba mis ojos.
—¿Sabes si atraparon a la chica?
—La atrapamos. Parecía estar demasiado drogada como para asistir a una siesta como esa.
—¿Sabes quién era?
—Healy Damon, la hija del embajador.
—¿La hija del embajador? — Pregunté abriendo los ojos de par en par. Sabiendo eso, seguro no pagaría las consecuencias.
—Fue ingresada al hospital para que se recupere.
—¿No puedo denunciarla?
—Me temo que las cosas no saldrían bien.
—Esto es una pesadilla. — Pasé mis manos sobre mi rostro. —¿En verdad no puedes hacer nada? Casi me mata. — Recordé sus crueles palabras dirigidas a mi persona, que jamás podría ser la prometida de Austin. Esta era una completa tontería, yo era consciente de ello, pero no por eso necesitaba sufrir de esa forma.
—Descuida, haré lo que sea para que se quede internada por mucho tiempo. — Me dejé caer en la cama.
—Claro, como digas. Será mejor que duerma.
—¿De verdad estás bien?
—Lo estoy. — Me cubrí con la manta. —Solo quiero descansar.
—Claro. — Se levantó de la silla y apagó la luz de la habitación. —Sí necesitas algo no dudes en llamarme. — Asentí y él se fue de ahí.
Ahora que lo pensaba esa chica me había dicho que Austin tuvo una novia antes. Debido a que Austin era alguien que sabía guardar su privacidad, no sabía quién pudo haber sido esa chica. Aún así me había afectado de una forma que jamás creí.
Lo odiaba, odiaba lo que no podía controlar.
(…)
Estuve dos días dentro del hospital. Me dieron de alta luego de ver que la contusión que tenía en mi cabeza no fuera grave. Pasé por muchos exámenes y gracias a Dios me encontraba bien. No tenía nada malo más que algo de anemia, supongo que, por no comer sanamente debido al trabajo. Como sea, además de eso estaba bien.
—Bien, ahora vas a bajar y no responderás preguntas tontas. — Holly, una morena que debía ser unos diez años mayor que yo, se había presentado en mi habitación como la chica encargada de darme entrenamiento ante entrevistas periodísticas. Y sí, Austin la había traído porque la creía necesaria. Porque se había filtrado que oficialmente era la novia de uno de los magnates más importantes del país.
—¿En serio crees que no puedo hablar por mí misma?
—Sé que eres capaz. — Asintió Austin. —Pero no puedes controlar tus respuestas.
—Sí que puedo.
—¿En serio? Bien, entonces dime cómo responderías a lo siguiente. ¿Es verdad que intentaron asesinarla? ¿Fue una de sus amigas? ¿Cree que merece ir a prisión? Escuchamos que tiene una amiga secretaria, ¿podría ser ella? ¿Por celos?
—Pero qué diablos dices.
—¡Lo ves! No puedes responder como se debe. — Abrí mi boca punto de quejarme, pero Austin alzó su dedo para callarme.
—Por favor Holly, haz tu magia.
Y así estuve dos horas mas en la habitación escuchando cómo debía responder a las preguntas. Después de eso, Austin vino por mí y ambos salimos hacia la puerta que daba a la calle. Ahí pude notar el montón de gente que se encontraba fuera. Periodistas, paparazzis y cámaras, muchas cámaras.
—¿Estás lista? — Me preguntó. Respiré hondo y asentí. Austin tomó mi mano, lo cual fue una sorpresa, y ambos salimos a hacerle frente a la avalancha de gente.
—Señorita Moon, ¿es cierto que quisieron hacerle daño? ¿Qué se siente ser la novia de Austin Jones? ¿En verdad es su novia? — Según mis lecciones, debía contestar preguntas que no ahondaran tanto y no levantaran sospechas, por ejemplo, ese tipo de pregunta que recién me habían hecho.
—Yo…— Austin apretó mi mano. —Soy la novia de Austin Jones. — Más preguntas volaron por el viento cuando hicieron una interrogante que cambiaría mi vida por siempre.
—¿Planea casarse con ella señor Jones? — Lo miré con los ojos bien abiertos.
—Sí, porque ella es mi prometida. — Sentí que caía una gota de sudor frío sobre mí frente. —Sofi Moon, es mi prometida
—¡Estás loco! — Exclamé una vez estuvimos dentro del auto. —¿Por qué hiciste algo como eso? Los medios no necesitan saber que me voy a casar contigo. El trato era que aceptaría ser tu novia y prometida frente a tus padres. Suficiente tenías con que lo hiciera con tus padres.—¿Podrías calmarte?—No puedo. — Me encogí de hombros. —Una loca casi me mata porque estoy sustituyendo a tu ex prometida y ahora declaras que soy tu maldita prometida frente al mundo. — Agité mis brazos realmente alterada.—¿Podrías bajar la voz? No deberías agitarte tanto, recién has salido del hospital y se te puede subir la presión. — Rodé los ojos.—Eso no es importante ahora. — No dejé que me tocará aun cuando lo intentó.—Bien, si, puede que haya hecho un poco de trampa, pero tarde o temprano alguien se enteraría que eres mi prometida.—Pero soy tu prometida falsa. — Austin miró al chófer y por un momento pensé que había metido la pata, pero ahora eso me daba igual. —Dime por qué lo hiciste.—¡Por qué me de
En cuanto subí al autobús que me llevaría hacia Dreamstone pensé en todas las cosas que viví ahí. Crecí siendo una niña huérfana de madre, aun así, la gente cuidó de mí en lo que pudo. Apoyaron a mi padre mientras crecía y nadie me hizo de menos por nada del mundo. Cuando mi padre falleció los vecinos pagaron por su funeral y no quisieron que me llevaran a un orfanato, pero legalmente no podían hacer eso. Aún así, hicieron lo que pudieron cuidando de mí ahí dentro al igual que otros del orfanato como Greta.Greta era una niña problemática, pero era una chica inteligente y creativa, a pesar de ello no tardamos en hacernos amigas. Ambas decidimos ir a vivirnos juntas al cumplir la mayoría de edad.Sin embargo, en cada una de nuestras carreras fuimos abriéndonos camino y pronto ella se convirtió en una exitosa arquitecta y yo en una publicista.Pensando en mi padre y sin querer, en mi madre, me quedé dormida hasta que llegué a Dreamstone.Al pisar tierra en la parada de bus, me sentí chi
Terminamos de comer y tuve que disculparme porque debía ir al baño. Hice mis necesidades tranquila y al salir, para mi sorpresa me tope con el joven de cabello castaño que había observado hace un rato.—Lo siento. — Me disculpé. Mis ojos se abrieron de par en par mientras él me veía de la misma forma.—Tu eres la acosadora.—¿Disculpa?—Sí, me estabas mirando hace un rato. — Me sentí avergonzada por mi enorme tontería.—¿De qué hablas? — Fingí demencia. —Eso…—No te hagas, se que me veías.—No es cierto. — Se rio divertido. —Y no deberías acusar a la gente, así como así. Puedo llamar a un abogado y ya verás. — En lugar de asustarse, se rio como si se burlara de mí. Esta era una pesadilla.—Como digas. — Dijo finalmente y se retiro ingresando al baño. Sentía mis mejillas rojas y no quería volver a pasar vergüenza, por eso corrí hasta donde estaba Gretel y la apuré para largarnos de ahí.—¿Qué diablos te pasa?—Solo que tu amiga es una loca. — Murmuré, pero Gretel solo negó sabiendo que
En mi vida, y el tiempo que llevaba conociendo a Austin Jones, creería que se aparecería frente a la puerta del hogar de mi mejor amiga. El muchacho me veía con las cejas alzadas. Parecía orgulloso de su hazaña.—¿Cómo llegaste aquí? — Pregunté finalmente. Sacó su celular y mostró varias fotos mías y un mensaje que decía “¿cómo puedes dejar sola a tu prometida?” De inmediato reconocí la foto de perfil de la dueña del mensaje.—¿Gretel?—Gretel es conocida mía. Me escribió después de ti si te acompañaría en esta hazaña.—¿Y qué hiciste?—Pues le dije la verdad, que te habías ido sin mí y que me sentía triste por eso.—Mentiroso.—Como sea, con eso conseguí la dirección. No puedo creer que te hayas atrevido a venir hasta aquí sola. Quiero decir, recién saliste del hospital y declaramos nuestro compromiso. ¿Qué no te das cuenta de la situación? Todo está sensible en los medios. Tienes suerte de que nadie te haya seguido, al parecer los de este pueblo no son chismosos. — Hice una mueca. A
—Extremadamente vintage. — Ese fue el primer comentario que Austin hizo al ver Joy Green. Quedaba a las afueras del pueblo. Era una enorme casona de dos pisos, si no estaba mal solo el salón de bienvenida medía unos cien metros cuadrados. Tenía al menos unas 25 habitaciones y por supuesto, el área que la rodeaba era bastante amplia, casi la mitad del bosque de Dreamstone.—Es una casa antigua. — Le comenté. —Probablemente construida en el siglo XVIII así que ya sabrás que tiene su historia.—¿Y cuál es?—El fundador del pueblo, Holland Dreamstone la construyó con el fin de darle albergue a más de cien personas que sufrirían del frío invernal de aquellas épocas. Con el tiempo el pueblo se fue recuperando y los indigentes se convirtieron en trabajadores de bien al igual que sus familias. Muchas de ellas son las que conforman este pueblo, desde granjeros hasta mecánicos, desde costureras hasta alfareras. En este pueblo encuentras de lo que sea.—¿Y ahora para que lo usan?—Bueno, luego d
Hice que se apresurara a entrar a la habitación. Había mucho frío en la calle, por lo que lo invité a pasar. El suspiró de alivio al sentir la calidez en aquella casona.—¿Cómo te encuentras?—Estoy bien, gracias. — Sonreí levemente. Alexander Winning también lo hizo. —Pase por favor. — Le indiqué la habitación del salón donde estaba hasta hace un rato.—¿Qué le parece la propiedad?—Aterradora.—¿Y eso?—Aun no puedo creer que este lugar sea mío.—Si bueno, — Se detuvo a mitad del camino y yo lo imité — es comprensible, pero alguien tan inteligente como usted sabrá qué hacer. — Mis mejillas se sonrojaron levemente en cuanto escuché aquello. Winning era muy directo y eso me sorprendía, no estaba acostumbrada a este tipo de conversación. Usualmente yo era quien daba cumplidos.—¿Sofi? — La voz de Austin interrumpió aquel momento. Pude ver la cara de confusión de ambos. —¿Quién es él? — Preguntó mirando al hombre a mi lado.—Debe de ser Austin Jones, el prometido de la señorita Moon. So
Austin me invitó a comer algo. Al principio me negué, pero mi estómago comenzó a rugir avergonzándome frente Austin quien intentó esconder su sonrisa de burla. —Ya no insistas, vamos a comer. — A regañadientes lo seguí. Íbamos en el auto y en un semáforo se puso a revisar al en el teléfono. —¿Conoces algún buen restaurante? — Lo pensé. El pueblo tenía un par de restaurantes de cuatro estrellas y el resto eran cafeterías famosas, las cuales eran aun mejores para los turistas. Pero conociendo a Austin, lo mejor sería ir a un restaurante de cuatro estrellas. —Hay un restaurante en la cuarta calle llamado Meals. —Bien. — Agregó la ubicación en su celular y en media hora estábamos bajando del parqueo del sótano para luego tomar el ascensor y subir hacia el piso del restaurante. Las decoraciones navideñas ya se encontraban presentes en el área del vestíbulo. El restaurante se encontraba ubicado en un hotel por lo que había varias personas rondando por el piso de entrada y salida. Guie
Me encontraba en el hospital, acostada en una camilla esperando a que me dieran mis resultados. Sentía un horrible dolor de cabeza y garganta y honestamente no era algo agradable. Tenía una sospecha de lo que me sucedía y le echaba la culpa a haber pasado el frío de vuelta a casa todo por culpa del orgulloso de Austin.—Señorita Moon. — El doctor Justin me miró con una ceja alzada. Era un médico muy conocido en el pueblo incluso me evalúo cuando era una niña.—Dígame. — Mi voz sonó poco audible. Greta se levantó de la silla a mi lado para prestarle atención.—Tienes una infección en la garganta severa. Me temo que tendrás que tomar unos antibióticos y beber cosas calientes y frías y por supuesto evita las cosas ácidas y amargas. Es mejor si no fuerzas tu garganta al hablar.—Yo la mantendré en silencio. — Aseveró Greta y yo simplemente rodé los ojos.—Bien chicas, dejaré receta en la farmacia. Puedes irte cuando quieras Sofi. — Asentí y nos dejó solas. Greta suspiró.—Es un alivio que