Una semana después, fue la tercera revisión y había sido totalmente positiva, esto hizo que Emma pudiese respirar finalmente con tranquilidad, después de todo lo que había pasado. Max pareció también estar tranquilo pero esto fue después de que el doctor respondiera muchas preguntas acerca de dudas que tenían sobre qué hacer y no. Esta noche lo celebrarían comiendo en un restaurante, pero aunque por Max, preferiría cenar en casa, quería que ella pudiese hacer algo distinto después de estar en semanas de reposo encerrada en el ático.— ¿Quieres ensalada? —preguntó Max mirando aun el menú en sus manos, Emma levantó la mirada del suyo y arrugó su ceño, él cuando la miró, notó el desconcierto. — ¿No?— ¿Crees que se me antoja una ensalada? Ensalada en la casa, —Max sonrió, divertido. —Quiero carne. Mucha carne. —la sonrisa de él se esfumó.—Moderadamente.—Tu hijo o hija, quiere carne. No quiero ensalada, es más, quiero papas fritas, —se le hizo agua a la boca solo de imaginar muchas papa
Las puertas del elevador se abrieron una vez que llegó Emma al ático, pero su inquietud pudo más, así que volvió a presionar el botón para regresar de nuevo hasta el estacionamiento subterráneo del edificio, las puertas volvieron a cerrarse mientras ella se aferró al cordón de su bolso, uno que cruzó por enfrente de su pecho, sus uñas tamborearon mientras su mirada se quedó en los números.Momentos después, las puertas se abrieron en el estacionamiento, pero ellos no estaban ahí, donde los había dejado hace unos momentos, giró su rostro y los buscó, entonces los vio. Estaban conversando, Max estaba de espalda, podía ver a Irina limpiándose las lágrimas.—Solo están conversando, paranoica. —murmuró para sí misma, se dio la vuelta y regresó al elevador, presionó el botón y se recargó en el barandal de acero sintiéndose una tonta. Ellos debían de estar hablando y arreglando sus asuntos pendientes, por lo que había visto, Irina estaba llorando, debía de ser difícil ver a tu ex prometido c
Emma se quedó fría en su lugar, como una estatua, su rostro se volvió pálido, tan pálido que podría decirse que su sangre se había drenado en ese momento totalmente. Jack salió del baño y cuando llegó a su lado, notó a Emma callada, siguió su mirada que la tenía en el celular de él, y luego miró de nuevo hacia ella.— ¿Qué es lo que…?—no terminó la oración cuando Emma lo interrumpió.—Llévame con Max, ahora por favor. —sus dientes tiritaban de un frío que la había invadido.— ¿Con…? ¿Con Max? —balbuceó, Jack. Emma giró su rostro hacia él lentamente y trató de no sobresaltarse, se llevó la mano a su vientre de manera inconsciente y se dio cuenta Jack. —Emma, por favor. —tragó saliva con dificultad.—Quiero que me lleves con Max, por favor, —Jack iba a hablar, pero ella siguió—O yo misma buscaré en cada hospital de la ciudad…—su voz era determinada, su semblante cambió a uno cargado de decisión.—Con una condición, —dijo Jack preocupado, —Tienes que intentar hacer todo lo posible para e
Las olas estrellándose se escucharon de fondo en aquella oscuridad, luego el graznido de las gaviotas, entonces sintió como los dedos de los pies se hundieron en la arena. Max abrió los ojos y sintió la brisa acariciarlo, su mirada siguió observando a su alrededor, era como estar soñando.—Max—un susurro llegó a él, era la voz de una mujer. —Max—de nuevo, miró de nuevo a su alrededor y entonces la vio. Era ella. Aquella mujer quien lo había abandonado. Ella sonreía. No entendió por qué estaba ahí, en su sueño.—Madre—susurró, como si desde esa distancia pudiese escucharlo, y fue así, ella se acercó sonriendo aún.—Has crecido, pequeño—Max sintió una opresión en su pecho, el nudo en su garganta apareció impidiendo siquiera decir algo más. La mujer levantó la mano y con cautela la acercó al rostro de él, esperó su autorización para tocarlo, él asintió como un niño. Ella suavizó su mirada y suspiró. —Sí que has crecido…Maxi. —Max cerró sus ojos y disfrutó esa caricia, una que hace muchos
Max cerró sus ojos un momento cuando vio el rostro de Emma, dio gracias en silencio el poder regresar de aquella oscuridad, una oscuridad de la que no podía simplemente regresar cuando lo deseaba. Al abrirlos, Emma limpió sus lágrimas, pareció que no podía controlarlo, entonces los ojos de Max bajaron a aquel bulto que resaltaba de su vientre, las preguntas comenzaron a asaltar cuando se preguntó cuánto tiempo había estado dormido.—L-Llamaré a la enfermera—Emma dijo sollozando, cuando dijo esto, Max apenas alcanzó la orilla de su suéter para impedir que ella se marchara. Ella lo miró con sorpresa al mismo tiempo que limpiaba sus mejillas. — ¿No quieres? Tienen que saber que has despertado.—Espera—susurró, cerró de nuevo los ojos al sentir que la habitación empezó a dar vueltas, así se quedó, aferrado de aquel pedazo de tejido del suéter de ella. No quería soltarla. No deseaba soltarla. Sintió la calidez de su mano acariciando la suya, entonces abrió poco a poco de nuevo sus ojos. —
Max había bajado con cuidado aquellas escaleras para tomar lugar en uno de los sillones de la sala mientras Emma se terminaba de cambiar para marcharse, no se había percatado ella de su salida de la habitación, pero lo que tenía Max, era preocupación. Si la intención de Jack de decirle que era su padre, temía por como lo fuese a tomar Emma, y como respondería su cuerpo a la nueva noticia, aunque ellos estaban muy bien de salud, nunca estaba de menos ver las contradicciones de aquello.—Señor, ha llegado el señor Bradford. —anunció el ama de llaves, pero con aquella mirada casi desintegró a Max, no debía de moverse mucho, y aunque la enfermera le había ayudado, aquella advertencia, era ruda.—Hazlo subir, por favor. Y ayúdame con lo que te pedí, mantén ocupada un momento a Emma. —Max maldijo para su interior no haber pedido a la enfermera que lo moviera mejor al despacho. Y aunque se ganaría una regañada por parte de Emma, quería asegurarse de que era de lo que quería hablar Jack. No p
—Nicole… Es Elaine. —esas tres palabras, hicieron que Emma le recorriera un fuerte escalofrío de pies a cabeza, su corazón se aceleró. Pasó saliva con dificultad.— ¿Qué? ¿Nicole es Elaine? —soltó un bufido. — ¿Cómo que es ella? Eso, eso, eso quiere decir que… ¿Yo soy su hija? ¿Eso quiere decir? —su voz tembló. —Es imposible. Elaine siempre ha sido Elaine, debe de ser un error. ¿Nicole? No, no, no, no, —dijo Emma empezando a sentir que le faltaba el aire, lo notó Jack empezando a preocuparse.—Tranquila, hija.— ¡No me llame, hija! No soy su hija, Elaine me dijo que mi padre está muerto, —comenzó a titubear—Ella no pudo haberme mentido con eso, —sus ojos se cristalizaron—Ella no pudo haberme ocultado una verdad tan grande e importante para mí. —las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas que se habían vuelto pálidas.—Emma, por favor, necesito que te tranquilices, piensa en el bebé, en mi nieto…— ¡Tú no puedes ser mi padre! —intentó reprimir sus sentimientos de ira que tenía en c
Max obtuvo ayuda del secretario Min y de dos hombres de seguridad para ayudarlo a subir a la segunda planta, una vez recostado, la enfermera empezó de nuevo a curar la herida que estaba sangrando bastante. Se le habían abierto los puntos y el área, la tenía inflamada.—Le dije que era muy descuidado de su parte salir en estas condiciones, ¿ahora ve por qué le dije? Pero no, no hace caso a las indicaciones de la enfermera, lo único que va a ocasionar es que tarde su mejoría. —el ama de llaves lo regañó, al mismo tiempo, preocupada por el semblante que tenía su jefe.—Lo sé, lo sé, era muy importante que fuese a como diera lugar, —una sonrisa apareció en sus labios, ahora Emma sabía que tenía un padre. Después de todo lo que había pasado en su infancia, le era recompensado con felicidad. El secretario Min se había quedado hasta que habían limpiado la herida, y Max se había quedado dormido con los sedantes para el dolor. Al llegar a la primera planta para retirarse, apareció Emma.—Secre